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martes, 5 de abril de 2016

Editorial Abril 2016: A movilizarnos para terminar con las injusticias y la corrupción

Portada Abril 2016
Comienza otro año y sigue la marea de casos de corrupción. Saltan nombres de uno y otro lado del duopolio político, y nos recuerdan el viejo tango: “Vivimos revolcaos en un merengue / y en el mismo lodo /todos manoseados…”. La prensa de derecha juega al empate moral y al “todos somos iguales”. Pero como siempre, mienten; no es verdad, no estamos todos manoseaos en el mismo lodo. Ellos están, los que armaron sus fortunas sobre el robo, los que administraron el sistema y lo mejoraron y defendieron durante años. Nosotros estamos asqueados. La indignación moral es legítima y comprensible. Pero debemos sobreponernos y entender el intercambio de acusaciones como una confrontación política, entre diferentes sectores del bloque en el Poder, con diferentes ideas acerca de cómo dominar y explotar al pueblo, confrontación cuya salida no puede sernos indiferente. Entenderlos nos permitirá vencerlos. Bachelet llega con un proyecto de modernizar el neoliberalismo chileno, instalado por el pinochetismo, y que ya era inadecuado en la nueva situación de crisis mundial. No era por una preocupación social, como pensó el reformismo. La socialdemocracia venía como siempre al rescate de un capitalismo en crisis, su inquietud nace por el avance de las luchas populares, de las movilizaciones de los estudiantes, y de diversos sectores que se van articulando, abriendo paso a un nuevo ciclo de luchas sociales. Por eso, su primera preocupación fue frenar las movilizaciones, a través de la cooptación de dirigentes, la división del movimiento, la represión a los que luchaban, la búsqueda de reformas cocinadas en secreto con la derecha. El empresariado, atemorizado en un principio por el movimiento social, le dio su apoyo; pero reducida la actividad social, su vieja codicia los llevó a oponerse   a   las   reformas   más   importantes:   La   modernización del   funcionamiento   del neoliberalismo pinochetista,   el uso de información privilegiada, la elusión de impuestos, la compra descarada de votos, todo lo que molestaba al capital transnacional que ahora, a causa de las crisis en otros lugares del mundo, pone sus ojos en América Latina.
Hubo que desmontar la trenza de robos y complicidades tejida al amparo de la dictadura, los firmes lazos entre Penta y la UDI para defender el “legado” del dictador. Ahí surge la respuesta de un sector de la derecha dispuesto a todo con tal de oponerse a cualquier reforma que amenace sus ganancias mal habidas, y al modelo que las garantiza. Se denuncia el caso Caval y empiezan a aparecer las pruebas del financiamiento de políticos de los dos sectores por SQM, la empresa del yerno del dictador. Se instala el clima de “todos corruptos”, se paralizan las reformas, se quiebra internamente la Nueva Mayoría y el gobierno, entre los conservadores de la DC y los escasos sostenedores de Bachelet. Los apoyos externos que tiene (OCDE, Enel) no son suficientes para vencer al pinochetismo, pero éste tampoco puede doblegar a la presidencia. Por eso, la crisis instalada en la cúspide de la sociedad y del Estado no tiene salida, el gobierno se resigna a no impulsar más allá su programa, limitándose a los proyectos que ya están en discusión.
Los planes de la casta política para este año pasan por recomponer sus acuerdos a través de diferentes maniobras para detener y cubrir la marea de corrupción; tratarán de limpiar su imagen a través de las campañas por las municipales, llenas de promesas de que, ahora sí, harán todas las reformas que pide el pueblo.
Nosotros insistimos: El capitalismo chileno es irreformable. Lo que debemos hacer es movilizar las fuerzas del pueblo, salir a la calle a exigir lo que nos corresponde, construir los instrumentos necesarios para abrir nuestro propios caminos, desde la base, con unidad, con decisión. Levantar una clara alternativa popular y revolucionaria ante los infinitos matices de estéril reformismo que empantanan a la izquierda, y a los abusos y la violencia que nos ofrecen el Estado y las derechas. Del tango “Cambalache” sólo rescatamos un verso: “El que no llora, no mama”. Nosotros lloramos, gritamos, peleamos, ganaremos.
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