ANÁLISIS
Y CRÍTICA: NOTAS TEÓRICAS SOBRE EL IMPERIALISMO, EL VALOR, EL
MONETARISMO Y LA RECUPERACIÓN DE PIERO SRAFFA.
Marcelo D.
Cornejo Vilches, diciembre de 2011.
Este espacio
pretende sistematizar algunas aproximaciones teóricas para la
comprensión de la economía política del capitalismo contemporáneo.
En tal sentido, este pequeño capítulo está diseñado como marco
teórico para lo que será el desarrollo subsiguiente de las tesis
plasmadas en el libro “Acumulación de capital en Chile. Crisis y
desarrollo, últimos 40 años”. Pero además nos proponemos
continuar con la denuncia del carácter pequeño burgués y
reformista de las ideas hegemónicas en las actuales ciencias
sociales sintetizadas en la propuesta económico ciudadanista que
llama al control sobre el sector financiero de la economía con el
fin de reencontrarnos con un mercado continental verdaderamente
integrado, libre y justo donde la concurrencia de pequeños
productores de mercancías nos llevaran a una época de paz y
desarrollo sostenible y donde las crisis originadas en la
especulación financiera ya no tendrán cabida.
Amén del
objetivo anterior, me propongo derivar del análisis la mayor
cantidad de problemas teóricos, históricos y políticos
susceptibles de ser estudiados. En este esfuerzo, notara el lector
las abundantes referencias a investigadores argentinos. La razón de
aquello estriba en la proliferación científica de un sin número de
trabajos de notable calidad en el marco del profundo rechazo
argentino a las fracasadas políticas neoliberales de la era Menem-De
la Rúa. Esta singularidad histórica no es extraña si se considera
el prodigioso desarrollo de las ciencias sociales ligada a la teoría
de la Dependencia en el Chile de la Unidad Popular.
Partimos
analizando críticamente el imperialismo, para luego volver a la
teoría del valor y terminar con un ejercicio de rescate de uno de
los economistas más brillantes e importantes del siglo XX,
deliberadamente ignorado por la ortodoxia económica, Piero Sraffa
quien fue amigo en de Gramsci y genial responsable de recuperar la
teoría del valor trabajo de los economistas clásicos y validar
matemática y científicamente, nada menos que desde la ciencia
burguesa de Cambridge, la teoría marxista sobre el capital.
1.- EL
IMPERIALISMO:
De acuerdo a
Hilferding, Hobson y Bujarin el imperialismo se caracteriza por el
dominio del monopolio. Estos escapan a la ley del valor. Su principal
ley histórica es la coerción extra económica, la violencia y la
guerra. Empero, el monopolio conduce al subconsumo y el estancamiento
crónico del capitalismo con tasas de inversión cada vez menores
dando paso al llamado “parasitismo financiero” propio de la
madurez del capitalismo en los países centrales con estancamiento
productivo. Se deriva de lo anterior el hecho de que el capitalismo
monopólico crece en base a la potencia militar de los Estados
nacionales, garantizando así la existencia de mercados consumidores
y proveedores de materias primas. El principal mecanismo económico
del imperialismo es la exportación de capitales hacia las colonias y
zonas de influencia. De este modo, se generan Estados-nación
identificados con sus respectivos monopolios haciendo que las
guerras inter-imperialistas sean inevitables.
¿Por qué
es importante la discusión reseñada?. La necesidad desafiar y
desatar una intensa y prolongada lucha político e ideológica desde
el marxismo revolucionario contra la hegemonía burguesa reproducida,
perfeccionada y extendida de las formas más increíbles por parte de
la pequeño burguesía intelectual, obliga a dar respuesta
científica, teórica, política e ideológica que sirva de base a un
proyecto revolucionario.
De este
modo, es posible distinguir tres grandes interpretaciones de del
capitalismo contemporáneo:
A) Tesis
Basada En El Super Imperialismo:
La tesis se
basa en que EE.UU. alcanzó un poder tal que le permite imponer un
orden mundial al resto de las potencias. Pero, no considera la
vulnerabilidad crítica por el lado financiero de este país. En
cuanto a lo militar se fetichiza su poderío en base al enorme
desarrollo tecnológico. Sin embargo, pese a las asombrosas
tecnologías, no reemplazan las relaciones de fuerza sociales y
políticas en el terreno mismo. Pensar así es caer en un
determinismo tecnológico y mecánico que puede llevar a cuestiones
equivocas, pues la superioridad en la guerra no es un reflejo
mecánico de la superioridad de las fuerzas productivas.
B) La Tesis
Del Enfrentamiento Inter Imperialista:
Ha sido
actualizada por muchos referentes de izquierda y analistas. Según
esta tesis la guerra de Irak (2003) es el preludio a un
enfrentamiento estratégico que conduce a la tercera guerra mundial.
Supuestamente la guerra estaría dirigida contra China, Europa al
quitarle suministros energéticos. Sin embargo no considera que la
tensión tiene un techo. La disidencia tiene límites porque existe
coincidencia estratégica. Por eso la ONU no se fractura. Al fin y al
cabo la ocupación de Irak fue votada por Rusia y Francia.
C) Una
Consecuencia De La Centralización Del Capital:
Los
capitales se encuentran a tal punto entrelazados y ensamblados por la
internacionalización que la identidad y arraigo nacional de los
capitales desapareció. La ola de fusiones y adquisiciones
transnacionales fortaleció la integración de capitales
transfronterizos. De esta misma condición emergen los acuerdos inter
estatales sobre inversiones. Sin embargo, se absolutiza el elemento
de unidad dejando de lado los elementos de conflicto y tensión.
D)
Enfrentamiento En La Unidad:
Si la
centralización internacional del capital ha puesto un “techo” al
grado e intensidad de los conflictos entre las potencias, no anuló
la referencia geográfica y nacional de los capitales, ni elimino el
conflicto por conquistar zonas de influencia, cuotas de mercado,
abastecimiento de materias primas o campos de inversión. Es el
enfrentamiento en la unidad. Un intento del capital europeo de
disputarle al dólar su rol de dinero mundial; cuestión que tiene
importancia para el señoreaje a nivel internacional, así como para
la emisión de activos financieros nominados en una moneda mundial.
Esta relación contradictoria entre unidad regional del capital y
tensiones nacionales se advierte también en el conflicto que
atraviesan los grandes bloques económicos. La centralización
internacionalización de los capitales plantea un techo objetivo a la
escalada de los conflictos entre las potencias. Los conflictos se
derivan de la disputa por zonas de influencia.
Lenin nos
advierte y nos precisa claramente que este texto es un “FOLLETO”
de divulgación y ataque a las posiciones socialchovinistas que,
teniendo ideales socialistas, conducían a los trabajadores a apoyar
la guerra mundial abanderizándose con las burguesías imperiales de
uno u otro país. En ningún caso es EL ESTUDIO marxista sobre el
imperialismo. Pero también el autor nos previene sobre el lenguaje
afirmando que “está escrito teniendo en cuenta la censura
zarista” aspecto que le lleva a “limitarse” en su análisis
sólo al aspecto que a él le parece más urgente combatir desde el
punto de vista ideológico, el llamado “súper imperialismo” y el
carácter armonioso y pacífico del desarrollo capitalista bajo la
fase imperialista. Por esta razón el análisis de Lenin acota que la
principal característica del imperialismo en la época que le
corresponde presenciar es la guerra inevitable entre las grandes
potencias recurriendo a la violencia, el pillaje y la conquista.
Pero, además Lenin se abalanza sobre los reformistas, pacifistas y
social chovinistas al señalar que lejos de alcanzarse el socialismo
mediante un camino de reformas graduales y pacíficas, éste bajo la
fase del imperialismo y con el carácter belicista y militarista que
presenta, necesariamente desembocara en una revolución mundial
nacida de la guerra. No obstante, el autor no satisfecho con indicar
clara y categóricamente las limitaciones del “Folleto” nos
exhorta a fijarnos que sus referentes son los trabajos de Hilferding
y Hobson, cada uno ideológicamente posicionados en el reformismo
marxista y el liberalismo. Este aspecto es crucial, porque lo que nos
está diciendo Lenin es que el marxismo revolucionario no ha
producido aún un referente metodológico para estudiar el
imperialismo. En consecuencia, dada todas estas restricciones el
problema resultante es, ¿por qué se tomo y ha ocupado este trabajo
como LA EXPLICACIÓN SUPREMA del imperialismo?. ¿Por qué hasta hoy
en día los marxistas revolucionarios no han sido capaces de
sistematizar un complemento a este folleto con nuevas perspectivas
metodológicas y teóricas sobre el imperialismo?, ¿por qué los
reformistas y liberales basan sus críticas y legitimaciones en este
documento?. Pero más sorprendente aún es la reproducción mecánica
exponencial de este folleto sin la más mínima actualización,
aporte, desarrollo y complemento del primer gran paso dado por Lenin.
En este
acápite pretendemos esbozar algunos lineamientos teóricos básicos
para su análisis crítico, sirviendo de primer paso en el estudio
sistemático del imperialismo desde la perspectiva que Lenin señalo
a saber, la lucha de clases, el marxismo revolucionario y la lucha
por el comunismo.
Por esta
razón partimos describiendo y diseccionando las principales tesis de
Lenin sobre el imperialismo.
He aquí las
condiciones que olvidan los críticos respecto de la obra de Lenin.
Olvidan que se trata de un arma táctica propia de la guerra de
clases en una etapa de crisis imperial cuya salida inevitable era la
guerra mundial.
Su tesis
principal es que “el imperialismo es el preludio de la revolución
socialista, que el socialchovinismo (socialismo de palabra,
chovinismo de hecho) es una traición completa al socialismo, el paso
completo al lado de la burguesía, que esa escisión del movimiento
obrero está relacionada con las condiciones objetivas del
imperialismo”
Para tal
efecto, el autor considera que es determinante estudiar la esencia
económica del imperialismo.
Sin embargo
aquí se debe hacer una observación del todo relevante a saber, el
capitalismo tiene una ley económica fundamental, la ley del valor,
pero esta no se da en abstracto, se da en medio de una historia
concreta. Esta historia esta rubricada por la lucha de clases, por la
violencia, por la guerra. De ahí que para Lenin sea tan primordial
describir la guerra imperialista como una guerra de conquista, de
bandidaje y de robo, una guerra por el reparto del mundo, por la
partición y el nuevo reparto de las colonias, de las "esferas
de influencia" del capital financiero.
En este
sentido Lenin precisa que el verdadero carácter de clase de una
guerra no se encuentra en la historia diplomática de la misma, sino
en el análisis de la situación objetiva de
las clases dirigentes en todas
las potencias beligerantes. Este elemento es clave para entender que
el imperialismo no debe entenderse en clave geopolítica, sino más
bien en clave de guerra de clases al interior de los respectivos
países. De ahí que sostenga la absoluta inevitabilidad de las
guerras imperialistas sobre esa
base económica, en tanto
que subsista la propiedad privada de los medios de producción.
Lenin
observa que el capitalismo se ha transformado en un sistema universal
de opresión colonial y de estrangulacion financiera de la inmensa
mayoría de la población del planeta por un puñado de países
"avanzados". Este "botín" se reparte entre dos o
tres potencias rapaces de poderío mundial, armadas hasta los dientes
(Estados Unidos, Inglaterra, Japón), que, por el reparto de su
botín, arrastran a su guerra a todo el mundo. Pero cuidado porque el
gran comunista sostiene que este proceso se desarrolla sobre la base
de; por un lado la guerra interna de clases y, por la otra, de la
base económica objetiva que a él le toco estudiar en ese momento
preciso de la historia. En consecuencia, el objetivo primario de su
folleto es esencialmente político, por cuanto pretende desenmascarar
a los pequeños burgueses reaccionarios -- aunque se llamen
pacifistas y socialistas --, que celebraban el "wilsonismo"
y trataban de hacer ver que la paz y las reformas son posibles bajo
el imperialismo. Pero también a la Segunda Internacional y su máximo
referente teórico, Kautsky, cuyas ideas eran fruto inevitable de la
ideología de la pequeño burguesía, caracterizada siempre por los
prejuicios burgueses y democráticos. Lenin sostiene que tales
concepciones significan precisamente la abjuración completa de los
fundamentos revolucionarios del marxismo, De ahí su énfasis en la
guerra de rapiña del capitalismo.
Como Lenin
era un revolucionario y no un teórico muy cómodo en la academia, se
atreve a dar visualizar al mundo post guerra, señalando que sobre la
ruina mundial creada por la guerra, vendrá la crisis revolucionaria
mundial, que, por largas y duras que sean las peripecias que
atraviese, no podrá terminar sino con la revolución proletaria y su
victoria. ¿Alguien puede negar la justeza de esta afirmación?.
¿Acaso el mundo post primera guerra mundial no fue el siglo de las
revoluciones mundiales?. ¿En qué período se desarrollan las crisis
revolucionarias de Europa, Rusia, China, del Tercer Mundo en
general?. Todas se circunscriben en el mundo post primera guerra
mundial. Todas sin excepción. Por esta razón, poniéndose en el
lugar de Lenin cuando escribe su folleto, su visión es absolutamente
certera.
Empero,
Lenin distingue entre el movimiento proletario revolucionario en
general protagonizada por los trabajadores, por los explotados, pero
también integrado por sectores pequeño burgueses. De ahí que el
movimiento comunista como componente particular del movimiento
revolucionario tenga entre sus tareas el analizar y desenmascarar los
errores teóricos de la pequeño burguesía expresadas en el
pacifismo y el "democratismo" en general pues con este
paraguas ideológico se disimula la profundidad de las
contradicciones del imperialismo y la ineluctabilidad de la crisis
revolucionaria engendrada por éste. La lucha contra tales
tendencias –dice Lenin- es el deber del partido del proletariado,
que debe arrancar a la burguesía los pequeños propietarios que ella
engaña y los millones de trabajadores cuyas condiciones de vida son
más o menos pequeñoburguesas.
¿Dónde
está la base económica del imperialismo? Lenin afirma que se
encuentra en el parasitismo y en la descomposición del capitalismo,
inherentes a su fase histórica superior, es decir, al imperialismo.
Siguiendo un criterio geopolítico, Lenin afirma que el imperialismo
se organiza entre un pequeño grupo de Estados particularmente ricos
y poderosos, que saquean a todo el mundo con el simple "recorte
del cupón" y un gran número de Estados colonizados y
dependientes de los primeros. El objetivo es apoderarse de una
súper-ganancia tan gigantesca que permite comprar conciencias,
ganarse política e ideológicamente a los dirigentes sindicales,
obreros mejor calificados y a la aristocracia obrera en general.
Lenin aclara que este proceso ocurre simultáneamente a la
explotación de los trabajadores dentro de los propios países.
¿Por
qué para Lenin es tan importante precisar esto?, Porque esta capa de
obreros aburguesados o de "aristocracia obrera",
completamente pequeños burgueses en cuanto a su manera de vivir, por
la cuantía de sus emolumentos y por toda su mentalidad, es el apoyo
principal de la Segunda Internacional, y, el
principal apoyo
social de
la burguesía.
Pues éstos son los verdaderos agentes de
la burguesía en el seno del movimiento
obrero, los
lugartenientes obreros de la clase capitalista, los verdaderos
portadores del reformismo y del chovinismo. En la guerra civil entre
el proletariado y la burguesía se ponen inevitablemente, en número
no despreciable, al lado de la burguesía.
¿Cuáles
son las características del imperialismo según Lenin? El incremento
enorme de la industria y el proceso notablemente rápido de
concentración de la producción en empresas cada vez más grandes
constituyen una de las particularidades más características del
capitalismo. Esta concentración de la producción es mucho más
intensa que la de los obreros, pues el trabajo en las grandes
empresas es mucho más productivo. A su vez el capital monetario y
los bancos, hacen todavía más aplastante este predominio de un
puñado de grandes empresas, donde millones de pequeños, medianos e
incluso una parte de los grandes "patronos" se hallan de
hecho completamente sometidos a unos pocos centenares de financieros
millonarios. De aquí se deduce claramente que la concentración, al
llegar a un grado determinado de su desarrollo, conduce de lleno al
monopolio, ya que a unas cuantas decenas de empresas gigantescas les
resulta fácil ponerse de acuerdo entre sí, y, por otra parte, la
competencia, que se hace cada vez más difícil, y la tendencia al
monopolio, nacen precisamente de las grandes proporciones de las
empresas. Esta transformación de la competencia en monopolio
constituye de por sí uno de los fenómenos más importantes -- por
no decir el más importante -- de la economía del capitalismo
moderno.
Empero –dice
Lenin-, no en cada rama de la industria hay grandes empresas; Esto es
muy relevante pues, una particularidad extremadamente importante del
capitalismo, que ha alcanzado su más alto grado de desarrollo, es la
llamada combinación,
o sea la reunión, en una sola empresa, de distintas ramas de la
industria que representan en sí o bien fases sucesivas de la
elaboración de una materia prima (por ejemplo, la fundición del
mineral de hierro, la transformación del hierro en acero y, en
ciertos casos, la elaboración de tales o cuales productos de acero),
o bien distintas ramas que desempeñan unas con relación a otras un
papel auxiliar (por ejemplo, la utilización de los residuos o de los
productos accesorios, producción de artículos de embalaje, etc.).
La
competencia se convierte en monopolio. De aquí resulta un gigantesco
progreso de la socialización de la producción. Se efectúa también,
en particular, la socialización del proceso de inventos y
perfeccionamientos técnicos.
Lenin
sostiene que la centralización y combinación del capitalismo no
tiene ya nada que ver con la antigua libre concurrencia de patronos
dispersos, que no se conocían entre sí y que producían para un
mercado ignorado. Estos calculan el valor aproximado del mercado, el
que, según el acuerdo estipulado, las asociaciones mencionadas se
"reparten" entre sí. El capitalismo, en su fase
imperialista conduce de lleno a la socialización de la producción
en sus más variados aspectos; arrastra, por decirlo así, a pesar de
su voluntad y conciencia, a los capitalistas a un cierto nuevo
régimen social, de transición entre la plena libertad de
concurrencia y la socialización completa. La producción pasa a ser
social, pero la apropiación continúa siendo privada. Los medios
sociales de producción siguen siendo propiedad privada de un número
reducido de individuos. El marco general de la libre concurrencia
formalmente reconocida persiste, y el yugo de un grupo poco numeroso
de monopolistas sobre el resto de la población se hace cien veces
más duro, más sensible, más insoportable.
Lenin
enumera los medios a que acuden dichas asociaciones para construir
los carteles: privación de las materias primas, privación de mano
de obra mediante acuerdos entre los capitalistas y los sindicatos
obreros para que estos últimos acepten trabajo solamente en las
empresas cartelizadas, privación de medios de transporte, privación
de mercados, acuerdo con los compradores para sostener relaciones
comerciales únicamente con los cartels, disminución sistemática de
los precios (con objeto de arruinar a los "outsiders", es
decir, a las empresas que no se someten a los monopolistas,
gastándose millones para vender, durante un tiempo determinado, a
precios inferiores al coste), privación de crédito, declaración
del boicot.
Ya
no es una lucha de competencia entre grandes y pequeñas empresas,
entre establecimientos técnicamente atrasados y establecimientos de
técnica avanzada. Nos hallamos ante la estrangulación, por los
monopolistas, de todos aquellos que no se someten al monopolio.
Lenin
afirma que el desarrollo del capitalismo ha llegado a un punto tal,
que, aunque la producción de mercancías sigue "reinando"
como antes y siendo considerada como la base de toda la economía, en
realidad se halla ya quebrantada, y las ganancias principales van a
parar a los "genios" de las maquinaciones financieras. En
la base de estas maquinaciones y de estos chanchullos se halla la
socialización de la producción; pero el inmenso progreso logrado
por la humanidad, que ha llegado a dicha socialización, beneficia a
los especuladores. Por eso, "basándose en esto", la
crítica pequeñoburguesa y reaccionaria del imperialismo capitalista
sueña con volver atrás,
a la concurrencia "libre", "pacífica",
"honrada".
Aquí Lenin,
señala sin fundamentar mayormente que la supresión de las crisis
por los cartels es una fábula de los economistas burgueses, los
cuales lo que hacen es embellecer el capitalismo a toda costa. Al
revés, el monopolio que se crea en varias
ramas de la industria aumenta y agrava el caos propio de todo
el sistema de la producción capitalista en su conjunto. La
desproporción entre el desarrollo de la agricultura y el de la
industria, desproporción que es característica del capitalismo en
general, se acentúa aún más.
Esta tesis
es contradictoria con la función que Lenin le da al capital
financiero: primero, de enterarse con
exactitud del estado de los negocios de los
distintos capitalistas, y, después, de controlarlos,
de ejercer influencia sobre ellos mediante la ampliación o la
restricción del crédito, facilitándolo o dificultándolo y,
finalmente, de determinar enteramente
su destino, de determinar su rentabilidad, de privarles de capital o
de permitirles acrecentarlo rápidamente y en proporciones inmensas,
etc. A medida que van desarrollándose los bancos y que va
acentuándose su concentración en un número reducido de
establecimientos, de modestos intermediarios que eran antes, se
convierten en monopolistas omnipotentes que disponen de casi todo el
capital monetario de todos los capitalistas y pequeños patronos, así
como de la mayor parte de los medios de producción y de las fuentes
de materias primas de uno o de varios países. Esta transformación
de los numerosos y modestos intermediarios en un puñado de
monopolistas constituye uno de los procesos fundamentales de la
transformación del capitalismo en imperialismo capitalista. Aparece
así, “un capitalista colectivo”. Los
bancos, en todo caso, en todos los países capitalistas, cualquiera
que sea la diferencia entre las legislaciones bancarias, intensifican
y aceleran enormemente el proceso de concentración del capital y de
constitución de monopolios.
En
cuanto a la estrecha relación existente entre los bancos y la
industria, Lenin sostiene que es precisamente en esta esfera donde se
manifiesta, acaso con más evidencia que en ninguna otra parte, el
papel de los bancos. Si el banco descuenta las letras de un
empresario, le abre una cuenta corriente, etc., esas operaciones,
consideradas aisladamente, no disminuyen en lo más mínimo la
independencia de dicho empresario y el banco no pasa de ser un
modesto intermediario. Pero si estas operaciones son cada vez más
frecuentes e importantes, si el banco "reúne" en sus manos
inmensos capitales, si las cuentas corrientes de una empresa permiten
al banco enterarse, de un modo cada vez más detallado y completo, de
la situación económica de su cliente, el resultado es una
dependencia cada día más completa del capitalista industrial con
respecto al banco.
Paralelamente
se desarrolla, la unión personal de los bancos con las más grandes
empresas industriales y comerciales, la fusión de los unos y de las
otras por la posesión de las acciones, la entrada de los directores
de los bancos en los consejos de vigilancia (o administración) de
las empresas industriales y comerciales, y viceversa
La vieja
lucha entre el pequeño y el gran capital se reproduce en un nuevo e
inconmensurablemente más elevado grado de desarrollo. Es evidente
que, disponiendo de miles de millones, las empresas de los grandes
bancos pueden también hacer avanzar el progreso técnico, valiéndose
de medios incomparablemente superiores a los anteriores. Los bancos
crean, por ejemplo, sociedades especiales de investigación técnica,
de cuyos resultados se aprovechan, naturalmente sólo las empresas
industriales "amigas".
Lenin afirma
que la pequeño burguesía sueña con la
"democratización del capital", el acrecentamiento del
papel y de la importancia de la pequeña producción, pero esto es en
realidad uno de los modos de reforzar el poder de la oligarquía
financiera.
El capital
financiero, concentrado en un puño y que goza del monopolio
efectivo, obtiene un beneficio enorme, que se acrece sin cesar, de la
constitución de sociedades, de la emisión de valores, de los
empréstitos del Estado, etc., consolidando la dominación de la
oligarquía financiera, imponiendo a toda la sociedad los tributos en
provecho de los monopolistas. Si durante los períodos de auge
industrial los beneficios del capital financiero son
inconmensurables, durante los períodos de decadencia se arruinan las
pequeñas empresas y las empresas inconsistentes, mientras que los
grandes bancos "participan" en la adquisición de las
mismas a bajo precio o en su "saneamiento" y
"reorganización" lucrativos. Al efectuarse el
"saneamiento" de las empresas que trabajan con pérdida
(parafraseando a Hilferding), el capital anónimo sufre una baja,
esto es, los beneficios son distribuidos sobre un capital menor y se
calculan en lo sucesivo a base de ese capital. O, si la rentabilidad
ha quedado reducida a cero, se incorpora nuevo capital, el que al
unirse con el capital viejo, menos lucrativo, produce ya un beneficio
suficiente. Todos esos saneamientos y reorganizaciones tienen una
doble importancia para los bancos: primero, como operación
lucrativa, y segundo, como ocasión propicia para colocar a esas
sociedades necesitadas bajo su dependencia. Otra de las operaciones
particularmente lucrativas del capital financiero es también la
especulación con terrenos en las afueras de las grandes ciudades que
crecen rápidamente. El monopolio de los bancos se funde en este caso
con el monopolio de la renta del suelo y con el monopolio de las vías
de comunicación, pues el aumento de los precios de los terrenos, la
posibilidad de venderlos ventajosamente por partes, etc., dependen
principalmente de los buenos medios de comunicación con el centro de
la ciudad, y dichas vías de comunicación se hallan en manos de
grandes compañías, ligadas, por el sistema de la participación y
por la distribución de los puestos directivos, con esos mismos
bancos.
Aquí Lenin
describe la constitución mundial de los monopolios operando a nivel
local mediante eslabones amarrados sucesivamente unos con otros.
Vemos patentemente cómo, en la época del capital financiero, los
monopolios de Estado y los privados se entretejen formando un todo y
cómo, tanto los unos como los otros, no son, en realidad, más que
distintos eslabones de la lucha imperialista entre los más grandes
monopolistas por el reparto del mundo.
Respecto de
este proceso Lenin, hace una distinción muy definida respecto a la
posición de kautsky al sostener que algunos escritores (como
Kautsky) han expresado la opinión de que los cartels
internacionales, siendo como son una de las expresiones de mayor
relieve de la internacionalización del capital, permiten abrigar la
esperanza de la paz entre los pueblos bajo el capitalismo. Esto es,
el superimperialismo, la unión de los imperialismos de todo el
mundo, y no la lucha de los mismos, la fase de la cesación de las
guerras bajo el capitalismo, la fase de la "explotación general
del mundo por el capital financiero unido internacionalmente. Esta
opinión es, desde el punto de vista teórico, completamente absurda,
y, desde el punto de vista práctico, un sofisma, un medio de defensa
poco honrado del oportunismo de la peor especie. Los cartels
internacionales muestran hasta qué grado han crecido ahora los
monopolios capitalistas y cuáles son los
objetivos de la lucha que se desarrolla entre
los grupos capitalistas. Esta última circunstancia es la más
importante, sólo ella nos aclara el sentido histórico-económico de
los acontecimientos pues la forma
de lucha puede cambiar y cambia constantemente como consecuencia de
diversas causas, relativamente particulares y temporales, pero la
esencia de la lucha,
su contenido de clase
no puede cambiar,
mientras subsistan las clases. Lenin destaca que si se entiende por
punto de vista puramente económico la "pura" abstracción
(como Kautsky), todo cuanto se pueda decir se reduce a la tesis
siguiente: el desarrollo va hacia el monopolio; por lo tanto, hacia
un monopolio mundial único, hacia un trust mundial único. Esto es
indiscutible, pero, al mismo tiempo, carece de todo contenido. Las
divagaciones inconsistentes de Kautsky sobre el ultraimperialismo
estimulan, entre otras cosas, la idea profundamente errónea y que
echa agua al molino de los apologistas del imperialismo, según la
cual la dominación del capital financiero atenúa
la desigualdad y las contradicciones de la economía mundial, cuando,
en realidad, lo que hace es acentuarlas.
Las cuestiones esenciales en la crítica del imperialismo son la de
saber si es posible modificar con reformas las bases del
imperialismo, la de saber si hay que seguir adelante desarrollando la
exacerbación y el ahondamiento de las contradicciones engendradas
por el mismo o hay que retroceder, atenuando dichas contradicciones.
Como las particularidades políticas del imperialismo son la reacción
en toda la línea y la intensificación del yugo nacional como
consecuencia del yugo de la oligarquía financiera y la supresión de
la libre concurrencia, a principios del siglo XX, en casi todos los
países imperialistas, aparece una oposición democrática
pequeñoburguesa al imperialismo. Incluso, parafraseando a Hobson,
los partidarios de las tesis fundadas en el super imperialismo
asignan a este una meta de notable justicia, invocan la necesidad de
"elevar la capacidad de consumo" de la población.
De
modo que entre los capitalistas sobreviene la lucha por la “conquista
del mundo”, no como consecuencia de su particular perversidad, sino
porque el grado de concentración a que se ha llegado les obliga a
seguir este camino para obtener beneficios; y se lo reparten "según
el capital"; "según la fuerza". La fuerza varía a su
vez en consonancia con el desarrollo económico y político; para
comprender lo que está aconteciendo, hay que saber cuáles son los
problemas que se solucionan con el cambio de las fuerzas, pero saber
si dichos cambios son "puramente" económicos o
extraeconómicos (por
ejemplo, militares), es una cuestión secundaria que no puede hacer
variar en nada la concepción fundamental sobre la época actual del
capitalismo. Sustituir la cuestión del contenido
de la lucha y de las transacciones entre los grupos capitalistas por
la cuestión de la forma de esta lucha y de estas transacciones (hoy
pacífica, mañana no pacífica, pasado mañana otra vez no pacífica)
significa descender hasta el papel de sofista. Ahora vemos que es
precisamente después de este período cuando
empieza el enorme "auge" de las conquistas coloniales, se
exacerba hasta el grado máximo la lucha por el reparto territorial
del mundo. Es indudable, por consiguiente, el hecho de que el paso
del capitalismo a la fase de capitalismo monopolista, al capital
financiero, se halla relacionado
con la exacerbación de la lucha por el reparto del mundo.
Aquí viene uno de los pasajes más
polémicos de Lenin: La libre concurrencia es la propiedad
fundamental del capitalismo y de la producción de mercancías en
general; el monopolio se halla en oposición directa con la libre
concurrencia, pero esta última se ha convertido a nuestros ojos en
monopolio, creando la gran producción, eliminando la pequeña,
reemplazando la gran producción por otra todavía mayor, llevando la
concentración de la producción y del capital hasta tal punto, que
de su seno ha surgido y surge el monopolio: cartels, sindicatos,
trusts, y, fusionándose con ellos, el capital de una docena escasa
de bancos que manejan miles de millones. Y al mismo tiempo, los
monopolios, que se derivan de la libre concurrencia, no la eliminan,
sino que existen por encima y al lado de ella, engendrando así una
serie de contradicciones, rozamientos y conflictos particularmente
agudos. El monopolio es el tránsito del capitalismo a un régimen
superior.
En
consecuencia, para Lenin el imperialismo contiene cinco rasgos
fundamentales: 1)la concentración de la producción y del capital
llegada hasta un grado tan elevado de desarrollo que ha creado los
monopolios, que desempeñan un papel decisivo en la vida económica;
2) la fusión del capital bancario con el industrial y la creación,
sobre la base de este "capital financiero", de la
oligarquía financiera; 3) la exportación de capital, a diferencia
de la exportación de mercancías, adquiere una importancia
particular; 4) la formación de asociaciones internacionales
monopolistas de capitalistas, las cuales se reparten el mundo, y 5)
la terminación del reparto territorial del mundo entre las potencias
capitalistas más importantes. El imperialismo es el capitalismo en
la fase de desarrollo en la cual ha tomado cuerpo la dominación de
los monopolios y del capital financiero, ha adquirido una importancia
de primer orden la exportación de capital, ha empezado el reparto
del mundo por los trusts internacionales y ha terminado el reparto de
todo el territorio del mismo entre los países capitalistas más
importantes. El imperialismo representa en sí, indudablemente, una
fase particular de desarrollo del capitalismo. El imperialismo es, en
general, una tendencia a la violencia y a la reacción. Lo
característico del imperialismo no
es justamente el capital industrial, sino
el capital financiero. El desarrollo particularmente rápido del
capital financiero,
coincide con un debilitamiento del capital industrial.
En cuanto al Estado, Lenin
sostiene que la exportación del capital, una de las bases económicas
mas esenciales del imperialismo, acentúa todavía más este divorcio
completo del sector rentista respecto a la producción, imprime un
sello de parasitismo a todo el país, que vive de la explotación del
trabajo de varios países y colonias ultraoceánicos. El beneficio de
los rentistas es cinco veces
mayor que el beneficio del comercio exterior del país más
"comercial" del mundo! ¡He aquí la esencia del
imperialismo y del parasitismo imperialista! Por este motivo, la
noción de "Estado-rentista" (Rentnerstaat
) o Estado-usurero ha pasado a ser de uso
general en la literatura económica sobre el imperialismo. El mundo
ha quedado dividido en un puñado de Estados-usureros y una mayoría
gigantesca de Estados deudores. El Estado-rentista es el Estado del
capitalismo parasitario y en descomposición, y esta circunstancia no
puede dejar de reflejarse tanto en todas las condiciones
político-sociales de los países correspondientes en general, como
en las dos tendencias fundamentales del movimiento obrero en
particular. Y esto es así porque según Lenin, las gigantescas
proporciones del capital financiero, concentrado en unas pocas manos,
que ha creado una red extraordinariamente vasta y densa de relaciones
y enlaces, que ha sometido no sólo a la masa de los capitalistas y
empresarios medianos y pequeños, sino a los más insignificantes,
por una parte, y la exacerbación, por otra, de la lucha con otros
grupos nacionales de financieros por el reparto del mundo y por el
dominio sobre otros países: todo esto provoca el paso en bloque de
todas las clases poseyentes al lado del imperialismo. El signo de
nuestro tiempo es el entusiasmo "general" por las
perspectivas de este último, la defensa porfiada del mismo, su
embellecimiento por todos los medios. La ideología imperialista
penetra, incluso, en el seno de la clase obrera, la cual no está
separada de las demás clases por una muralla china.
Por último,
quizás el aspecto más polémico de la teoría de Lenin sobre el
imperialismo dice relación con su afirmación centrada en que la
base económica más profunda del imperialismo es el monopolio. Se
trata de un monopolio capitalista, esto es, que ha nacido del seno
del capitalismo y se halla en las condiciones generales del mismo, de
la producción de mercancías, de la competencia, en una
contradicción constante insoluble con dichas condiciones generales.
Pero, no obstante, como todo monopolio, engendra inevitablemente una
tendencia al estancamiento y a la descomposición. Puesto que se
fijan, aunque sea temporalmente, precios monopolistas, desaparecen
hasta cierto punto las causas estimulantes del progreso técnico y,
por consiguiente, de todo progreso, de todo movimiento hacia
adelante, surgiendo así, además, la posibilidad económica
de contener artificialmente el progreso técnico Naturalmente, bajo
el capitalismo, el monopolio no puede nunca eliminar del mercado
mundial de un modo completo y por un período muy prolongado la
competencia (en esto consiste, dicho sea de paso, una de las causas
de lo absurdo de la teoría del ultraimperialismo). Desde luego, la
posibilidad de disminuir los gastos de producción y de aumentar los
beneficios por medio de la introducción de mejoras técnicas obra en
favor de las modificaciones. Pero la tendencia
al estancamiento y a la descomposición inherente al monopolio, sigue
obrando a su vez, y en ciertas ramas de la industria, en ciertos
países, por períodos determinados llega a imponerse.
Las
consecuencias teóricas de los postulados anteriores son:
- Los monopolios determinan los precios de las mercancías, de este modo la economía está controlada conscientemente por los monopolios.
- El robo y pillaje son el principal mecanismo para la apropiación del excedente afianzando la subordinación político y militar colonial y neocolonial
- La lucha de clases tiene casi el mismo papel central en la historia que la explotación territorial de áreas y zonas geográficas por parte de los Estados y Monopolios. A medida que se estancan las fuerzas productivas el papel central de la lucha de clases es reemplazado por el conflicto territorial y geopolítico. A su vez las aristocracias obreras de los países capitalistas avanzados son sobornadas con los frutos de la explotación a los países atrasados.
- El pillaje, el robo y la coerción extra económica frena el desarrollo de las fuerzas productivas en los países periféricos imposibilitando el surgimiento de una clase burguesa con raíces locales.
- La exportación de capitales, el colonialismo y la anexión territorial derivan de la imposibilidad de realización de mercancías en la metrópolis. Dicho de otro modo, en la metrópolis se agotan las posibilidades para inversiones rentables. Es el agotamiento y descomposición del sistema.
- Se desarrolla una gran superestructura de capital financiero cuyo rol es parasitario pero dominante sobre el capital productivo.
- El capital financiero ya no financia la inversión, sólo se reproduce en base a la especulación.
- Se desata una fuerte contradicción entre los Estados nacionales y las fuerzas productivas internacionalizadas por el capital.
- El imperialismo es la última etapa, la fase final, del desarrollo del capitalismo.
- Los patrones crean grandes asociaciones monopolistas para dominar al mundo.
- La producción mercantil y la ley del valor se quebrantan frente al papel de la fuerza, la coerción, la dominación política, la manipulación de precios, el control de la mano de obra, el pillaje, el robo, la violencia ejercida por los monopolios. Adquiere una gran importancia, la usura la especulación financiera y la estafa en las Bolsas de Valores del mundo.
- la concentración y centralización del capital llevan al capital a construir una única empresa combinada que, dado sus métodos políticos y extraeconómicos, terminan configurando una sola unidad con el Estado, naciendo así el capitalismo monopólico de Estado.
- El capitalismo monopólico de Estado choca con la internacionalización del capital.
- Los monopolios, el dominio de la banca sobre la industria, el reemplazo del capital productivo por el capital financiero y el capitalismo monopólico de Estado generan las condiciones para la ulterior socialización de las fuerzas productivas.
- El capitalismo monopolista se caracteriza por el estancamiento crónico, la putrefacción, descomposición del capital y la burguesía. La eliminación de la competencia frena el desarrollo tecnológico, aumentando la capacidad ociosa de la economía.
- Las crisis de sobreproducción y el subconsumo pasan a ser el principal origen de las crisis económica, configurándose una realidad marcada por el deterioro del nivel de vida de las masas trabajadoras, y la agudización de la desproporción entre el alto crecimiento de las fuerzas productivas de la industria en desmedro del atraso del campo y el agro. El mercado interno queda estrangulado disminuyendo el terreno para inversiones rentables.
- A medida que crece el capital financiero, la industria se torna cada vez más dependiente del crédito. Sin embargo la necesidad de reproducir el capital lleva a los bancos a reinyectar el dinero en la industria. El capital financiero monopoliza así al capital industrial alimentando aún más a los monopolios que poco a poco van convirtiéndose en rentistas de la economía.
- El papel rentista de los monopolios les lleva a buscar “zonas geográficas nuevas” con mayores rentabilidades para sus inversiones. Se desata así la exportación de capitales.
- la exportación de capitales genera el desarrollo de las fuerzas productivas en los países atrasados extendiendo el modo de producción capitalista por el mundo. Se universaliza la relación y tensión entre capital y trabajo.
- El imperialismo monopólico va acompañado de la conquista territorial a fin de obtener materias primas baratas.
- Pero también aparecen fenómenos semi-coloniales y sub-imperialistas ejecutado por países dominados parcialmente por el imperialismo y sometidos irregularmente a otras potencias mayores.
- También aparece la dependencia como proceso de subordinación política y económica de los países periféricos ante el capital monopólico.
- El capitalismo se transforma así en un sistema mundial de opresión colonial y estrangulación financiera. Este botín se reparte entre un puñado de potencias.
- El nacionalismo y el imperialismo son subproducto del imperialismo.
- El colonialismo devasta y estanca a los países dominados
- Los superbeneficios coloniales permite a la aristocracia obrera de los países centrales participar en las migajas que quedan de la extracción de excedente desde la periferia. De esta manera la aristocracia obrera es sobornada.
- La guerra permite disputar los territorios ya repartidos.
- Se desatan múltiples conflictos entre obreros y capitalistas, entre pueblos y monopolios, entre países dependientes y sus centros imperiales, guerras de liberación nacional, etc.
- Es imposible eliminar el imperialismo mediante reformas políticas.
Previo a las
tesis leninista sobre el Imperialismo, en 1912 se levanto la Tesis
Imperialista de Rosa Luxemburgo respecto de la evolución del
desarrollo capitalista2.
En síntesis esta plantea que:
- la crisis final del sistema proviene de la mundialización de las relaciones capitalistas y sus contradicciones internas
- el capitalismo exporta capitales
- a medida que el capitalismo se mundializa el desarrollo se hace más lento difícil y contradictorio debido a la estrechez de los mercados
- Sostiene que las principales dificultades del capitalismo están deriva de las diferentes tasas de crecimiento de los sectores productores de bienes de producción y productor de bienes de consumo. El sector I (productor de medios de producción) debe crecer a tasas superiores al sector II (productor de medios de consumo) aumentando la relación entre los medios de producción y la fuerza de trabajo.
- El error teórico de Rosa consistió en suponer que Marx veía imposible transferir capital entre ambos sectores. De este modo, a juicio de Luxemburgo, el sector I no tenía de donde sacar los medios de producción para crecer a una tasa en constante superación, mientras que en el sector II no se tenía por donde colocar su producción en el mercado.
- De lo anterior Rosa deduce que el capitalismo no puede desarrollarse en un esquema de economía cerrada.
- Por tanto el sistema necesitaba de espacios no capitalistas para abastecer a las economías no capitalistas de medios de producción y proporcionar mercados para la venta de bienes de consumo. Derivándose de aquí el impulso del capitalismo a ocupar todo el espacio de economía mundial.
- En base a lo anterior Rosa creía que cuando el capitalismo ya no encontrase espacios donde expandir sus fronteras mundiales, estría condenado al derrumbe pues ya no tendría forma de reproducir el capital.
Por
consiguiente si los mercados internos en los países capitalistas ya
no pueden expandirse (en esencia por la pobreza de las masas el
capital de estos necesita asegurarse mercados mediante el dominio
colonial para sobrevivir, sin embargo, dado que el mundo ya está
repartido entre las potencias las guerras por nuevos repartos son
inevitables. Esta tesis, arraigada en la Teoría del Imperialismo de
de Rosa Luxemburgo descansa en la tesis del subconsumo, tesis
previamente criticada por Lenin a los populistas.
Desde la
Teoría del Valor de Marx se pueden establecer las siguientes
críticas y consideraciones a la tesis del monopolio y del
imperialismo:
- El capital determina los precios. Estos constituyen un fenómeno objetivo, expresado en la fetichización del dinero, expresión a su vez de los tiempos de trabajo socialmente necesarios que no pueden ser controlados conscientemente.
- Los mecanismos de extracción del excedente son económicos El salariado está obligado a vender su fuerza de trabajo al capitalista. De este modo, la violencia y los factores coercitivos extraeconómicos son el marco o contexto en que se desarrolla la explotación.
- La explotación no se da entre regiones, países o Estados, sino entre clases sociales cada vez más mundializadas.
- El colonialismo es parte del desarrollo inicia del capitalismo dando lugar posteriormente a desarrollo de un mercado mundial capitalista generando modos de producción y burguesías locales en las periferias o fronteras absorbidas cada vez más por la internacionalización del capital. Estos capitalismos y burguesías son dependientes del mercado mundial capitalista.
- La expansión mundial del capitalismo se funda en las leyes de la acumulación capitalista, dado que los esquemas de reproducción ampliada del capital demuestra que la falta de consumo de las masas explotadas no son una barrera para el desarrollo de las fuerzas productivas capitalistas.
- Las crisis del capitalismo son periódicas. No existe evidencia alguna que indique el agotamiento del capitalismo y su posible derrumbe tras alguna de estas crisis.
- Lo anterior, implica que el principal responsable de acabar con el capitalismo es la acción política revolucionaria de los explotados del mundo, únicos capaces de ponerse a la cabeza del desarrollo de las fuerzas productivas en reemplazo de la burguesía.
- El capital financiero participa de la plusvalía en cuanto materialización de la propiedad privada de los medios de producción y es una forma de capital que contribuye a la igualación de la tasa de ganancia tal como cualquiera otra fracción del capital, su función es vital para el capitalismo pues sin crédito no hay capitalismo.
- La contradicción fundamental es la tensión permanente entre fuerzas productivas y relaciones de producción expresada en la guerra civil o lucha de clases entre capital y trabajo.
- el capitalismo se convierte en un modo de producción global y mundial auto-reproduciendo la reproducción en escala ampliada de la ley del valor.
- La internacionalización del capital lo que hace es llevar la ley del valor a escala planetaria toda vez que lleva la competencia internacional y la guerra de precios a la totalidad del planeta mediante mercancías estandarizadas.
- La estandarización obliga a los capitalistas del sector I de la economía mundial a desatar sin tregua la revolución tecnológica, combatiendo de este modo la ley a la caída de la tasa de ganancia.
- A nivel planetario la ley del valor actúa desvalorizando las mercancías y capitales por medio del desarrollo tecnológico, cuestionando de este modo los supuestos básicos del capitalismo monopólico.
- Los ciclos de reproducción del capital se desplazan cada vez más hacia el espacio mundial mediante la internacionalización que supone la inversión directa y el trasvasije de fondos entre empresas y filiales multinacionales.
- La internacionalización del capital industrial tienen su expresión en la empresa multinacional con sede simultánea en varias zonas del planeta y con un proceso productivo y factores productivos mundializados y deslocalizado geográficamente a través de todo el planeta.
- La teoría de los monopolios al suponer que la tasa de ganancia depende de las relaciones de fuerza objeta y excluye de su explicación la ley del valor, de los tiempos de trabajo social.
- Si los monopolios tuviesen la posibilidad de trasladar el aumento de costos de producción sobre los precios no existiría razón alguna para la caída de la tasa de ganancia, pues esta sería manipulada por los monopolios.
Análisis crítico a la
teoría de los monopolios y del imperialismo
Lenin
describió un capitalismo donde la libre competencia quedo sepultada
bajo la concentración y centralización del capital en manos de unas
pocas empresas que mediante acuerdo se ponen de acuerdo para fijar
los precios. Para Lenin la dominación y la violencia son la
característica propia de la última etapa del capitalismo. Y esto
sería así como única forma de frenar la caída de la tasa de
ganancia. De manera que los monopolios evitan la igualación de la
tasa de ganancia, operándose una transferencia de plusvalía desde
los sectores no monopolizados. Mendel deduce a partir de esta
primicia que la guerra entre los grandes capitales, tienden a
desaparecer, atenuando también las crisis económicas. Esto debido a
que las ganancias más elevadas, los precios administrados, y las
garantías de beneficios divorciaban la acumulación del ciclo
económico. Como contrapartida, la inflación y los crecientes gastos
fiscales llevan al estancamiento e inflación crónica de la
economía.
De acuerdo
con los planteamientos de profesor Rolando Astarita, la tesis del
monopolio, los precios aumentan porque los monopolios tienen mayor
facilidad para elevar los precios y controlar el mercado. Por lo
tanto estas diferencias en las tasas de aumento de los precios
deberían explicarse por una mayor concentración de los capitales
del sector no manufacturero. La fundamentación de la teoría del
monopolio en Sweezy y Mandel es que existen distintas tasas de
ganancia entre el sector concentrado y no concentrado. ¿Entonces de
que depende la movilidad del capital?. Si los precios son manipulados
a voluntad, la marcha de la economía pasa a depender de los planes y
voluntades. Los monopolistas sostienen que los monopolios dominan a
los precios en lugar de ser dominados por ellos. Las uniones
monopolistas significarían la “organización del dominio
económico” similares a alas organizaciones estatales de dominio.
Así las cosas las economías serian manejable, y las crisis
evitables y controlables. Las crisis serian el resultado de la
perversidad de algunos cuantos ricos. De este modo, las historia se
originarían en una conspiración. En medio de esta problemática los
seguidores de Kalescki y los Keynesianos (concepciones tan difundidas
entre los ciudadanistas y nuestros teóricos e ideólogos burgueses,
pequeño burgueses que hoy se definen como la “izquierda autónoma”,
“izquierda rebelde”, “izquierda desconfiada”) sostienen que
las crisis económicas se deben a la especulación financiera y las
fiebres psicológicas vinculadas a ellas. Pero además, si las
crisis son producidas a voluntad, la presión de los trabajadores
podrían imponer políticas tan favorables a sus intereses que harían
innecesario el cambio revolucionario. El mensaje fundamental del
marxismo, la destrucción y superación de la propiedad privada del
capital para terminar con la lógica del capital, desaparece del
horizonte teórico y político. Esto conduce al reformismo.3
La principal
crítica que podemos hacer -desde las posiciones del marxismo
revolucionario- a la tesis leninista sobre el imperialismo es que el
monopolio anula la ley del valor basada en los tiempos de trabajo. Al
anular la competencia el precio no obedece a leyes objetivas,
sometiéndose al estricto rigor de lo subjetivo, de la capacidad,
relaciones de fuerza y poder para fijar precios. Esta capacidad para
fijar los precios puede establecerse muy limitadamente, pues el
tiempo de trabajo socialmente necesario determina un piso y un techo
sobre la cual se puede manejar los precios. Por lo tanto la
competencia y la ley del valor continúan vigentes. Lo que se ve
distorsionado son las diferenciales entre el valor y el precio de
monopolio. La competencia a través de productos estandarizados lleva
a la guerra de precios y a la lucha por medio del cambio tecnológico.
Los precios caen por aumento de productividad. En este sentido, la
determinación subjetiva de los precios en mercancías monopolizadas
es útil para explicar las transacciones de artículos como obras de
arte, antigüedades pero no sirve para determinar el precio de
mercancías producidas estandarizadamente y en masa4.
Por otro
lado, cabe plantearse ¿por qué la tasa de ganancia del monopolio se
establece a tal nivel y no a otro? ¿Depende de las relaciones de
fuerza o de los tiempos de trabajo social? ¿De que dependen los
tiempos de trabajo social?, ¿qué rol juega la lucha de clases en
este proceso?.
Astarita
recuerda que la ley del valor muestra que en la década de los
sesenta la tasa media de aumento de la productividad fue mayor en el
sector manufacturero que en el sector no manufacturero. Sectores
altamente concentrados. En los países industriales los costos
salariales del sector manufacturero bajaron en relación al sector no
manufacturero. La caída de los costos salariales en el sector no
manufacturero se compenso con aumentos de precios. Este
comportamiento se explica por los mecanismos que compensan e igualan
la tasa de ganancia entre rama. La falla de la teoría del monopolio
sostiene que a mayor concentración mayores precios. Sin embargo a
ocurrido que a mayor concentración menores precios y menor
concentración mayores precios. Cuando entran en lucha grandes
corporaciones se reduce la posibilidad de encerrarse en mercados
nacionales oligopólicos. Hay una creciente estandarización de la
producción, a excepción de los componentes de mayor tecnología. A
partir del desarrollo tecnológico – semiconductores,
microordenadores, - empresas más pequeñas han tenido mayores
posibilidades para competir. La idea es ganar mercados, conseguir
economías de escala, las empresas más débiles están condenadas a
ser absorbidas por los grandes o desaparecer, las empresas corren
hacia adelante acosadas por la reducción de beneficios. A pesar de
la baja de precios y las malas perspectivas de ganancias, las
empresas no tienen otro remedio más que seguir invirtiendo enormes
sumas para enfrentar las guerras competitivas. Es que cada vez
unidades más grandes de capital entran en guerra por los mercados.
Las fusiones se hacen para enfrentar estas guerras en mejores
condiciones. Por eso el aumento de la centralización del capital no
lleva a la disminución de la competencia. Se trata de aumentar la
economía de escala, el poder de negociación con proveedores,
subcontratistas. Consolidar el poder financiero, achicar los períodos
de amortización del capital y mantenerse en primera línea de la
renovación tecnológica. Esto último explica porqué a una fusión
le sigue una verdadera ola de fusiones y compras. Hoy son pocas las
grandes corporaciones que pueden a nivel mundial desatar una ofensiva
centralizadora. Por esta razón actúa aun con mayor fuerza la ley
del valor. La lucha competitiva se exacerba por la baja de los costos
del transporte. De este modo se observa una correlación directa
entre el tamaño de las empresas y los beneficios esto en un contexto
de economías de escala. Pero esto no se debe al poder de mercado de
las empresas –poder de administrar los precios- sino al descenso en
el tiempo de trabajo empleado por producto debido a las economías de
escala. La correlación entre tamaño y ganancia no es sistemática
ni permanente en el tiempo porque empresas más pequeñas con nuevas
tecnologías pueden desplazar a empresas más grandes. En
consecuencia, en ramas donde predominan empresas pequeñas, pueden
tener tasas de ganancia más variables, pero no sistemáticamente más
bajas que las ramas donde predominan empresas más grandes. En las
primeras los precios también fluctúan más en curso con el ciclo
económico, mientras que los precios de los sectores más
concentrados se muestran más rígidos y estables. De manera que la
tasa de ganancia de las grandes empresas parecen estar cerca del
promedio de la tasa general de ganancia, mientras que las tasas de
ganancias de las empresas más pequeñas fluctúan más alrededor del
promedio. A largo plazo no se advierten tasas de ganancia en
promedio más altos en las ramas industriales en las que existen
altas barreras de entrada. En los períodos de acumulación
continuados, las ramas industriales en las que existen grandes
requerimientos de capital para instalarse, gozan de altas barreras de
entrada. La menor movilidad del capital hacia esas ramas explica la
persistencia de tasas de ganancia diferenciales en ramas en las que
existen altas tasas de crecimiento de la productividad5.
No se puede
concebir la ley del valor sin la competencia. Ambas generan
dinámicas contradictorias en la acumulación de capital. La ley del
valor solo opera a través de múltiples capitales en competencia. Es
por medio de la competencia que las tendencias del modo de producción
se desarrollan. La competencia actúa como látigo que impulsa a cada
capital a ir hasta el fondo de la extracción de plusvalía y por lo
tanto está en la base del aumento de trabajo muerto en relación al
trabajo vivo y de la necesidad del desarrollo de las fuerzas
productivas. En clave marxista la competencia es un proceso
destructivo y antagónico, una verdadera guerra entre capitalistas,
donde la tecnología hace de arma de guerra, los movimientos de
capitales de una industria a otra corresponde a los movimientos
tácticos de la batalla y la competencia corresponde a la batalla
misma. Las bajas de precios constituyen la munición misma de esas
batallas. Es en este contexto que opera la tendencia a la igualación
de las tasas de ganancia, originada en la movilidad de los capitales.
Pero esto no ocurre en abstracto, ¿qué pasa con los trabajadores?,
¿qué rol ocupa la lucha de clases?, ¿qué rol juega la violencia
en el desenvolvimiento de la ley del valor?. Pero aparece un nuevo
problema ¿las empresas pequeñas son capaces de competir con los
monopolios?, ¿tienen la esperanza de convertirse en una gran empresa
que concentre el mercado?, ¿de dónde salen los nuevos capitales que
van alimentando la competencia? Por otro lado, si la mercancía tiene
un carácter objetivo, subjetivo y sintético, ¿cómo opera la ley
del valor en la época del imperialismo?, ¿opera igual que en la
época de Marx?. La discusión es importante porque tiene que ver con
los problemas del socialismo y la revolución a saber, el rol del
mercado, rol de la propiedad privada, relaciones internacionales,
grado de internacionalización de la revolución, etc6.
Se debe
razonar en términos de precios directamente proporcionales a sus
valores. Las empresas producen en función de la tecnología modal
(tiempo de trabajo socialmente necesario). Las empresas innovadoras
consiguen plusvalía extraordinaria. La baja de precios –necesaria
para ganar la competencia- iniciada por la empresa innovadora obliga
al resto de la industria a incorporar la nueva tecnología, de manera
de crear un nuevo techo, o un nuevo tiempo de trabajo socialmente
necesario. El capital puede aumentar la plusvalía manteniendo el
valor de la fuerza de trabajo. Se puede mantener el valor del dinero
impulsado por el cambio tecnológico. Las empresas aumentan los
salarios a fin de aumentar la demanda de sus productos tiene poca
relación con la realidad del capitalismo, que se sigue
caracterizando por la incertidumbre y la anarquía de los
productores privados que concurren al mercado. La sobre inversión y
sobre producción son imposibles de evitar. No existe poder de
empresa capaz de asegurar la demanda de sus productos, ni de prever
con certeza la realización de la producción. Es un hecho que los
empresarios jamás cuentan con aumentar sus ventas mediante el
aumento de los salarios de sus trabajadores. Más bien, sucede lo
contrario, todo capitalista desea el aumento de salarios en todas las
demás empresas y no en la suya. Nunca la realización del producto
puede depender del poder de compra de los trabajadores de conjunto.7
El problema
de qué debe tomarse como parámetro del valor que supuestamente
refleja el dinero crédito. ¿Es el valor total del producto , o el
valor agregado?. La teoría monetaria regulacionista busca un vínculo
entre el valor de la moneda y el valor del trabajo. Suponemos que el
valor del dinero está vinculado a las divisas – la dimensión
internacional del problema, que la regulación pasa por alto- y en
última instancia a la mercancía dinero. Suponemos también que la
realización del producto no está asegurada, o sea, que la venta
continúa siendo “el salto mortal de la mercancía”. Si el
aumento general de precios fuera seguido por un aumento de los
salarios en menos proporción, habrá un aumento del salario real con
un aumento de la tasa de plusvalía. La inflación se convierte, en
períodos de cambio tecnológico intenso y acumulación, en un
mecanismo de aumento de plusvalía, aunque este último vaya
acompañado del aumento del salario real. En un contexto
inflacionario se verifican bajas de precios si la presión
competitiva se da en un marco de recesión. En la fase ascendente de
este ciclo se observa un alza conjunta de la producción, las
inversiones y los precios; mientras que en la reversión del ciclo
había caída de la producción y los precios, y aumento de las
quiebras. En la recuperación el alza de precios continúa siendo
moderada en la medida en que existen aumentos de la productividad y
sigue la presión bajista sobre los costos laborales, fenómeno
vinculado a la relación de fuerzas entre las clases sociales8.
¿Qué
Explica El Capital Financiero?
El
crecimiento del capital financiero y su globalización es reflejo de
la mundialización del modo de producción capitalista. La
internacionalización del ciclo del capital dinero se manifestaba en
los 70 en crecimiento del financiamiento internacional y de los
empréstitos en dólares, en la actividad bancaria exterior
creciente, en la movilización internacional del capital dinero y en
el apoyo bancario internacional para las empresas multinacionales.
Esto es el capital financiero no se desarrolla en forma autónoma,
sino vinculado a la internacionalización del capital y los procesos
productivos en su conjunto. Los depósitos crecieron en la medida
en que aumentaron el comercio y las inversiones transnacionales.
Luego, la caída de la tasa de rentabilidad en los países de la OCDE
y la debilidad económica determinaron que capitales dinerarios no
reingresaran a la producción y permanecieran en la esfera
financiera. Los estímulos keynesianos a las economías, más el
reciclaje de los petrodólares alimentaron la liquidez
internacional. Estos fenómenos concatenados explican el crecimiento
exponencial del mercado de eurodólares. Paralelamente ocurrían
otros procesos que impulsarían la internacionalización. El sistema
de cambio flotante, la mayor volatilidad a que condujo la flotación
libre de divisas, la volatilidad de los precios del petróleo. La
inestabilidad en los mercados de divisas y de materias primas impulsó
los mercados de futuros y opciones para materias primas y activos
financieros (divisas, tasas, acciones) a su vez se incrementaron las
operaciones de arbitraje entre monedas, dada la necesidad de las
empresas, bancos compañías de seguros y otras instituciones
financieras de protegerse frente a depreciaciones abruptas de una u
otra divisa. Las transacciones de divisas alcanzaban a fines de la
década de 1970 los 75 mil millones de dólares por día. Un volumen
que superaba con mucho las necesidades derivadas del comercio
internacional o de las IED y que siguió creciendo exponencialmente
en las dos décadas siguientes. Además, aumentó la movilidad
internacional del capital en busca de nuevos lugares de inversión,
con menores costos laborales, restricciones ambientales o
imposiciones fiscales que las existentes en EE.UU. o Europa. Todo
esto contribuyó a la internacionalización de los flujos financieros
y empujó a la liberalización de los mercados. Por otra parte, a
partir del ascenso del neoliberalismo y el ataque a la monetización
de los déficits fiscales, aumentó exponencialmente la emisión de
bonos públicos, lo que a su vez impulsó los movimientos de flujos
internacionales. También las empresas recurrieron crecientemente a
la financiación a través de mercados de capitales internacionales
(bonos, acciones).9
La extensión
a nivel planetario de la relación capitalista trae como consecuencia
que la subsunción del trabajo al capital se hace “real” en el
sentido que Marx le dio al término, en oposición a la subsunción
formal. Precisamos que la subsunción formal es la subordinación
directa del proceso laboral al capital sin que se altere de manera
esencial la forma en que se lleva a cabo. O sea, la extracción de
plusvalía se da por la simple extensión de la jornada de trabajo,
es plusvalía absoluta. En cambio la subsunción real implica que el
modo de producción cambia las condiciones y las condiciones del
proceso de trabajo. Este proceso está impulsado por la lucha
competitiva, ya que en ésta lo que decide es la productividad del
trabajo, esto es, lograr “el máximo de productos con el mínimo de
trabajo” y el mayor abaratamiento de las mercancías. Esta ley
tiene alcance planetario. En cada país se persigue un producto con
el máximo posible de trabajo impago. Y para eso se busca acelerar
los ritmos de trabajo y reducir el valor de la fuerza de trabajo.
Se desata un hambre insaciable por el plusvalor, por el tiempo de
trabajo excedente. Una serie de factores concurrentes actúan sobre
los salarios y las condiciones de trabajo: las amenazas de mudar
plantas o de no invertir si la fuerza laboral no se allana a las
exigencias del capital. La presión que ejerce el ejercito de
desocupados y las corrientes migratorias de mano de obra,
especialmente hacia los países adelantados; la incorporación a la
fuerza de laboral de mujeres, niños, inmigrantes y minorías que en
su mayoría tienen bajos índices de sindicalización; y la presión
de las importaciones baratas realizadas desde los países con
salarios bajos y altos ritmos de capital. De esta manera reaparecen
formas de explotación que nos retrotraen a las escenas de Inglaterra
de los siglos 18 y 19 en los orígenes del capitalismo industrial.
Esto es muy importante recordarlo sobre todo a aquellos que
consideran a la lucha de clases en sus expresiones más duras como
“algo tan pasado de moda”. Todos los países se normalizan en la
misma dirección porque en todo se impone la ley coercitiva de la
competencia entre los capitales que incita a la extracción infinita
de plusvalía. Esto significa también que de manera creciente son
atacados los sectores de la clase obrera de los países desarrollados
a los que Lenin se había referido como la “aristocracia obrera”10.
En
conclusión, debemos partir considerando que no puede entenderse el
mundo capitalista contemporáneo sin integrar analíticamente dos
dinámicas tensionadas y contradictorias: por un lado la competencia
económica de los capitales y, por otro lado, la “competencia
geopolítica” de los Estados. El privilegiar sólo el primer
aspecto de la cuestión lleva entender la política e historia
contemporánea desde un nivel demasiado abstracto. El fundamentar la
comprensión sólo a partir de la segunda variable, lleva a una
descripción a-histórica y subjetiva del capitalismo contemporáneo
impidiendo analizar y elaborar críticamente las estrategias
políticas en perspectiva histórica.
Por
consiguiente sin la teoría del imperialismo no puede entenderse la
geopolítica y sin teoría del valor no puede entenderse la lucha de
clases que lleva a la configuración del mundo capitalista. En
consecuencia debe articularse necesariamente la ley del valor y el
imperialismo.
El problema
de este ejercicio estriba en que, la repetición mecánica y sin
sentido del folleto de Lenin sobre el imperialismo, ha derivado para
el bolchevismo actual en su absoluta inutilidad analítica para la
comprensión y elaboración de una interpretación histórica y
política del capitalismo.
Por ejemplo, ¿la integración de capitales hace improbable una nueva guerra imperialista? ¿Hay una burguesía transnacional con intereses transnacionales? ¿La burguesía sigue estando nacional centrada?, ¿hay burguesías genuinamente transnacionales? A pesar de la creciente integración mundial de la producción ¿hay identidad entre los intereses y necesidades de los Estados con dicha integración mundial? Si el capital está plenamente integrado y existe una burguesía transnacional ¿significa que este Estado sólo se limita a mantener el dominio local e interno del obrero colectivo mundializado?, ¿la clase social explotada esta plenamente estandarizada y homologada con la clase explotada a nivel mundial?, ¿cómo se da la relación entre lucha de clases a nivel local y a nivel mundial? La agudización de la lucha de clases a nivel mundial, ¿significa la revolución a nivel local? ¿Qué rol juegan los enfrentamientos interestatales? ¿Como entender la reaparición de respuestas nacionales a partir de la crisis del 2008?, ¿ha recibido un golpe severo el rol que juega la economía norteamericana en la economía mundial?, ¿cómo entender las hipótesis de guerra del Estado mayor norteamericano frente al bloque ruso-chino? ¿Cómo interpretar los debates del Foering Affairs y otras publicaciones que, asumiendo una crisis terminal de la hegemonía norteamericana, llaman a administrar la declinación de dicha hegemonía?, ¿a escala mundial existen elementos que permitan afirmar que hemos dejado en el pasado las guerras inter imperiales? A su vez, ¿hay alguna coexistencia combinada entre la capacidad de los monopolios para influir sobre los precios, y la ley del valor que establece que los precios se fijan según el mercado y no hay capitalista capaz de influir voluntariamente en ello?, ¿es efectivo que, en tanto movimiento histórico, de la competencia surge el monopolio?, ¿se incrementan las tensiones inter estatales si los monopolios locales suprimen la competencia mundial?, ¿existe competencia a nivel de los monopolios?, ¿qué ocurre si estas luchas no se dirimen pacíficamente?, ¿si los monopolios mundiales gobiernan el planeta tenía razón Kautsky en su polémica con Lenin?, ¿se ha desarrollado acaso durante los últimos 70 años un devenir pacífico del imperialismo?, ¿existen bases para sostener que Estados Unidos ha contraído y una construcción una hegemonía superimperialista?, ¿qué rol viene jugando la lucha de clases en la determinación de la ley del valor y de los monopolios?, ¿el hecho que no se haya logrado la revolución en Alemania e Inglaterra como profetizo Marx, significa que la lucha de clases y la ley del valor se invalidaron?. En el mismo sentido, ¿si no ha un tercera guerra mundial, significa que se invalida la teoría leninista del imperialismo?, ¿existe o no una tendencia a la militarización del mundo?, ¿es la unidad del capital en su entrelazamiento transnacional, un techo para afirmar que durante los últimos 70 años no han existido conflictos inter imperialista?. Si no es así ¿hacia donde se ha trasladado el conflicto?, ¿o es que en esos 70 años no ha operado ni la lucha de clases a escala mundial, ni el conflicto imperial entre potencias?, ¿cómo interpretar a Trotsky cuando en su Programa de Transición afirma que los monopolios bancarios “organizan la vida cara, la desocupación y la crisis”?. ¿Significa esto que la base del movimiento histórico es la conspiración?, ¿es posible entender la geopolítica desde bases materialistas? ¿Por qué la ONU no se ha quebrado pese a los numerosos conflictos y guerras en el mundo?, ¿es efectivo que desde hace siete décadas no hay nuevas guerras interimperialistas, no existiendo ninguna tendencia en estos momentos que muestre que se esté preparando alguna guerra entre las potencias? ¿Qué se esta entendiendo por guerra cuando se afirma que en 70 años no han existido conflictos armados inter imperialistas?, ¿es la misma concepción leninista de la guerra?. Si no ha habido guerras inter imperialistas durante los últimos 70 años, ¿cómo se ha construido la hegemonía norteamericana? A su vez, si la construcción de hegemonía imperialista se ha hecho mediante guerras, ¿la crisis de dicha hegemonía imperial también se resuelve o enfrenta con guerras? ¿Existen Estados capaces de reemplazar en su rol imperial a los EE.UU.?, ¿la integración de capitales hace improbable las guerras inter imperialistas?, ¿la lucha de clases se ha hecho cada vez más internacional?, ¿el mundo es explotado por las potencias o por clases sociales?. Si se define como saqueo imperialista la obligación de equilibrar las balanzas de pagos con cargo a la deuda pública ¿puede ser considerada la deuda pública como un mecanismo de dominio imperial y extracción del excedente a los países “dependientes” o semi coloniales?, ¿cómo se articulan los espacios de valor locales con la producción de valor a escala planetaria?
Por otro
lado y teniendo a la vista la deuda pública de los Estados ¿los
precios de los bonos se fijan por cruces de ofertas y demandas,
protagonizados por inversores de todo el mundo?, ¿significa esto que
la tasa de interés no se fija por precios de monopolio bancario?,
¿en manos de quien esta la mayor parte de la deuda pública de los
Estados?. Ahora bien, respecto a las materias primas, ¿sólo el
capital extranjero hace un “uso descontrolado de los recursos
naturales?. Si tanto los bonos del Estado como la inversión
extranjera en materias primas depende de la tasa de beneficio ¿qué
ocurre en una situación de tasas de rentabilidad elevadas?,
¿inevitablemente se empiezan a erosionar las posiciones oligopólicas
de los capitales previamente instalados?, si es así, ¿de donde
salen esos “nuevos capitales”, si estos están altamente
integrados y centralizados a nivel mundial?, ¿es posible concebir
nuevos capitales naciendo de pequeños emprendimientos capaces de
desbancar a un monopolio?.
El Imperialismo
Monopolista Financiero: Super Estructura De La Super Estructura
Si Rolando
Astarita descarta toda validez científica a la teoría del monopolio
y del imperialismo desde su popularización por Lenin, Fernando
Azcurra11,
hace el ejercicio inverso. En lugar de Astarita que tira por la borda
la teoría del imperialismo para sostener que estamos viviendo una
época de competencia con plena vigencia de la ley del valor, el
profesor Fernando Azcurra sostiene que el imperialismo de Lenin
efectivamente esta caduco, pero no porque sus supuestos teóricos no
se verifiquen sino por que se vive una etapa nueva al interior del
imperialismo, es el imperialismo monopolista financiero, súper
estructura de la súper estructura imperialista que había descrito
Lenin en 1916.
Azcurra
sostiene que el imperialismo ha sido definido por Lenin como una fase
superior del capitalismo, y que esa definición en los términos que
todos la conocemos, fue considerada por él como una unión entre
capital bancario y capital industrial. Esta concepción analítica
tiene ya más de un siglo de vigencia, sin embargo esta fase ha
quedado ampliamente superada por lo que yo llamo una nueva etapa del
imperialismo, que lo he denominado imperialismo financiero. En
este marco Azcurra trata de situar y responder una pregunta ¿qué es
el capital financiero imperialista?, no el aspecto puramente
político, sino en el ámbito estrictamente económico. El capital
financiero, o imperialista financiero, es la representación
más genuina del capital como una totalidad, como un conjunto, como
un todo, ante la diversidad individual de los capitales. Es la unidad
como capital pero también como comportamiento de clase, en su
cúspide social como oligarquía financiera. Ante la existencia
múltiple de esta diversidad inmediata, se nos presenta el
imperialismo financiero como un conjunto poderoso que representa esa
totalidad de intereses económicos que condensa, en su cúspide, los
intereses de la clase capitalista más reaccionaria, más retrógrada
y sangrienta. Esa cúspide oligárquica financiera es la que maneja,
domina, decide e impone a toda la sociedad burguesa a nivel mundial,
es su “líder” casi diríamos. En realidad el summun del capital
ficticio, que se ha subido por así decir, se ha montado en relación
al resto de los capitales que funcionan como individualidad, el
capital comercial, el capital industrial, el capital agrario, que
constituyen fracciones que el capital imperialista financiero
concentra como unidad económica y unidad política de la clase
capitalista en su sentido más general. Este capital es una
superestructura financiera del capital como sujeto dominante de la
sociedad. El imperialismo es la superestructura del capitalismo,
pues, sobre ella el capital ha creado una nueva superestructura: es
la del “imperialismo financiero” cúspide suprema del capital
ficticio: se dirá ¡superestructura de una superestructura! Parece
más una extravagancia que otra cosa. Sin embargo no lo es: por ser
tal allí se encuentra su fragilidad económica pero también su
impacto devastador cuando hace crisis.
Con su
omnipotencia domina y dicta los pasos de los procesos de la
producción y reproducción de la vida material de la sociedad
en la actualidad a nivel mundial Este capital imperialista financiero
que se inicia, diríamos, hasta modestamente como capital
ficticio y que no es nuevo, sin embargo se ha ido superando en sus
operaciones y movimientos, ya no es solo intermediación bancaria en
las transacciones normales del capitalismo tal como lo fuera hace 200
años. Tampoco es un simple facilitador de las inversiones de las
empresas, o sea como ellas por ejemplo en lugar de utilizar capital
propio les conviene utilizar capital ajeno, endeudándose. Es
facilitar las inversiones, el endeudamiento a través de capital
ajeno, es ésta una modalidad de la estafa mutua entre capitales y
empresarios que la mayor parte de las veces termina en conductas
delictivas: estafas, robos, quiebras fraudulentas, etc. ¡lindezas de
la vida de los capitalistas. Tampoco es un oportuno acelerador de la
velocidad de los negocios y de su realización. Cuanto más
veloces son los negocios más rápidamente se realizan las tasas de
ganancia. Y tampoco es la especulación minúscula de minúsculos
tahúres con mentalidad de casino, que siempre fue una característica
del capital ficticio. Ni, finalmente, es la simple o la sencilla
unión y complemento entre el capital industrial y el capital
bancario, en una unidad que fue estudiada por Lenin que es el capital
financiero. Este se puede decir que es, fuerza rectora y despótica
mundial del capital como conjunto, como totalidad, con su
habitualidad de cálculo financiero, de cálculo de rendimiento, de
tiempo de realización, en los hechos más cotidianos y triviales de
la vida de las personas y de las sociedades. Nada escapa a esta
“nueva” actitud en las decisiones del capital. Esta es la
decisión, la habitualidad, la conducta usurera y la modalidad
depredadora en las relaciones económicas que es posible encontrarla
casi a diario en todo tipo de actividad; económica, política,
cultural, artística, etc. El capital financiero ve todo ¡a lo
financiero! En todo ve cálculo y usufructo del sector
monetario- financiero y el sector real de la economía. Hace una
división analítica pero cree que en lo real están también
separados. Sin embargo es un gran error: están íntimamente
relacionados, o mejor aún no están vinculados, el capital, su
movimiento, su expansión y su contracción, es una unidad que
contiene diferenciaciones internas. El que sea una cúspide
oligárquica la que maneje, la que sea representativa y propietaria
del capital ficticio, el que se autonomice y que dicte, como dicta
las decisiones al conjunto, no significa que están separados.
Se puede concluir que esta es la realidad cotidiana, la realidad
permanente del capital en nuestra representación mental y tenerla
también en nuestros análisis políticos y sociales. El capitalismo
monopolista financiero implica una fase tan novedosa que ha llevado a
que toda la sociedad burguesa esté sometida y subordinada al capital
imperialista financiero y es imperialista no solo desde el punto de
vista que abarca los países periféricos, sino dentro de sus propias
estructuras de países capitalistas más desarrollados. Lo que está
pasando en los EEUU y en Europa en la actualidad entre la banca
central europea y los bancos nacionales y el sistema crediticio
nacional, es la expresión, o una de las expresiones más violentas
de la imposición de esta oligarquía financiera que rige el mundo.
Esta especie
de monstruosidad del capital financiero, esta omnipotencia, esta
fuerza rectora, ¿ha vuelto más estable y equilibrado al
capitalismo? En relación al capitalismo liberal, el capitalismo
competitivo del siglo XVIII y XIX no cabe duda, de que sí.
Pero en relación a la nueva fase a la que ha accedido a través de
su propia evolución, no. El capital financiero imperialista no
ha eliminado la competencia; y la competencia monopolista la ha
llevado a un nivel de rivalidad cada vez más agresiva y cada vez más
peligrosa. Así pues ha hecho, que la concentración, como
acumulación del capital y centralización de la propiedad, se
vuelvan cada vez más salvaje, cada vez más rapaz dentro mismo de la
cúspide financiera
De manera
que no se puede hablar de que elimina la etapa de los estallidos de
las crisis, de que elimina el patrón cíclico de su existencia, el
ciclo que caracteriza el desarrollo del modo de producción
capitalista.
Ha
modificado su forma y su impacto, no su contenido y mucho menos su
importancia económica, social y política. Pero no menos cierto es
que la propia burguesía pudiera administrar los mismos, ¿cómo?, a
partir de la aparición de este actor fenomenal que es el Estado. El
ciclo en realidad y su mantenimiento es una situación de
sobreinversion. ¿En qué consiste esto? En que las decisiones de
inversión de los empresarios se manejan por oleadas, que tienen que
ver con los ciclos de demandas (auge). Estas oleadas de inversión
implican que cuando se invierte se multiplican ingresos, efecto
multiplicador que hace que tanto las empresas como los consumidores
dispongan de una capacidad de demanda, de gasto que durante un tiempo
permiten absorber la producción. Pero no solamente se produce un
impacto a nivel del multiplicador (coeficiente), sino también que
acelera los pedidos y las entregas del capital fijo. Cada vez que
hay un crecimiento en la demanda hacia atrás aumentan
los pedidos de maquinarias, de insumos, en una mayor cantidad y
velocidad. Entonces este acelerador de la inversión (otro
coeficiente), multiplicador del ingreso, acelerador de la inversión
combinados en un solo proceso, hacen que llegue un momento en que se
produzca una enorme capacidad de oferta por encima de la capacidad de
demanda. De ahí lo de sobreinversión.
Pero además
el sistema capitalista dentro de tantas características que tiene,
es la que funciona con una enorme subutilización de la capacidad
instalada y de lo que denomina otros recursos para referirse al
trabajo y tierra destinada a la producción. Siempre invierte más
vía acelerador de lo que el mercado está en condiciones de
absorber. Así, bueno, este enfoque de su utilización obliga que las
grandes corporaciones monopolistas tiendan a tener en cuenta, vía la
teoría del marketing y las políticas de ventas, el estado de los
mercados para tomar decisiones que se ajusten desde la inversión y
evitar que se incremente cada vez más la tasa de subutilización de
la capacidad instalada y de tales recursos. El incremento vía
acelerador de las inversiones, hace que se produzca a un 60 o 70% de
uso de la capacidad instalada, es un despilfarro también del recurso
capital. Mucho menos cuando éstas están dominados por el capital
ficticio que se autonomiza a través de todos los activos financiero,
que ha inventado, desarrolla y sigue inventando. Todos los activos
financieros, los más inmediatos que se nos vienen a la mente,
aquellos que se transan diariamente en la bolsa. La Bolsa es un
mecanismo de captación de capitales a largo plazo para las empresas.
Allí se encuentran fondos colectivos y fondos comunes. El otro
elemento que tiene que ver con el aspecto financiero y el capital
ficticio, es el mercado monetario constituido por un mercado
interbancario un mercado de títulos negociables de corto plazo, otro
mercado, el cambiario. En conjunto esto constituye o son variedades
de un capital ficticio activo que se multiplica y que crea cada vez
más, títulos, más papeles pintados que se van apalancando entre sí
y van sumando negocios especulativos tras negocios especulativo
(fondos comunes de inversión, fondos de pensión, los fondos basura,
etc).
Este
capitalismo no puede tener de ninguna manera tener estabilidad,
equilibrio y asegurar proporcionalidades y desarrollo sin
cuestionamientos de carácter económico, político y social,
finalmente se cae. ¿Cuándo? Cuando hay algo que dentro de la
rivalidad competitiva que tienen los monopolios hace que el deudor
primario no pueda de ninguna manera pagar aquello que ha recibido
como crédito. Entonces se derrumba el castillo de puros papeles
pintados, entonces hace ruido el estallido de la crisis: todo el
andamiaje cruje primero y se viene abajo luego el capital financiero
es el verdadero enemigo de los trabajadores, de la sociedad y que no
es un ente puramente fantasmal, que no es una especie de invento de
mentes calenturientas. Y de manera particular el sector de la
oligarquía financiera que es la que se maneja con criterios
absolutamente despóticos y dictatoriales, oligarquía. ¡La guerra
es, precisamente, una de las ramas que más ganancias le produce a
ese miserable capital! ¡No le hablen de Paz, de equidad, de
soberanía, de fraternidad a este capital! ¡Este capital es
formidable enemigo de la humanidad! ¡Es muy peligroso, pues, porque
además ya arrojó dos bombas atómicas y lo volverá a hacer en
cuanto considere que está amenazado su dominio e intereses! ¿no
queda un poco en la nebulosa el verdadero enemigo de los
trabajadores, la burguesía tal y cual suena?, ¿acaso existe el
capitalismo que no es enemigo de la sociedad?, de los trabajadores?.
Son márgenes que dan origen a interpretaciones raras.
¿Cómo se
vincula todo esto con el socialismo? ¿Es posible salirse de
este capitalismo imperialista? ¡Terminantemente sí! Pues,
profundizar las condiciones subjetivas y políticas de su superación.
No partimos de la nada. Estamos viviendo la etapa del tránsito hacia
la nueva sociedad, nos señala el profesor Azcurra.
Sin embargo,
en este planteamiento subyacen algunos problemas que no son abordados
frontalmente como por ejemplo, ¿cómo opera la ley del valor-trabajo
en esta nueva fase imperialista?, si estamos en presencia del dominio
de la oligarquía imperialista financiera, ¿tienen sentido entonces
las explicaciones conspiracionistas de la historia que, por ejemplo,
atribuyen la crisis económica actual al grupo Bildeberg, o que ven
un gobierno secreto de banqueros del mundo con sede en Wall Street?,
Si el capitalismo monopolista financiero es el archi enemigo de la
sociedad, ¿significa que existen otras formas de capital que no son
enemigas de la sociedad?, ¿qué rol juega la lucha de clases en la
configuración de la ley del valor y el imperialismo financiero?, ¿si
el capital súper financiero se ha desacoplado del capitalismo
productivo industrial y comercial, autonomizándose, ¿cuáles son
los anclajes entre la producción de plusvalía y la especulación
financiera?.
Mercado
Mundial, Tipo De Cambio, Tasa De Interés Y Ley Del Valor.
Existe una
dificultad al igualar directamente los tiempos de trabajo nacionales
pasando por alto la existencia de áreas geográficas con diferentes
grados de desarrollo de las fuerzas productivas. Esto significa que
en la economía mundial no todos los trabajos privados alcanzan
realidad como partes del trabajo social mundial toda vez que se
intercambian en ámbitos de valor específicos, sustentados en
desarrollos particulares de las fuerzas productivas. Los trabajos se
conectan por una relación de equivalencia –los tipos de cambio- en
espacios geopolíticos de validación de distintos tiempos de trabajo
socialmente necesarios determinados por productividades diferentes.
Solo cuando las mercancías producidas en estos espacios se comparan
en un mismo mercado mundial los tiempos de trabajo se reducen a
tiempos de trabajo social promedio mundial. Pero esto es válido para
aquellos productos estandarizados. Existe una gran cantidad de
mercancías que no son comerciables internacionalmente y otra
cantidad de bienes que son comercializables a nivel mundial. Sin
embargo, el producto se vende en el mercado exterior según el tipo
de cambio correspondiente. Estas diferencias son esenciales para
comprender como los trabajos realizados en condiciones de mayor
productividad generan más valor que los realizados en condiciones de
menor productividad dentro de un mismo espacio de valor12.
A juicio de
Astarita un error bastante común es identificar la generación de
valor con el gasto de trabajo que se realiza individualmente en la
empresa. El error consiste en suponer que las empresas con tecnología
atrasada generan más valor que las empresas con tecnología
adelantada porque emplearían más unidades de trabajo vivo por
unidad de producto. Luego, al operarse la transformación de valores
a precios de producción, las ganancias extraordinarias de las
empresas tecnológicamente más avanzadas surgen de la transferencia
de plusvalor desde las más atrasadas. Sin embargo, si una empresa
produce con una tecnología atrasada genera menos valor que la
tecnológicamente adelantada. Por eso también la plusvalía
extraordinaria de la que se apropian los capitales más productivos
no surge de una transferencia de plusvalor desde las empresas menos
productivas, sino del diferencial de productividad existente en la
industria. Esto sucede porque el trabajo en la empresa de mayor
tecnología actúa como “trabajo potenciado” y genera más valor.
En consecuencia, el tipo de cambio representa la diferencia de
productividad que hace que los tiempos de trabajo no sean
directamente comparables. Esto es, los espacios de valor no se pueden
unificar sin más, las monedas, equivalentes nacionales, no son
directamente equiparables en tanto representantes de valores
homogéneos13.
De este
modo, una hora de trabajo en un país genera un valor equivalente a
un cuarto de trabajo socialmente necesario en otro país. La hora de
trabajo de un país de menor productividad aparece como trabajo
despotenciado, generador de menos valor. Es esta dialéctica, esta
relación contradictoria entre generación de valores en espacios
geográficos distintos y realización de valores, la que explica este
quid pro quo. ¿Cuál es el precio que paga el conjunto de la
economía de un país con devaluación de su moneda en relación a la
PPC? Claramente la pérdida de poder adquisitivo en el mercado
internacional tiene como contrapartida el aumento del poder de compra
de la moneda del país cuya moneda se aprecia. De esta manera
obtenemos una explicación basada en la ley del valor trabajo de
porqué no se pueden alcanzar tipos de cambio determinados por la
PPC. En esta explicación juega un rol importante la necesidad de
importar por parte del país atrasado. Un país que enfrenta una
caída de sus reservas internacionales al nivel de poner en peligro
sus importaciones imprescindibles se ve generalmente obligado a
devaluar. Esto a su vez constituye una expresión de la inserción
contradictoria de estas economías en el espacio del mercado mundial.
Por un lado, la internacionalización de las fuerzas productivas y el
desarrollo capitalista obliga al país subdesarrollado a importar
bienes tecnológicamente avanzados; pero por otra parte lo hace desde
una posición de atraso tecnológico que le obliga a entregar más
tiempo de trabajo por menos tiempo de trabajo. La moneda de los
países atrasados los lleva a devaluar sus monedas, por lo tanto las
estimaciones basadas en el PPC (lo usan los organismo
internacionales FMI, BM) de los ingresos percápitas de los países
más atrasados tienden a ser mayores que los basados en los tipos de
cambio de mercado. Esta sistemática subvaluación de las monedas de
los países atrasados se explica entonces por los diferenciales de
productividad, es decir por la ley del valor trabajo14.
La necesidad
de importación hace imprescindible las divisas como equivalentes
parciales representadas por la moneda nacional y su vinculación con
la moneda internacional. De modo que un alza o una baja del tipo de
cambio muestra que la legitimidad cómo equivalentes de una moneda
está siempre puesta a prueba. Esto explica que las monedas
nacionales sólo actúen como encarnación de valor sólo cuando
están respaldadas por monedas “fuertes”, y en particular por la
moneda que actúa como moneda internacional. Por eso, si bien la
validación de los trabajos privados en el espacio nacional se
realiza reduciendo las mercancías al equivalente nacional, éste a
su vez tiene que estar respaldado por la moneda mundial. A su vez la
moneda de cambio mundial permanentemente debe revalidar su título de
equivalente, de encarnación de tiempo de trabajo abstracto y su
vinculación con el tiempo de trabajo general mundial. Pero existe
otra necesidad para la existencia de los tipos de cambio vinculados a
la ley del valor a saber, que el espacio de valor nacional debe
articularse con el espacio de valor mundial. Las reservas
internacionales constituyen el activo financiero de respaldo último
de la base monetaria nacional; una moneda nacional respaldada
exclusivamente en crédito interno (títulos públicos) estaría
sujeta al cuestionamiento y a crisis de confianza que harían
imposible la acción de la ley del valor. En última instancia,
cuando esto sucede, la moneda nacional es reemplazada por la moneda
mundial, primero en sus funciones de reserva de valor y
atesoramiento, luego como medio de pago y finalmente como medio de
cambio. De ahí la necesidad de los Bancos Centrales de los países
subdesarrollados de acumular reservas muy por encima de las
necesidades determinadas por las transacciones de Cuenta Corriente.
Es particularmente en períodos de crisis, cuando la desconfianza
lleva a los tenedores de acervos monetarios a demandar divisas. Lo
anterior se manifiesta en la necesidad de los capitales que se
valorizan en el seno de los ámbitos nacionales al garantizar el
regreso del valor a su encarnación última, al dinero mundial. Por
otro lado, la remesa de utilidades y la amortización del capital
exigen el reflujo del dinero a su forma originaria. En la medida en
que el espacio nacional se convierte en meta de inversiones
extranjeras, se genera otra exigencia de vinculación y respaldo de
la moneda nacional con la moneda mundial. Lo mismo sucede con
capitales de origen nacional que adquieren dimensiones
internacionales. Esta serie de factores conjugados explica que la
acumulación de dinero mundial se convierta en un fin para los
Estados nacionales en tanto garantes de las condiciones generales de
reproducción de los capitales. Responde a la necesidad de validar el
equivalente local y es funcional a la naturaleza internacional de la
valorización de los capitales. Esto se cumple también en la forma
de demanda para las colocaciones de cartera, que son extremadamente
volátiles15.
En este
planteo Astarita advierte que existe una dimensión
financiero-especulativa de la determinación del tipo de cambio. La
teoría del valor trabajo puede integrarla en un enfoque articulado,
en el cual existen algunos determinantes fundamentales y otros que
inciden sobre el tipo de cambio, sin que por ello estos últimos sean
decisivos en otro momento. Los bancos internacionales, los
departamentos financieros de las grandes empresas, los fondos de
inversión, de seguro, de pensión y en general quienes manejan los
capitales líquidos, están permanentemente arbitrando entre divisas,
apostando a la revaluación de tal o cual moneda o haciendo
colocaciones en activos financieros nominados en diversos monedas que
ofrecen tasas atractivas. Como se ha señalado la magnitud de estas
transacciones cambiarias por motivos especulativos supera largamente
las necesidades del comercio o la inversión extranjera directa. Las
olas de entusiasmo o de abatimiento con respecto a una moneda, los
pánicos y las corridas, son fenómenos frecuentes. Sin embargo,
esto no debe llevar a concluir que los tipos de cambios están
determinados por factores meramente subjetivos y especulativos, sin
relación con las condiciones de valorización de los capitales y su
inserción en el mercado mundial. Las monedas tienen una
independencia limitada. Esto sucede en particular con las monedas
nacionales. Nunca debe perderse de vista que en última instancia el
rol como equivalente de una moneda nacional está ligado a la
capacidad de “su” espacio nacional de generar valor en relación
al espacio mundial. Por eso los traders de los mercados financieros
toman en cuenta, a la hora de tomar posiciones en tales o cuales
monedas, además de los estados de ánimo colectivos, datos tales
como la situación de la cuenta corriente, el estado de las reservas
internacionales del país, las necesidades de pago de deuda externa,
inversiones, balances de empresas (la tasa de valorización de los
capitales nacionales), la tasa de inflación y el tipo de interés;
factores que a su vez inciden y moldean los estados de ánimo
colectivos. Por estas razones los neoclásicos han tratado de
determinar el tipo de cambio recurriendo a gustos y preferencias,
mercados perfectos y expectativas “racionales” de los agentes
económicos16.
Por último,
la economía neoclásica vincula la determinación de la
tasa de interés “real” con gustos y preferencias ligadas a
patrones de consumo, y estos a su vez con la productividad marginal
del capital. En contraposición a esta postura, Keynes subrayó el
carácter monetario de la tasa de interés. Esto es, la tasa de
interés estaría plasmada por una ecuación lineal; de un lado de la
igualdad estarían el deseo de mantener la riqueza en forma líquida,
de otro lado estaría la oferta disponible de capital. Pero, el
problema sigue en pié: ¿de qué depende el deseo de mantener dinero
en forma líquida? Los Keynesianos sostienen que la liquidez depende
del tipo de interés que cada agente económico considera “normal”:
si el tipo de interés efectivo está por encima del interés que
considera normal, la riqueza se mantendrá en activos financieros; y
viceversa, en el caso que la tasa de interés efectiva sea menor que
lo que considera la tasa “normal”, la riqueza se mantendrá en
dinero líquido. No obstante, ¿de qué depende la tasa de interés
nominal? La ortodoxia económica neoclásica en la que coinciden los
Keynesianos plantean que esta ligada a factores psicológicos. En
síntesis, la tasa de interés estaría determinada por el deseo de
mantener riqueza líquida, y ésta por la tasa de interés normal,
que a su vez dependería de cuestiones subjetivas.
Frente a
estas dos posiciones, el enfoque marxista desarrollado por Astarita
sostiene que es posible analizar los tipos de interés anclándolos a
la ley del valor trabajo. Si bien es cierto, la tasa de interés está
efectivamente ligada a cuestiones especulativas, a la oferta y la
demanda de capitales, y en este caso su determinación en cada
momento carece de ley interna, lo realmente determinante es que la
tasa de interés no puede romper completamente su vinculación con el
valor, porque después de todo es una parte de la plusvalía, del
trabajo no pagado. De este modo, si durante un período la tasa de
interés sube por encima de la tasa media de ganancia, ésta
situación no puede extenderse indefinidamente pues sus movimientos
tienen límites de tipo estructural, vinculados a la generación y
realización del valor, toda vez que existen puntos de referencia
entre los cuales los tipos de interés tienden a oscilar, siendo
perfectamente estudiable y verificable desde el punto de vista
objetivo, cuantitativo y estadístico teniendo a la vista la
productividad, las ganancias, las inversiones, etc. De este modo,
para Marx, el salario real puede variar conforme a la cuestión
monetaria, la que a su vez depende de las oscilaciones de
productividad que pueden mejorar o no los salarios reales. Se deriva
de lo anterior la capacidad de estudiar los salarios reales teniendo
a la vista la manera en que la tasa de interés puede incidir en los
precios.
Los factores
que determinan a la tasa de interés han dado lugar a una discusión
particularmente relevante en términos de política económica. Por
ejemplo, ¿qué determina la rentabilidad del capital?, ¿el Banco
Central influye sobre el reparto de plusvalía?, ¿la tasa de interés
influye sobre los precios?, ¿los trabajadores a través de la lucha
de clases pueden alterar la rentabilidad del capital y la tasa de
interés?
Así, para
algunos el Banco Central influencia la rentabilidad del capital
alterando la tasa de interés. La tasa de ganancia no puede ser menor
que la tasa de interés, pero sube cuando la tasa sube. Y esto sería
así porque las tasas se mueven en tándem De este modo, los Bancos
Centrales controlan la tasa de interés si intervienen
persistentemente. De este modo, si se sigue el criterio de Ricardo,
la tasa de interés sigue a la rentabilidad del capital. Por lo
tanto el reparto de la plusvalía se puede ver influenciado por tal
institución determinando directamente a la tasa de ganancia. Y esto
sería así porque Keynes afirma que la tasa de interés de largo
plazo la fija el Banco Central, por lo que la rentabilidad del
capital subiría cuando la tasa de interés se alza. Esto señala que
la tasa de interés es un fenómeno asociado a cuestiones
estrictamente monetarias. Planteada así la cuestión el Banco
Central puede influir en la rentabilidad del capital y esto sería
así porque no es posible anclara la tasa de interés y el tipo de
cambio con la teoría del valor-trabajo.
Por otro
lado, la tasa de rentabilidad del capital y la tasa de interés no
pueden divorciarse, pues están atadas por la producción de valor.
Este argumento nace en los economistas clásico y es desarrollado por
Marx quien sostiene que en la determinación de la tasa de interés
hay un elemento de exogeneidad influenciada por lo que hoy conocemos
como “decisiones del Banco Central”. Pero, ¿de qué depende la
capacidad de un Banco Central para influenciar o no la tasa de
interés?. La respuesta depende de la naturaleza de la tasa de
interés. Keynesianos y neoclásicos afirman que la tasa de interés
es un fenómeno estrictamente monetario determinado por factores
psicológicos. Pero el problema se origina aquí mismo cuando la tasa
de interés es definida por factores puramente monetarios y
subjetivos pues no conectaría “con la economía real”. Por
ejemplo, para Keynes la tasa de interés actual depende de la tasa de
interés esperada por lo que ésta queda completamente indeterminada.
Todo esto definiendo a la tasa de interés como un costo que se
agrega al precio sin justificación en teoría del valor alguna. Es
en este contexto que Marx considera la tasa de interés relacionada
con la tasa de ganancia, con la plusvalía y con la competencia pues
los períodos con bajas tasas de interés se corresponden con
ganancias extraordinarias y al alza, en cambio períodos con alta
tasa de interés se corresponde con caídas en las tasas de ganancia.
De aquí mismo se deduce que el mínimo en la tasa de interés se
alcanza cuando se está ad portas de una caída generalizada en las
tasas de beneficio del capital, llegándose a la plena usura cuando
el sistema se haya en crisis. Y esto es así para Marx porque la tasa
de interés aumenta cuando se traba la reproducción del capital.
En consecuencia, la posibilidad de los Bancos Centrales de manejar la
tasa de interés es limitada, así como lo es manejar la masa
monetaria. El Banco Central tiene poder, pero limitado, para influir
en la tasa de interés, así como en otras variables, tales como la
base monetaria, la masa monetaria o el tipo de cambio. Esto significa
que no puede “violar” indefinidamente las leyes económicas.
Ahora bien
si se sostiene que la tasa de interés se determina por las curvas de
oferta y demanda de dinero la pregunta es ¿qué determina a la
oferta y la demanda?, ¿oferta y demanda son independientes entre sí?
Este problema merece toda nuestra consideración toda vez que es muy
difícil que la demanda de dinero no sea afectada por la oferta de
dinero, si la demanda de dinero depende a su vez de la tasa de
interés que los agentes consideran “normal”. En consecuencia, la
tasa de rentabilidad del capital y la tasa de interés no pueden
divorciarse, y por ende los Bancos Centrales están limitados en su
influencia sobre la rentabilidad del capital y los precios.
2.- LEY DEL VALOR
La
Transformación De Los Valores En Precios.
Si afirmamos
la plena vigencia de la ley del valor donde “las mercancías se
venden a su valor” podemos decir que el origen del problema se
remonta a Ricardo al no poder conciliar su teoría de que a capitales
iguales en magnitud le corresponden tasas de ganancias con igual
coeficiente. En términos marxistas el problema fue planteado así,
¿cómo transformar los valores en precios y la plusvalía en
ganancia? La respuesta dada por Marx es que si la tasa de ganancia en
un sector es superior al promedio, entonces los capitales migraran
hacia ese sector, generando una mayor oferta que demanda, obligando a
la caída de los precios con la subsecuente igualación de tasas de
ganancia. A este esquema debemos agregar que la fuerza igualadora es
la cantidad de trabajo socialmente necesario cristalizado en una
mercancía. Dicho esto, la pregunta es, ¿si bajan los precios,
entonces también cae la cantidad de valor encapsulado como trabajo
socialmente necesario en una mercancía?. Es evidente entonces que al
igualarse las tasas de ganancias, estas provocan una tremenda
incoherencia en la ley del valor, pues la cantidad de trabajo no es
igual en cada industria ni sector. Por consiguiente, ¿la tasa de
ganancia se puede derivar de la ley del valor? Este fue el problema y
dolor de cabeza de los economistas clásicos. La solución dada por
Marx consistió en cambiar la base metodológica. Si Ricardo había
trabajado con distintos tiempos de rotación del capital, Marx
desarrolla la respuesta al problema con distintos composiciones
medias de capital. El problema para Marx era entender qué sucedía
con los precios cuando la relación entre capital constante partido
por capital variable va cambiando entre las distintas ramas pero bajo
una misma tasa de plusvalía. Concluyó que los capitales que tienen
una menor proporción de capital variable que la media, venden a un
precio de producción superior al precio directamente proporcional
del valor, ocurriendo lo inverso con capitales que tienen una mayor
proporción de capital variable que la media. Por consiguiente, los
valores globales producidos reaparecen en el producto final mientras
las ganancias de los capitales aparecen como la suma de las
plusvalías. Sin embargo persistía el problema de que los precios
individuales de las mercancías no se correspondían con los tiempos
de trabajo invertidos en cada rama17.
Marx avanza
otro paso y descubre que la tasa de ganancia no afecta la producción
de plusvalía, pero sí afecta la forma en que se distribuye la
plusvalía. Por consiguiente antes de estudiar la tasa de ganancia
hay que estudiar la forma en que se crea esa plusvalía a partir del
tiempo de trabajo socialmente necesario, pues es el tiempo de trabajo
lo que determina a los precios y la tasa de ganancia. En consecuencia
son las diferenciales más o menos permanentes de precios por encima
o debajo de los precios de producción (no los precios de mercados
fijados por oferta y demanda) las que provocan las migraciones de
capitales desde una rama a la otra, nivelando así la tasa de
ganancia y de esta forma distribuyendo la masa total de tiempo de
trabajo socialmente necesario entre las distintas ramas de la
producción. Pero, ¿cómo se forman los precios de producción?.
Estos son formados al fragor de la ley del valor, es decir por la
relación entre el conjunto del plusvalor y el capital, por lo que a
determinado precio de producción le corresponde en directa relación
una determinada capacidad de compra. Por consiguiente el precio de
producción realiza el valor de la mercancía que es producto del
capital en la medida que objetiviza el trabajo humano abstracto. Esto
significa que la transferencia de plusvalía es transferida de una
rama productiva a otra, realizándose en esa otra rama productiva a
la que se traslado. Las objeciones a este planteo, vinieron de
Bortkiewicz18,
quien sostenía que Marx no habría dado respuesta a la
transformación de los valores en precios de los INSUMOS. Y es que
según la ley del valor, la suma de los valores debería ser igual a
la suma de los precios.
La principal
consideración hecha a los críticos de Marx es que éste en realidad
se preocupaba de la transformación de los precios de producción a
los valores. Los valores siempre aparecen como precios y por lo tanto
la plusvalía aparece bajo la forma de dinero. Por lo tanto la
transformación lo que debe hacer es buscar la forma en que se
distribuye la plusvalía entre ramas productivas. Por este motivo los
insumos no deben ser transformados en tanto el capitalista compra a
precios de producción. Esto significa que para Marx cuando los
precios de las mercancías no son directamente proporcionales a los
valores, la distribución de plusvalía entre los capitalistas es
desigual. En consecuencia, el proceso de transformación no es otra
cosa que la distribución de plusvalía que se lleva a cabo cuando se
forman los precios de producción a partir del movimiento de
capitales entre distintas ramas. Por lo tanto, la redistribución de
plusvalías afecta a los precios de producción. No obstante, al
interior de cada rama de producción existen diferentes tasas de
ganancia originadas en diferencias de productividad. Estas
diferencias en las tasas de ganancias participan en la generación de
plusvalías extraordinarias19.
Sobre la
base de estos antecedentes se ha ido decantando la discusión para
centrarla en la formación y calculo del valor del producto neto que
viene a sintetizar el valor o suma del trabajo social abstracto de un
período determinado. Se parte dejando de lado la igualdad entre la
suma de precios con la suma de valores y la igualdad entre la suma de
plusvalías con la suma de ganancias. Des-hechándose también la
idea de Bortkiewicz de igualar precios de insumos con precios de
productos en un esquema de equilibrio general de precios.
Pero, fue
Sraffa21
quién puso las cosas en su lugar, recuperando la teórica del valor
trabajo y reposicionándola como soporte explicativo de toda la
economía. Para tal efecto, demolió teóricamente los pilares de la
teoría neoclásica en sus variantes monetaristas y marginalistas.
Surgidas precisamente de las críticas, ataques y posterior
ocultamiento, silenciamiento y deliberada indiferencia a la teórica
del valor desarrollada en su máxima expresión por Marx.
Sraffa anula
toda capacidad ofensiva teórica e intelectual a la escuela
marginalista, monetarista y neoclásica al preguntarse ¿qué es el
capital?, ¿por qué en la escuela neoclásica se concibe al capital
como un factor productivo más que merece ser retribuido tanto como
lo es el salario?22
Sostiene que el capital es una mercancía que sirve para producir
otra mercancía. Pero esta mercancía tiene una particularidad
notable, es depositaria de “una razón-patrón”, o cierta
cantidad de “trabajo fechado” acumulado y cristalizado en ella.
Por lo tanto el capital esta determinado por las condiciones sociales
e históricas y no por la productividad marginal, ni por valoraciones
o equilibrios marginales. Su trabajo por tanto no tiene que ver con
la escala de la producción, ni con la magnitud de los factores
productivos, ni menos aún con las variaciones cuantitativas o
subjetivas en las proporciones en que se entrelazan estos factores.
Con esto Sraffa hunde la concepción neoclásica según la cual la
economía estudia los procesos de optimización de los
comportamientos individuales. Pero, este investigador no descansa y
avanza en la resolución de problemas planteados por la economía
clásica y posteriormente por Marx y que, ante la incapacidad de
darle una solución científica, fueron descaradamente clausuradas
por los neoclásicos. Y es que para los neoclásicos el capital entra
en el proceso productivo en pie de igualdad con el trabajo y la
tierra. A juicio de ellos, buscando cada uno su propio interés
particular e individual se construye el interés general. En esta
lógica analítica, la retribución del capital, su valor, depende de
“la productividad marginal” obtenida de una abstracta, matemática
e inexistente “función de producción”, donde capital y trabajo
no solo están en igualdad de condiciones sino que ambos se
complementan actuando como un todo unido cuyo motor es la mano
invisible de Smith y la optimización de utilidades de los
marginalistas. Pero este esquema teórico no explica el
comportamiento de la economía real. No explica las crisis
económicas, no explica el desarrollo tecnológico en la producción,
ni tampoco logra explicar el nacimiento de los precios, la
transformación de los valores y el porqué el capital sería un
factor productivo tan importante como el trabajo y la tierra. Este
esquema se muestra absolutamente a la deriva enfrentado al problema
de los monopolios, del imperialismo, de la agudización de la pobreza
con crecimiento económico.
Sraffa parte
preguntándose cómo medir y evaluar el real comportamiento de la
economía más allá de las distorsiones introducidas por los
precios. Para tal efecto busca una unidad de medida que de cuenta del
valor real de la economía independiente de los precios. Y esto es
así porque al la necesidad de expresar un precio se hace siempre en
función de otra mercancía elegida arbitrariamente. Pero, qué
determina finalmente el precio de esa “otra mercancía”?. De este
modo, compone una mercancía o “una fracción de la industria”
tal que el aporte de cada sector industrial o productivo al producto
final esté en la misma proporción que lo consumido como medio de
producción. Se trata de la “razón-patrón” o “mercancía-patrón”
que permite demostrar la igualdad entre el producto final de un
sector con los medios de producción del otro sector. De este modo,
los productos finales de un período se convierten en medios de
producción para el siguiente período en el otro sector, sin que
ello signifique alterar las proporciones entre los sectores uno y dos
de la economía. La mercancía “razón-patrón” está determinada
por la cantidad de trabajo cristalizada en ella, o “trabajo-fechado”.
Así, Sraffa define al “trabajo-fechado” como cantidades de
trabajo que expresa el valor de los medios de producción en
términos de horas de trabajo datadas e incorporadas en su
elaboración. Por consiguiente, es posible entender el funcionamiento
completo de la economía sin recurrir a una definición absurda del
capital como hacen los neoclásicos. Se deriva de lo anterior el
hecho que los precios dependen directamente del tipo de salario, el
tipo de interés, el trabajo directo incorporado en cada período
distinto y el número de períodos productivos a considerar.
Siguiendo
esta lógica, Sraffa demuestra que el capital, definido por los
neoclásicos como un medio de producción cualquiera, no existe.
Dicho esto, tampoco existe el costo fijo del capital, ni la
productividad marginal con la que se fija el precio a dicho capital.
Sraffa, sostiene que los salarios y los beneficios se relacionan
únicamente por medio de la “razón-patrón” sin mediar en
ninguna parte los llamados e idolatrados precios. Es decir, pueden
existir los beneficios sin capital. Por consiguiente, en base a la
“razón-patrón”, Sraffa clarifica contundentemente que los
salarios y los beneficios están en relación inversa, pero ambos
están en una relación de dependencia de la “razón-patrón”,
que es la única medida de productividad del sistema y una medida del
excedente en términos de medios de producción. Esto significa que
la única forma para que exista un tipo de ganancia positiva es a
través de un grado de explotación al trabajo también con signo
positivo. Dicho de otro modo, para que exista una ganancia positiva
el tipo de salario debe ser siempre menor a ella. En consecuencia, el
valor de las mercancías que consume el trabajador reflejado en su
salario es positivo si la plusvalía reflejada en ganancias también
es positiva. Por este motivo Sraffa concluye que la tasa de
explotación sólo se explica en función de la “razón-patrón”
en tanto cuanto con salarios distintos para los distintos sectores la
plusvalía puede ser tan grande como el capital variable si y solo si
los beneficios se miden en función de la “razón-patrón”. Es
decir, Sraffa retoma la tesis de los clásicos y de Marx que asigna
una tasa de ganancia homogénea para toda la economía.
Esto último
es importante porque hasta donde Marx alcanzo a estudiar en El
Capital, Sraffa retoma y concluye que de la tasa de explotación
dependía el valor de lo que se produce como plusvalía (en lenguaje
de Marx), de este modo es posible comprender el hecho de que las
ganancias vayan en dirección inversa al aumento de la composición
orgánica del capital. Esto hace que la “razón patrón” sea
inversa a la suma de la tasa de explotación y de la composición
orgánica del capital, toda vez que la razón patrón expresa la
diferencia entre la producción final y los medios de producción
empleados en término de estos últimos, y por tanto, representa la
participación de los salarios y beneficios por unidad de medio de
producción empleada en términos monetarios.
Dados todos
los supuestos anteriores la relación entre el salario y la ganancia
es inversa en distintos niveles y según distintas fechas. En
conclusión, a diferencia de los neoclásicos y marginalistas que
definen una relación directamente proporcional entre precio y
retribución del capital, los productos y las ganancias medidos por
sus valores y no por sus precios no son proporcionales y dependen
directamente de la razón patrón y el período a considerar. De
esta manera los vaivenes de precios dependen de las ganancias. Si
estas aumentan, se incrementan los precios, lo que repercute en una
caída de la tasa de salarios. Pero, si la tasa de salarios
disminuye, las empresas que compran medios de producción deben bajar
los precios para poder mantener su tasa de beneficio. De aquí se
sigue que si el salario cae medido en términos de cualquier
mercancía, el tipo de beneficio aumenta; y para el aumento del
salario deberá ocurrir lo contrario con la tasa de beneficios.
El capital
deja de ser un factor productivo y pasa a convertirse en una
mercancía que produce mercancía. A su vez, los precios se forman y
calculan simultáneamente con las ganancias presentes y pasadas y,
por tanto, dependen de la distribución de la renta, la que a su vez
depende de la cantidad de trabajo. Por esta razón los precios son
directamente proporcionales a las cantidades de trabajo por unidad de
producto, pero se hayan en una relación inversa a la productividad
del trabajo, y viceversa, a mayor productividad menores precios. Y
aquí está el motivo de fondo por el cual Sraffa desbarata la teoría
neoclásica según la cual las ganancias y salarios son determinados
técnica y matemáticamente por la productividad marginal. Muy por el
contrario, los salarios y ganancias son determinados por la
correlación de fuerzas entre las clases sociales. Pero además
Sraffa concluye que en la economía lo realmente significativo no son
las empresas, sino más bien los procesos y etapas de la producción.
Sraffa
aguijonea aún más a la teoría
Neoclásica retomando el modelo matemático de Bortkiewicz para
criticarlo y superarlo, estableciendo que en una economía existen
“n” mercancías. Luego el valor de esas mercancías sólo se
puede expresar en función de otra. En este marco, ¿qué
particularidad tiene el capital definido por los neoclásicos como
medios de producción?, tiene algo en especial?. No, simplemente es
otra mercancía producto del trabajo.23
Esto sólo puede ocurrir si concurren las siguientes condiciones: a)
La tasa de ganancia es una variable exógena determinada por
condiciones sociales e históricas. Esto contradice de lleno a los
neoclásicos que sostienen una tasa de ganancia definida por factores
endógenos; b) No existe un “equilibro general de precios”, pues
los costes son magnitudes físicas determinadas por unidades de
trabajo temporal concretos. Esto contradice a la escuela neoclásica
que sostiene unos precios equilibrados determinados por costes
marginales dependientes del “costo de oportunidad”, aspectos
psicológicos enraizados en la utilidad marginal del bien.; c) Los
precios dependen de la fuerza de trabajo demandada en el proceso
productivo, fuerza de trabajo que no se reparte uniformemente en el
sistema; d) Los sectores productivos se someten a tasas de ganancia
igualadas, cuestión que contradice a los neoclásicos que sostienen
unas tasas de beneficios determinadas por la posibilidad que tienen
las empresas de influir y preveer el precios de su producto; e) Los
niveles de producción son determinantes de la demanda, los que a su
vez determinan a los precios; f) El salario es un anticipo de valor
que los trabajadores deberán consumir como medios de subsistencia,
sin embargo solo se realiza al final del proceso productivo. Por
tanto Sraffa sostiene que el salario es el total de la retribución
pagada y no solo la parte que excede a las necesidades básicas del
trabajador24.
Por
consiguiente el análisis hace hincapié en el carácter reproductivo
de la mercancía y no en su escasez. Los precios de las mercancías
se determinan por sus costos fijos. Aquí se debe recalcar que el
cambio tecnológico influye directamente en los costos de producción
y estos en los precios. Por tanto el valor de la producción es mayor
que los costos de producirla pues la tecnología permite producir
mayor cantidad de bienes que los bienes producidos como insumos. Si
los salarios son variables, los beneficios y los salarios forman
parte del producto neto, determinándose desde fuera, dado que el
sistema puede moverse con grados de libertad diferentes. Esto supone
que el trabajo es uniforme en calidad, pues el trabajo diferente en
calidad finalmente es reducido a una cantidad equivalente, recibiendo
el mismo salario. Esto es vital para establecer que los valores
relativos de las mercancías son proporcionales a los costos de
trabajo. La existencia de la tasa de ganancia delata la existencia de
una proporcionalidad entre el producto y el trabajo directa e
indirectamente incorporado. Ante una caída en la tasa de beneficio,
con una bases tecnológicas distintas, los empresarios optan
liberando recursos para equilibrar las diferenciales de las tasa de
beneficio, igualando la tasa de ganancia que opera en la economía en
su conjunto25.
El debate de
sobre el Capital fue un debate radicado en la naturaleza y medición
del capital como factor de producción y la influencia de tal
concepción en la distribución del producto resultante, ambos
problemas relacionados con su cálculo y agregación26
La cuestión
era la siguiente: una economía capitalista se caracteriza por dos
sistemas de precios. Uno de ellos es el sistema de precios de los
bienes como producto, el segundo es el precio de los activos de
capital. El sistema de precios de la producción depende en gran
medida de los salarios y la ganancia, mientras que el precio de los
activos de capital depende de las estimaciones en el presente de
beneficios esperados o futuros, actuales estimaciones de los niveles
de incertidumbre involucradas en posibles desarrollos, la
capitalización actual y las tasas de los flujos de los beneficios.
El problema se hace evidente cuando consideramos que los bienes
físicos envueltos en ambos casos son los mismos: las inversiones
son, de acuerdo a teoría, consumo pospuesto, en otras palabras,
bienes cuyo consumo final es deferido. Pero si esos bienes tienen dos
precios, cual es, en general, el que se debería usar para
cálculos?27.
Piero
Sraffa, afirmo que hay una relación de intercambio (trade-off) entre
salarios y ganancias (lo que implica una competencia entre esos
factores por el resultado del proceso de producción, lo que, a u
vez, influencia el valor del capital). Para demostrar esto había que
superar la “función de producción”. Este es uno de los
conceptos básicos para los neoclásicos y que Sraffa desmonta
teóricamenteSe define como las relaciones en un sistema con solo dos
factores de producción y un solo producto (que puede ser utilizado
inmediatamente en consumo o "ahorrado" como inversión). Se
asume que todos los "tipos de trabajo" y todos las
"unidades de capital" son homogéneos.
Gustavo
Murga acertadamente nos señala que La formula representa una
justificación adecuada para la distribución de la renta del
producto entre los factores: tanto el capital como el trabajo
contribuyen al producto total, por lo tanto ambos tienen un derecho
justificado al resultado. La distribución más justa de ese
resultado es en relación a los precios o costos relativos de factor
(o productividad marginal). Pero, ¿cómo podemos calcular, por
ejemplo, el monto real y la contribución del "capital agregado"
cuando se consideran un conjunto de empresas que producen muchos
tipos de bienes y servicios, empleando miles o millones de
trabajadores y una multitud de herramientas y maquinas, utilizando
diversas formas de división del trabajo?. La respuesta,
tradicionalmente sugerida a los estudiantes, es que tanto el producto
como el capital agregado se miden en dinero (es decir, que el
"capital industrial" se trata como Capital financiero).
Esto permite construir modelos económicos asumiendo que, dado un
equilibrio, por un lado, el ahorro es consumo deferido e igual, en
monto, a la inversión, y, por el otro, que el retorno de esa
inversión es igual al producto marginal de la misma, lo que a su vez
permite simplificar enormemente los cálculos económicos (y,
circularmente, avala la existencia del equilibrio). Por el contrario,
si el valor de los bienes de capital es diferente del valor de los
bien de "consumo diferido", el cálculo se dificulta28.
Según
Sraffa la cantidad total de capital depende tanto o más de la tasa
de ganancia que de la cantidad de capital invertido. En otras
palabras, la tasa de interés es crucial para determinar el monto del
capital. Esto empalma con los economistas clásicos para los cuales
el capital, dado que la inversión es equivalente al ahorro y este a
su vez es consumo pospuesto, es matemáticamente equivalente a la
diferencia entre todo lo que se produce y todo lo que se consume en
el proceso durante un periodo dado. Pero esa diferencia es también
la plusvalía o "nueva riqueza" producida en un periodo
dado. El problema, del que los clásicos eran conscientes, aparece
cuando notamos que la inversión depende de la tasa de ganancia. Esa
tasa de ganancia depende de los precios de mercado, pero estos
dependen a su vez de la tasa de ganancia. Como es obvio, hay en el
argumento una circularidad que, si bien necesariamente no lo
invalida, lo convierte en poco útil desde la perspectiva analítica:
no podemos determinar los precios de mercado sin conocer la tasa de
ganancia, pero la tasa de ganancia no puede ser determinada sin
conocer los precios de mercado. De esta forma, no podemos valuar las
inversiones y, consecuentemente, no se puede determinar el valor del
capital. Tampoco lo podemos derivar lógicamente del valor del
trabajo (como siendo el valor restante que queda del monto total del
producto después que se pagan salarios) dado que el trabajo y el
capital no son homogéneos entre sí. Así, a menos que esa
derivación sea utilizada simplemente por convención o algún otro
mecanismo, no hay ninguna razón aparente por la cual la diferencia
monetaria entre el monto de los salarios y el del producto deba ser
el costo del capital29.
Siguiendo a
Murga la variación entre la tasa de trabajo y el valor total de los
bienes utilizados en los diferentes sectores económicos, en un
mercado competitivo en equilibrio y asumiendo que la tasa de ganancia
es igual en todos los sectores, implica que el precio de los bienes
de capital en los sectores con uso intensivo del factor trabajo
debería ser mayor que en el de sectores intensivos
en capital, para que la tasa de ganancia
siga siendo la misma en los diferentes sectores. Adicionalmente, la
intensidad de uso del capital cambia de manera diferente en los
sectores productivos de bienes de capital, lo que aumenta la
complejidad del problema. Pero, si la tasa de ganancia varía, no se
puede esperar que el precio de los bienes o agregaciones aleatorias
de los mismos permanezcan constantes. En ambos casos la conclusión
es la misma: si la tasa de ganancia (o interés) es la misma a través
de los diferentes sectores económicos, los precios de un mismo tipo
de bienes de capital no pueden ser uniformes.
Si la tasa es diferente, los precios de
los bienes no pueden ser constantes. En la otra mano, asumiendo que
se vende a la misma tasa de ganancia, el "salario" de los
factores no puede ser igual si se produce utilizando altos niveles de
inversión de capital que cuando esos niveles son bajos. A altos
niveles de uso del capital, la productividad del factor capital (de
acuerdo a la interpretación neoclásica misma) decae. Por lo tanto,
su costo debería decaer. Adicionalmente Sraffa sugirió que esta es
una relación inversa a la causalidad asumida por teoría neoclásica
de la producción entre la tasa de ganancia y la cantidad de capital.
De acuerdo con esa teoría, específicamente, de acuerdo a la ley de
los rendimientos decrecientes, un aumento en la cantidad de capital
utilizado debe reducir la tasa de ganancia. Sraffa mostró
matemáticamente que, por el contrario, un cambio en la tasa de
ganancia provoca un cambio no lineal del valor de las inversiones.
Este análisis sugiere que un uso más intensivo de un factor de
producción — no solo el capital— puede llevar a situaciones que
incrementarían el precio de ese factor. Según sus proponentes, este
análisis levanta serias dudas sobre la visión neoclásica de los
precios como indicador de escasez en general y, en particular, sobre
del principio de sustitución, que se deriva de la teoría de oferta
y demanda, concretamente, en relación al funcionamiento de los
bienes de capital30.
A MODO DE UNA BREVE CONCLUSIÓN:
Todos los gritos de
indignación en EE.UU, España, Europa, las revueltas populares en
Inglaterra, Italia, Grecia, Islandia y Francia, la revolución
estudiantil en Chile, la proliferación de movimientos ciudadanistas,
son todos procesos que expresan un nivel superior de desenvolvimiento
de la ley del valor. A escala planetaria tenemos un capitalismo que
ha homogeneizado a la burguesía, que ha deslocalizado sus procesos
productivos, que ha integrado los flujos de mercancías globales, que
ha desarrollado a niveles impensado la tecnología en todas sus
aplicaciones. Tenemos un capitalismo mundial heterogéneamente
desarrollado pero plenamente ensamblado, que requiere igualar las
tasas y condiciones de explotación de los trabajadores del mundo. En
este proceso, las burguesías de cada rincón del planeta comienzan a
barrer con todas aquellas pesadas cadenas de obligaciones sociales a
las que se habían amarrado cuando los trabajadores del mundo
amenazaban con una revolución social. Se desenvuelve ante nuestros
ojos la estandarización mundial de la explotación al trabajo en
base a una ley del valor que ya no encuentra rincones que le sean
prohibidos y ajenos. Ante este estado de cosas, las aristocracias
obreras de Europa, las pequeño burguesía del mundo, chillan y
gritan, se indignan y masivamente se vuelcan al espacio público
mundial con gritos de dolor, espanto y terror ante un destino
inexorable: su conversión en una masa cada vez mayor de proletarios
súper explotados, con condiciones de vida muy inferiores a las que
tenían previamente, con niveles de endeudamiento, educación e
integración muy superiores a los que se tenía precedentemente.
Claman y suplican no ser despojados de las ilusorias cuotas de
participación en el sistema político. Exigen ser considerados. Pero
ya es demasiado tarde, llego el momento de pagar muy caro la renuncia
a la revolución mundial socialista. La hora de la degradación ha
llegado. No se trata de una situación pre-revolucionaria, pues esta
exige a una clase explotada a la ofensiva y no a la defensiva como se
encuentra en la actualidad. La burguesía no pierde el tiempo,
aprovecha la debilidad del enemigo de clases, tras la oscura
confusión en que éste ha caído al intercambiar Revolución por
Estado de Bienestar. Esta ocupa todas las armas y leyes de la lucha
de clases, mientras a nosotros la única salvación que nos va
quedando es precisamente recuperar la teoría, practica e historia
para hacer la revolución y librarnos de esta maldición.
1
“El Imperialismo: Fase superior del capitalismo”, V.I. Lenin,
Zurich 1916. La versión que hemos tenido a la vista es la publicada
digitalmente en
http://www.marx2mao.com/M2M(SP)/Lenin(SP)/IMP16s.html
2
“La Acumulación del capital”, Alemania 1913. Se ha tenido a la
Vista la versión digital editada por Edicions Internacionals Sedov,
Grupo Germinal. Disponible en http://grupgerminal.org/?q=node/452
3
“Valor Mercado Mundial y
Globalización”, op. Cit.
4
“Valor Mercado Mundial y
Globalización”, op. Cit.
5
“Valor Mercado Mundial y
Globalización”, op. Cit.
6
“Valor Mercado Mundial y
Globalización”, op. Cit.
7
“Valor Mercado Mundial y
Globalización”, op. Cit.
8
“Valor Mercado Mundial y
Globalización”, op. Cit.
9
“Valor Mercado Mundial y
Globalización”, op. Cit.
10
“Valor Mercado Mundial y
Globalización”, op. Cit.
11
Charla de Hugo Azcurra el
11-1-2011 en Santiago- Chile, Universidad Diego Portales de Chile
disponible en: http://unidadmpt.wordpress.com/
También: “Imperialismo y Socialismo”, en Laberinto nº 28 / 3er
cuatrimestre de 2008. Disponible
en
laberinto.uma.es/index.php?option=com_docman&task=doc_download&gid=314&Itemid=
Otro
trabajo fundamental del autor es “Plusvalor y Excedente”,
Argentina Universidad Nacional de Luján, 2010.
12
“Valor Mercado Mundial y
Globalización”, op. Cit.
13
“Valor Mercado Mundial y
Globalización”, op. Cit.
14
“Valor Mercado Mundial y
Globalización”, op. Cit.
15
“Valor Mercado Mundial y
Globalización”, op. Cit.
16
“Valor Mercado Mundial y
Globalización”, op. Cit.
17
“Valor Mercado Mundial y Globalización” Rolando Astarita,
Ediciones Kaicron, Buenos Aires 2006.
18
Ladislaus von Bortkiewicz (1868-1932). Estadístico y economista
ruso de origen polaco, nacido en San Petersburgo, agudo crítico de
la literatura económica de su época (Böhm-Bawerk,
Wagner,
Marx).
Fue profesor en Berlín (1901-1931). Amigo de León Walras
y defensor de la economía matemática, critico fuertemente la
teoría del interés de la Escuela Austriaca. Sin embargo lo
conocemos por la obra de Sweezy
por su intento de corrección de la solución marxista al problema
de la transformación de los precios en valores y viceversa.
19
“Valor Mercado Mundial y
Globalización”, op. Cit.
20
Aspectos de la economía de
Sraffa. y extensiones a partir de su libro “Producción de
Mercancías por medio de mercancías”. Por Antonio Mora Plaza. En
“Nómadas”, Revista Critica de Ciencias Sociales y Jurídicas,
Universidad Complutense, Madrid, numero 23, 2009
21
“Producción de mercancías por medio de mercancías”, Piero
Sraffa, Cambridge, KU, 1959. Edición digital disponible en
http://es.scribd.com/doc/11390311/Produccion-de-Mercancias-por-Medio-de-Mercancias
22
“Sraffa y la metafísica de la
economía”. Por Fernando
Hugo Azcurra .
Argentina. Disponible en
http://www.nuevatribuna.es/opinion/autor/2011-12-17/sraffa-y-la-metafisica-de-la
economia/2011121712272200157.html
Artículo publicado a propósito de una nota de Antonio Mora
Plaza aparecida en la Revista digital Nueva Tribuna – Madrid el
4/11/2011, Fernando
Hugo Azcurra
. Argentina
23
“Piero Sraffa. La implosión
lógica de la teoría neoclásica”. Por Alejandro Fiorito.
Ediciones Cooperativas. Este escrito fue presentado en ocasión a la
presentación del libro “Capital y Excedente” de Fernando H.
Azcurra y Alejandro Fiorito en la Facultad de Ciencias Económicas,
Universidad de Buenos Aires, Argentina, abril de 2006.
Fue asimismo
publicado en la revista Oikos: Murga, Gustavo (2006): “Piero
Sraffa”, Oikos N°21, 123-147, EAE, Universidad Católica Silva
Henríquez (UCSH), Santiago de Chile.
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“Piero Sraffa. La implosión
lógica de la teoría neoclásica”, op. Cit.
25
“Piero Sraffa. La implosión
lógica de la teoría neoclásica”, op. Cit.
26
“Cambridge vs. Cambridge. Tres
visiones epistemológicas de una controversia”, 1er. cuatrimestre
2005, Buenos Aires, junio 2005, Por Gustavo Murga, disponible en
http://www.consejo.org.ar/comisiones/com_39/files/puesto2_tesina07.pdf
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“Cambridge vs. Cambridge. Tres
visiones epistemológicas de una controversia”, op. Cit.
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“Cambridge vs. Cambridge. Tres
visiones epistemológicas de una controversia”, op. Cit.
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“Cambridge vs. Cambridge. Tres
visiones epistemológicas de una controversia”, op. Cit.
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“Cambridge vs. Cambridge. Tres
visiones epistemológicas de una controversia”, op. Cit.