Miles de haitianos celebraron este fin de semana la primera victoria del movimiento en contra de las elecciones de las altas élites corruptas y la intromisión imperialista. El movimiento continúa contra el Presidente Martelly, títere de Estados Unidos.
"Instamos encarecidamente a los Estados Unidos, a la Comunidad Internacional en Haití y al Gobierno de Haití, junto con sus instituciones, así como también a los actores políticos, a rechazar la violencia y adoptar todas las medidas necesarias para preparar el camino para la elección pacífica de un nuevo presidente y llenar los escaños restantes según lo dispuesto por la Constitución.
Como en el pasado, los Estados Unidos siguen con gran interés las elecciones que se están llevando a cabo en Haití y esperan que las personas organizadas para intimidar y crear violencia ante las elecciones desistan de su acción, rindiéndose en conformidad con las leyes haitianas. "
Extracto de la declaración del Departamento de Estado de Estados Unidos, 24 de enero 2016
El tono agudo de la declaración del pasado domingo por parte del Departamento de Estado de EEUU permite apreciar la incomodidad de Washington ante el aplazamiento sine die de las elecciones en Haití.
Sólo había un único candidato, Jovenel Moisés. Al presidente Martelly y a Obama, poco les importa la presencia en Haití de "la comunidad internacional", pues todo el mundo sabe que los poderes imperialistas son los que designan los gobiernos. Ante el aumento de la controversia, el CEP (Consejo Electoral Provisional) del odiado Opont se vio obligado a cancelar las elecciones.
Después de las manifestaciones del lunes y martes, la participación masiva el viernes ha sido la decisiva, siendo incluso más fuerte que a principios de semana. Los jóvenes y las personas que viven en los barrios pobres no han dudado en enfrentarse a la Policía Nacional de Haití (PNH), haciendo cambiar la situación.
Oficialmente, las elecciones fueron canceladas por "razones de seguridad". Veinte centros de votación fueron saqueados, algunos neumáticos y vehículos fueron quemados, pero la mayor parte de la violencia ha consistido en la represión hacia los manifestantes.
Las imágenes de alegría que se vieron en las manifestaciones del fin de semana son suficientes para demostrar el carácter popular de esta primera victoria. En las fotos que circulan por la prensa, incluso se pueden ver las banderas de las asociaciones de estudiantes y jóvenes de los barrios, como MOLEGHAF, y sus consignas contra la intromisión del imperialismo y la ocupación militar.
Las movilizaciones llegaron hasta las puertasdel Palacio Presidencial el sábado, domingo y lunes, para exigir la salida del presidente Martelly. Todas las manifestaciones terminaron con violentas represiones.
El aplazamiento de las elecciones precipitó una crisis política, que contrarresta los planes de Washington y la ONU. Los miembros del Consejo Electoral Provisional, dijeron que representan a la "sociedad civil", es decir, no representan a la sociedad haitiana. Jovenel Moisés, el candidato designado, habló con los periodistas el sábado visiblemente molesto, con más de una hora y media de retraso. En un breve y retórico comunicado de diez minutos, declaro que quería continuar con la campaña electoral, a pesar de que es el único candidato.
La oposición está tratando de cambiar de bando y posicionarse a favor de la protesta mediante un "G-8", un grupo de ocho ex candidatos alrededor de Jude Celestin, que se suponía que se iba a enfrentar Moisés Jovenel el domingo.
Pero este movimiento en las calles ha demostrado que aspira a mucho más que a la limitada alternancia política. La voluntad de poner fin a la ocupación militar de la ONU y a la interferencia de la "comunidad internacional" se expresa en todas partes. Este carácter profundamente anti-imperialista es el que mantiene el interés internacional por el movimiento de Haití.
En las calles de Puerto Príncipe se acaba de conseguir una primera victoria, simbólica, pero nada menos que ante la primera potencia del mundo. Por supuesto, debemos estar atentos a la "comunidad internacional", que ya está preparando la "normalización", con una gran cantidad de fuerzas armadas de paz y el habitual discurso humanitario demagógico.
¿Quién mejor que el escritor Lyonel Trouillot para expresar esta conciencia antiimperialista? Su entrevista publicada el viernes en “Liberation” es un ejemplo en este sentido.
"Cuanto peor va el país, más necesitará la ayuda de las ONG. Esta dependencia de las instituciones del Estado se ve reforzada por la fuerte presencia de las ONGs. Esta es la caricia de la ocupación. "Somos los buenos, -nos dicen-. Nosotros os ayudamos. Traemos libros. ¿A usted le gustan los libros?”
Haití se radicaliza contra la dominación imperialista. El objetivo hoy será terminar con este gobierno corrupto creado por el imperialismo. Haití es un paciente que ha estado sedado durante diez años.
Traducción Juan Romero
Pierre Reip
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