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martes, 28 de abril de 2015

Cuando Penta financiaba el noticiero de TVN



tvn encapuchado




El grupo Penta no sólo financiaba a la UDI a través de boletas falsas, sino que durante varias temporadas fue uno de los auspiciadores principales del noticiero central de TVN. Hoy, cuando nos escandalizamos ante la corrupción de los políticos por las grandes empresas, a diario asistimos a que los mismos grupos económicos auspician todos los noticiarios de televisión. Según las memorias anuales de Grupo Penta entre los años 2011 y 2013, la Publicidad y propaganda aparecen como su mayor tercer gasto. Sólo en 2013 gastaron $555 millones.

En las últimas semanas la teleserie de los casos Penta y SQM abrió nuevos focos: El ex diputado UDI y actual miembro del directorio de TVN, Cristián Leay, aparece entregando boletas falsas a SQM a través de sus fundaciones. Al mismo tiempo el director ejecutivo de Chilevisión, Jaime de Aguirre, también figura con tres facturas por $130 millones a la empresa de Julio Ponce Lerou en una extraña triangulación que involucra a BancardAguas Andina y al ex presidente Sebastián Piñera.
La situación de De Aguirre y Leay mueven los focos de los casos Penta y SQM desde los políticos pagados por dichas empresas hacia ejecutivos importantes de los canales de televisión abierta. Asuntos personales y privados, dirán algunos; hechos que fueron realizados por fuera de sus funciones en los directorios de la televisión, reclamarán otros. Mas, este nuevo enfoque exige también alumbrar sobre los noticieros de televisión y quienes hoy los están financiando. Si los casos Penta y SQM escandalizan a una sociedad que ve como la mayoría de los políticos eran pagados con boletas falsas por las grandes empresas, es momento de discutir porqué los noticiarios de televisión chilena son financiados por los mismos grupos económicos. Los gentiles auspiciadores que ostentosamente se muestran al inicio de cada noticiario nos dicen cada día que ellos son los que pagan la música. Y en horario prime.
MODELO DE TELEVISIÓN NEOLIBERAL
El actual modelo de televisión chilena está cimentado sobre el financiamiento privado. Desde que a fines de la dictadura, Pinochet entregara al empresario Ricardo Claro la primera concesión privada de una señal abierta, se fue consolidando el traspaso de los más importantes canales al empresariado. Así en 1993 el rector concertacionista de la Universidad de Chile, Jaime Lavados, vende el Canal 11, que después de pasar por la venezolana Venevision y Sebastián Piñera, termina en 2010 en manos del grupo norteamericano Time Warner. Ese mismo año se concreta la compra del Canal 13 por elgrupo Luksic y en 2012 el grupo Bethia de Liliana Solari compra al grupo Claro la señal Mega. Es decir, de los cuatro canales más importantes del país, uno está controlado por la segunda más grande transnacional mediática y otros dos están en manos de grupos económicos con importantes intereses en diversos sectores de la economía. Luksic en la minería, gaseosas y alcohol, telecomunicaciones y el Banco de Chile; y Bethia con Falabella e inmobiliarias. Luksic y Bethia comparten propiedad también de Aguas Andina. Sólo TVN es de propiedad pública, mas al igual de todos los otros canales de TV está obligada a financiarse a través de la publicidad.
Si en la estructura propietaria de los canales de televisión se reproduce el modelo económico dejado por la dictadura, al mismo tiempo la reducción a un molde empresarial de hacer televisión, exige que los canales se financien por publicidad, espacio que termina siendo una gran plataforma de control de los mismos grupos económicos sobre los sentidos sociales, la formación de subjetividades y el universo de lo posible.
Un estudio de la Universidad de Santiago (1) que analizó la publicidad en la televisión abierta entre los años 2000 y 2006, constató que en dicho periodo la cuarta parte del tiempo de transmisión de los canales de televisión abierta (23,5%) estaba en venta para espacios publicitarios. También evidenció que la mayor parte de la inversión publicitaria en la TV abierta entre los años 1998 a 2004 se concentró en las señales de TVN, Canal 13 y Mega. Sólo durante el año 2004, dichos canales recibieron el 83% de la inversión publicitaria en TV.
El último Anuario de Publicidad TV Abierta realizado por el CNTV en 2011 daba cuenta que un14,1% del tiempo era destinado a horas de publicidad en los canales de televisión.
CON EL GENTIL AUSPICIO
Hace pocos años el grupo Penta y su filial ING Seguros fueron auspiciadores centrales del noticiero 24 Horas de TVN. Cada edición del noticiario central era colonizado en su inicio por el gentil auspicio del grupo económico de Juan Carlos Délano. Ni las memorias anuales de TVN, ni los estudios del CNTV, ni Youtube tienen esas breves imágenes al comienzo del noticiero y mucho menos dan cuenta de los montos que significó esa operación. Sólo queda su recuerdo en la memoria de las retinas de los televidentes.
El auspicio de Penta coincidió con el liderazgo en la sintonía del noticiero de TVN, que duró hasta fines de 2014, cuando comenzó a decaer para quedar relegado al cuarto lugar de la sintonía. Hasta ese momento TVN dominaba el horario prime, que va entre las 20 y 22 horas, y cada punto de rating se cobra a los avisadores, a quienes se les prometía un piso de audiencia. O sea, en la transacción los medios venden sus telespectadores. Se trata de “captar más audiencias para venderlas a los avisadores”, como decía Silvio Berlusconicuando controlaba Mediaset.
De esta forma Penta colonizó, al igual como lo hacen otras marcas, el departamento de prensa, con periodistas honestos incluso, del único canal chileno de TV pública, obligado por ley a financiarse por publicidad. En la gestión del año 2014, por ejemplo, la publicidad representó el 90,64% de los ingresos del canal estatal.
No hay datos públicos que den cuenta de los costos por ser auspiciador de los noticieros centrales, menos aún cuando se trata de auspicios ocurridos hace pocos años atrás. Sólo cabe especular los montos implicados cruzando los datos y considerando que el costo más alto de publicidad es en televisión. Según las memorias anuales de Grupo Penta entre los años 2011 y 2013, la Publicidad y propaganda aparecen como su mayor tercer gasto, con montos de $249 millones (2011), $504 millones (2012) y $555 millones (2013).
Al igual que otras grandes empresas que quedan sólo en la memoria colectiva televisiva debido a que el CNTV no hace estudios que profundicen esa relación, en las últimas décadas los grandes grupos económicos con intereses estratégicos en amplios espacios de la economía chilena son los principales anunciantes de los noticiarios.
El estudio de la Usach (1) decía que las grandes tiendas de departamentos (Falabella, Paris, Ripley) son los rubros y empresas que mayores niveles de inversión publicitaria realizan en el país, siendo la televisión abierta (50,9%) y los periódicos (26,4%) los actores más importantes de la inversión publicitaria en 2008.
Un documento de Megatime , empresa especializada en levantar información sobre publicidad en los medios, al que accedió El Ciudadano, detalla que entre enero y abril de 2011 los principales inversores en publicidad (TV, prensa escrita, revistas, radio, vía pública) fueron las grandes tiendas, seguidos de las tarjetas de crédito y en tercer lugar las empresas telefónicas. Luego lo siguen las grandes tiendas de la construcción, universidades, supermercados, automóviles, desodorantes y farmacias.
En el apartado del informe de Megatime que segmenta por empresas, en primer lugar aparece Unilever, seguido por Falabella, Comercial E.CC., Procter and Gamble Chile, Química Johnson, Paris, Sodimac (7), Loreal, Entel (9) y Movistar (10).
Un informe de Achap de 2013 da cuenta de que la televisión recibía el 42,7% de la inversión publicitaria en Chile, moviendo 607 millones de dólares al año (300.523 millones de pesos)
Así, el noticiario de esta noche, de la semana y de la próxima continuará siendo auspiciado por las tarjetas de crédito de Falabella (familia Solari de Mega), Ripley (familia Calderón Volochinsky) y La Polar (del dueño de Copesa, Álvaro Saieh; AFP Habitat y Pampa Calichera de Julio Ponce Lerou, entre otros).
También es habitual ver auspiciando noticiarios los bancos de Chile (Luksic de nuevo), Santander, BCI (familia Yarur); tiendas del retail como Líder (Wallmart), Sodimac (de nuevo la familia Solari), Unimarc (grupo Saieh) Jumbo y Santa Isabel (Horst Paulmann); las empresas de telefonía como MovistarClaro (del mexicano Carlos Slim) y Entel (grupo Matte), además de las farmacias Cruz Verde, Salcobrand y Ahumada. O sea, una gran telaraña que entrelaza los intereses de todos los grupos económicos.
El discurso vigente de que los medios bajo este sistema de financiamiento y gestión asegura la libertad no es compartido por las audiencias. Según la última Encuesta Nacional de Televisión (2014), realizada por el CNTV, el 66,1% de los consultados consideraba en un primer lugar a los auspiciadores y las empresas que publicitan en su programas como los actores sociales con más influencia en la televisión, seguidos por los empresarios con poder económico (54,3%). Respecto de la pregunta sobre los principales actores sociales favorecidos en la TV, un 42% responde que son los empresarios y los sectores acomodados.
LOS SENTIDOS EN JUEGO
La cobertura periodística y el tratamiento de las noticias están severamente implicados cuando la principal fuente de financiamiento son las grandes empresas. Sólo así se puede entender la obsesión de los noticiarios y sus periodistas con el orden económico, la invisibilización de los movimientos sociales o la adjetivación de los mapuches como terroristas en sus relatos.
Recordemos que todos los economistas entrevistados en televisión durante la crisis económica de 2008 lo que más recomendaban era dejar los fondos de las pensiones en los más riesgosos, lo que no afectaba los balances de las AFP; o que a veces veamos noticias como que es un trastorno mental echarse un queso al bolsillo en el supermercado.
Acostumbrada presentación a las noticias que refieren a las marchas estudiantiles
Acostumbrada presentación a las noticias que refieren a las marchas estudiantiles
Un estudio del CNTV de 2011 dedicado a analizar los noticiarios, daba cuenta de que el tema que tenía mayor tiempo en los noticiarios de TV chilena era el deporte (21,1%), seguido de policial (11,2%). Entre las menos consideradas por los noticiarios estaban las problemáticas ciudadanas (5,7%), sociales (3,6%), manifestaciones sociales (1%) o ciencia y tecnología (0,8%).
Un punto de inflexión ocurrió con las movilizaciones estudiantiles de 2011, cuando los canales se vieron obligados a cubrir las masivas protestas. Claro que a su modo y colocando el énfasis en desacreditar la gran crítica al modelo neoliberal que se estaba gestando. En el informe Noticiarios: Discusión en torno a la calidad, publicado por el CNTV en 2014, se evidencia que en la cobertura de las movilizaciones estudiantiles de 2013 un 42% de los minutos dedicados al tema eran hechos de violencia, en contraste con el 28% dado a las demandas estudiantiles. También el estudio identificó uso de imágenes disruptivas para captar la atención de la audiencia o como recurso de dramatización, con repetidas adjetivaciones de los hechos.
Otro dispositivo es la práctica inaugurada por Gonzalo Bertran de ir midiendo minuto a minuto el people meter de los programas en vivo, que también colonizó la entrega de noticias. La parrilla noticiosa va colocando los hechos de acuerdo a la sintonía que levantan. Así el desastre de Copiapó ya dejó de ser noticia una vez que el río volvió a su cauce y los allegados por la erupción del volcán Calbuco no tienen cámara que registre sus penurias. Menos vitrina tienen las huelgas sindicales, cuyo caso paradigmático fue cuando el sindicato de Líder emplazó al noticiero de TVN porque no cubría su movilización, a lo que TVN respondió que no era política del departamento de prensa cubrir huelgas. Menos cobertura tuvieron los vecinos de Caimanes recientemente cuando exigían que se respetara un fallo de la Corte Suprema para el cierre de un relave minero del grupo Luksic.
INSATISFACCIÓN DE LAS AUDIENCIAS
La ENTV 2014 comprobó que el nivel de satisfacción con la televisión chilena es de apenas un 35%. Un 62% declara sentirse poco o nada satisfecho. Respecto de las razones de la satisfacción, apenas un 17,3% concuerda con la opinión de que los noticiarios tienen cobertura amplia, de calidad y oportuna. Un 36% de los que se muestran satisfechos dicen que es por la entretención que le entrega la TV.
Respecto de los noticiarios, sólo un 44% considera que los noticiarios entregan información confiable. Las críticas negativas se concentran en la invisibilidad de ciertas noticias, el tiempo destinado a temas irrelevantes y el tratamiento sensacionalista de la información. Un 76% considera que el tiempo dado en los noticiarios a la farándula es demasiada y un 67% opina lo mismo respecto a noticias policiales.
En cambio se consideran poco el tiempo dado a las noticias de otros deportes (53%), denuncias ciudadanas (42%), discriminación (51%), medio ambiente (64%), ciencia y tecnología (59%) y noticias regionales (66%).
Si fuera por el juicio de las audiencias, se podría perfectamente decir que la televisión chilena está en crisis, pero como el enfoque hegemónico para analizar la televisión es los ingresos que genera como industria, los defensores del modelo actual están optimistas.
Si a los políticos los financian los grupos económicos a través de boletas falsas o por servicios jamás prestados, a los medios el financiamiento es directo, sin vergüenzas. Se exhibe cada día al comienzo del noticiario bajo la convención social que admite la ‘publicidad’ como un terreno fuera de las disputas políticas. Si Fulvio Rossi o Jovino Novoa buscaban a terceros para que le inventaran boletas para recibir dinero de Soquimich o Penta, el sentido común impuesto por el actual modelo de sociedad acepta que los noticiarios sólo sean posibles con el gentil auspicio de los grandes grupos económicos.
Si bien hay un evidente aumento de los medios electrónicos, la televisión es el más masivo, abarcador y generador de impacto de los medios de comunicación. La ENTV 2014 constata que un 89% de los encuestados dicen que utilizan la televisión para informarse sobre el país. La televisión, al igual que la política, es un bien público. Pero para el estilo de pensamiento hegemónico es algo ‘natural’ que las grandes empresas sean las que financien todos los noticiarios del medio de comunicación más consumido por los chilenos. Todos los días por el mismo canal.
Mauricio Becerra Rebolledo
El Ciudadano
NOTAS:
(1) Estudio Mercado de la Publicidad en Chile, de Víctor Salas Opazo, Diego Hernández, Washington Pastén y Paulo Poblete del Departamento de Economía de la Usach.

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