Hace una semana y durante un mes se desarrollaron de forma paralela a nivel nacional, los encuentros locales auto convocados para discutir en el marco del proceso constituyente convocado desde el Gobierno de la Concertación-Nueva Mayoría. De forma casi irrisoria y con una lógica mercantil, los encuentros se tuvieron que adecuar la cantidad de participantes para así poder cumplir con el mínimo de asistencia requerida (10 personas) y así hacer llegar sus observaciones – no vinculantes-, las cuales pasaran a encuentros provinciales, regionales y nacionales –todos los anteriores no vinculantes- para que después llegue una propuesta a la presidencia de la república, la cual tomara los elementos que considere pertinentes, para hacer un proyecto de ley, que discutirá el mismo congreso de los corruptos y que después de dime y diretes, tendremos que ver que engendro saldrá de este “ciudadano” proceso constituyente. Pero, no nos ocupemos tanto de la forma sino del fondo. Es sabido y reconocido por un amplio sector social y político que la clase dominante está atravesando por un profundo proceso de crisis de legitimidad, el cual ha socavado la confianza y la adscripción de importantes sectores sociales principalmente a la institucionalidad política y a la credibilidad de partidos, iglesias, medios de comunicación y últimamente de los aparatos represivos. Esto, se ha acompañado –y está íntimamente relacionado- con un alza sostenida en la lucha popular de distintos sectores, que han visto cómo sus condiciones materiales y sociales de vida se pauperizan a medida que el capitalismo avanza de forma feroz sobre ellos, solo mencionaremos los casos de Freirina, Aysén, Chiloé, estudiantes, trabajadores subcontratistas y pueblo mapuche entre otros. Este escenario en el cual la crisis de legitimidad se profundiza en directa relación con las alzas de las luchas del pueblo, está abriendo un nuevo escenario político que es de suma importancia caracterizar, y tiene relación con la posibilidad cierta de avanzar a cada vez más cercanos escenarios de ingobernabilidad o bien que los impulsos relegitimadores impulsados desde el bloque en el poder tengan resultados a través de las falsas reformas, la represión y cooptación de algunos sectores del campo popular.
EL PANTANO QUE PLANTEAN LOS PODEROSOS Desde el inicio del ciclo de luchas sociales abiertas (2006) la clase dominante a intentando encausar cada movilización relevante en las esferas del poder, es así como post revolución pingüina, las mesas de diálogo y la derogación de la LOCE intentaron acallar al movimiento estudiantil. De las misma forma se intentó encausar al movimiento subcontratista (minero, forestal, salmonero) con la nueva ley de subcontratación o bien la justa lucha del pueblo mapuche ha intentado ser institucionalizada por la CONADI una y otra vez. Si bien, en cada uno de estos ejemplos los poderosos han logrado parcialmente sus objetivos, no han conseguido detener el proceso de articulación embrionario de las luchas, ni han logrado incorporar a las dinámicas de su putrefacta democracia a los amplios sectores movilizados. Es más, el influjo de la nueva mayoría y el ungimiento de Bachelet (en acuerdo con el imperialismo y la gran burguesía) como candidata presidencial, tenía como corolario la posibilidad de lograr detener las luchas populares y canalizarlas por medio de paquetes de reformas ampliamente conocidas (Educacional, Tributaria, Sistema de Pensiones, Constitución, etc.) Y de incluir en el gobierno a “actores políticos” con niveles de conducción en el movimiento social (PC, Revolución Democrática, etc.) Sin que, a nuestro juicio, esta movida tuviera resultados profundos, ya que las luchas populares siguieron en aumento y es más, se incorporaron nuevos sectores a la pelea por sus legítimas demandas. Sin embargo, cada vez que algún proceso termina aparece el fantasma de la “política” o de hasta donde llegar con las movilizaciones, o como “incidir” en el espacio público. Y esta reflexión, esta pregunta, esta búsqueda de brújula que nace de los sectores en lucha es la que ha tomado la nueva mayoría para impulsar su propuesta de proceso constituyente, el cual tiene como objetivo político sentar las bases de relegitimación del régimen y de dotar de piso político a las nuevas administraciones y de descomprimir la presión políticas del campo popular. Nosotros planteamos que esto es un pantano, porque precisamente quienes honestamente concurran a este escenario no podrán avanzar un paso más que el que las reglas del juego a propuesto y delimitado y es más, los mismos sectores que desde el gobierno han impulsado esta política no tienen mayor claridad qué hacer con ella ni qué hacer con los resultados del proceso, más aun cuando no hay consenso dentro del mismo gobierno de cuantas fichas poner a los espacios “ciudadanos” de discusión.
EL ESPEJISMO DEL REFORMISMO Quienes desde la vereda del reformismo, del neo-reformismo y del ciudadanismo le han puesto fichas a este proceso, no están haciendo nada más que demostrar en los hechos su política conciliadora, entreguista y tibia respecto al devenir histórico de la lucha de clases, son ellos quienes participando muchas veces en los sectores movilizados han propuesta la ASAMBLEA CONSTITUYENTE como salida política al periodo. Ellos, consientes o no, se han hecho parte del coro de los poderosos que ven en este instrumento la posibilidad de relegitimar social y políticamente a un sistema que cada vez pierde mayor capacidad de hegemonía y que por lo tanto recurre abiertamente a la represión y a la criminalización. Los argumentos de esta pléyade de bufones, están dados por posiciones que rayan en lo absurdo, por cuanto ponen en el centro de las preocupaciones del pueblo la lucha por espacios de mayor “democracia y participación” pero sin ni siquiera causarle un rasguño a los verdaderos estamentos del poder, es decir sería una especie de corte de asesores que le estaría diciendo a los poderosos que tan mal lo están haciendo. Es más, estas posiciones sacan del centro del debate la lucha real que es la lucha por el poder político y lo ubican en la esfera de “ganar conciencias” para su propio usufructo y satisfacción personal, propio de una ideología pequeño burguesa e individualista, aquí no estamos planteando que sean buenas o malas intenciones, es más, creemos que la mayoría tiene “buenas” intenciones, pero como ya dijeran hace unos siglos atrás el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones. Por lo tanto el huir, no afrontar, engañar o maniobrar por fuera de la lucha por el poder, no es más que ofrecer espejismos al pueblo, es decirle a las masas que sus reivindicaciones más sentidas –que son por las cuales se movilizan- serán resueltas en este espacio, que como ya vimos no tiene ninguna posibilidad real de influir en la correlación de fuerzas. Veamos algunos ejemplos: Creen ustedes que la represión con la que se actúa contra el pueblo mapuche será resuelta con una AC o proceso constituyente en este ESTADO?, o bien las concesiones a perpetuidad de los recursos naturales serán devueltos a la sociedad por este proceso? O que el tremendo negocio de AFP´s e ISAPRES se verá tocado por las definiciones de los encuentros locales?, claramente nosotros creemos que no, y lo planteamos así de tajantes porque nos paramos desde la mirada de la lucha de clases, desde el desarrollo histórico del conflicto entre sectores antagónicos e irreconciliables de la sociedad, principalmente uno que vive a costo y miseria del otro, por lo tanto la posibilidad de buscar espacios de encuentro entre ambas clases sociales, en esta SOCIEDAD, en este ESTADO, en este SISTEMA ECONOMICO, llamado CAPITALISMO, solo se puede dar subordinando una clase social a otra, en este caso el proletariado y el pueblo a la clase burguesa. Por otra parte, en el actual contexto, los que impulsan –en su mayoría- la participación en los encuentros constituyentes , son quienes han rasgado vestiduras, critican vehementemente y se ponen de lado del gobierno, frente a las muestras de autodefensa y resistencia que generan importantes sectores del pueblo, son quienes les gustan las barricadas para la foto, pero no respaldan el legítimo derecho a defenderse, que convocan a ofensivas mediáticas pero sin impulsos reales para combatir al gobierno y sus políticas pro empresariales. A la vez sabemos que hay sectores honestos que ven en estas instancias la posibilidad de participar políticamente, de debatir, de encontrarse con otros y otras, y cuantas cosas más, pero lamentablemente por muy honestos que sean sus esfuerzos de una u otra manera están perdiendo el tiempo o están aportando a la política de relegitimación de los poderosos.
Los tiempos políticos corren cada vez más rápidos, los reacomodos en los partidos del régimen, las escisiones de militantes de las orgánicas burguesas, la creación de nuevos bloques son solo armas que muestran la putrefacción de su sistema de partidos y como intentan a cualquier costo mantener sus cuotas de poder. Algunos se pondrán hippies y apoyaran la legalización de la marihuana, otros intentaran tomar las banderas de la diversidad sexual, otros harán gárgaras con la democracia, otros intentaran cooptar a los espacios en lucha. Mientras el gran coro constituyente seguirá debatiendo los alcances de esto o si llego o no el décimo integrante para partir la reunión. Ante un fallido proceso de relegitimación político y social, ante el agotamiento de la “democracia” como espacio de supuesta convivencia política y la incapacidad de mostrar un proceso constituyente abortado, la única salida que los poderosos y el gobierno ha estado impulsando es la salida represiva y criminalizadora hacia quienes luchan, principalmente contra el pueblo mapuche y los sectores radicalizados del movimiento estudiantes, ellos son y serán los depositarios del garrote capillitas para poder ordenar las huestes para los planes de los empresarios. Hoy no tenemos ni un derecho a dejar que la historia pase por nuestro lado, la historia reciente, la experiencia acumulada y con mayor claridad la construcción de un proyecto revolucionario nos llama a asumir las banderas integrales de la lucha de clases, a seguir fortaleciendo la fuerza social revolucionaria y desarrollando los embriones de poder popular. Las consignas y demandas son claras y están deben plantearse de cara al pueblo, pero también planteando como las vamos a lograr, y lo decimos con toda claridad: la única asamblea constituyente posible es cuando los y las Trabajadoras estemos en el Poder. Por la Dirección Nacional Roberto
FUENTE:
UNICA SOLUCIÓN
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