Fotografía: Reuters
Este martes Petrobras comenzará a recibir propuestas de empresas para la compra de la NTS (Nueva Transportadora del Sudeste) que comprende la totalidad de la red de gasoductos de esa región.
Además del gasoducto, se incluye en la compra el muelle de Gas Natural Licuado (GNL) de la Bahía de Guanabara y plantas de regasificación interna de terminales y refinerías. La NTS fue creada como resultado de la división de la Transportadora Asociada de Gas (TAG), que generó además de la NTS, la NTN (Nueva Transportadora del Nordeste) y tiene 2,5 mil kilómetros de los 6,5 mil kilómetros de gasoductos que recorren todo el país.
Entre las posibles compradoras, se destacan la canadiense Brookfield, la china CNPC y un probable consorcio entre la Canadian Pension Pan Investment Board (CPPIB) y la franco-belga Engie. El valor de mercado se encuentra en torno a 5 o 6 mil millones de dólares. La CNPC es controlada por la petrolera china PetroChina y la CPPIB es un fondo de pensión, un tipo de inversión a largo plazo, lo que demuestra que se trata de un “buen negocio”.
Desinversión: el modo petista de privatizar
La futura venta de NTS, así como el previo desmembramiento de la TAG, es parte del gran plan de desinversión de Petrobras, que espera vender $ 14.4 mil millones en activos este año. El año pasado la meta fue alcanzada gracias a la venta de Gaspetro por 700 millones de dólares a la japonesa Mitsui (también importante accionista de la empresa Vale do Rio Doce), es decir, este año se pretende vender 20 veces más.
La estrategia de la empresa para asegurar las ventas es separar los activos en paquetes atractivos, por eso casi todas las semanas algún diario anuncia el descubrimiento de un nuevo paquete que puede combinar terminales de Gas natural y termoeléctricas o las refinerías como la COMPERJ (Complejo Petroquímico de Río de Janeiro) con laREGAP (Refinaría Gabriel Passos). La estrategia es ofrecer algo atractivo al mercado y por esto hay varios anuncios no confirmados ni desmentidos por parte de la empresa.
Es necesario organizar una amplia lucha en defensa del petróleo brasilero, así como por una Petrobras 100% estatal, bajo control de los trabajadores y al servicio de la población. Esta lucha comienza por terminar con el proyecto privatizador de José Serra (miembro del opositor Partido de la Social Democracia Brasileña-PSDB) y el PSDB, pero también para desenmascarar el papel que cumple el PT: sea en los esquemas de corrupción como en la "desinversión".
Es necesario que la Federación Única de Petroleros (FUP), ligada a la CUT (Central Única de Trabajadores) y al PT, deje de blindar al gobierno y se ponga a la altura de los combativos trabajadores que protagonizaron huelgas históricas; es necesario que la minoritaria Federación Nacional de los Petroleros (FNP), como oposición, esté al frente de las demandas al gobierno y el llamado al apoyo de toda la sociedad.
Es necesario dar una verdadera batalla, a partir de los trabajadores petroleros, que exijan a sus sindicatos un plan de lucha urgente contra la privatización del petróleo nacional y toda su cadena productiva.
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