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miércoles, 19 de octubre de 2016

AMÉRICA DEL SUR / ARGENTINA 19 DE OCTUBRE #NiUnaMenos: obreras y empleadas domésticas por la unidad de trabajadoras y trabajadores contra la violencia machista


Somos obreras de la alimentación, gráficas, metalúrgicas, textiles, jaboneras, del plástico y empleadas domésticas. Somos las que dejamos todos los días nuestra salud en las fábricas y nuestros cuerpos se rompen en jornadas extenuantes, las que las patronales tratan como desechables, las que sufrimos los turnos rotativos y no podemos pasar tiempo con nuestros hijos e hijas, las que volvemos al hogar y seguimos trabajando para nuestras familias. Las que vamos a trabajar enfermas porque si nos descuentan el día no podemos sostener un plato de comida para nuestros hijos. Somos las que limpiamos las casas de los patrones y patronas, muchas veces de sol a sol, a las que nos tratan como sirvientas y esclavas. Las que con la edad, tenemos las manos callosas, las espaldas arqueadas y los brazos débiles por la tendinitis.
Somos las que sufrimos acoso de nuestros jefes, patrones y supervisores, las que sufrimos la discriminación de hacer las peores tareas, somos las que no podemos disponer de nuestros cuerpos por las miles de enfermedades que se acrecientan con cada jornada. Las que cuando sufrimos violencia, tenemos que seguir trabajando. Sufrimos la violencia de género y los femicidios junto a esta enorme cadena de violencias que enfrentamos día a día.
Somos explotadas por ser trabajadoras y oprimidas por ser mujeres.
Enfrentamos los acosos en nuestros trabajos, como en Kraft en 2011 cuando paramos la fábrica contra el acoso sexual de un líder a una compañera, y lo hicimos junto a nuestros compañeros varones. La empresa la había suspendido tres días creyéndole al supervisor, pero logramos una gran conquista con la unidad y solidaridad de clase que se extendió rápidamente contra los acosos y maltratos.
Es por eso que hoy le pedimos a nuestros compañeros trabajadores que nos acompañen, que peleen junto a nosotras
Enfrentamos también la discriminación como la que sufría una compañera trans, obrera de la ex Donnelley, que tenía que entrar vestida de hombre para que la empresa y sus compañeros no la discriminen. Pero en común la Comisión de Mujeres (que por ese entonces estaba compuesta por esposas, madres y familiares) con los trabajadores que se solidarizaron, consiguió el respeto de sus compañeros y con esa fuerza pelearon para que la empresa reconozca su derecho y tenga su propio vestuario. Hoy nos encontramos peleando por la expropiación y por sostener el control obrero de la fábrica junto a nuestros compañeros.
Hemos peleado por poner en pie nuestras organizaciones gremiales como es el caso del Sindicato de Empleadas de Casas de Familias de San Nicolás.
También enfrentamos los despidos, porque no podemos darnos el lujo de “elegir un trabajo mejor”. Y lo hacemos codo a codo y en la primera fila con nuestros compañeros trabajadores como en Lear donde hicimos frente a las represiones de la gendarmería para decir que no queríamos nunca más familias en la calles. También lo hicimos en Kromberg y en muchos otros conflictos.
En todas nuestras peleas tuvimos que vérnoslas con la burocracia sindical que juega para las patronales, y con los distintos gobiernos que fueron y serán serviles a su sed de ganancias. Con la justicia, y todas las instituciones de un Estado que es para los ricos. Un Estado que es cómplice de que sigan muriendo mujeres sin siquiera garantizar condiciones mínimas como refugios, licencias laborales y equipos interdisciplinarios, y es el sostén de este sistema miserable que se basa en la explotación de millones de mujeres y hombres.
Es por eso que exigimos a los gremios y centrales sindicales un paro de toda la clase trabajadora para enfrentar los femicidios
Hay quienes consideran que tenemos que pelear solas, las mujeres, contra toda la opresión y violencia que sufrimos, sin reclamarle a nuestros compañeros que peleen junto a nosotras. Creemos que están profundamente equivocadas.
Nosotras, las que sufrimos en carne propia no solo la violencia que ejerce la cultura machista sino además lo más profundo de los padecimientos, sabemos que no podemos darnos ese lujo. No lo podemos hacer porque el enemigo que enfrentamos es muy grande y fuerte. Por eso siempre buscamos conquistar el mayor apoyo para hacerle frente, en cada lucha que hemos emprendido hemos mostrado que sólo tras la unidad de las y los trabajadores, la unidad de la clase obrera, podemos conquistar la fuerza necesaria para terminar con la explotación capitalista y desterrar sobre esta base la opresión que sufrimos las mujeres.
Es por eso que hoy le pedimos a nuestros compañeros trabajadores que nos acompañen, que peleen junto a nosotras para que no haya más muertas por violencia machista, pero también para que no sigamos dejando nuestras vidas en las fábricas ni trabajando como esclavas para los patrones y patronas.
Es por eso que exigimos a los gremios y centrales sindicales un paro de toda la clase trabajadora para enfrentar los femicidios, porque así hubiésemos unido nuestras fuerzas. Han dado un ejemplo las y los trabajadores de PepsiCo quienes votaron parar una hora por turno, exigiendo al sindicato que ponga micros para movilizarse y que la empresa no descuente la falta para que todos puedan asistir a la movilización en repudio del brutal asesinato de Lucía Pérez y todos los femicidios que no cesan por complicidad del Estado.
Primeras firmas
Lorena Gentile, trabajadora de Mondelez (ex Kraft)
Carina Brozozwski, trabajadora de FeltFort
Marta Noemí Lobo, trabajadora doméstica
Elizabeth Vique, trabajadora de PepsiCo
María de los Ángeles Plett, trabajadora de Madygraf (ex Donnlley)
Andrea Valdez, trabajadora de Procter & Gamble
Melina Szteinman, trabajadora gráfica Cedinsa
Irene Asam, trabajadora de FeltFort
Gabriela Vera, trabajadora de Madygraf (ex Donnlley)
Solange Avila, despedida de Kromberg peleando la reincorporación
Debora Espinoza ex trabajadora de Kromberg
Florencia Silva, ex trabajadora de Procter & Gamble
Beatriz Coria, trabajadora de la empresa de limpieza Claryty
FUENTE: LID

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