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miércoles, 21 de diciembre de 2011

ANÁLISIS Y CRÍTICA: NOTAS TEÓRICAS SOBRE EL IMPERIALISMO, EL VALOR, EL MONETARISMO Y LA RECUPERACIÓN DE PIERO SRAFFA. (19/12/2011)


ANÁLISIS Y CRÍTICA: NOTAS TEÓRICAS SOBRE EL IMPERIALISMO, EL VALOR, EL MONETARISMO Y LA RECUPERACIÓN DE PIERO SRAFFA.

Marcelo D. Cornejo Vilches, diciembre de 2011.

Este espacio pretende sistematizar algunas aproximaciones teóricas para la comprensión de la economía política del capitalismo contemporáneo. En tal sentido, este pequeño capítulo está diseñado como marco teórico para lo que será el desarrollo subsiguiente de las tesis plasmadas en el libro “Acumulación de capital en Chile. Crisis y desarrollo, últimos 40 años”. Pero además nos proponemos continuar con la denuncia del carácter pequeño burgués y reformista de las ideas hegemónicas en las actuales ciencias sociales sintetizadas en la propuesta económico ciudadanista que llama al control sobre el sector financiero de la economía con el fin de reencontrarnos con un mercado continental verdaderamente integrado, libre y justo donde la concurrencia de pequeños productores de mercancías nos llevaran a una época de paz y desarrollo sostenible y donde las crisis originadas en la especulación financiera ya no tendrán cabida.

Amén del objetivo anterior, me propongo derivar del análisis la mayor cantidad de problemas teóricos, históricos y políticos susceptibles de ser estudiados. En este esfuerzo, notara el lector las abundantes referencias a investigadores argentinos. La razón de aquello estriba en la proliferación científica de un sin número de trabajos de notable calidad en el marco del profundo rechazo argentino a las fracasadas políticas neoliberales de la era Menem-De la Rúa. Esta singularidad histórica no es extraña si se considera el prodigioso desarrollo de las ciencias sociales ligada a la teoría de la Dependencia en el Chile de la Unidad Popular.

Partimos analizando críticamente el imperialismo, para luego volver a la teoría del valor y terminar con un ejercicio de rescate de uno de los economistas más brillantes e importantes del siglo XX, deliberadamente ignorado por la ortodoxia económica, Piero Sraffa quien fue amigo en de Gramsci y genial responsable de recuperar la teoría del valor trabajo de los economistas clásicos y validar matemática y científicamente, nada menos que desde la ciencia burguesa de Cambridge, la teoría marxista sobre el capital.

1.- EL IMPERIALISMO:

De acuerdo a Hilferding, Hobson y Bujarin el imperialismo se caracteriza por el dominio del monopolio. Estos escapan a la ley del valor. Su principal ley histórica es la coerción extra económica, la violencia y la guerra. Empero, el monopolio conduce al subconsumo y el estancamiento crónico del capitalismo con tasas de inversión cada vez menores dando paso al llamado “parasitismo financiero” propio de la madurez del capitalismo en los países centrales con estancamiento productivo. Se deriva de lo anterior el hecho de que el capitalismo monopólico crece en base a la potencia militar de los Estados nacionales, garantizando así la existencia de mercados consumidores y proveedores de materias primas. El principal mecanismo económico del imperialismo es la exportación de capitales hacia las colonias y zonas de influencia. De este modo, se generan Estados-nación identificados con sus respectivos monopolios haciendo que las guerras inter-imperialistas sean inevitables.

¿Por qué es importante la discusión reseñada?. La necesidad desafiar y desatar una intensa y prolongada lucha político e ideológica desde el marxismo revolucionario contra la hegemonía burguesa reproducida, perfeccionada y extendida de las formas más increíbles por parte de la pequeño burguesía intelectual, obliga a dar respuesta científica, teórica, política e ideológica que sirva de base a un proyecto revolucionario.

De este modo, es posible distinguir tres grandes interpretaciones de del capitalismo contemporáneo:

A) Tesis Basada En El Super Imperialismo:
La tesis se basa en que EE.UU. alcanzó un poder tal que le permite imponer un orden mundial al resto de las potencias. Pero, no considera la vulnerabilidad crítica por el lado financiero de este país. En cuanto a lo militar se fetichiza su poderío en base al enorme desarrollo tecnológico. Sin embargo, pese a las asombrosas tecnologías, no reemplazan las relaciones de fuerza sociales y políticas en el terreno mismo. Pensar así es caer en un determinismo tecnológico y mecánico que puede llevar a cuestiones equivocas, pues la superioridad en la guerra no es un reflejo mecánico de la superioridad de las fuerzas productivas.

B) La Tesis Del Enfrentamiento Inter Imperialista:
Ha sido actualizada por muchos referentes de izquierda y analistas. Según esta tesis la guerra de Irak (2003) es el preludio a un enfrentamiento estratégico que conduce a la tercera guerra mundial. Supuestamente la guerra estaría dirigida contra China, Europa al quitarle suministros energéticos. Sin embargo no considera que la tensión tiene un techo. La disidencia tiene límites porque existe coincidencia estratégica. Por eso la ONU no se fractura. Al fin y al cabo la ocupación de Irak fue votada por Rusia y Francia.

C) Una Consecuencia De La Centralización Del Capital:
Los capitales se encuentran a tal punto entrelazados y ensamblados por la internacionalización que la identidad y arraigo nacional de los capitales desapareció. La ola de fusiones y adquisiciones transnacionales fortaleció la integración de capitales transfronterizos. De esta misma condición emergen los acuerdos inter estatales sobre inversiones. Sin embargo, se absolutiza el elemento de unidad dejando de lado los elementos de conflicto y tensión.

D) Enfrentamiento En La Unidad:
Si la centralización internacional del capital ha puesto un “techo” al grado e intensidad de los conflictos entre las potencias, no anuló la referencia geográfica y nacional de los capitales, ni elimino el conflicto por conquistar zonas de influencia, cuotas de mercado, abastecimiento de materias primas o campos de inversión. Es el enfrentamiento en la unidad. Un intento del capital europeo de disputarle al dólar su rol de dinero mundial; cuestión que tiene importancia para el señoreaje a nivel internacional, así como para la emisión de activos financieros nominados en una moneda mundial. Esta relación contradictoria entre unidad regional del capital y tensiones nacionales se advierte también en el conflicto que atraviesan los grandes bloques económicos. La centralización internacionalización de los capitales plantea un techo objetivo a la escalada de los conflictos entre las potencias. Los conflictos se derivan de la disputa por zonas de influencia.

Sobre “el Imperialismo Etapa superior del Capitalismo”1.
Lenin nos advierte y nos precisa claramente que este texto es un “FOLLETO” de divulgación y ataque a las posiciones socialchovinistas que, teniendo ideales socialistas, conducían a los trabajadores a apoyar la guerra mundial abanderizándose con las burguesías imperiales de uno u otro país. En ningún caso es EL ESTUDIO marxista sobre el imperialismo. Pero también el autor nos previene sobre el lenguaje afirmando que “está escrito teniendo en cuenta la censura zarista” aspecto que le lleva a “limitarse” en su análisis sólo al aspecto que a él le parece más urgente combatir desde el punto de vista ideológico, el llamado “súper imperialismo” y el carácter armonioso y pacífico del desarrollo capitalista bajo la fase imperialista. Por esta razón el análisis de Lenin acota que la principal característica del imperialismo en la época que le corresponde presenciar es la guerra inevitable entre las grandes potencias recurriendo a la violencia, el pillaje y la conquista. Pero, además Lenin se abalanza sobre los reformistas, pacifistas y social chovinistas al señalar que lejos de alcanzarse el socialismo mediante un camino de reformas graduales y pacíficas, éste bajo la fase del imperialismo y con el carácter belicista y militarista que presenta, necesariamente desembocara en una revolución mundial nacida de la guerra. No obstante, el autor no satisfecho con indicar clara y categóricamente las limitaciones del “Folleto” nos exhorta a fijarnos que sus referentes son los trabajos de Hilferding y Hobson, cada uno ideológicamente posicionados en el reformismo marxista y el liberalismo. Este aspecto es crucial, porque lo que nos está diciendo Lenin es que el marxismo revolucionario no ha producido aún un referente metodológico para estudiar el imperialismo. En consecuencia, dada todas estas restricciones el problema resultante es, ¿por qué se tomo y ha ocupado este trabajo como LA EXPLICACIÓN SUPREMA del imperialismo?. ¿Por qué hasta hoy en día los marxistas revolucionarios no han sido capaces de sistematizar un complemento a este folleto con nuevas perspectivas metodológicas y teóricas sobre el imperialismo?, ¿por qué los reformistas y liberales basan sus críticas y legitimaciones en este documento?. Pero más sorprendente aún es la reproducción mecánica exponencial de este folleto sin la más mínima actualización, aporte, desarrollo y complemento del primer gran paso dado por Lenin.

En este acápite pretendemos esbozar algunos lineamientos teóricos básicos para su análisis crítico, sirviendo de primer paso en el estudio sistemático del imperialismo desde la perspectiva que Lenin señalo a saber, la lucha de clases, el marxismo revolucionario y la lucha por el comunismo.

Por esta razón partimos describiendo y diseccionando las principales tesis de Lenin sobre el imperialismo.

He aquí las condiciones que olvidan los críticos respecto de la obra de Lenin. Olvidan que se trata de un arma táctica propia de la guerra de clases en una etapa de crisis imperial cuya salida inevitable era la guerra mundial.

Su tesis principal es que “el imperialismo es el preludio de la revolución socialista, que el socialchovinismo (socialismo de palabra, chovinismo de hecho) es una traición completa al socialismo, el paso completo al lado de la burguesía, que esa escisión del movimiento obrero está relacionada con las condiciones objetivas del imperialismo”

Para tal efecto, el autor considera que es determinante estudiar la esencia económica del imperialismo.

Sin embargo aquí se debe hacer una observación del todo relevante a saber, el capitalismo tiene una ley económica fundamental, la ley del valor, pero esta no se da en abstracto, se da en medio de una historia concreta. Esta historia esta rubricada por la lucha de clases, por la violencia, por la guerra. De ahí que para Lenin sea tan primordial describir la guerra imperialista como una guerra de conquista, de bandidaje y de robo, una guerra por el reparto del mundo, por la partición y el nuevo reparto de las colonias, de las "esferas de influencia" del capital financiero.

En este sentido Lenin precisa que el verdadero carácter de clase de una guerra no se encuentra en la historia diplomática de la misma, sino en el análisis de la situación objetiva de las clases dirigentes en todas las potencias beligerantes. Este elemento es clave para entender que el imperialismo no debe entenderse en clave geopolítica, sino más bien en clave de guerra de clases al interior de los respectivos países. De ahí que sostenga la absoluta inevitabilidad de las guerras imperialistas sobre esa base económica, en tanto que subsista la propiedad privada de los medios de producción.

Lenin observa que el capitalismo se ha transformado en un sistema universal de opresión colonial y de estrangulacion financiera de la inmensa mayoría de la población del planeta por un puñado de países "avanzados". Este "botín" se reparte entre dos o tres potencias rapaces de poderío mundial, armadas hasta los dientes (Estados Unidos, Inglaterra, Japón), que, por el reparto de su botín, arrastran a su guerra a todo el mundo. Pero cuidado porque el gran comunista sostiene que este proceso se desarrolla sobre la base de; por un lado la guerra interna de clases y, por la otra, de la base económica objetiva que a él le toco estudiar en ese momento preciso de la historia. En consecuencia, el objetivo primario de su folleto es esencialmente político, por cuanto pretende desenmascarar a los pequeños burgueses reaccionarios -- aunque se llamen pacifistas y socialistas --, que celebraban el "wilsonismo" y trataban de hacer ver que la paz y las reformas son posibles bajo el imperialismo. Pero también a la Segunda Internacional y su máximo referente teórico, Kautsky, cuyas ideas eran fruto inevitable de la ideología de la pequeño burguesía, caracterizada siempre por los prejuicios burgueses y democráticos. Lenin sostiene que tales concepciones significan precisamente la abjuración completa de los fundamentos revolucionarios del marxismo, De ahí su énfasis en la guerra de rapiña del capitalismo.

Como Lenin era un revolucionario y no un teórico muy cómodo en la academia, se atreve a dar visualizar al mundo post guerra, señalando que sobre la ruina mundial creada por la guerra, vendrá la crisis revolucionaria mundial, que, por largas y duras que sean las peripecias que atraviese, no podrá terminar sino con la revolución proletaria y su victoria. ¿Alguien puede negar la justeza de esta afirmación?. ¿Acaso el mundo post primera guerra mundial no fue el siglo de las revoluciones mundiales?. ¿En qué período se desarrollan las crisis revolucionarias de Europa, Rusia, China, del Tercer Mundo en general?. Todas se circunscriben en el mundo post primera guerra mundial. Todas sin excepción. Por esta razón, poniéndose en el lugar de Lenin cuando escribe su folleto, su visión es absolutamente certera.

Empero, Lenin distingue entre el movimiento proletario revolucionario en general protagonizada por los trabajadores, por los explotados, pero también integrado por sectores pequeño burgueses. De ahí que el movimiento comunista como componente particular del movimiento revolucionario tenga entre sus tareas el analizar y desenmascarar los errores teóricos de la pequeño burguesía expresadas en el pacifismo y el "democratismo" en general pues con este paraguas ideológico se disimula la profundidad de las contradicciones del imperialismo y la ineluctabilidad de la crisis revolucionaria engendrada por éste. La lucha contra tales tendencias –dice Lenin- es el deber del partido del proletariado, que debe arrancar a la burguesía los pequeños propietarios que ella engaña y los millones de trabajadores cuyas condiciones de vida son más o menos pequeñoburguesas.

¿Dónde está la base económica del imperialismo? Lenin afirma que se encuentra en el parasitismo y en la descomposición del capitalismo, inherentes a su fase histórica superior, es decir, al imperialismo. Siguiendo un criterio geopolítico, Lenin afirma que el imperialismo se organiza entre un pequeño grupo de Estados particularmente ricos y poderosos, que saquean a todo el mundo con el simple "recorte del cupón" y un gran número de Estados colonizados y dependientes de los primeros. El objetivo es apoderarse de una súper-ganancia tan gigantesca que permite comprar conciencias, ganarse política e ideológicamente a los dirigentes sindicales, obreros mejor calificados y a la aristocracia obrera en general. Lenin aclara que este proceso ocurre simultáneamente a la explotación de los trabajadores dentro de los propios países.

¿Por qué para Lenin es tan importante precisar esto?, Porque esta capa de obreros aburguesados o de "aristocracia obrera", completamente pequeños burgueses en cuanto a su manera de vivir, por la cuantía de sus emolumentos y por toda su mentalidad, es el apoyo principal de la Segunda Internacional, y, el principal apoyo social de la burguesía. Pues éstos son los verdaderos agentes de la burguesía en el seno del movimiento obrero, los lugartenientes obreros de la clase capitalista, los verdaderos portadores del reformismo y del chovinismo. En la guerra civil entre el proletariado y la burguesía se ponen inevitablemente, en número no despreciable, al lado de la burguesía.

¿Cuáles son las características del imperialismo según Lenin? El incremento enorme de la industria y el proceso notablemente rápido de concentración de la producción en empresas cada vez más grandes constituyen una de las particularidades más características del capitalismo. Esta concentración de la producción es mucho más intensa que la de los obreros, pues el trabajo en las grandes empresas es mucho más productivo. A su vez el capital monetario y los bancos, hacen todavía más aplastante este predominio de un puñado de grandes empresas, donde millones de pequeños, medianos e incluso una parte de los grandes "patronos" se hallan de hecho completamente sometidos a unos pocos centenares de financieros millonarios. De aquí se deduce claramente que la concentración, al llegar a un grado determinado de su desarrollo, conduce de lleno al monopolio, ya que a unas cuantas decenas de empresas gigantescas les resulta fácil ponerse de acuerdo entre sí, y, por otra parte, la competencia, que se hace cada vez más difícil, y la tendencia al monopolio, nacen precisamente de las grandes proporciones de las empresas. Esta transformación de la competencia en monopolio constituye de por sí uno de los fenómenos más importantes -- por no decir el más importante -- de la economía del capitalismo moderno.

Empero –dice Lenin-, no en cada rama de la industria hay grandes empresas; Esto es muy relevante pues, una particularidad extremadamente importante del capitalismo, que ha alcanzado su más alto grado de desarrollo, es la llamada combinación, o sea la reunión, en una sola empresa, de distintas ramas de la industria que representan en sí o bien fases sucesivas de la elaboración de una materia prima (por ejemplo, la fundición del mineral de hierro, la transformación del hierro en acero y, en ciertos casos, la elaboración de tales o cuales productos de acero), o bien distintas ramas que desempeñan unas con relación a otras un papel auxiliar (por ejemplo, la utilización de los residuos o de los productos accesorios, producción de artículos de embalaje, etc.).

La competencia se convierte en monopolio. De aquí resulta un gigantesco progreso de la socialización de la producción. Se efectúa también, en particular, la socialización del proceso de inventos y perfeccionamientos técnicos.

Lenin sostiene que la centralización y combinación del capitalismo no tiene ya nada que ver con la antigua libre concurrencia de patronos dispersos, que no se conocían entre sí y que producían para un mercado ignorado. Estos calculan el valor aproximado del mercado, el que, según el acuerdo estipulado, las asociaciones mencionadas se "reparten" entre sí. El capitalismo, en su fase imperialista conduce de lleno a la socialización de la producción en sus más variados aspectos; arrastra, por decirlo así, a pesar de su voluntad y conciencia, a los capitalistas a un cierto nuevo régimen social, de transición entre la plena libertad de concurrencia y la socialización completa. La producción pasa a ser social, pero la apropiación continúa siendo privada. Los medios sociales de producción siguen siendo propiedad privada de un número reducido de individuos. El marco general de la libre concurrencia formalmente reconocida persiste, y el yugo de un grupo poco numeroso de monopolistas sobre el resto de la población se hace cien veces más duro, más sensible, más insoportable.

Lenin enumera los medios a que acuden dichas asociaciones para construir los carteles: privación de las materias primas, privación de mano de obra mediante acuerdos entre los capitalistas y los sindicatos obreros para que estos últimos acepten trabajo solamente en las empresas cartelizadas, privación de medios de transporte, privación de mercados, acuerdo con los compradores para sostener relaciones comerciales únicamente con los cartels, disminución sistemática de los precios (con objeto de arruinar a los "outsiders", es decir, a las empresas que no se someten a los monopolistas, gastándose millones para vender, durante un tiempo determinado, a precios inferiores al coste), privación de crédito, declaración del boicot.

Ya no es una lucha de competencia entre grandes y pequeñas empresas, entre establecimientos técnicamente atrasados y establecimientos de técnica avanzada. Nos hallamos ante la estrangulación, por los monopolistas, de todos aquellos que no se someten al monopolio.

Lenin afirma que el desarrollo del capitalismo ha llegado a un punto tal, que, aunque la producción de mercancías sigue "reinando" como antes y siendo considerada como la base de toda la economía, en realidad se halla ya quebrantada, y las ganancias principales van a parar a los "genios" de las maquinaciones financieras. En la base de estas maquinaciones y de estos chanchullos se halla la socialización de la producción; pero el inmenso progreso logrado por la humanidad, que ha llegado a dicha socialización, beneficia a los especuladores. Por eso, "basándose en esto", la crítica pequeñoburguesa y reaccionaria del imperialismo capitalista sueña con volver atrás, a la concurrencia "libre", "pacífica", "honrada".

Aquí Lenin, señala sin fundamentar mayormente que la supresión de las crisis por los cartels es una fábula de los economistas burgueses, los cuales lo que hacen es embellecer el capitalismo a toda costa. Al revés, el monopolio que se crea en varias ramas de la industria aumenta y agrava el caos propio de todo el sistema de la producción capitalista en su conjunto. La desproporción entre el desarrollo de la agricultura y el de la industria, desproporción que es característica del capitalismo en general, se acentúa aún más.
Esta tesis es contradictoria con la función que Lenin le da al capital financiero: primero, de enterarse con exactitud del estado de los negocios de los distintos capitalistas, y, después, de controlarlos, de ejercer influencia sobre ellos mediante la ampliación o la restricción del crédito, facilitándolo o dificultándolo y, finalmente, de determinar enteramente su destino, de determinar su rentabilidad, de privarles de capital o de permitirles acrecentarlo rápidamente y en proporciones inmensas, etc. A medida que van desarrollándose los bancos y que va acentuándose su concentración en un número reducido de establecimientos, de modestos intermediarios que eran antes, se convierten en monopolistas omnipotentes que disponen de casi todo el capital monetario de todos los capitalistas y pequeños patronos, así como de la mayor parte de los medios de producción y de las fuentes de materias primas de uno o de varios países. Esta transformación de los numerosos y modestos intermediarios en un puñado de monopolistas constituye uno de los procesos fundamentales de la transformación del capitalismo en imperialismo capitalista. Aparece así, “un capitalista colectivo”. Los bancos, en todo caso, en todos los países capitalistas, cualquiera que sea la diferencia entre las legislaciones bancarias, intensifican y aceleran enormemente el proceso de concentración del capital y de constitución de monopolios.

En cuanto a la estrecha relación existente entre los bancos y la industria, Lenin sostiene que es precisamente en esta esfera donde se manifiesta, acaso con más evidencia que en ninguna otra parte, el papel de los bancos. Si el banco descuenta las letras de un empresario, le abre una cuenta corriente, etc., esas operaciones, consideradas aisladamente, no disminuyen en lo más mínimo la independencia de dicho empresario y el banco no pasa de ser un modesto intermediario. Pero si estas operaciones son cada vez más frecuentes e importantes, si el banco "reúne" en sus manos inmensos capitales, si las cuentas corrientes de una empresa permiten al banco enterarse, de un modo cada vez más detallado y completo, de la situación económica de su cliente, el resultado es una dependencia cada día más completa del capitalista industrial con respecto al banco.

Paralelamente se desarrolla, la unión personal de los bancos con las más grandes empresas industriales y comerciales, la fusión de los unos y de las otras por la posesión de las acciones, la entrada de los directores de los bancos en los consejos de vigilancia (o administración) de las empresas industriales y comerciales, y viceversa

La vieja lucha entre el pequeño y el gran capital se reproduce en un nuevo e inconmensurablemente más elevado grado de desarrollo. Es evidente que, disponiendo de miles de millones, las empresas de los grandes bancos pueden también hacer avanzar el progreso técnico, valiéndose de medios incomparablemente superiores a los anteriores. Los bancos crean, por ejemplo, sociedades especiales de investigación técnica, de cuyos resultados se aprovechan, naturalmente sólo las empresas industriales "amigas".

Lenin afirma que la pequeño burguesía sueña con la "democratización del capital", el acrecentamiento del papel y de la importancia de la pequeña producción, pero esto es en realidad uno de los modos de reforzar el poder de la oligarquía financiera.

El capital financiero, concentrado en un puño y que goza del monopolio efectivo, obtiene un beneficio enorme, que se acrece sin cesar, de la constitución de sociedades, de la emisión de valores, de los empréstitos del Estado, etc., consolidando la dominación de la oligarquía financiera, imponiendo a toda la sociedad los tributos en provecho de los monopolistas. Si durante los períodos de auge industrial los beneficios del capital financiero son inconmensurables, durante los períodos de decadencia se arruinan las pequeñas empresas y las empresas inconsistentes, mientras que los grandes bancos "participan" en la adquisición de las mismas a bajo precio o en su "saneamiento" y "reorganización" lucrativos. Al efectuarse el "saneamiento" de las empresas que trabajan con pérdida (parafraseando a Hilferding), el capital anónimo sufre una baja, esto es, los beneficios son distribuidos sobre un capital menor y se calculan en lo sucesivo a base de ese capital. O, si la rentabilidad ha quedado reducida a cero, se incorpora nuevo capital, el que al unirse con el capital viejo, menos lucrativo, produce ya un beneficio suficiente. Todos esos saneamientos y reorganizaciones tienen una doble importancia para los bancos: primero, como operación lucrativa, y segundo, como ocasión propicia para colocar a esas sociedades necesitadas bajo su dependencia. Otra de las operaciones particularmente lucrativas del capital financiero es también la especulación con terrenos en las afueras de las grandes ciudades que crecen rápidamente. El monopolio de los bancos se funde en este caso con el monopolio de la renta del suelo y con el monopolio de las vías de comunicación, pues el aumento de los precios de los terrenos, la posibilidad de venderlos ventajosamente por partes, etc., dependen principalmente de los buenos medios de comunicación con el centro de la ciudad, y dichas vías de comunicación se hallan en manos de grandes compañías, ligadas, por el sistema de la participación y por la distribución de los puestos directivos, con esos mismos bancos.

Aquí Lenin describe la constitución mundial de los monopolios operando a nivel local mediante eslabones amarrados sucesivamente unos con otros. Vemos patentemente cómo, en la época del capital financiero, los monopolios de Estado y los privados se entretejen formando un todo y cómo, tanto los unos como los otros, no son, en realidad, más que distintos eslabones de la lucha imperialista entre los más grandes monopolistas por el reparto del mundo.

Respecto de este proceso Lenin, hace una distinción muy definida respecto a la posición de kautsky al sostener que algunos escritores (como Kautsky) han expresado la opinión de que los cartels internacionales, siendo como son una de las expresiones de mayor relieve de la internacionalización del capital, permiten abrigar la esperanza de la paz entre los pueblos bajo el capitalismo. Esto es, el superimperialismo, la unión de los imperialismos de todo el mundo, y no la lucha de los mismos, la fase de la cesación de las guerras bajo el capitalismo, la fase de la "explotación general del mundo por el capital financiero unido internacionalmente. Esta opinión es, desde el punto de vista teórico, completamente absurda, y, desde el punto de vista práctico, un sofisma, un medio de defensa poco honrado del oportunismo de la peor especie. Los cartels internacionales muestran hasta qué grado han crecido ahora los monopolios capitalistas y cuáles son los objetivos de la lucha que se desarrolla entre los grupos capitalistas. Esta última circunstancia es la más importante, sólo ella nos aclara el sentido histórico-económico de los acontecimientos pues la forma de lucha puede cambiar y cambia constantemente como consecuencia de diversas causas, relativamente particulares y temporales, pero la esencia de la lucha, su contenido de clase no puede cambiar, mientras subsistan las clases. Lenin destaca que si se entiende por punto de vista puramente económico la "pura" abstracción (como Kautsky), todo cuanto se pueda decir se reduce a la tesis siguiente: el desarrollo va hacia el monopolio; por lo tanto, hacia un monopolio mundial único, hacia un trust mundial único. Esto es indiscutible, pero, al mismo tiempo, carece de todo contenido. Las divagaciones inconsistentes de Kautsky sobre el ultraimperialismo estimulan, entre otras cosas, la idea profundamente errónea y que echa agua al molino de los apologistas del imperialismo, según la cual la dominación del capital financiero atenúa la desigualdad y las contradicciones de la economía mundial, cuando, en realidad, lo que hace es acentuarlas. Las cuestiones esenciales en la crítica del imperialismo son la de saber si es posible modificar con reformas las bases del imperialismo, la de saber si hay que seguir adelante desarrollando la exacerbación y el ahondamiento de las contradicciones engendradas por el mismo o hay que retroceder, atenuando dichas contradicciones. Como las particularidades políticas del imperialismo son la reacción en toda la línea y la intensificación del yugo nacional como consecuencia del yugo de la oligarquía financiera y la supresión de la libre concurrencia, a principios del siglo XX, en casi todos los países imperialistas, aparece una oposición democrática pequeñoburguesa al imperialismo. Incluso, parafraseando a Hobson, los partidarios de las tesis fundadas en el super imperialismo asignan a este una meta de notable justicia, invocan la necesidad de "elevar la capacidad de consumo" de la población.

De modo que entre los capitalistas sobreviene la lucha por la “conquista del mundo”, no como consecuencia de su particular perversidad, sino porque el grado de concentración a que se ha llegado les obliga a seguir este camino para obtener beneficios; y se lo reparten "según el capital"; "según la fuerza". La fuerza varía a su vez en consonancia con el desarrollo económico y político; para comprender lo que está aconteciendo, hay que saber cuáles son los problemas que se solucionan con el cambio de las fuerzas, pero saber si dichos cambios son "puramente" económicos o extraeconómicos (por ejemplo, militares), es una cuestión secundaria que no puede hacer variar en nada la concepción fundamental sobre la época actual del capitalismo. Sustituir la cuestión del contenido de la lucha y de las transacciones entre los grupos capitalistas por la cuestión de la forma de esta lucha y de estas transacciones (hoy pacífica, mañana no pacífica, pasado mañana otra vez no pacífica) significa descender hasta el papel de sofista. Ahora vemos que es precisamente después de este período cuando empieza el enorme "auge" de las conquistas coloniales, se exacerba hasta el grado máximo la lucha por el reparto territorial del mundo. Es indudable, por consiguiente, el hecho de que el paso del capitalismo a la fase de capitalismo monopolista, al capital financiero, se halla relacionado con la exacerbación de la lucha por el reparto del mundo.
Aquí viene uno de los pasajes más polémicos de Lenin: La libre concurrencia es la propiedad fundamental del capitalismo y de la producción de mercancías en general; el monopolio se halla en oposición directa con la libre concurrencia, pero esta última se ha convertido a nuestros ojos en monopolio, creando la gran producción, eliminando la pequeña, reemplazando la gran producción por otra todavía mayor, llevando la concentración de la producción y del capital hasta tal punto, que de su seno ha surgido y surge el monopolio: cartels, sindicatos, trusts, y, fusionándose con ellos, el capital de una docena escasa de bancos que manejan miles de millones. Y al mismo tiempo, los monopolios, que se derivan de la libre concurrencia, no la eliminan, sino que existen por encima y al lado de ella, engendrando así una serie de contradicciones, rozamientos y conflictos particularmente agudos. El monopolio es el tránsito del capitalismo a un régimen superior.

En consecuencia, para Lenin el imperialismo contiene cinco rasgos fundamentales: 1)la concentración de la producción y del capital llegada hasta un grado tan elevado de desarrollo que ha creado los monopolios, que desempeñan un papel decisivo en la vida económica; 2) la fusión del capital bancario con el industrial y la creación, sobre la base de este "capital financiero", de la oligarquía financiera; 3) la exportación de capital, a diferencia de la exportación de mercancías, adquiere una importancia particular; 4) la formación de asociaciones internacionales monopolistas de capitalistas, las cuales se reparten el mundo, y 5) la terminación del reparto territorial del mundo entre las potencias capitalistas más importantes. El imperialismo es el capitalismo en la fase de desarrollo en la cual ha tomado cuerpo la dominación de los monopolios y del capital financiero, ha adquirido una importancia de primer orden la exportación de capital, ha empezado el reparto del mundo por los trusts internacionales y ha terminado el reparto de todo el territorio del mismo entre los países capitalistas más importantes. El imperialismo representa en sí, indudablemente, una fase particular de desarrollo del capitalismo. El imperialismo es, en general, una tendencia a la violencia y a la reacción. Lo característico del imperialismo no es justamente el capital industrial, sino el capital financiero. El desarrollo particularmente rápido del capital financiero, coincide con un debilitamiento del capital industrial.

En cuanto al Estado, Lenin sostiene que la exportación del capital, una de las bases económicas mas esenciales del imperialismo, acentúa todavía más este divorcio completo del sector rentista respecto a la producción, imprime un sello de parasitismo a todo el país, que vive de la explotación del trabajo de varios países y colonias ultraoceánicos. El beneficio de los rentistas es cinco veces mayor que el beneficio del comercio exterior del país más "comercial" del mundo! ¡He aquí la esencia del imperialismo y del parasitismo imperialista! Por este motivo, la noción de "Estado-rentista" (Rentnerstaat ) o Estado-usurero ha pasado a ser de uso general en la literatura económica sobre el imperialismo. El mundo ha quedado dividido en un puñado de Estados-usureros y una mayoría gigantesca de Estados deudores. El Estado-rentista es el Estado del capitalismo parasitario y en descomposición, y esta circunstancia no puede dejar de reflejarse tanto en todas las condiciones político-sociales de los países correspondientes en general, como en las dos tendencias fundamentales del movimiento obrero en particular. Y esto es así porque según Lenin, las gigantescas proporciones del capital financiero, concentrado en unas pocas manos, que ha creado una red extraordinariamente vasta y densa de relaciones y enlaces, que ha sometido no sólo a la masa de los capitalistas y empresarios medianos y pequeños, sino a los más insignificantes, por una parte, y la exacerbación, por otra, de la lucha con otros grupos nacionales de financieros por el reparto del mundo y por el dominio sobre otros países: todo esto provoca el paso en bloque de todas las clases poseyentes al lado del imperialismo. El signo de nuestro tiempo es el entusiasmo "general" por las perspectivas de este último, la defensa porfiada del mismo, su embellecimiento por todos los medios. La ideología imperialista penetra, incluso, en el seno de la clase obrera, la cual no está separada de las demás clases por una muralla china.

Por último, quizás el aspecto más polémico de la teoría de Lenin sobre el imperialismo dice relación con su afirmación centrada en que la base económica más profunda del imperialismo es el monopolio. Se trata de un monopolio capitalista, esto es, que ha nacido del seno del capitalismo y se halla en las condiciones generales del mismo, de la producción de mercancías, de la competencia, en una contradicción constante insoluble con dichas condiciones generales. Pero, no obstante, como todo monopolio, engendra inevitablemente una tendencia al estancamiento y a la descomposición. Puesto que se fijan, aunque sea temporalmente, precios monopolistas, desaparecen hasta cierto punto las causas estimulantes del progreso técnico y, por consiguiente, de todo progreso, de todo movimiento hacia adelante, surgiendo así, además, la posibilidad económica de contener artificialmente el progreso técnico Naturalmente, bajo el capitalismo, el monopolio no puede nunca eliminar del mercado mundial de un modo completo y por un período muy prolongado la competencia (en esto consiste, dicho sea de paso, una de las causas de lo absurdo de la teoría del ultraimperialismo). Desde luego, la posibilidad de disminuir los gastos de producción y de aumentar los beneficios por medio de la introducción de mejoras técnicas obra en favor de las modificaciones. Pero la tendencia al estancamiento y a la descomposición inherente al monopolio, sigue obrando a su vez, y en ciertas ramas de la industria, en ciertos países, por períodos determinados llega a imponerse.

Las consecuencias teóricas de los postulados anteriores son:

  • Los monopolios determinan los precios de las mercancías, de este modo la economía está controlada conscientemente por los monopolios.
  • El robo y pillaje son el principal mecanismo para la apropiación del excedente afianzando la subordinación político y militar colonial y neocolonial
  • La lucha de clases tiene casi el mismo papel central en la historia que la explotación territorial de áreas y zonas geográficas por parte de los Estados y Monopolios. A medida que se estancan las fuerzas productivas el papel central de la lucha de clases es reemplazado por el conflicto territorial y geopolítico. A su vez las aristocracias obreras de los países capitalistas avanzados son sobornadas con los frutos de la explotación a los países atrasados.
  • El pillaje, el robo y la coerción extra económica frena el desarrollo de las fuerzas productivas en los países periféricos imposibilitando el surgimiento de una clase burguesa con raíces locales.
  • La exportación de capitales, el colonialismo y la anexión territorial derivan de la imposibilidad de realización de mercancías en la metrópolis. Dicho de otro modo, en la metrópolis se agotan las posibilidades para inversiones rentables. Es el agotamiento y descomposición del sistema.
  • Se desarrolla una gran superestructura de capital financiero cuyo rol es parasitario pero dominante sobre el capital productivo.
  • El capital financiero ya no financia la inversión, sólo se reproduce en base a la especulación.
  • Se desata una fuerte contradicción entre los Estados nacionales y las fuerzas productivas internacionalizadas por el capital.
  • El imperialismo es la última etapa, la fase final, del desarrollo del capitalismo.
  • Los patrones crean grandes asociaciones monopolistas para dominar al mundo.
  • La producción mercantil y la ley del valor se quebrantan frente al papel de la fuerza, la coerción, la dominación política, la manipulación de precios, el control de la mano de obra, el pillaje, el robo, la violencia ejercida por los monopolios. Adquiere una gran importancia, la usura la especulación financiera y la estafa en las Bolsas de Valores del mundo.
  • la concentración y centralización del capital llevan al capital a construir una única empresa combinada que, dado sus métodos políticos y extraeconómicos, terminan configurando una sola unidad con el Estado, naciendo así el capitalismo monopólico de Estado.
  • El capitalismo monopólico de Estado choca con la internacionalización del capital.
  • Los monopolios, el dominio de la banca sobre la industria, el reemplazo del capital productivo por el capital financiero y el capitalismo monopólico de Estado generan las condiciones para la ulterior socialización de las fuerzas productivas.
  • El capitalismo monopolista se caracteriza por el estancamiento crónico, la putrefacción, descomposición del capital y la burguesía. La eliminación de la competencia frena el desarrollo tecnológico, aumentando la capacidad ociosa de la economía.
  • Las crisis de sobreproducción y el subconsumo pasan a ser el principal origen de las crisis económica, configurándose una realidad marcada por el deterioro del nivel de vida de las masas trabajadoras, y la agudización de la desproporción entre el alto crecimiento de las fuerzas productivas de la industria en desmedro del atraso del campo y el agro. El mercado interno queda estrangulado disminuyendo el terreno para inversiones rentables.
  • A medida que crece el capital financiero, la industria se torna cada vez más dependiente del crédito. Sin embargo la necesidad de reproducir el capital lleva a los bancos a reinyectar el dinero en la industria. El capital financiero monopoliza así al capital industrial alimentando aún más a los monopolios que poco a poco van convirtiéndose en rentistas de la economía.
  • El papel rentista de los monopolios les lleva a buscar “zonas geográficas nuevas” con mayores rentabilidades para sus inversiones. Se desata así la exportación de capitales.
  • la exportación de capitales genera el desarrollo de las fuerzas productivas en los países atrasados extendiendo el modo de producción capitalista por el mundo. Se universaliza la relación y tensión entre capital y trabajo.
  • El imperialismo monopólico va acompañado de la conquista territorial a fin de obtener materias primas baratas.
  • Pero también aparecen fenómenos semi-coloniales y sub-imperialistas ejecutado por países dominados parcialmente por el imperialismo y sometidos irregularmente a otras potencias mayores.
  • También aparece la dependencia como proceso de subordinación política y económica de los países periféricos ante el capital monopólico.
  • El capitalismo se transforma así en un sistema mundial de opresión colonial y estrangulación financiera. Este botín se reparte entre un puñado de potencias.
  • El nacionalismo y el imperialismo son subproducto del imperialismo.
  • El colonialismo devasta y estanca a los países dominados
  • Los superbeneficios coloniales permite a la aristocracia obrera de los países centrales participar en las migajas que quedan de la extracción de excedente desde la periferia. De esta manera la aristocracia obrera es sobornada.
  • La guerra permite disputar los territorios ya repartidos.
  • Se desatan múltiples conflictos entre obreros y capitalistas, entre pueblos y monopolios, entre países dependientes y sus centros imperiales, guerras de liberación nacional, etc.
  • Es imposible eliminar el imperialismo mediante reformas políticas.

Previo a las tesis leninista sobre el Imperialismo, en 1912 se levanto la Tesis Imperialista de Rosa Luxemburgo respecto de la evolución del desarrollo capitalista2. En síntesis esta plantea que:
  • la crisis final del sistema proviene de la mundialización de las relaciones capitalistas y sus contradicciones internas
  • el capitalismo exporta capitales
  • a medida que el capitalismo se mundializa el desarrollo se hace más lento difícil y contradictorio debido a la estrechez de los mercados
  • Sostiene que las principales dificultades del capitalismo están deriva de las diferentes tasas de crecimiento de los sectores productores de bienes de producción y productor de bienes de consumo. El sector I (productor de medios de producción) debe crecer a tasas superiores al sector II (productor de medios de consumo) aumentando la relación entre los medios de producción y la fuerza de trabajo.
  • El error teórico de Rosa consistió en suponer que Marx veía imposible transferir capital entre ambos sectores. De este modo, a juicio de Luxemburgo, el sector I no tenía de donde sacar los medios de producción para crecer a una tasa en constante superación, mientras que en el sector II no se tenía por donde colocar su producción en el mercado.
  • De lo anterior Rosa deduce que el capitalismo no puede desarrollarse en un esquema de economía cerrada.
  • Por tanto el sistema necesitaba de espacios no capitalistas para abastecer a las economías no capitalistas de medios de producción y proporcionar mercados para la venta de bienes de consumo. Derivándose de aquí el impulso del capitalismo a ocupar todo el espacio de economía mundial.
  • En base a lo anterior Rosa creía que cuando el capitalismo ya no encontrase espacios donde expandir sus fronteras mundiales, estría condenado al derrumbe pues ya no tendría forma de reproducir el capital.

Por consiguiente si los mercados internos en los países capitalistas ya no pueden expandirse (en esencia por la pobreza de las masas el capital de estos necesita asegurarse mercados mediante el dominio colonial para sobrevivir, sin embargo, dado que el mundo ya está repartido entre las potencias las guerras por nuevos repartos son inevitables. Esta tesis, arraigada en la Teoría del Imperialismo de de Rosa Luxemburgo descansa en la tesis del subconsumo, tesis previamente criticada por Lenin a los populistas.

Desde la Teoría del Valor de Marx se pueden establecer las siguientes críticas y consideraciones a la tesis del monopolio y del imperialismo:

  • El capital determina los precios. Estos constituyen un fenómeno objetivo, expresado en la fetichización del dinero, expresión a su vez de los tiempos de trabajo socialmente necesarios que no pueden ser controlados conscientemente.
  • Los mecanismos de extracción del excedente son económicos El salariado está obligado a vender su fuerza de trabajo al capitalista. De este modo, la violencia y los factores coercitivos extraeconómicos son el marco o contexto en que se desarrolla la explotación.
  • La explotación no se da entre regiones, países o Estados, sino entre clases sociales cada vez más mundializadas.
  • El colonialismo es parte del desarrollo inicia del capitalismo dando lugar posteriormente a desarrollo de un mercado mundial capitalista generando modos de producción y burguesías locales en las periferias o fronteras absorbidas cada vez más por la internacionalización del capital. Estos capitalismos y burguesías son dependientes del mercado mundial capitalista.
  • La expansión mundial del capitalismo se funda en las leyes de la acumulación capitalista, dado que los esquemas de reproducción ampliada del capital demuestra que la falta de consumo de las masas explotadas no son una barrera para el desarrollo de las fuerzas productivas capitalistas.
  • Las crisis del capitalismo son periódicas. No existe evidencia alguna que indique el agotamiento del capitalismo y su posible derrumbe tras alguna de estas crisis.
  • Lo anterior, implica que el principal responsable de acabar con el capitalismo es la acción política revolucionaria de los explotados del mundo, únicos capaces de ponerse a la cabeza del desarrollo de las fuerzas productivas en reemplazo de la burguesía.
  • El capital financiero participa de la plusvalía en cuanto materialización de la propiedad privada de los medios de producción y es una forma de capital que contribuye a la igualación de la tasa de ganancia tal como cualquiera otra fracción del capital, su función es vital para el capitalismo pues sin crédito no hay capitalismo.
  • La contradicción fundamental es la tensión permanente entre fuerzas productivas y relaciones de producción expresada en la guerra civil o lucha de clases entre capital y trabajo.
  • el capitalismo se convierte en un modo de producción global y mundial auto-reproduciendo la reproducción en escala ampliada de la ley del valor.
  • La internacionalización del capital lo que hace es llevar la ley del valor a escala planetaria toda vez que lleva la competencia internacional y la guerra de precios a la totalidad del planeta mediante mercancías estandarizadas.
  • La estandarización obliga a los capitalistas del sector I de la economía mundial a desatar sin tregua la revolución tecnológica, combatiendo de este modo la ley a la caída de la tasa de ganancia.
  • A nivel planetario la ley del valor actúa desvalorizando las mercancías y capitales por medio del desarrollo tecnológico, cuestionando de este modo los supuestos básicos del capitalismo monopólico.
  • Los ciclos de reproducción del capital se desplazan cada vez más hacia el espacio mundial mediante la internacionalización que supone la inversión directa y el trasvasije de fondos entre empresas y filiales multinacionales.
  • La internacionalización del capital industrial tienen su expresión en la empresa multinacional con sede simultánea en varias zonas del planeta y con un proceso productivo y factores productivos mundializados y deslocalizado geográficamente a través de todo el planeta.
  • La teoría de los monopolios al suponer que la tasa de ganancia depende de las relaciones de fuerza objeta y excluye de su explicación la ley del valor, de los tiempos de trabajo social.
  • Si los monopolios tuviesen la posibilidad de trasladar el aumento de costos de producción sobre los precios no existiría razón alguna para la caída de la tasa de ganancia, pues esta sería manipulada por los monopolios.

Análisis crítico a la teoría de los monopolios y del imperialismo
Lenin describió un capitalismo donde la libre competencia quedo sepultada bajo la concentración y centralización del capital en manos de unas pocas empresas que mediante acuerdo se ponen de acuerdo para fijar los precios. Para Lenin la dominación y la violencia son la característica propia de la última etapa del capitalismo. Y esto sería así como única forma de frenar la caída de la tasa de ganancia. De manera que los monopolios evitan la igualación de la tasa de ganancia, operándose una transferencia de plusvalía desde los sectores no monopolizados. Mendel deduce a partir de esta primicia que la guerra entre los grandes capitales, tienden a desaparecer, atenuando también las crisis económicas. Esto debido a que las ganancias más elevadas, los precios administrados, y las garantías de beneficios divorciaban la acumulación del ciclo económico. Como contrapartida, la inflación y los crecientes gastos fiscales llevan al estancamiento e inflación crónica de la economía.

De acuerdo con los planteamientos de profesor Rolando Astarita, la tesis del monopolio, los precios aumentan porque los monopolios tienen mayor facilidad para elevar los precios y controlar el mercado. Por lo tanto estas diferencias en las tasas de aumento de los precios deberían explicarse por una mayor concentración de los capitales del sector no manufacturero. La fundamentación de la teoría del monopolio en Sweezy y Mandel es que existen distintas tasas de ganancia entre el sector concentrado y no concentrado. ¿Entonces de que depende la movilidad del capital?. Si los precios son manipulados a voluntad, la marcha de la economía pasa a depender de los planes y voluntades. Los monopolistas sostienen que los monopolios dominan a los precios en lugar de ser dominados por ellos. Las uniones monopolistas significarían la “organización del dominio económico” similares a alas organizaciones estatales de dominio. Así las cosas las economías serian manejable, y las crisis evitables y controlables. Las crisis serian el resultado de la perversidad de algunos cuantos ricos. De este modo, las historia se originarían en una conspiración. En medio de esta problemática los seguidores de Kalescki y los Keynesianos (concepciones tan difundidas entre los ciudadanistas y nuestros teóricos e ideólogos burgueses, pequeño burgueses que hoy se definen como la “izquierda autónoma”, “izquierda rebelde”, “izquierda desconfiada”) sostienen que las crisis económicas se deben a la especulación financiera y las fiebres psicológicas vinculadas a ellas. Pero además, si las crisis son producidas a voluntad, la presión de los trabajadores podrían imponer políticas tan favorables a sus intereses que harían innecesario el cambio revolucionario. El mensaje fundamental del marxismo, la destrucción y superación de la propiedad privada del capital para terminar con la lógica del capital, desaparece del horizonte teórico y político. Esto conduce al reformismo.3

La principal crítica que podemos hacer -desde las posiciones del marxismo revolucionario- a la tesis leninista sobre el imperialismo es que el monopolio anula la ley del valor basada en los tiempos de trabajo. Al anular la competencia el precio no obedece a leyes objetivas, sometiéndose al estricto rigor de lo subjetivo, de la capacidad, relaciones de fuerza y poder para fijar precios. Esta capacidad para fijar los precios puede establecerse muy limitadamente, pues el tiempo de trabajo socialmente necesario determina un piso y un techo sobre la cual se puede manejar los precios. Por lo tanto la competencia y la ley del valor continúan vigentes. Lo que se ve distorsionado son las diferenciales entre el valor y el precio de monopolio. La competencia a través de productos estandarizados lleva a la guerra de precios y a la lucha por medio del cambio tecnológico. Los precios caen por aumento de productividad. En este sentido, la determinación subjetiva de los precios en mercancías monopolizadas es útil para explicar las transacciones de artículos como obras de arte, antigüedades pero no sirve para determinar el precio de mercancías producidas estandarizadamente y en masa4.

Por otro lado, cabe plantearse ¿por qué la tasa de ganancia del monopolio se establece a tal nivel y no a otro? ¿Depende de las relaciones de fuerza o de los tiempos de trabajo social? ¿De que dependen los tiempos de trabajo social?, ¿qué rol juega la lucha de clases en este proceso?.

Astarita recuerda que la ley del valor muestra que en la década de los sesenta la tasa media de aumento de la productividad fue mayor en el sector manufacturero que en el sector no manufacturero. Sectores altamente concentrados. En los países industriales los costos salariales del sector manufacturero bajaron en relación al sector no manufacturero. La caída de los costos salariales en el sector no manufacturero se compenso con aumentos de precios. Este comportamiento se explica por los mecanismos que compensan e igualan la tasa de ganancia entre rama. La falla de la teoría del monopolio sostiene que a mayor concentración mayores precios. Sin embargo a ocurrido que a mayor concentración menores precios y menor concentración mayores precios. Cuando entran en lucha grandes corporaciones se reduce la posibilidad de encerrarse en mercados nacionales oligopólicos. Hay una creciente estandarización de la producción, a excepción de los componentes de mayor tecnología. A partir del desarrollo tecnológico – semiconductores, microordenadores, - empresas más pequeñas han tenido mayores posibilidades para competir. La idea es ganar mercados, conseguir economías de escala, las empresas más débiles están condenadas a ser absorbidas por los grandes o desaparecer, las empresas corren hacia adelante acosadas por la reducción de beneficios. A pesar de la baja de precios y las malas perspectivas de ganancias, las empresas no tienen otro remedio más que seguir invirtiendo enormes sumas para enfrentar las guerras competitivas. Es que cada vez unidades más grandes de capital entran en guerra por los mercados. Las fusiones se hacen para enfrentar estas guerras en mejores condiciones. Por eso el aumento de la centralización del capital no lleva a la disminución de la competencia. Se trata de aumentar la economía de escala, el poder de negociación con proveedores, subcontratistas. Consolidar el poder financiero, achicar los períodos de amortización del capital y mantenerse en primera línea de la renovación tecnológica. Esto último explica porqué a una fusión le sigue una verdadera ola de fusiones y compras. Hoy son pocas las grandes corporaciones que pueden a nivel mundial desatar una ofensiva centralizadora. Por esta razón actúa aun con mayor fuerza la ley del valor. La lucha competitiva se exacerba por la baja de los costos del transporte. De este modo se observa una correlación directa entre el tamaño de las empresas y los beneficios esto en un contexto de economías de escala. Pero esto no se debe al poder de mercado de las empresas –poder de administrar los precios- sino al descenso en el tiempo de trabajo empleado por producto debido a las economías de escala. La correlación entre tamaño y ganancia no es sistemática ni permanente en el tiempo porque empresas más pequeñas con nuevas tecnologías pueden desplazar a empresas más grandes. En consecuencia, en ramas donde predominan empresas pequeñas, pueden tener tasas de ganancia más variables, pero no sistemáticamente más bajas que las ramas donde predominan empresas más grandes. En las primeras los precios también fluctúan más en curso con el ciclo económico, mientras que los precios de los sectores más concentrados se muestran más rígidos y estables. De manera que la tasa de ganancia de las grandes empresas parecen estar cerca del promedio de la tasa general de ganancia, mientras que las tasas de ganancias de las empresas más pequeñas fluctúan más alrededor del promedio. A largo plazo no se advierten tasas de ganancia en promedio más altos en las ramas industriales en las que existen altas barreras de entrada. En los períodos de acumulación continuados, las ramas industriales en las que existen grandes requerimientos de capital para instalarse, gozan de altas barreras de entrada. La menor movilidad del capital hacia esas ramas explica la persistencia de tasas de ganancia diferenciales en ramas en las que existen altas tasas de crecimiento de la productividad5.

No se puede concebir la ley del valor sin la competencia. Ambas generan dinámicas contradictorias en la acumulación de capital. La ley del valor solo opera a través de múltiples capitales en competencia. Es por medio de la competencia que las tendencias del modo de producción se desarrollan. La competencia actúa como látigo que impulsa a cada capital a ir hasta el fondo de la extracción de plusvalía y por lo tanto está en la base del aumento de trabajo muerto en relación al trabajo vivo y de la necesidad del desarrollo de las fuerzas productivas. En clave marxista la competencia es un proceso destructivo y antagónico, una verdadera guerra entre capitalistas, donde la tecnología hace de arma de guerra, los movimientos de capitales de una industria a otra corresponde a los movimientos tácticos de la batalla y la competencia corresponde a la batalla misma. Las bajas de precios constituyen la munición misma de esas batallas. Es en este contexto que opera la tendencia a la igualación de las tasas de ganancia, originada en la movilidad de los capitales. Pero esto no ocurre en abstracto, ¿qué pasa con los trabajadores?, ¿qué rol ocupa la lucha de clases?, ¿qué rol juega la violencia en el desenvolvimiento de la ley del valor?. Pero aparece un nuevo problema ¿las empresas pequeñas son capaces de competir con los monopolios?, ¿tienen la esperanza de convertirse en una gran empresa que concentre el mercado?, ¿de dónde salen los nuevos capitales que van alimentando la competencia? Por otro lado, si la mercancía tiene un carácter objetivo, subjetivo y sintético, ¿cómo opera la ley del valor en la época del imperialismo?, ¿opera igual que en la época de Marx?. La discusión es importante porque tiene que ver con los problemas del socialismo y la revolución a saber, el rol del mercado, rol de la propiedad privada, relaciones internacionales, grado de internacionalización de la revolución, etc6.

Se debe razonar en términos de precios directamente proporcionales a sus valores. Las empresas producen en función de la tecnología modal (tiempo de trabajo socialmente necesario). Las empresas innovadoras consiguen plusvalía extraordinaria. La baja de precios –necesaria para ganar la competencia- iniciada por la empresa innovadora obliga al resto de la industria a incorporar la nueva tecnología, de manera de crear un nuevo techo, o un nuevo tiempo de trabajo socialmente necesario. El capital puede aumentar la plusvalía manteniendo el valor de la fuerza de trabajo. Se puede mantener el valor del dinero impulsado por el cambio tecnológico. Las empresas aumentan los salarios a fin de aumentar la demanda de sus productos tiene poca relación con la realidad del capitalismo, que se sigue caracterizando por la incertidumbre y la anarquía de los productores privados que concurren al mercado. La sobre inversión y sobre producción son imposibles de evitar. No existe poder de empresa capaz de asegurar la demanda de sus productos, ni de prever con certeza la realización de la producción. Es un hecho que los empresarios jamás cuentan con aumentar sus ventas mediante el aumento de los salarios de sus trabajadores. Más bien, sucede lo contrario, todo capitalista desea el aumento de salarios en todas las demás empresas y no en la suya. Nunca la realización del producto puede depender del poder de compra de los trabajadores de conjunto.7

El problema de qué debe tomarse como parámetro del valor que supuestamente refleja el dinero crédito. ¿Es el valor total del producto , o el valor agregado?. La teoría monetaria regulacionista busca un vínculo entre el valor de la moneda y el valor del trabajo. Suponemos que el valor del dinero está vinculado a las divisas – la dimensión internacional del problema, que la regulación pasa por alto- y en última instancia a la mercancía dinero. Suponemos también que la realización del producto no está asegurada, o sea, que la venta continúa siendo “el salto mortal de la mercancía”. Si el aumento general de precios fuera seguido por un aumento de los salarios en menos proporción, habrá un aumento del salario real con un aumento de la tasa de plusvalía. La inflación se convierte, en períodos de cambio tecnológico intenso y acumulación, en un mecanismo de aumento de plusvalía, aunque este último vaya acompañado del aumento del salario real. En un contexto inflacionario se verifican bajas de precios si la presión competitiva se da en un marco de recesión. En la fase ascendente de este ciclo se observa un alza conjunta de la producción, las inversiones y los precios; mientras que en la reversión del ciclo había caída de la producción y los precios, y aumento de las quiebras. En la recuperación el alza de precios continúa siendo moderada en la medida en que existen aumentos de la productividad y sigue la presión bajista sobre los costos laborales, fenómeno vinculado a la relación de fuerzas entre las clases sociales8.

¿Qué Explica El Capital Financiero?
El crecimiento del capital financiero y su globalización es reflejo de la mundialización del modo de producción capitalista. La internacionalización del ciclo del capital dinero se manifestaba en los 70 en crecimiento del financiamiento internacional y de los empréstitos en dólares, en la actividad bancaria exterior creciente, en la movilización internacional del capital dinero y en el apoyo bancario internacional para las empresas multinacionales. Esto es el capital financiero no se desarrolla en forma autónoma, sino vinculado a la internacionalización del capital y los procesos productivos en su conjunto. Los depósitos crecieron en la medida en que aumentaron el comercio y las inversiones transnacionales. Luego, la caída de la tasa de rentabilidad en los países de la OCDE y la debilidad económica determinaron que capitales dinerarios no reingresaran a la producción y permanecieran en la esfera financiera. Los estímulos keynesianos a las economías, más el reciclaje de los petrodólares alimentaron la liquidez internacional. Estos fenómenos concatenados explican el crecimiento exponencial del mercado de eurodólares. Paralelamente ocurrían otros procesos que impulsarían la internacionalización. El sistema de cambio flotante, la mayor volatilidad a que condujo la flotación libre de divisas, la volatilidad de los precios del petróleo. La inestabilidad en los mercados de divisas y de materias primas impulsó los mercados de futuros y opciones para materias primas y activos financieros (divisas, tasas, acciones) a su vez se incrementaron las operaciones de arbitraje entre monedas, dada la necesidad de las empresas, bancos compañías de seguros y otras instituciones financieras de protegerse frente a depreciaciones abruptas de una u otra divisa. Las transacciones de divisas alcanzaban a fines de la década de 1970 los 75 mil millones de dólares por día. Un volumen que superaba con mucho las necesidades derivadas del comercio internacional o de las IED y que siguió creciendo exponencialmente en las dos décadas siguientes. Además, aumentó la movilidad internacional del capital en busca de nuevos lugares de inversión, con menores costos laborales, restricciones ambientales o imposiciones fiscales que las existentes en EE.UU. o Europa. Todo esto contribuyó a la internacionalización de los flujos financieros y empujó a la liberalización de los mercados. Por otra parte, a partir del ascenso del neoliberalismo y el ataque a la monetización de los déficits fiscales, aumentó exponencialmente la emisión de bonos públicos, lo que a su vez impulsó los movimientos de flujos internacionales. También las empresas recurrieron crecientemente a la financiación a través de mercados de capitales internacionales (bonos, acciones).9

La extensión a nivel planetario de la relación capitalista trae como consecuencia que la subsunción del trabajo al capital se hace “real” en el sentido que Marx le dio al término, en oposición a la subsunción formal. Precisamos que la subsunción formal es la subordinación directa del proceso laboral al capital sin que se altere de manera esencial la forma en que se lleva a cabo. O sea, la extracción de plusvalía se da por la simple extensión de la jornada de trabajo, es plusvalía absoluta. En cambio la subsunción real implica que el modo de producción cambia las condiciones y las condiciones del proceso de trabajo. Este proceso está impulsado por la lucha competitiva, ya que en ésta lo que decide es la productividad del trabajo, esto es, lograr “el máximo de productos con el mínimo de trabajo” y el mayor abaratamiento de las mercancías. Esta ley tiene alcance planetario. En cada país se persigue un producto con el máximo posible de trabajo impago. Y para eso se busca acelerar los ritmos de trabajo y reducir el valor de la fuerza de trabajo. Se desata un hambre insaciable por el plusvalor, por el tiempo de trabajo excedente. Una serie de factores concurrentes actúan sobre los salarios y las condiciones de trabajo: las amenazas de mudar plantas o de no invertir si la fuerza laboral no se allana a las exigencias del capital. La presión que ejerce el ejercito de desocupados y las corrientes migratorias de mano de obra, especialmente hacia los países adelantados; la incorporación a la fuerza de laboral de mujeres, niños, inmigrantes y minorías que en su mayoría tienen bajos índices de sindicalización; y la presión de las importaciones baratas realizadas desde los países con salarios bajos y altos ritmos de capital. De esta manera reaparecen formas de explotación que nos retrotraen a las escenas de Inglaterra de los siglos 18 y 19 en los orígenes del capitalismo industrial. Esto es muy importante recordarlo sobre todo a aquellos que consideran a la lucha de clases en sus expresiones más duras como “algo tan pasado de moda”. Todos los países se normalizan en la misma dirección porque en todo se impone la ley coercitiva de la competencia entre los capitales que incita a la extracción infinita de plusvalía. Esto significa también que de manera creciente son atacados los sectores de la clase obrera de los países desarrollados a los que Lenin se había referido como la “aristocracia obrera”10.

En conclusión, debemos partir considerando que no puede entenderse el mundo capitalista contemporáneo sin integrar analíticamente dos dinámicas tensionadas y contradictorias: por un lado la competencia económica de los capitales y, por otro lado, la “competencia geopolítica” de los Estados. El privilegiar sólo el primer aspecto de la cuestión lleva entender la política e historia contemporánea desde un nivel demasiado abstracto. El fundamentar la comprensión sólo a partir de la segunda variable, lleva a una descripción a-histórica y subjetiva del capitalismo contemporáneo impidiendo analizar y elaborar críticamente las estrategias políticas en perspectiva histórica.

Por consiguiente sin la teoría del imperialismo no puede entenderse la geopolítica y sin teoría del valor no puede entenderse la lucha de clases que lleva a la configuración del mundo capitalista. En consecuencia debe articularse necesariamente la ley del valor y el imperialismo.

El problema de este ejercicio estriba en que, la repetición mecánica y sin sentido del folleto de Lenin sobre el imperialismo, ha derivado para el bolchevismo actual en su absoluta inutilidad analítica para la comprensión y elaboración de una interpretación histórica y política del capitalismo.

Por ejemplo, ¿la integración de capitales hace improbable una nueva guerra imperialista? ¿Hay una burguesía transnacional con intereses transnacionales? ¿La burguesía sigue estando nacional centrada?, ¿hay burguesías genuinamente transnacionales? A pesar de la creciente integración mundial de la producción ¿hay identidad entre los intereses y necesidades de los Estados con dicha integración mundial? Si el capital está plenamente integrado y existe una burguesía transnacional ¿significa que este Estado sólo se limita a mantener el dominio local e interno del obrero colectivo mundializado?, ¿la clase social explotada esta plenamente estandarizada y homologada con la clase explotada a nivel mundial?, ¿cómo se da la relación entre lucha de clases a nivel local y a nivel mundial? La agudización de la lucha de clases a nivel mundial, ¿significa la revolución a nivel local? ¿Qué rol juegan los enfrentamientos interestatales? ¿Como entender la reaparición de respuestas nacionales a partir de la crisis del 2008?, ¿ha recibido un golpe severo el rol que juega la economía norteamericana en la economía mundial?, ¿cómo entender las hipótesis de guerra del Estado mayor norteamericano frente al bloque ruso-chino? ¿Cómo interpretar los debates del Foering Affairs y otras publicaciones que, asumiendo una crisis terminal de la hegemonía norteamericana, llaman a administrar la declinación de dicha hegemonía?, ¿a escala mundial existen elementos que permitan afirmar que hemos dejado en el pasado las guerras inter imperiales? A su vez, ¿hay alguna coexistencia combinada entre la capacidad de los monopolios para influir sobre los precios, y la ley del valor que establece que los precios se fijan según el mercado y no hay capitalista capaz de influir voluntariamente en ello?, ¿es efectivo que, en tanto movimiento histórico, de la competencia surge el monopolio?, ¿se incrementan las tensiones inter estatales si los monopolios locales suprimen la competencia mundial?, ¿existe competencia a nivel de los monopolios?, ¿qué ocurre si estas luchas no se dirimen pacíficamente?, ¿si los monopolios mundiales gobiernan el planeta tenía razón Kautsky en su polémica con Lenin?, ¿se ha desarrollado acaso durante los últimos 70 años un devenir pacífico del imperialismo?, ¿existen bases para sostener que Estados Unidos ha contraído y una construcción una hegemonía superimperialista?, ¿qué rol viene jugando la lucha de clases en la determinación de la ley del valor y de los monopolios?, ¿el hecho que no se haya logrado la revolución en Alemania e Inglaterra como profetizo Marx, significa que la lucha de clases y la ley del valor se invalidaron?. En el mismo sentido, ¿si no ha un tercera guerra mundial, significa que se invalida la teoría leninista del imperialismo?, ¿existe o no una tendencia a la militarización del mundo?, ¿es la unidad del capital en su entrelazamiento transnacional, un techo para afirmar que durante los últimos 70 años no han existido conflictos inter imperialista?. Si no es así ¿hacia donde se ha trasladado el conflicto?, ¿o es que en esos 70 años no ha operado ni la lucha de clases a escala mundial, ni el conflicto imperial entre potencias?, ¿cómo interpretar a Trotsky cuando en su Programa de Transición afirma que los monopolios bancarios “organizan la vida cara, la desocupación y la crisis”?. ¿Significa esto que la base del movimiento histórico es la conspiración?, ¿es posible entender la geopolítica desde bases materialistas? ¿Por qué la ONU no se ha quebrado pese a los numerosos conflictos y guerras en el mundo?, ¿es efectivo que desde hace siete décadas no hay nuevas guerras interimperialistas, no existiendo ninguna tendencia en estos momentos que muestre que se esté preparando alguna guerra entre las potencias? ¿Qué se esta entendiendo por guerra cuando se afirma que en 70 años no han existido conflictos armados inter imperialistas?, ¿es la misma concepción leninista de la guerra?. Si no ha habido guerras inter imperialistas durante los últimos 70 años, ¿cómo se ha construido la hegemonía norteamericana? A su vez, si la construcción de hegemonía imperialista se ha hecho mediante guerras, ¿la crisis de dicha hegemonía imperial también se resuelve o enfrenta con guerras? ¿Existen Estados capaces de reemplazar en su rol imperial a los EE.UU.?, ¿la integración de capitales hace improbable las guerras inter imperialistas?, ¿la lucha de clases se ha hecho cada vez más internacional?, ¿el mundo es explotado por las potencias o por clases sociales?. Si se define como saqueo imperialista la obligación de equilibrar las balanzas de pagos con cargo a la deuda pública ¿puede ser considerada la deuda pública como un mecanismo de dominio imperial y extracción del excedente a los países “dependientes” o semi coloniales?, ¿cómo se articulan los espacios de valor locales con la producción de valor a escala planetaria?

Por otro lado y teniendo a la vista la deuda pública de los Estados ¿los precios de los bonos se fijan por cruces de ofertas y demandas, protagonizados por inversores de todo el mundo?, ¿significa esto que la tasa de interés no se fija por precios de monopolio bancario?, ¿en manos de quien esta la mayor parte de la deuda pública de los Estados?. Ahora bien, respecto a las materias primas, ¿sólo el capital extranjero hace un “uso descontrolado de los recursos naturales?. Si tanto los bonos del Estado como la inversión extranjera en materias primas depende de la tasa de beneficio ¿qué ocurre en una situación de tasas de rentabilidad elevadas?, ¿inevitablemente se empiezan a erosionar las posiciones oligopólicas de los capitales previamente instalados?, si es así, ¿de donde salen esos “nuevos capitales”, si estos están altamente integrados y centralizados a nivel mundial?, ¿es posible concebir nuevos capitales naciendo de pequeños emprendimientos capaces de desbancar a un monopolio?.





El Imperialismo Monopolista Financiero: Super Estructura De La Super Estructura
Si Rolando Astarita descarta toda validez científica a la teoría del monopolio y del imperialismo desde su popularización por Lenin, Fernando Azcurra11, hace el ejercicio inverso. En lugar de Astarita que tira por la borda la teoría del imperialismo para sostener que estamos viviendo una época de competencia con plena vigencia de la ley del valor, el profesor Fernando Azcurra sostiene que el imperialismo de Lenin efectivamente esta caduco, pero no porque sus supuestos teóricos no se verifiquen sino por que se vive una etapa nueva al interior del imperialismo, es el imperialismo monopolista financiero, súper estructura de la súper estructura imperialista que había descrito Lenin en 1916.

Azcurra sostiene que el imperialismo ha sido definido por Lenin como una fase superior del capitalismo, y que esa definición en los términos que todos la conocemos, fue considerada por él como una unión entre capital bancario y capital industrial. Esta concepción analítica tiene ya más de un siglo de vigencia, sin embargo esta fase ha quedado ampliamente superada por lo que yo llamo una nueva etapa del imperialismo, que lo he  denominado imperialismo financiero. En este marco Azcurra trata de situar y responder una pregunta ¿qué es el capital financiero imperialista?, no el aspecto puramente político, sino en el ámbito estrictamente económico. El capital financiero, o imperialista financiero,  es la representación más genuina del capital como una totalidad, como un conjunto, como un todo, ante la diversidad individual de los capitales. Es la unidad como capital pero también como comportamiento de clase, en su cúspide social como oligarquía financiera. Ante la existencia múltiple de esta diversidad inmediata, se nos presenta el imperialismo financiero como un conjunto poderoso que representa esa totalidad de intereses económicos que condensa, en su cúspide, los intereses de la clase capitalista más reaccionaria, más retrógrada y sangrienta. Esa cúspide oligárquica financiera es la que maneja, domina, decide e impone a toda la sociedad burguesa a nivel mundial, es su “líder” casi diríamos. En realidad el summun del capital ficticio, que se ha subido por así decir, se ha montado en relación al resto de los capitales que funcionan como individualidad, el capital comercial, el capital industrial, el capital agrario, que constituyen fracciones que el capital imperialista financiero concentra como unidad económica y unidad política de la clase capitalista en su sentido más general. Este capital es una superestructura financiera del capital como sujeto dominante de la sociedad. El imperialismo es la superestructura del capitalismo, pues, sobre ella el capital ha creado una nueva superestructura: es la del “imperialismo financiero” cúspide suprema del capital ficticio: se dirá ¡superestructura de una superestructura! Parece más una extravagancia que otra cosa. Sin embargo no lo es: por ser tal allí se encuentra su fragilidad económica pero también su impacto devastador cuando hace crisis.

Con su omnipotencia domina y dicta los pasos de los procesos de la producción y reproducción de  la vida material de la sociedad en la actualidad a nivel mundial Este capital imperialista financiero que se inicia, diríamos,  hasta modestamente como capital ficticio y que no es nuevo, sin embargo se ha ido superando en sus operaciones y movimientos, ya no es solo intermediación bancaria en las transacciones normales del capitalismo tal como lo fuera hace 200 años. Tampoco es un simple facilitador de las inversiones de las empresas, o sea como ellas por ejemplo en lugar de utilizar capital propio les conviene utilizar capital ajeno, endeudándose. Es facilitar las inversiones, el endeudamiento a través de capital ajeno, es ésta una modalidad de la estafa mutua entre capitales y empresarios que la mayor parte de las veces termina en conductas delictivas: estafas, robos, quiebras fraudulentas, etc. ¡lindezas de la vida de los capitalistas. Tampoco es un oportuno acelerador de la velocidad de los negocios y de su realización.  Cuanto más veloces son los negocios más rápidamente se realizan las tasas de ganancia. Y tampoco es la especulación minúscula de minúsculos tahúres con mentalidad de casino, que siempre fue una característica del capital ficticio. Ni, finalmente, es la simple o la sencilla unión y complemento entre el capital industrial  y el capital bancario, en una unidad que fue estudiada por Lenin que es el capital financiero. Este se puede decir que es, fuerza rectora y despótica mundial del capital como conjunto, como totalidad, con su habitualidad de cálculo financiero, de cálculo de rendimiento, de tiempo de realización, en los hechos más cotidianos y triviales de la vida de las personas y de las sociedades. Nada escapa a esta “nueva” actitud en las decisiones del capital. Esta es la decisión, la habitualidad, la conducta usurera y la modalidad depredadora en las relaciones económicas que es posible encontrarla casi a diario en todo tipo de actividad; económica, política, cultural, artística, etc. El capital financiero ve todo ¡a lo financiero!  En todo ve cálculo y usufructo del sector monetario- financiero y el sector real de la economía. Hace una división analítica pero cree que en lo real están también separados. Sin embargo es un gran error: están íntimamente relacionados, o mejor aún no están vinculados, el capital, su movimiento, su expansión y su contracción, es una unidad que contiene diferenciaciones internas. El que sea una cúspide oligárquica la que maneje, la que sea representativa y propietaria del capital ficticio, el que se autonomice y que dicte, como dicta  las decisiones al conjunto,  no significa que están separados. Se puede concluir que esta es la realidad cotidiana, la realidad permanente del capital en nuestra representación mental y tenerla también en nuestros análisis políticos y sociales. El capitalismo monopolista financiero implica una fase tan novedosa que ha llevado a que toda la sociedad burguesa esté sometida y subordinada al capital imperialista financiero y es imperialista no solo desde el punto de vista que abarca los países periféricos, sino dentro de sus propias estructuras de países capitalistas más desarrollados. Lo que está pasando en los EEUU y en Europa en la actualidad entre la banca central europea y los bancos nacionales y el sistema crediticio nacional, es la expresión, o una de las expresiones más violentas de la imposición de esta oligarquía financiera que rige el mundo.

Esta especie de monstruosidad del capital financiero, esta omnipotencia, esta fuerza rectora, ¿ha vuelto más estable y equilibrado al capitalismo? En relación al capitalismo liberal, el capitalismo competitivo del siglo XVIII y XIX  no cabe duda, de que sí. Pero en relación a la nueva fase a la que ha accedido a través de su propia evolución, no.  El capital financiero imperialista no ha eliminado la competencia; y la competencia monopolista la ha llevado a un nivel de rivalidad cada vez más agresiva y cada vez más peligrosa. Así pues ha hecho, que la concentración, como acumulación del capital y  centralización de la propiedad, se vuelvan cada vez más salvaje, cada vez más rapaz dentro mismo de la cúspide financiera

De manera que no se puede hablar de que elimina la etapa de los estallidos de las crisis, de que elimina el patrón cíclico de su existencia, el ciclo que caracteriza el desarrollo del modo de producción capitalista.
Ha modificado su forma y su impacto, no su contenido y mucho menos su importancia económica, social y política. Pero no menos cierto es que la propia burguesía pudiera administrar los mismos, ¿cómo?, a partir de la aparición de este actor fenomenal que es el Estado. El ciclo en realidad y su mantenimiento es una situación de sobreinversion. ¿En qué consiste esto? En que las decisiones de inversión de los empresarios se manejan por oleadas, que tienen que ver con los ciclos de demandas (auge). Estas oleadas de inversión implican que cuando se invierte se multiplican ingresos, efecto multiplicador que hace que tanto las empresas como los consumidores dispongan de una capacidad de demanda, de gasto que durante un tiempo permiten absorber la producción. Pero no solamente se produce un impacto a nivel del multiplicador (coeficiente), sino también que acelera los pedidos y las entregas del capital fijo. Cada vez que hay  un crecimiento en la demanda hacia atrás aumentan  los pedidos de maquinarias, de insumos, en una mayor cantidad y velocidad. Entonces este acelerador de la inversión (otro coeficiente), multiplicador del ingreso, acelerador de la inversión combinados en un solo proceso, hacen que llegue un momento en que se produzca una enorme capacidad de oferta por encima de la capacidad de demanda. De ahí lo de sobreinversión.

Pero además el sistema capitalista dentro de tantas características que tiene, es la que funciona con una enorme subutilización de la capacidad instalada y de lo que denomina otros recursos para referirse al trabajo y tierra destinada a la producción. Siempre invierte más vía acelerador de lo que el mercado está en condiciones de absorber. Así, bueno, este enfoque de su utilización obliga que las grandes corporaciones monopolistas tiendan a tener en cuenta, vía la teoría del marketing y las políticas de ventas, el estado de los mercados para tomar decisiones que se ajusten desde la inversión y evitar que se incremente cada vez más la tasa de subutilización de la capacidad instalada y de tales recursos. El incremento vía acelerador de las inversiones, hace que se produzca a un 60 o 70% de uso de la capacidad instalada, es un despilfarro también del recurso capital. Mucho menos cuando éstas están dominados por el capital ficticio que se autonomiza a través de todos los activos financiero, que ha inventado, desarrolla y sigue inventando. Todos los activos financieros, los más inmediatos que se nos vienen a la mente, aquellos que se transan diariamente en la bolsa. La Bolsa es un mecanismo de captación de capitales a largo plazo para las empresas. Allí se encuentran fondos colectivos y fondos comunes. El otro elemento que tiene que ver con el aspecto financiero y el capital ficticio, es el mercado monetario constituido por un mercado interbancario un mercado de títulos negociables de corto plazo, otro mercado, el cambiario. En conjunto esto constituye o son variedades de un capital ficticio activo que se multiplica y que crea cada vez más, títulos, más papeles pintados que se van apalancando entre sí y van sumando negocios especulativos tras negocios especulativo (fondos comunes de inversión, fondos de pensión, los fondos basura, etc).

Este capitalismo no puede tener de ninguna manera tener estabilidad, equilibrio y asegurar proporcionalidades y desarrollo sin cuestionamientos de carácter económico, político y social, finalmente se cae. ¿Cuándo? Cuando hay algo que dentro de la rivalidad competitiva que tienen los monopolios hace que el deudor primario no pueda de ninguna manera pagar aquello que ha recibido como crédito. Entonces se derrumba el castillo de puros papeles pintados, entonces hace ruido el estallido de la crisis: todo el andamiaje cruje primero y se viene abajo luego el capital financiero es el verdadero enemigo de los trabajadores, de la sociedad y que no es un ente puramente fantasmal, que no es una especie de invento de mentes calenturientas. Y de manera particular el sector de la oligarquía financiera que es la que se maneja con criterios absolutamente despóticos y dictatoriales, oligarquía. ¡La guerra es, precisamente, una de las ramas que más ganancias le produce a ese miserable capital! ¡No le hablen de Paz, de equidad, de soberanía, de fraternidad a este capital! ¡Este capital es formidable enemigo de la humanidad! ¡Es muy peligroso, pues, porque además ya arrojó dos bombas atómicas y lo volverá a hacer en cuanto considere que está amenazado su dominio e intereses! ¿no queda un poco en la nebulosa el verdadero enemigo de los trabajadores, la burguesía tal y cual suena?, ¿acaso existe el capitalismo que no es enemigo de la sociedad?, de los trabajadores?. Son márgenes que dan origen a interpretaciones raras.

¿Cómo se vincula todo esto con el socialismo?  ¿Es posible salirse de este capitalismo imperialista? ¡Terminantemente sí! Pues, profundizar las condiciones subjetivas y políticas de su superación. No partimos de la nada. Estamos viviendo la etapa del tránsito hacia la nueva sociedad, nos señala el profesor Azcurra.

Sin embargo, en este planteamiento subyacen algunos problemas que no son abordados frontalmente como por ejemplo, ¿cómo opera la ley del valor-trabajo en esta nueva fase imperialista?, si estamos en presencia del dominio de la oligarquía imperialista financiera, ¿tienen sentido entonces las explicaciones conspiracionistas de la historia que, por ejemplo, atribuyen la crisis económica actual al grupo Bildeberg, o que ven un gobierno secreto de banqueros del mundo con sede en Wall Street?, Si el capitalismo monopolista financiero es el archi enemigo de la sociedad, ¿significa que existen otras formas de capital que no son enemigas de la sociedad?, ¿qué rol juega la lucha de clases en la configuración de la ley del valor y el imperialismo financiero?, ¿si el capital súper financiero se ha desacoplado del capitalismo productivo industrial y comercial, autonomizándose, ¿cuáles son los anclajes entre la producción de plusvalía y la especulación financiera?.

Mercado Mundial, Tipo De Cambio, Tasa De Interés Y Ley Del Valor.
Existe una dificultad al igualar directamente los tiempos de trabajo nacionales pasando por alto la existencia de áreas geográficas con diferentes grados de desarrollo de las fuerzas productivas. Esto significa que en la economía mundial no todos los trabajos privados alcanzan realidad como partes del trabajo social mundial toda vez que se intercambian en ámbitos de valor específicos, sustentados en desarrollos particulares de las fuerzas productivas. Los trabajos se conectan por una relación de equivalencia –los tipos de cambio- en espacios geopolíticos de validación de distintos tiempos de trabajo socialmente necesarios determinados por productividades diferentes. Solo cuando las mercancías producidas en estos espacios se comparan en un mismo mercado mundial los tiempos de trabajo se reducen a tiempos de trabajo social promedio mundial. Pero esto es válido para aquellos productos estandarizados. Existe una gran cantidad de mercancías que no son comerciables internacionalmente y otra cantidad de bienes que son comercializables a nivel mundial. Sin embargo, el producto se vende en el mercado exterior según el tipo de cambio correspondiente. Estas diferencias son esenciales para comprender como los trabajos realizados en condiciones de mayor productividad generan más valor que los realizados en condiciones de menor productividad dentro de un mismo espacio de valor12.

A juicio de Astarita un error bastante común es identificar la generación de valor con el gasto de trabajo que se realiza individualmente en la empresa. El error consiste en suponer que las empresas con tecnología atrasada generan más valor que las empresas con tecnología adelantada porque emplearían más unidades de trabajo vivo por unidad de producto. Luego, al operarse la transformación de valores a precios de producción, las ganancias extraordinarias de las empresas tecnológicamente más avanzadas surgen de la transferencia de plusvalor desde las más atrasadas. Sin embargo, si una empresa produce con una tecnología atrasada genera menos valor que la tecnológicamente adelantada. Por eso también la plusvalía extraordinaria de la que se apropian los capitales más productivos no surge de una transferencia de plusvalor desde las empresas menos productivas, sino del diferencial de productividad existente en la industria. Esto sucede porque el trabajo en la empresa de mayor tecnología actúa como “trabajo potenciado” y genera más valor. En consecuencia, el tipo de cambio representa la diferencia de productividad que hace que los tiempos de trabajo no sean directamente comparables. Esto es, los espacios de valor no se pueden unificar sin más, las monedas, equivalentes nacionales, no son directamente equiparables en tanto representantes de valores homogéneos13.

De este modo, una hora de trabajo en un país genera un valor equivalente a un cuarto de trabajo socialmente necesario en otro país. La hora de trabajo de un país de menor productividad aparece como trabajo despotenciado, generador de menos valor. Es esta dialéctica, esta relación contradictoria entre generación de valores en espacios geográficos distintos y realización de valores, la que explica este quid pro quo. ¿Cuál es el precio que paga el conjunto de la economía de un país con devaluación de su moneda en relación a la PPC? Claramente la pérdida de poder adquisitivo en el mercado internacional tiene como contrapartida el aumento del poder de compra de la moneda del país cuya moneda se aprecia. De esta manera obtenemos una explicación basada en la ley del valor trabajo de porqué no se pueden alcanzar tipos de cambio determinados por la PPC. En esta explicación juega un rol importante la necesidad de importar por parte del país atrasado. Un país que enfrenta una caída de sus reservas internacionales al nivel de poner en peligro sus importaciones imprescindibles se ve generalmente obligado a devaluar. Esto a su vez constituye una expresión de la inserción contradictoria de estas economías en el espacio del mercado mundial. Por un lado, la internacionalización de las fuerzas productivas y el desarrollo capitalista obliga al país subdesarrollado a importar bienes tecnológicamente avanzados; pero por otra parte lo hace desde una posición de atraso tecnológico que le obliga a entregar más tiempo de trabajo por menos tiempo de trabajo. La moneda de los países atrasados los lleva a devaluar sus monedas, por lo tanto las estimaciones basadas en el PPC (lo usan los organismo internacionales FMI, BM) de los ingresos percápitas de los países más atrasados tienden a ser mayores que los basados en los tipos de cambio de mercado. Esta sistemática subvaluación de las monedas de los países atrasados se explica entonces por los diferenciales de productividad, es decir por la ley del valor trabajo14.

La necesidad de importación hace imprescindible las divisas como equivalentes parciales representadas por la moneda nacional y su vinculación con la moneda internacional. De modo que un alza o una baja del tipo de cambio muestra que la legitimidad cómo equivalentes de una moneda está siempre puesta a prueba. Esto explica que las monedas nacionales sólo actúen como encarnación de valor sólo cuando están respaldadas por monedas “fuertes”, y en particular por la moneda que actúa como moneda internacional. Por eso, si bien la validación de los trabajos privados en el espacio nacional se realiza reduciendo las mercancías al equivalente nacional, éste a su vez tiene que estar respaldado por la moneda mundial. A su vez la moneda de cambio mundial permanentemente debe revalidar su título de equivalente, de encarnación de tiempo de trabajo abstracto y su vinculación con el tiempo de trabajo general mundial. Pero existe otra necesidad para la existencia de los tipos de cambio vinculados a la ley del valor a saber, que el espacio de valor nacional debe articularse con el espacio de valor mundial. Las reservas internacionales constituyen el activo financiero de respaldo último de la base monetaria nacional; una moneda nacional respaldada exclusivamente en crédito interno (títulos públicos) estaría sujeta al cuestionamiento y a crisis de confianza que harían imposible la acción de la ley del valor. En última instancia, cuando esto sucede, la moneda nacional es reemplazada por la moneda mundial, primero en sus funciones de reserva de valor y atesoramiento, luego como medio de pago y finalmente como medio de cambio. De ahí la necesidad de los Bancos Centrales de los países subdesarrollados de acumular reservas muy por encima de las necesidades determinadas por las transacciones de Cuenta Corriente. Es particularmente en períodos de crisis, cuando la desconfianza lleva a los tenedores de acervos monetarios a demandar divisas. Lo anterior se manifiesta en la necesidad de los capitales que se valorizan en el seno de los ámbitos nacionales al garantizar el regreso del valor a su encarnación última, al dinero mundial. Por otro lado, la remesa de utilidades y la amortización del capital exigen el reflujo del dinero a su forma originaria. En la medida en que el espacio nacional se convierte en meta de inversiones extranjeras, se genera otra exigencia de vinculación y respaldo de la moneda nacional con la moneda mundial. Lo mismo sucede con capitales de origen nacional que adquieren dimensiones internacionales. Esta serie de factores conjugados explica que la acumulación de dinero mundial se convierta en un fin para los Estados nacionales en tanto garantes de las condiciones generales de reproducción de los capitales. Responde a la necesidad de validar el equivalente local y es funcional a la naturaleza internacional de la valorización de los capitales. Esto se cumple también en la forma de demanda para las colocaciones de cartera, que son extremadamente volátiles15.

En este planteo Astarita advierte que existe una dimensión financiero-especulativa de la determinación del tipo de cambio. La teoría del valor trabajo puede integrarla en un enfoque articulado, en el cual existen algunos determinantes fundamentales y otros que inciden sobre el tipo de cambio, sin que por ello estos últimos sean decisivos en otro momento. Los bancos internacionales, los departamentos financieros de las grandes empresas, los fondos de inversión, de seguro, de pensión y en general quienes manejan los capitales líquidos, están permanentemente arbitrando entre divisas, apostando a la revaluación de tal o cual moneda o haciendo colocaciones en activos financieros nominados en diversos monedas que ofrecen tasas atractivas. Como se ha señalado la magnitud de estas transacciones cambiarias por motivos especulativos supera largamente las necesidades del comercio o la inversión extranjera directa. Las olas de entusiasmo o de abatimiento con respecto a una moneda, los pánicos y las corridas, son fenómenos frecuentes. Sin embargo, esto no debe llevar a concluir que los tipos de cambios están determinados por factores meramente subjetivos y especulativos, sin relación con las condiciones de valorización de los capitales y su inserción en el mercado mundial. Las monedas tienen una independencia limitada. Esto sucede en particular con las monedas nacionales. Nunca debe perderse de vista que en última instancia el rol como equivalente de una moneda nacional está ligado a la capacidad de “su” espacio nacional de generar valor en relación al espacio mundial. Por eso los traders de los mercados financieros toman en cuenta, a la hora de tomar posiciones en tales o cuales monedas, además de los estados de ánimo colectivos, datos tales como la situación de la cuenta corriente, el estado de las reservas internacionales del país, las necesidades de pago de deuda externa, inversiones, balances de empresas (la tasa de valorización de los capitales nacionales), la tasa de inflación y el tipo de interés; factores que a su vez inciden y moldean los estados de ánimo colectivos. Por estas razones los neoclásicos han tratado de determinar el tipo de cambio recurriendo a gustos y preferencias, mercados perfectos y expectativas “racionales” de los agentes económicos16.

Por último, la economía neoclásica vincula la determinación de la tasa de interés “real” con gustos y preferencias ligadas a patrones de consumo, y estos a su vez con la productividad marginal del capital. En contraposición a esta postura, Keynes subrayó el carácter monetario de la tasa de interés. Esto es, la tasa de interés estaría plasmada por una ecuación lineal; de un lado de la igualdad estarían el deseo de mantener la riqueza en forma líquida, de otro lado estaría la oferta disponible de capital. Pero, el problema sigue en pié: ¿de qué depende el deseo de mantener dinero en forma líquida? Los Keynesianos sostienen que la liquidez depende del tipo de interés que cada agente económico considera “normal”: si el tipo de interés efectivo está por encima del interés que considera normal, la riqueza se mantendrá en activos financieros; y viceversa, en el caso que la tasa de interés efectiva sea menor que lo que considera la tasa “normal”, la riqueza se mantendrá en dinero líquido. No obstante, ¿de qué depende la tasa de interés nominal? La ortodoxia económica neoclásica en la que coinciden los Keynesianos plantean que esta ligada a factores psicológicos. En síntesis, la tasa de interés estaría determinada por el deseo de mantener riqueza líquida, y ésta por la tasa de interés normal, que a su vez dependería de cuestiones subjetivas.

Frente a estas dos posiciones, el enfoque marxista desarrollado por Astarita sostiene que es posible analizar los tipos de interés anclándolos a la ley del valor trabajo. Si bien es cierto, la tasa de interés está efectivamente ligada a cuestiones especulativas, a la oferta y la demanda de capitales, y en este caso su determinación en cada momento carece de ley interna, lo realmente determinante es que la tasa de interés no puede romper completamente su vinculación con el valor, porque después de todo es una parte de la plusvalía, del trabajo no pagado. De este modo, si durante un período la tasa de interés sube por encima de la tasa media de ganancia, ésta situación no puede extenderse indefinidamente pues sus movimientos tienen límites de tipo estructural, vinculados a la generación y realización del valor, toda vez que existen puntos de referencia entre los cuales los tipos de interés tienden a oscilar, siendo perfectamente estudiable y verificable desde el punto de vista objetivo, cuantitativo y estadístico teniendo a la vista la productividad, las ganancias, las inversiones, etc. De este modo, para Marx, el salario real puede variar conforme a la cuestión monetaria, la que a su vez depende de las oscilaciones de productividad que pueden mejorar o no los salarios reales. Se deriva de lo anterior la capacidad de estudiar los salarios reales teniendo a la vista la manera en que la tasa de interés puede incidir en los precios.

Los factores que determinan a la tasa de interés han dado lugar a una discusión particularmente relevante en términos de política económica. Por ejemplo, ¿qué determina la rentabilidad del capital?, ¿el Banco Central influye sobre el reparto de plusvalía?, ¿la tasa de interés influye sobre los precios?, ¿los trabajadores a través de la lucha de clases pueden alterar la rentabilidad del capital y la tasa de interés?

Así, para algunos el Banco Central influencia la rentabilidad del capital alterando la tasa de interés. La tasa de ganancia no puede ser menor que la tasa de interés, pero sube cuando la tasa sube. Y esto sería así porque las tasas se mueven en tándem De este modo, los Bancos Centrales controlan la tasa de interés si intervienen persistentemente. De este modo, si se sigue el criterio de Ricardo, la tasa de interés sigue a la rentabilidad del capital. Por lo tanto el reparto de la plusvalía se puede ver influenciado por tal institución determinando directamente a la tasa de ganancia. Y esto sería así porque Keynes afirma que la tasa de interés de largo plazo la fija el Banco Central, por lo que la rentabilidad del capital subiría cuando la tasa de interés se alza. Esto señala que la tasa de interés es un fenómeno asociado a cuestiones estrictamente monetarias. Planteada así la cuestión el Banco Central puede influir en la rentabilidad del capital y esto sería así porque no es posible anclara la tasa de interés y el tipo de cambio con la teoría del valor-trabajo.
Por otro lado, la tasa de rentabilidad del capital y la tasa de interés no pueden divorciarse, pues están atadas por la producción de valor. Este argumento nace en los economistas clásico y es desarrollado por Marx quien sostiene que en la determinación de la tasa de interés hay un elemento de exogeneidad influenciada por lo que hoy conocemos como “decisiones del Banco Central”. Pero, ¿de qué depende la capacidad de un Banco Central para influenciar o no la tasa de interés?. La respuesta depende de la naturaleza de la tasa de interés. Keynesianos y neoclásicos afirman que la tasa de interés es un fenómeno estrictamente monetario determinado por factores psicológicos. Pero el problema se origina aquí mismo cuando la tasa de interés es definida por factores puramente monetarios y subjetivos pues no conectaría “con la economía real”. Por ejemplo, para Keynes la tasa de interés actual depende de la tasa de interés esperada por lo que ésta queda completamente indeterminada. Todo esto definiendo a la tasa de interés como un costo que se agrega al precio sin justificación en teoría del valor alguna. Es en este contexto que Marx considera la tasa de interés relacionada con la tasa de ganancia, con la plusvalía y con la competencia pues los períodos con bajas tasas de interés se corresponden con ganancias extraordinarias y al alza, en cambio períodos con alta tasa de interés se corresponde con caídas en las tasas de ganancia. De aquí mismo se deduce que el mínimo en la tasa de interés se alcanza cuando se está ad portas de una caída generalizada en las tasas de beneficio del capital, llegándose a la plena usura cuando el sistema se haya en crisis. Y esto es así para Marx porque la tasa de interés aumenta cuando se traba la reproducción del capital. En consecuencia, la posibilidad de los Bancos Centrales de manejar la tasa de interés es limitada, así como lo es manejar la masa monetaria. El Banco Central tiene poder, pero limitado, para influir en la tasa de interés, así como en otras variables, tales como la base monetaria, la masa monetaria o el tipo de cambio. Esto significa que no puede “violar” indefinidamente las leyes económicas.

Ahora bien si se sostiene que la tasa de interés se determina por las curvas de oferta y demanda de dinero la pregunta es ¿qué determina a la oferta y la demanda?, ¿oferta y demanda son independientes entre sí? Este problema merece toda nuestra consideración toda vez que es muy difícil que la demanda de dinero no sea afectada por la oferta de dinero, si la demanda de dinero depende a su vez de la tasa de interés que los agentes consideran “normal”. En consecuencia, la tasa de rentabilidad del capital y la tasa de interés no pueden divorciarse, y por ende los Bancos Centrales están limitados en su influencia sobre la rentabilidad del capital y los precios.

2.- LEY DEL VALOR

La Transformación De Los Valores En Precios.
Si afirmamos la plena vigencia de la ley del valor donde “las mercancías se venden a su valor” podemos decir que el origen del problema se remonta a Ricardo al no poder conciliar su teoría de que a capitales iguales en magnitud le corresponden tasas de ganancias con igual coeficiente. En términos marxistas el problema fue planteado así, ¿cómo transformar los valores en precios y la plusvalía en ganancia? La respuesta dada por Marx es que si la tasa de ganancia en un sector es superior al promedio, entonces los capitales migraran hacia ese sector, generando una mayor oferta que demanda, obligando a la caída de los precios con la subsecuente igualación de tasas de ganancia. A este esquema debemos agregar que la fuerza igualadora es la cantidad de trabajo socialmente necesario cristalizado en una mercancía. Dicho esto, la pregunta es, ¿si bajan los precios, entonces también cae la cantidad de valor encapsulado como trabajo socialmente necesario en una mercancía?. Es evidente entonces que al igualarse las tasas de ganancias, estas provocan una tremenda incoherencia en la ley del valor, pues la cantidad de trabajo no es igual en cada industria ni sector. Por consiguiente, ¿la tasa de ganancia se puede derivar de la ley del valor? Este fue el problema y dolor de cabeza de los economistas clásicos. La solución dada por Marx consistió en cambiar la base metodológica. Si Ricardo había trabajado con distintos tiempos de rotación del capital, Marx desarrolla la respuesta al problema con distintos composiciones medias de capital. El problema para Marx era entender qué sucedía con los precios cuando la relación entre capital constante partido por capital variable va cambiando entre las distintas ramas pero bajo una misma tasa de plusvalía. Concluyó que los capitales que tienen una menor proporción de capital variable que la media, venden a un precio de producción superior al precio directamente proporcional del valor, ocurriendo lo inverso con capitales que tienen una mayor proporción de capital variable que la media. Por consiguiente, los valores globales producidos reaparecen en el producto final mientras las ganancias de los capitales aparecen como la suma de las plusvalías. Sin embargo persistía el problema de que los precios individuales de las mercancías no se correspondían con los tiempos de trabajo invertidos en cada rama17.

Marx avanza otro paso y descubre que la tasa de ganancia no afecta la producción de plusvalía, pero sí afecta la forma en que se distribuye la plusvalía. Por consiguiente antes de estudiar la tasa de ganancia hay que estudiar la forma en que se crea esa plusvalía a partir del tiempo de trabajo socialmente necesario, pues es el tiempo de trabajo lo que determina a los precios y la tasa de ganancia. En consecuencia son las diferenciales más o menos permanentes de precios por encima o debajo de los precios de producción (no los precios de mercados fijados por oferta y demanda) las que provocan las migraciones de capitales desde una rama a la otra, nivelando así la tasa de ganancia y de esta forma distribuyendo la masa total de tiempo de trabajo socialmente necesario entre las distintas ramas de la producción. Pero, ¿cómo se forman los precios de producción?. Estos son formados al fragor de la ley del valor, es decir por la relación entre el conjunto del plusvalor y el capital, por lo que a determinado precio de producción le corresponde en directa relación una determinada capacidad de compra. Por consiguiente el precio de producción realiza el valor de la mercancía que es producto del capital en la medida que objetiviza el trabajo humano abstracto. Esto significa que la transferencia de plusvalía es transferida de una rama productiva a otra, realizándose en esa otra rama productiva a la que se traslado. Las objeciones a este planteo, vinieron de Bortkiewicz18, quien sostenía que Marx no habría dado respuesta a la transformación de los valores en precios de los INSUMOS. Y es que según la ley del valor, la suma de los valores debería ser igual a la suma de los precios.

La principal consideración hecha a los críticos de Marx es que éste en realidad se preocupaba de la transformación de los precios de producción a los valores. Los valores siempre aparecen como precios y por lo tanto la plusvalía aparece bajo la forma de dinero. Por lo tanto la transformación lo que debe hacer es buscar la forma en que se distribuye la plusvalía entre ramas productivas. Por este motivo los insumos no deben ser transformados en tanto el capitalista compra a precios de producción. Esto significa que para Marx cuando los precios de las mercancías no son directamente proporcionales a los valores, la distribución de plusvalía entre los capitalistas es desigual. En consecuencia, el proceso de transformación no es otra cosa que la distribución de plusvalía que se lleva a cabo cuando se forman los precios de producción a partir del movimiento de capitales entre distintas ramas. Por lo tanto, la redistribución de plusvalías afecta a los precios de producción. No obstante, al interior de cada rama de producción existen diferentes tasas de ganancia originadas en diferencias de productividad. Estas diferencias en las tasas de ganancias participan en la generación de plusvalías extraordinarias19.

Sobre la base de estos antecedentes se ha ido decantando la discusión para centrarla en la formación y calculo del valor del producto neto que viene a sintetizar el valor o suma del trabajo social abstracto de un período determinado. Se parte dejando de lado la igualdad entre la suma de precios con la suma de valores y la igualdad entre la suma de plusvalías con la suma de ganancias. Des-hechándose también la idea de Bortkiewicz de igualar precios de insumos con precios de productos en un esquema de equilibrio general de precios.



3.- RECUPERANDO A SRAFFA20.

Pero, fue Sraffa21 quién puso las cosas en su lugar, recuperando la teórica del valor trabajo y reposicionándola como soporte explicativo de toda la economía. Para tal efecto, demolió teóricamente los pilares de la teoría neoclásica en sus variantes monetaristas y marginalistas. Surgidas precisamente de las críticas, ataques y posterior ocultamiento, silenciamiento y deliberada indiferencia a la teórica del valor desarrollada en su máxima expresión por Marx.

Sraffa anula toda capacidad ofensiva teórica e intelectual a la escuela marginalista, monetarista y neoclásica al preguntarse ¿qué es el capital?, ¿por qué en la escuela neoclásica se concibe al capital como un factor productivo más que merece ser retribuido tanto como lo es el salario?22 Sostiene que el capital es una mercancía que sirve para producir otra mercancía. Pero esta mercancía tiene una particularidad notable, es depositaria de “una razón-patrón”, o cierta cantidad de “trabajo fechado” acumulado y cristalizado en ella. Por lo tanto el capital esta determinado por las condiciones sociales e históricas y no por la productividad marginal, ni por valoraciones o equilibrios marginales. Su trabajo por tanto no tiene que ver con la escala de la producción, ni con la magnitud de los factores productivos, ni menos aún con las variaciones cuantitativas o subjetivas en las proporciones en que se entrelazan estos factores. Con esto Sraffa hunde la concepción neoclásica según la cual la economía estudia los procesos de optimización de los comportamientos individuales. Pero, este investigador no descansa y avanza en la resolución de problemas planteados por la economía clásica y posteriormente por Marx y que, ante la incapacidad de darle una solución científica, fueron descaradamente clausuradas por los neoclásicos. Y es que para los neoclásicos el capital entra en el proceso productivo en pie de igualdad con el trabajo y la tierra. A juicio de ellos, buscando cada uno su propio interés particular e individual se construye el interés general. En esta lógica analítica, la retribución del capital, su valor, depende de “la productividad marginal” obtenida de una abstracta, matemática e inexistente “función de producción”, donde capital y trabajo no solo están en igualdad de condiciones sino que ambos se complementan actuando como un todo unido cuyo motor es la mano invisible de Smith y la optimización de utilidades de los marginalistas. Pero este esquema teórico no explica el comportamiento de la economía real. No explica las crisis económicas, no explica el desarrollo tecnológico en la producción, ni tampoco logra explicar el nacimiento de los precios, la transformación de los valores y el porqué el capital sería un factor productivo tan importante como el trabajo y la tierra. Este esquema se muestra absolutamente a la deriva enfrentado al problema de los monopolios, del imperialismo, de la agudización de la pobreza con crecimiento económico.

Sraffa parte preguntándose cómo medir y evaluar el real comportamiento de la economía más allá de las distorsiones introducidas por los precios. Para tal efecto busca una unidad de medida que de cuenta del valor real de la economía independiente de los precios. Y esto es así porque al la necesidad de expresar un precio se hace siempre en función de otra mercancía elegida arbitrariamente. Pero, qué determina finalmente el precio de esa “otra mercancía”?. De este modo, compone una mercancía o “una fracción de la industria” tal que el aporte de cada sector industrial o productivo al producto final esté en la misma proporción que lo consumido como medio de producción. Se trata de la “razón-patrón” o “mercancía-patrón” que permite demostrar la igualdad entre el producto final de un sector con los medios de producción del otro sector. De este modo, los productos finales de un período se convierten en medios de producción para el siguiente período en el otro sector, sin que ello signifique alterar las proporciones entre los sectores uno y dos de la economía. La mercancía “razón-patrón” está determinada por la cantidad de trabajo cristalizada en ella, o “trabajo-fechado”. Así, Sraffa define al “trabajo-fechado” como cantidades de trabajo que expresa el valor de los medios de producción en términos de horas de trabajo datadas e incorporadas en su elaboración. Por consiguiente, es posible entender el funcionamiento completo de la economía sin recurrir a una definición absurda del capital como hacen los neoclásicos. Se deriva de lo anterior el hecho que los precios dependen directamente del tipo de salario, el tipo de interés, el trabajo directo incorporado en cada período distinto y el número de períodos productivos a considerar.

Siguiendo esta lógica, Sraffa demuestra que el capital, definido por los neoclásicos como un medio de producción cualquiera, no existe. Dicho esto, tampoco existe el costo fijo del capital, ni la productividad marginal con la que se fija el precio a dicho capital. Sraffa, sostiene que los salarios y los beneficios se relacionan únicamente por medio de la “razón-patrón” sin mediar en ninguna parte los llamados e idolatrados precios. Es decir, pueden existir los beneficios sin capital. Por consiguiente, en base a la “razón-patrón”, Sraffa clarifica contundentemente que los salarios y los beneficios están en relación inversa, pero ambos están en una relación de dependencia de la “razón-patrón”, que es la única medida de productividad del sistema y una medida del excedente en términos de medios de producción. Esto significa que la única forma para que exista un tipo de ganancia positiva es a través de un grado de explotación al trabajo también con signo positivo. Dicho de otro modo, para que exista una ganancia positiva el tipo de salario debe ser siempre menor a ella. En consecuencia, el valor de las mercancías que consume el trabajador reflejado en su salario es positivo si la plusvalía reflejada en ganancias también es positiva. Por este motivo Sraffa concluye que la tasa de explotación sólo se explica en función de la “razón-patrón” en tanto cuanto con salarios distintos para los distintos sectores la plusvalía puede ser tan grande como el capital variable si y solo si los beneficios se miden en función de la “razón-patrón”. Es decir, Sraffa retoma la tesis de los clásicos y de Marx que asigna una tasa de ganancia homogénea para toda la economía.

Esto último es importante porque hasta donde Marx alcanzo a estudiar en El Capital, Sraffa retoma y concluye que de la tasa de explotación dependía el valor de lo que se produce como plusvalía (en lenguaje de Marx), de este modo es posible comprender el hecho de que las ganancias vayan en dirección inversa al aumento de la composición orgánica del capital. Esto hace que la “razón patrón” sea inversa a la suma de la tasa de explotación y de la composición orgánica del capital, toda vez que la razón patrón expresa la diferencia entre la producción final y los medios de producción empleados en término de estos últimos, y por tanto, representa la participación de los salarios y beneficios por unidad de medio de producción empleada en términos monetarios.

Dados todos los supuestos anteriores la relación entre el salario y la ganancia es inversa en distintos niveles y según distintas fechas. En conclusión, a diferencia de los neoclásicos y marginalistas que definen una relación directamente proporcional entre precio y retribución del capital, los productos y las ganancias medidos por sus valores y no por sus precios no son proporcionales y dependen directamente de la razón patrón y el período a considerar. De esta manera los vaivenes de precios dependen de las ganancias. Si estas aumentan, se incrementan los precios, lo que repercute en una caída de la tasa de salarios. Pero, si la tasa de salarios disminuye, las empresas que compran medios de producción deben bajar los precios para poder mantener su tasa de beneficio. De aquí se sigue que si el salario cae medido en términos de cualquier mercancía, el tipo de beneficio aumenta; y para el aumento del salario deberá ocurrir lo contrario con la tasa de beneficios.

El capital deja de ser un factor productivo y pasa a convertirse en una mercancía que produce mercancía. A su vez, los precios se forman y calculan simultáneamente con las ganancias presentes y pasadas y, por tanto, dependen de la distribución de la renta, la que a su vez depende de la cantidad de trabajo. Por esta razón los precios son directamente proporcionales a las cantidades de trabajo por unidad de producto, pero se hayan en una relación inversa a la productividad del trabajo, y viceversa, a mayor productividad menores precios. Y aquí está el motivo de fondo por el cual Sraffa desbarata la teoría neoclásica según la cual las ganancias y salarios son determinados técnica y matemáticamente por la productividad marginal. Muy por el contrario, los salarios y ganancias son determinados por la correlación de fuerzas entre las clases sociales. Pero además Sraffa concluye que en la economía lo realmente significativo no son las empresas, sino más bien los procesos y etapas de la producción.

Sraffa aguijonea aún más a la teoría Neoclásica retomando el modelo matemático de Bortkiewicz para criticarlo y superarlo, estableciendo que en una economía existen “n” mercancías. Luego el valor de esas mercancías sólo se puede expresar en función de otra. En este marco, ¿qué particularidad tiene el capital definido por los neoclásicos como medios de producción?, tiene algo en especial?. No, simplemente es otra mercancía producto del trabajo.23 Esto sólo puede ocurrir si concurren las siguientes condiciones: a) La tasa de ganancia es una variable exógena determinada por condiciones sociales e históricas. Esto contradice de lleno a los neoclásicos que sostienen una tasa de ganancia definida por factores endógenos; b) No existe un “equilibro general de precios”, pues los costes son magnitudes físicas determinadas por unidades de trabajo temporal concretos. Esto contradice a la escuela neoclásica que sostiene unos precios equilibrados determinados por costes marginales dependientes del “costo de oportunidad”, aspectos psicológicos enraizados en la utilidad marginal del bien.; c) Los precios dependen de la fuerza de trabajo demandada en el proceso productivo, fuerza de trabajo que no se reparte uniformemente en el sistema; d) Los sectores productivos se someten a tasas de ganancia igualadas, cuestión que contradice a los neoclásicos que sostienen unas tasas de beneficios determinadas por la posibilidad que tienen las empresas de influir y preveer el precios de su producto; e) Los niveles de producción son determinantes de la demanda, los que a su vez determinan a los precios; f) El salario es un anticipo de valor que los trabajadores deberán consumir como medios de subsistencia, sin embargo solo se realiza al final del proceso productivo. Por tanto Sraffa sostiene que el salario es el total de la retribución pagada y no solo la parte que excede a las necesidades básicas del trabajador24.

Por consiguiente el análisis hace hincapié en el carácter reproductivo de la mercancía y no en su escasez. Los precios de las mercancías se determinan por sus costos fijos. Aquí se debe recalcar que el cambio tecnológico influye directamente en los costos de producción y estos en los precios. Por tanto el valor de la producción es mayor que los costos de producirla pues la tecnología permite producir mayor cantidad de bienes que los bienes producidos como insumos. Si los salarios son variables, los beneficios y los salarios forman parte del producto neto, determinándose desde fuera, dado que el sistema puede moverse con grados de libertad diferentes. Esto supone que el trabajo es uniforme en calidad, pues el trabajo diferente en calidad finalmente es reducido a una cantidad equivalente, recibiendo el mismo salario. Esto es vital para establecer que los valores relativos de las mercancías son proporcionales a los costos de trabajo. La existencia de la tasa de ganancia delata la existencia de una proporcionalidad entre el producto y el trabajo directa e indirectamente incorporado. Ante una caída en la tasa de beneficio, con una bases tecnológicas distintas, los empresarios optan liberando recursos para equilibrar las diferenciales de las tasa de beneficio, igualando la tasa de ganancia que opera en la economía en su conjunto25.

El debate de sobre el Capital fue un debate radicado en la naturaleza y medición del capital como factor de producción y la influencia de tal concepción en la distribución del producto resultante, ambos problemas relacionados con su cálculo y agregación26

La cuestión era la siguiente: una economía capitalista se caracteriza por dos sistemas de precios. Uno de ellos es el sistema de precios de los bienes como producto, el segundo es el precio de los activos de capital. El sistema de precios de la producción depende en gran medida de los salarios y la ganancia, mientras que el precio de los activos de capital depende de las estimaciones en el presente de beneficios esperados o futuros, actuales estimaciones de los niveles de incertidumbre involucradas en posibles desarrollos, la capitalización actual y las tasas de los flujos de los beneficios. El problema se hace evidente cuando consideramos que los bienes físicos envueltos en ambos casos son los mismos: las inversiones son, de acuerdo a teoría, consumo pospuesto, en otras palabras, bienes cuyo consumo final es deferido. Pero si esos bienes tienen dos precios, cual es, en general, el que se debería usar para cálculos?27.

Piero Sraffa, afirmo que hay una relación de intercambio (trade-off) entre salarios y ganancias (lo que implica una competencia entre esos factores por el resultado del proceso de producción, lo que, a u vez, influencia el valor del capital). Para demostrar esto había que superar la “función de producción”. Este es uno de los conceptos básicos para los neoclásicos y que Sraffa desmonta teóricamenteSe define como las relaciones en un sistema con solo dos factores de producción y un solo producto (que puede ser utilizado inmediatamente en consumo o "ahorrado" como inversión). Se asume que todos los "tipos de trabajo" y todos las "unidades de capital" son homogéneos.
Gustavo Murga acertadamente nos señala que La formula representa una justificación adecuada para la distribución de la renta del producto entre los factores: tanto el capital como el trabajo contribuyen al producto total, por lo tanto ambos tienen un derecho justificado al resultado. La distribución más justa de ese resultado es en relación a los precios o costos relativos de factor (o productividad marginal). Pero, ¿cómo podemos calcular, por ejemplo, el monto real y la contribución del "capital agregado" cuando se consideran un conjunto de empresas que producen muchos tipos de bienes y servicios, empleando miles o millones de trabajadores y una multitud de herramientas y maquinas, utilizando diversas formas de división del trabajo?. La respuesta, tradicionalmente sugerida a los estudiantes, es que tanto el producto como el capital agregado se miden en dinero (es decir, que el "capital industrial" se trata como Capital financiero). Esto permite construir modelos económicos asumiendo que, dado un equilibrio, por un lado, el ahorro es consumo deferido e igual, en monto, a la inversión, y, por el otro, que el retorno de esa inversión es igual al producto marginal de la misma, lo que a su vez permite simplificar enormemente los cálculos económicos (y, circularmente, avala la existencia del equilibrio). Por el contrario, si el valor de los bienes de capital es diferente del valor de los bien de "consumo diferido", el cálculo se dificulta28.

Según Sraffa la cantidad total de capital depende tanto o más de la tasa de ganancia que de la cantidad de capital invertido. En otras palabras, la tasa de interés es crucial para determinar el monto del capital. Esto empalma con los economistas clásicos para los cuales el capital, dado que la inversión es equivalente al ahorro y este a su vez es consumo pospuesto, es matemáticamente equivalente a la diferencia entre todo lo que se produce y todo lo que se consume en el proceso durante un periodo dado. Pero esa diferencia es también la plusvalía o "nueva riqueza" producida en un periodo dado. El problema, del que los clásicos eran conscientes, aparece cuando notamos que la inversión depende de la tasa de ganancia. Esa tasa de ganancia depende de los precios de mercado, pero estos dependen a su vez de la tasa de ganancia. Como es obvio, hay en el argumento una circularidad que, si bien necesariamente no lo invalida, lo convierte en poco útil desde la perspectiva analítica: no podemos determinar los precios de mercado sin conocer la tasa de ganancia, pero la tasa de ganancia no puede ser determinada sin conocer los precios de mercado. De esta forma, no podemos valuar las inversiones y, consecuentemente, no se puede determinar el valor del capital. Tampoco lo podemos derivar lógicamente del valor del trabajo (como siendo el valor restante que queda del monto total del producto después que se pagan salarios) dado que el trabajo y el capital no son homogéneos entre sí. Así, a menos que esa derivación sea utilizada simplemente por convención o algún otro mecanismo, no hay ninguna razón aparente por la cual la diferencia monetaria entre el monto de los salarios y el del producto deba ser el costo del capital29.

Siguiendo a Murga la variación entre la tasa de trabajo y el valor total de los bienes utilizados en los diferentes sectores económicos, en un mercado competitivo en equilibrio y asumiendo que la tasa de ganancia es igual en todos los sectores, implica que el precio de los bienes de capital en los sectores con uso intensivo del factor trabajo debería ser mayor que en el de sectores intensivos en capital, para que la tasa de ganancia siga siendo la misma en los diferentes sectores. Adicionalmente, la intensidad de uso del capital cambia de manera diferente en los sectores productivos de bienes de capital, lo que aumenta la complejidad del problema. Pero, si la tasa de ganancia varía, no se puede esperar que el precio de los bienes o agregaciones aleatorias de los mismos permanezcan constantes. En ambos casos la conclusión es la misma: si la tasa de ganancia (o interés) es la misma a través de los diferentes sectores económicos, los precios de un mismo tipo de bienes de capital no pueden ser uniformes. Si la tasa es diferente, los precios de los bienes no pueden ser constantes. En la otra mano, asumiendo que se vende a la misma tasa de ganancia, el "salario" de los factores no puede ser igual si se produce utilizando altos niveles de inversión de capital que cuando esos niveles son bajos. A altos niveles de uso del capital, la productividad del factor capital (de acuerdo a la interpretación neoclásica misma) decae. Por lo tanto, su costo debería decaer. Adicionalmente Sraffa sugirió que esta es una relación inversa a la causalidad asumida por teoría neoclásica de la producción entre la tasa de ganancia y la cantidad de capital. De acuerdo con esa teoría, específicamente, de acuerdo a la ley de los rendimientos decrecientes, un aumento en la cantidad de capital utilizado debe reducir la tasa de ganancia. Sraffa mostró matemáticamente que, por el contrario, un cambio en la tasa de ganancia provoca un cambio no lineal del valor de las inversiones. Este análisis sugiere que un uso más intensivo de un factor de producción — no solo el capital— puede llevar a situaciones que incrementarían el precio de ese factor. Según sus proponentes, este análisis levanta serias dudas sobre la visión neoclásica de los precios como indicador de escasez en general y, en particular, sobre del principio de sustitución, que se deriva de la teoría de oferta y demanda, concretamente, en relación al funcionamiento de los bienes de capital30.

A MODO DE UNA BREVE CONCLUSIÓN:

Todos los gritos de indignación en EE.UU, España, Europa, las revueltas populares en Inglaterra, Italia, Grecia, Islandia y Francia, la revolución estudiantil en Chile, la proliferación de movimientos ciudadanistas, son todos procesos que expresan un nivel superior de desenvolvimiento de la ley del valor. A escala planetaria tenemos un capitalismo que ha homogeneizado a la burguesía, que ha deslocalizado sus procesos productivos, que ha integrado los flujos de mercancías globales, que ha desarrollado a niveles impensado la tecnología en todas sus aplicaciones. Tenemos un capitalismo mundial heterogéneamente desarrollado pero plenamente ensamblado, que requiere igualar las tasas y condiciones de explotación de los trabajadores del mundo. En este proceso, las burguesías de cada rincón del planeta comienzan a barrer con todas aquellas pesadas cadenas de obligaciones sociales a las que se habían amarrado cuando los trabajadores del mundo amenazaban con una revolución social. Se desenvuelve ante nuestros ojos la estandarización mundial de la explotación al trabajo en base a una ley del valor que ya no encuentra rincones que le sean prohibidos y ajenos. Ante este estado de cosas, las aristocracias obreras de Europa, las pequeño burguesía del mundo, chillan y gritan, se indignan y masivamente se vuelcan al espacio público mundial con gritos de dolor, espanto y terror ante un destino inexorable: su conversión en una masa cada vez mayor de proletarios súper explotados, con condiciones de vida muy inferiores a las que tenían previamente, con niveles de endeudamiento, educación e integración muy superiores a los que se tenía precedentemente. Claman y suplican no ser despojados de las ilusorias cuotas de participación en el sistema político. Exigen ser considerados. Pero ya es demasiado tarde, llego el momento de pagar muy caro la renuncia a la revolución mundial socialista. La hora de la degradación ha llegado. No se trata de una situación pre-revolucionaria, pues esta exige a una clase explotada a la ofensiva y no a la defensiva como se encuentra en la actualidad. La burguesía no pierde el tiempo, aprovecha la debilidad del enemigo de clases, tras la oscura confusión en que éste ha caído al intercambiar Revolución por Estado de Bienestar. Esta ocupa todas las armas y leyes de la lucha de clases, mientras a nosotros la única salvación que nos va quedando es precisamente recuperar la teoría, practica e historia para hacer la revolución y librarnos de esta maldición. 

1 “El Imperialismo: Fase superior del capitalismo”, V.I. Lenin, Zurich 1916. La versión que hemos tenido a la vista es la publicada digitalmente en http://www.marx2mao.com/M2M(SP)/Lenin(SP)/IMP16s.html
2 “La Acumulación del capital”, Alemania 1913. Se ha tenido a la Vista la versión digital editada por Edicions Internacionals Sedov, Grupo Germinal. Disponible en http://grupgerminal.org/?q=node/452
3 “Valor Mercado Mundial y Globalización”, op. Cit.
4 “Valor Mercado Mundial y Globalización”, op. Cit.
5 “Valor Mercado Mundial y Globalización”, op. Cit.
6 “Valor Mercado Mundial y Globalización”, op. Cit.
7 “Valor Mercado Mundial y Globalización”, op. Cit.
8 “Valor Mercado Mundial y Globalización”, op. Cit.
9 “Valor Mercado Mundial y Globalización”, op. Cit.
10 “Valor Mercado Mundial y Globalización”, op. Cit.
11 Charla de Hugo Azcurra el 11-1-2011 en Santiago- Chile, Universidad Diego Portales de Chile disponible en: http://unidadmpt.wordpress.com/ También: “Imperialismo y Socialismo”, en Laberinto nº 28 / 3er cuatrimestre de 2008. Disponible en laberinto.uma.es/index.php?option=com_docman&task=doc_download&gid=314&Itemid=
Otro trabajo fundamental del autor es “Plusvalor y Excedente”, Argentina Universidad Nacional de Luján, 2010.

12 “Valor Mercado Mundial y Globalización”, op. Cit.
13 “Valor Mercado Mundial y Globalización”, op. Cit.
14 “Valor Mercado Mundial y Globalización”, op. Cit.
15 “Valor Mercado Mundial y Globalización”, op. Cit.
16 “Valor Mercado Mundial y Globalización”, op. Cit.
17 “Valor Mercado Mundial y Globalización” Rolando Astarita, Ediciones Kaicron, Buenos Aires 2006.
18 Ladislaus von Bortkiewicz (1868-1932). Estadístico y economista ruso de origen polaco, nacido en San Petersburgo, agudo crítico de la literatura económica de su época (Böhm-Bawerk, Wagner, Marx). Fue profesor en Berlín (1901-1931). Amigo de León Walras y defensor de la economía matemática, critico fuertemente la teoría del interés de la Escuela Austriaca. Sin embargo lo conocemos por la obra de Sweezy por su intento de corrección de la solución marxista al problema de la transformación de los precios en valores y viceversa.
19 “Valor Mercado Mundial y Globalización”, op. Cit.
20 Aspectos de la economía de Sraffa. y extensiones a partir de su libro “Producción de Mercancías por medio de mercancías”. Por Antonio Mora Plaza. En “Nómadas”, Revista Critica de Ciencias Sociales y Jurídicas, Universidad Complutense, Madrid, numero 23, 2009
21 “Producción de mercancías por medio de mercancías”, Piero Sraffa, Cambridge, KU, 1959. Edición digital disponible en http://es.scribd.com/doc/11390311/Produccion-de-Mercancias-por-Medio-de-Mercancias
22 “Sraffa y la metafísica de la economía”. Por Fernando Hugo Azcurra . Argentina. Disponible en http://www.nuevatribuna.es/opinion/autor/2011-12-17/sraffa-y-la-metafisica-de-la economia/2011121712272200157.html Artículo publicado a propósito  de una nota de Antonio Mora Plaza aparecida en la Revista digital Nueva Tribuna – Madrid el 4/11/2011, Fernando Hugo Azcurra . Argentina

23 “Piero Sraffa. La implosión lógica de la teoría neoclásica”. Por Alejandro Fiorito. Ediciones Cooperativas. Este escrito fue presentado en ocasión a la presentación del libro “Capital y Excedente” de Fernando H. Azcurra y Alejandro Fiorito en la Facultad de Ciencias Económicas, Universidad de Buenos Aires, Argentina, abril de 2006. Fue asimismo publicado en la revista Oikos: Murga, Gustavo (2006): “Piero Sraffa”, Oikos N°21, 123-147, EAE, Universidad Católica Silva Henríquez (UCSH), Santiago de Chile.
24 “Piero Sraffa. La implosión lógica de la teoría neoclásica”, op. Cit.
25Piero Sraffa. La implosión lógica de la teoría neoclásica”, op. Cit.
26 “Cambridge vs. Cambridge. Tres visiones epistemológicas de una controversia”, 1er. cuatrimestre 2005, Buenos Aires, junio 2005, Por Gustavo Murga, disponible en http://www.consejo.org.ar/comisiones/com_39/files/puesto2_tesina07.pdf
27 “Cambridge vs. Cambridge. Tres visiones epistemológicas de una controversia”, op. Cit.
28 “Cambridge vs. Cambridge. Tres visiones epistemológicas de una controversia”, op. Cit.
29 “Cambridge vs. Cambridge. Tres visiones epistemológicas de una controversia”, op. Cit.
30 “Cambridge vs. Cambridge. Tres visiones epistemológicas de una controversia”, op. Cit.