De los nueve principales programas sociales que entraron en vigor o tuvieron su auge bajo los gobiernos de Lula y Dilma, ocho vieron reducidos sus recursos en 2015 frente a la recesión en curso.
Como parte de este recorte siete de los nueve programas también registraron una caída en el número de las personas beneficiadas.
Uno de los agravantes es la inflación, que alcanzó dos dígitos en diciembre y registró la mayor alza acumulada desde 2002. De este modo, hasta programas que tuvieron un importante presupuesto, en términos nominales, perdieron su valor al ser reducidos en la práctica, registrando una pérdida real en comparación con 2014.
Los programas afectados
Mi Casa Mi Vida: El programa ofrece cobertura a familias de bajos ingresos para financiar su casa propia con cuotas bajas y con bajos intereses, que no exceda el 5% de los ingresos. La promesa del gobierno federal era la de construir 3 millones de casas hasta 2018. En los últimos días este número se redujo a 2 millones. La previsión de la caída de inversiones es de R$ 19,2 mil millones en 2015 a R$ 6,9 mil millones en 2016, llegando a un recorte de R$ 12,3 mil millones. De 2014 a 2015 este programa sufrió un ajuste del 58%.
Bolsa Familia: Programa que otorga dinero a familias en situación de pobreza a través de depósitos directos en la cuenta del beneficiario, transferido directamente por el gobierno federal. Recibió R$ 1 mil millones más en 2015, pero con el alza inflacionaria, el valor es 4,7% menor que el de 2014.
Brasil Sonriente: Un programa que reúne diversas acciones para ampliar el acceso al tratamiento odontológico gratuito a través del Sistema Único de Salud (SUS). Así como el programa Bolsa Familia, recibió más fondos en 2015 que el año anterior, pero el valor está por debajo de la inflación, es decir, perdió inversión.
Pronaf: El Programa de Fortalecimiento de la Agricultura Familiar financia proyectos individuales o colectivos que generan ingresos a los agricultores familiares y asentados de la reforma agraria, contando con bajas tasas de interés para los préstamos agrícolas. Así como el programa Bolsa Familia y Brasil Sonriente, recibió más fondos en 2015 comparado con el año anterior, pero el valor está muy por debajo de la inflación, es decir, también perdió inversión.
Pronatec: El Programa Nacional de Acceso a la Enseñanza Técnica y Empleo preveía el aumento de los cursos técnicos y de formación profesional para la juventud que ingresa al mercado de trabajo. En junio de 2015 el gobierno anunció un recorte de alrededor de 2 millones de vacantes del programa, alrededor de un 66% menos en relación al año anterior. En 2015 se abrieron un millón de vacantes, mientras que en 2014 había casi 3 millones. El programa fue uno de los principales ejes de la campaña de presidenta Dilma ligado a la política que el gobierno trató de vender de "Patria educadora", pero que sigue sin implementar. En el Presupuesto aprobado en diciembre de 2015, las inversiones del Pronatec se redujeron un 44% respecto al año anterior.
Fies: El Fondo de Financiamiento Estudiantil proporciona ayuda del gobierno a los estudiantes para financiar sus estudios en las universidades privadas. En 2014, la inversión del gobierno en este programa fue de R$ 4,8 mil millones y en 2015 se redujo a casi a la mitad, llegando a R$ 2,5 mil millones invertidos.
Brasil Cariñoso: Pensado para la primera infancia, el programa tiene como objetivo ampliar la matrícula de niños de entre 0 y 48 meses, cuyas familias sean beneficiarias del Programa Bolsa Familia, en guarderías públicas. Aún no se ha publicado el monto invertido en este programa, pero la promesa de más guarderías no ha salido del papel en la mayoría de los estados brasileros.
Luz Para Todos: El Programa puesto en marcha en 2003 buscaba beneficiar el contingente de dos millones de familias en zonas rurales de Brasil que vivían sin energía eléctrica. Fueron invertidos R$ 22,7 mil millones en las obras del Programa Luz para Todos, siendo R$ 16,8 mil millones del gobierno federal y el resto con recursos estaduales y de las distribuidoras de energía. La previsión de este programa era que hacia 2018 más de 1 millón de personas se verían beneficiadas, lo que puede no ocurrir ya que el gobierno viene aplicando recortes.
Qué esperar para 2016
Para este año nuevos recortes ya han sido anunciados. El gobierno pretende revisar los programas sociales y admite la suspensión de algunos de ellos. El Presupuesto de 2016 será anunciado después del carnaval. Al diario Estado de São Paulo, integrantes del equipo económico del gobierno federal afirmaron que los programas Bolsa Familia, Fies y Mi Casa Mi Vida estarán resguardados.
La impopularidad del gobierno preocupa al PT en un año de elecciones municipales, cuando los recortes tienden a dificultar la relación con los partidos aliados. El PT sigue afirmando oponerse a los recortes para intentar mantener su base de apoyo social en medio de la crisis económica. Los partidos que aparentemente se resisten a dar lugar a medidas impopulares en el Congreso, como la vuelta del impuesto al cheque (CPMF) y la reforma del Sistema de Seguridad Social, sin embargo, no dudarán cuando tengan que sustraer de la población fondos de estos beneficios, como ya lo vienen haciendo.
Lo que el gobierno federal y de los estados no muestran a la población son los fondos que se destinan al pago de la deuda pública. Solo en 2014 el gobierno federal gastó R$ 978 mil millones en intereses y amortizaciones de la deuda pública, que corresponden a 12 veces lo que fue destinado a educación y 11 veces a los gastos en salud. Mientras la población sigue rehén de los políticos, que cuentan con altos salarios y privilegios, sufre con la crisis de la salud pública, la propagación del virus Aedes aegypti, la reducción de inversiones en servicios esenciales, tarifazos, aumento del desempleo, la inflación y despidos.
No solo el PT sino todos los partidos cómplices del ajuste (PSDB, PMDB, PSB, PCdoB), son responsables por la crisis económica, política y social que atraviesa el país. Ninguna medida de ajuste contra los políticos, banqueros o grandes empresarios fue aplicada desde que se inició la crisis económica. Son los mismos sectores que siguen amasando fortunas y exigiendo ataques más duros contra los trabajadores para blindar sus fortunas.
Los recortes en los gastos públicos que hoy se aplican en educación, salud, vivienda y transporte no pueden continuar siendo que casi la mitad del presupuesto público se destina al pago de la deuda “impagable”, que solo beneficia a bancos nacionales y extranjeros. Los trabajadores y la juventud, a través de la unidad y la movilización, deben imponer el boicot a la deuda pública para garantizar que las necesidades más urgentes del pueblo sean atendidas, como esta ocurriendo con la proliferación del Zika Virus; distribuyendo repelentes naturales y garantizando licencias remuneradas a todas las mujeres embarazadas, así como exigir que el Estado garantice viviendas de abrigo transitorios, para todas las gestantes cuyas comunidades estén expuestas al Zika con un plan de asistencia médica a la madres, que además deben tener el derecho a decidir si quieren tener a sus hijos, permitiendo el acceso al aborto legal, seguro y gratuito. Hay recursos para la salud y se pueden conseguir dejando de pagar la deuda pública para invertir en planes de obras públicas y saneamiento básico, en primer lugar en los estados más afectados como Pernambuco, para poner en pie un sistema único de salud 100% estatal controlado por los trabajadores y usuarios.
Fernanda Peluci
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