EL VERDADERO TERREMOTO QUE SE NOS VIENE ENCIMA (En homenaje a los trabajadores de Konecta y Sintrac) (ALMA NEGRA)
Pero si un día me demoro,
no te impacientes, yo volveré más tarde.
Será que a la más profunda alegría me habrá seguido la rabia ese día,
la rabia simple del hombre silvestre,
la rabia bomba, la rabia de muerte,
la rabia imperio asesino de niños,
la rabia se me ha podrido el cariño,
la rabia madre por dios tengo frío,
la rabia es mío, eso es mío, sólo mío,
la rabia bebo pero no me mojo,
la rabia miedo a perder el manojo,
la rabia hijo zapato de tierra,
la rabia dame o te hago la guerra….
Los
dueños del poder en Chile se ufanan. Muestran las cifras
macroeconómicas y por todos los canales de la televisión, lacayos
mediantes, se despachan frases para el bronce: Chile esta creciendo
económicamente y estamos muy bien preparados para enfrentar los efectos
de la crisis económica mundial. Y para refrendar, anuncian escuálidos
bonos que obviamente son bien recibidos por los mas necesitados.
Mas
allá de la demagogia, de las frases cuidadosamente construida para no
decir nada y que se repiten en las pantallas de miles de televisores, en
los anuncios, la prensa y las ondas radiales, basta una ola de frio
polar para que los indigentes, las “personas en situación de calle” como
el eufemismo manda a llamarlas, aparezcan por doquier. Pero muertos.
Muertos de frio, muertos ante la indiferencia de miles que transitan
diariamente y no los ven. No quieren ver. O solo ven cuando ya es
demasiado tarde, como en el viejo poema de Brecht: “Primero
se llevaron a los comunistas, pero a mi no me importó porque yo no lo
era; enseguida se llevaron a unos obreros, pero a mí no me importó
porque yo tampoco lo era, después detuvieron a los sindicalistas, pero a
mí no me importó porque yo no soy sindicalista; luego apresaron a unos
curas, pero como yo no soy religioso, tampoco me importó; ahora me
llevan a mí, pero ya es demasiado tarde”.
Las
clases dominantes chilenas no se inmutan. No quieren ver. Solo les
interesa continuar con su exorbitante acumulación de riquezas. No
importa el precio. No importa mantener a toda costa el modelo impuesto
por las bayonetas, el terror y el asesinato y hoy legitimado y cuidado
rigurosamente por la pléyade de títeres serviles a sus intereses que
actúan diariamente en el tinglado político, mascarada y fachada que
existe solo como cobertura y para seguir cazando incautos. Cegados por
su ambición, no están dispuestos a entregar nada y al contrario, ciega,
tozuda y brutalmente están cerrando todo espacio posible en que se
expresa el descontento, el sagrado derecho al pataleo como mínimo.
Que
lo digan los estudiantes que después de marchar y marchar, de volcarse
multitudinariamente a las calles…tienen las manos vacías
Que
lo digan los mapuches, que tratando de recuperar escuálidos pedazos de
tierras robados por el winka, están cercados militarmente, allanadas
permanentemente sus comunidades, baleados, golpeados, pisoteados
reiteradamente humillados sus hombres, mujeres y niños, todos quienes
reciben como única respuesta la detención y la cárcel.
Que
lo digan los pescadores burlados una y otra vez en comisiones,
diálogos, acuerdos con dirigentes vendidos mientras ven como las grandes
empresas aumentan sus privilegios descaradamente.
Que lo
digan los deudores habitacionales, que más allá de que pertenezcan a tal
o cual agrupación les recorre la angustia de ver como sus deudas
crecen vertiginosamente y se llevaran el esfuerzo de toda su vida y sus
viviendas finalmente rematada, mientras las promesas electorales de
solución entregadas por unos y por otros se esfuma en el olvido y la
amnesia.
Se dice en círculos científicos, que Chile debe
esperar un terremoto de proporciones en el norte, terremoto que ocurre
aproximadamente cada quince o veinte años, por la acumulación de energía
y liberación brusca de energía procedente de los bordes de las placas
tectónicas. Las placas tectónicas chocan entre sí y producen una
liberación de energía como consecuencia de los esfuerzos que estaban
soportando.
¿Y la energía que se esta acumulando
aceleradamente en la lucha de clases frente a la indolencia, la ceguera y
el increíble afán de acumular, acumular que detentan los dueños del
poder?
La rabia genera esa energía.
La rabia de ver como los
dueños del país quieren seguir reforzando esa caja de hierro que
describe Tomas Moulian que es el sistema político chileno, para cerrar
toda posibilidad de cambio, para cerrar toda puerta posible, para negar
cualquier avance por mínimo que sea.
Creditos piñuflas,
raquíticos e insuficientes para los pequeños productores y comerciantes
presentados con bombos y platillos generan rabia y rencor cuando se ven
los grados de acumulación de las grandes empresas.
Ira,
rabia, rencor de ver a la clase política aumentándose sus sueldos
millonarios en un par de minutos y aprobando migajas como aumentos
salariales para los trabajadores, mientras dilapidan cifras
estratosféricas en mega construcciones para resolver los temas de
diversión de los poderosos, los temas de la energía que requieren la
industria de los poderosos a costa de destruir los equilibrios mas
elementales generados por la naturaleza y que permiten la vida.
Ira,
rencor acumulado, desesperación que cunde y va creciendo en distintos
sectores del pueblo a los que no llega ni por si a caso el famoso goteo.
Es
la acumulación cada vez más aguda de esa presión social que no
encuentra mecanismos de solución porque simplemente no existe ni ha
existido nunca la voluntad de los poderosos de poner fin al lucro, a su
afán de acumular en todas las actividades humanas. ¡Que decir de la
salud, de la educación, de la vivienda, de los famosos negociados en
torno a la reconstrucción! ¡Que decir de la lucha desesperadas de
comunidades enteras a las que se les está negando lo más elemental que
es el agua!
Desde el poder, lejos de resolver los
problemas, apelan a la represión. Ya no les basta con la Ley de
Seguridad del Estado, ni la Ley de Control de armas, ni la Ley
Antiterrorista. Ahora el objetivo es usted, el que protesta por sus
condiciones de vida, a usted que no les están dejando ninguna
herramienta posible para expresar su rechazo. Perdón, solo le dejan una
donde esta todo fríamente calculado para que siempre ganen: el modelo
político, las canaletas institucionales donde los vericuetos de las
presentaciones legales, las comisiones, las mesas de negociación
permiten cansar, debilitar, agotar a los movimientos en lucha.
Pero
también eso esta llegando a su fin. Eloisa Gonzalez, estudiante de 17
años, dirigente de ACES señala en reciente entrevista “...No
creemos que estén dadas las condiciones para dar una batalla
institucional. Hasta ahora lo que se ha ido demostrando es que,
distintos referentes políticos que han hablado de una batalla
institucional, han terminado cayendo, quizá no por voluntad propia, pero
de todas formas han terminado cayendo en el mismo juego y siendo cero
aporte a la construcción del movimiento.”
En
el día de ayer, los sindicatos 2 y 3 de Konecta y SINTRAC se
movilizaron por reivindicaciones negadas reiteradamente por sus
patrones. Cerrados todos los espacios posibles, decidieron sacar a la
calle y difundir su conflicto realizando un bloque parcial del una línea
del metro arriesgando sus propias vidas como barricada humana. Como en
el chiste de don Otto, donde el hombre vende el sillón para que su mujer
no lo siga engañando, el Gobierno no enfrenta el problema de los bajos
salarios, ni por si acaso. Detiene, amenaza con aplicar Ley de Seguridad
Interior del Estado, cárcel y penas del infierno a los trabajadores y
sus dirigentes. Si está cerrado el camino de la negociación, si está
cerrado el camino de la manifestación callejera ¿Qué camino queda para
que los trabajadores puedan luchar por sus intereses inmediatos?
Lo
que nos lleva a una reflexión de fondo y que tiene que ver con lo que
diferencia a los revolucionarios de quienes no lo son, mas allá de que
puntualmente reformistas se reivindiquen como revolucionarios bajo
“ciertas circunstancias”. Los revolucionarios creemos que no es posible
conquistar cambios significativos para la clase trabajadora y el pueblo
bajo el sistema de dominación que las clases dominantes imponen. Y no es
posible, por la propia naturaleza depredadora y acumuladora de riqueza
que poseen como clase dominante, lo que los lleva a mantener e
incrementar sus niveles de explotación que no son otra cosa que niveles
cada vez mayor de pauperización, miseria y pobreza de los trabajadores.
Que en este proceso de lucha de clases los dueños del poder y la riqueza
construyen mecanismos para mantener su dominación a toda costa, siendo
el Estado, las FFAA y los aparatos y mecanismos jurídicos y políticos
herramientas de esta opresión. Por ello es que los revolucionarios nos
planteamos la lucha por el poder, por acumular la fuerza social,
política y material necesaria para derrotar a una minoría explotadora y
construir un poder de las mayorías.
Por el contrario, reformistas
de todo tipo, dibujan un camino posible de “conquistas” espacios dentro
del sistema de dominación, para desde esos espacios ir avanzando y
mejorando las condiciones de vida de los trabajadores. Ocurre sin
embargo, que entrar a dichos espacios implica jugar con las reglas que
esos espacios imponen, que no son precisamente los espacios de
acumulación de fuerzas favorables para el pueblo, ahora cada vez mas
amenazados con leyes que criminalizan sus movilizaciones mas básicas, y
mediados por una serie de personajes corruptos que en los espacios
legales son simples peones de contención de la lucha popular como
innumerables dirigentes sindicales que ya sea en la CUT o en el
sindicato de base venden su fuero y su rol de dirigente en función de
sus interese personales o de grupo.
La lucha de clases es
inexorable. Sus leyes se cumplen contra la voluntad de quienes quieran
negarla. De modo tal que la mantención de los niveles de explotación y
miseria van generando las nuevas generaciones de luchadores sociales y
alimentando un movimiento de masas que hoy día intenta caminar con
fuerza propia. La represión, las miles de formas usadas por el Estado
para disuadir, confundir, engañar, llevar a la mesa de negociación,
etc., son victorias pírricas en el largo plazo cuando se acumula la
rabia, la ira, la desesperanza.
Cada mapuche lleno de
perdigonazos genera hijos, hermanos, padres que superaran tarde o
temprano el miedo porque su sobrevida esta en cuestión. Como los
pobladores a quienes se les esta robando el agua de las napas y pozos,
como el pescador que ya no tiene cuota de pesca, como el estudiante
secundario cuyo único futuro es el ser reponedor de supermercado, como
el terremoteado que hoy en la intemperie, igual que el indigente en
“situación de calle” sobrevive a duras penas….como los trabajadores de
Konecta que saben que solo la lucha los hará libre.
Pero…. si un día me demoro, no te impacientes, yo volveré más tarde.
Convertido en pueblo organizado y en Poder Popular.
Convertido en pueblo luchando para vencer.
Convertido en pueblo que no tiene otra alternativa que luchar para sobrevivir a la barbarie.
Convertido en Trabajadores al Poder.
Cuando
escuches que viene el terremoto, ya sabes de cual estamos hablando y
repite como decían tus abuelos: que venga, que venga, que nadie lo
detenga……
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