IV
CONFERENCIA ESPECIAL DE LA ALIANZA POR LA SOBERANIA ALIMENTARIA DE LOS PUEBLOS
DE AMERICA LATINA Y EL CARIBE.
En Santiago de Chile, el día 2 de mayo, reunidas
las mujeres campesinas, rurales, pescadoras, pastoras, asalariadas
agrícolas e indígenas en la Conferencia Especial de Soberanía Alimentaria de
América Latina y el Caribe declaramos que:
Ratificamos los aportes políticos de
la soberanía alimentaria como un principio. Valoramos
y reconocemos los esfuerzos anteriores realizados a esta Conferencia, en
cuyo proceso y desde la realización de la Conferencia Mundial sobre la
alimentación realizada en Mali bajo el nombre de mujer Nyeleni, donde nuestras propuestas inciden en el
reconocimiento de derechos para construir y socializar con un enfoque de género.
Como asimismo, consideramos un avance
en este procesos de más de 20 años de construcción ,de agendas para la defensa
de la soberanía alimentaria de los pueblos, la constitución de esta Alianza y su documento
fundacional, debe seguir avanzando para
que este y otros documentos se transformen en políticas públicas.
Destacamos el trabajo de las mujeres
del campo y la pesca artesanal de la acuicultura, maricultura en todos los
ámbitos: productivo, reproductivo, del cuidado
de las personas, los bienes comunes y la naturaleza, Las mujeres somos
históricamente trasmisoras de la
cultura, a través de los valores, las resistencias culturales, la defensa del idioma, lenguas,
vestuario, costumbres ancestrales y comunitarias.
Ratificamos la importancia de la
movilización social como herramienta de acción y posicionamiento político de
incidencias y resistencias porque los
pueblos tenemos el derecho a decidir libremente
sobre los modos de vida producción
comercialización e intercambio que queremos en oposición al modelo
agroindustrial, extractivista y de
concentración que afecta principalmente
a las mujeres en sus condiciones de trabajo, de vida y su impacto en las
labores productivas, reproductivas y en las condiciones para el cuidado de la
vida y la naturaleza. El trabajo flexible y precario impacta con mayor
intensidad a las mujeres.
Denunciamos que existiendo convenios
internacionales que prohíben el trabajo de los niños, se sigue vulnerando este
derecho de los niños y niñas en la agroindustria, privándolos de vivir
una infancia plena y feliz con educación y salud garantizada por los Estados.
Exigimos a los gobiernos de América
Latina y el Caribe y la FAO: que adopten
el enfoque de bienes colectivos para referirse a nuestros territorios: tierra,
agua ecosistemas y biodiversidad.
Los gobiernos deben asegurar a todos
los pueblos el acceso a los bienes colectivos y garantizar su protección. Respetar
las normas definidas por los instrumentos internacionales y convenios
internacionales, como la CEDAW (Convención internacional contra todo tipo de discriminación
contra las mujeres). En este sentido nos declaramos en campaña permanente en
contra de la violencia hacia las mujeres en todas sus formas (sexual,
psicológica, económica, intrafamiliar e institucional)
Exigimos a los Estados y a los
organismos internacionales que garanticen el cumplimiento de los derechos
legítimos de las mujeres.
Exigimos cumplimiento efectivo del Convenio de 169 de la OIT y La
Declaración de las Naciones Unidas, sobre los derechos de los pueblos indígenas
y el respeto a los derechos consuetudinarios. Hacer efectivo el mecanismo de la
consulta previa libre e informada sobre todo lo que afecta a nuestros
territorios. Fomentar la certeza jurídica para la tenencia de la tierra
para las mujeres defender el
derecho inalienable e inembargable.
Reconocer la cosmovisión de los
pueblos indígenas, la solidaridad, reciprocidad y complementariedad.
Valorar, reconocer y respetar los
saberes de las mujeres y hombres productores garantes de la soberanía
alimentaria de los pueblos, a través de la Reforma Agraria integral.
Incorporar en las
políticas públicas la economía solidaria que fomenta la asociatividad, fortaleciendo el abastecimiento, acopio y comercialización,
bajo otras formas de intercambio propias
de los territorios.
No permitir la privatización de los
bienes comunes, ni el patentamiento de toda forma de vida. Nos oponemos a la
ley de obtentores vegetales, la propiedad intelectual sobre las semillas, las
hierbas medicinales y la intervención
genética que rompe con el ciclo ecológico de la naturaleza.
Incluir mecanismos de reparación
integral para las mujeres víctimas de violación de los derechos humanos y en America Latina y el
Caribe..
Fortalecer el papel fiscalizador de
los parlamentos para hacer avanzar las políticas de soberanía alimentaria.
Reconocer a la Alianza por la Soberanía
Alimentaria como contraparte en la discusión y las decisiones ante los países y
la FAO.
Las mujeres representantes instamos a nuestras organizaciones a
comprometernos a:
Valorizar el papel de las mujeres en
la preservación, conservación y
desarrollo de nuestras culturas.
Fortalecer la formación política de
las mujeres para la soberanía alimentaria y avanzar en la creación de un
programa regional de la formación.
Socializar la información acerca del
año de la Agricultura Familiar Campesina e Indígena, y su importancia para
alimentar el mundo y cuidar el planeta..
Fortalecer
y ampliar nuestras organizaciones articulándonos en acciones comunes.
Realizar
el seguimiento y evaluación de los gobiernos de América Latina y el Caribe y de
la FAO, para la implementación de los acuerdos y compromisos alcanzados.
Estaremos atentas a los diversos procesos políticos y trabajaremos juntas para
que los movimientos sociales en su conjunto realicemos ese seguimiento.
No
permitiremos la manipulación e instrumentalización de la soberanía alimentaria.
Seguiremos construyendo alianzas con
las mujeres urbanas, sus organizaciones y otros sectores para mantener
relaciones equilibradas entre la producción y la comercialización de los alimentos.
“Resistencia y rebeldía, las semillas por la vida”
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