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martes, 26 de julio de 2016

AMÉRICA DEL NORTE / MÉXICO Negociación de la reforma educativa: cambios bruscos, pero previsibles


El Secretario de Educación Aurelio Nuño, una vez más, ha dejado claro que no existe posibilidad de negociar, ni siquiera, la reforma de la Reforma Educativa. Este 20 de julio ha presentado su “nuevo modelo educativo” anunciando modificaciones formales pero reafirmando el modelo empresarial de base.
Ante las expectativas que guardaban aun miles de educadores en todo el país, de que el conflicto entre el magisterio y el gobierno nacional por la abrogación de la reforma educativa llegara a buen puerto mediante las 3 mesas de negociación pactadas entre la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y la Secretaría de Gobernación (SEGOB), un nuevo cachetazo se lanzó desde la Secretaría de Educación Pública (SEP) sobre nuestras mejillas.La unilateralidad del gobierno expresa que no quiere "dialogar" sino imponer su proyecto.
¿Por qué se podía esperar este revés del Gobierno?
Desde que comenzó el paro el 15 de mayo, no hubo una sola declaración de ningún organismo del Gobierno del PRI que indicara su disposición a escucharnos. Jamás se abrió una sola instancia de negociación o diálogo por propia voluntad del Estado o sus diferentes secretarías.
Desde la votación de la ley, primero, y desde la implementación de la reforma, después, solo hemos recibido humillaciones, calumnias, represión física en la calles y psicológica en las escuelas, y una enorme campaña mediática de desprestigio y demonización a nuestra labor como educadores.
¿Cómo confiar en el mismo PRI que jamás ha concedido una negociación o un diálogo de primera mano? Todas las mesas de diálogo que abrió en la historia fueron impuestas por las complejas situaciones que provocaban las grandes luchas en cada momento -igual que ahora que debió sentarse a dialogar luego de la masacre en Nochixtlán y el repudio nacional e internacional-, y las terminó usando en hacer tiempo para preparar el contrataque represivo y así desconocer los acuerdos.
Como en 1994 cuando firmó los Acuerdos de San Andrés con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional para luego tirarlos a la basura. O como cuando aceptó “dialogar” con el Consejo General de Huelga durante la huelga universitaria de 1999-2000, para luego mostrar a los estudiantes como intransigentes y así justificar la represión -muy parecido a lo que acabamos de pasar en las recientes represiones en Michoacán y Chiapas-. O como en el 2014, cuando los estudiantes del Politécnico levantaron su lucha bajo promesas, del mismo Osorio Chong, hasta hoy incumplidas.
Entonces, cabe preguntarnos sino deberíamos haber sostenido firmemente la resistencia extendiéndola a más estados fortaleciendo a Oaxaca y Chiapas. ¿Porqué no confiamos en nuestras fuerzas unidas a otros sectores del movimiento obrero y sí confiamos en las mesas de negociación del PRI? Incluso en esas mesas ¿no hubiéramos sido más fuertes si llamábamos a otros sectores a sumarse activamente a la lucha? ¿Porqué debemos demostrar “buena voluntad” si ya hay muestras de sobra de quiénes son los que no tienen voluntad, mientras nosotros ponemos los muertos?
Creemos que es fundamental que las y los maestros en lucha rediscutamos democráticamente que tipo de dialogo necesitamos. Uno que sirva verdaderamente para imponer nuestras demandas. Pero para eso, éste debe apoyarse en la movilización en las calles y en la firme decisión de extender la lucha, dejando claro que son ellos los que deben demostrar que tienen buena voluntad para solucionar este conflicto, pues nosotros estamos decididos a ir hasta el final.
Su fortaleza es nuestra debilidad
Creemos que carecer de esta perspectiva, nos debilita permitiendo que vuelvan a reprimir, y que el gobierno lo utiliza a su favor para reubicarse, cerrar filas con los partidos que sostienen descaradamente que NO se abrogará la reforma y fortalecerse. Los empresarios vuelven a la carga con su demanda de que nos saquen de las calles y carreteras, Nuño se reposiciona con su nuevo proyecto educativo, como si fuéramos un puñado de “descontentos” y no el gran movimiento de lucha que somos.
La falta de una perspectiva independiente -que no deposite ninguna confianza en los partidos y las instituciones del régimen e impulse la más amplia unidad de los maestros, padres de familia, sectores populares y el conjunto de los trabajadores- no nos permite avanzar y dar vuelta a la relación de fuerzas para ponerla enteramente a nuestro favor.
Un gran frente para sostener al gobierno
Ni un solo partido del régimen está por la abrogación de la reforma. El supuesto bloque de 12 diputados y senadores que dice apoyarnos ha dejado claro que solo se podría modificar. El mismo López Obrador nos dijo por todos los medios de comunicación que “No se puede derogar…“si se le vence por completo a Peña, no va a haber estabilidad, no va a haber gobierno”. Y es que todos ellos saben que si nuestra lucha triunfa en la abrogación de una reforma, todas las demás podrán caer por nuestra fuerza y a ninguno le conviene lidiar con ese precedente. Todos temen que se despierte el gigante adormecido.
El mismo López Obrador nos dijo por todos los medios de comunicación que “No se puede derogar…“si se le vence por completo a Peña, no va a haber estabilidad, no va a haber gobierno”.
¿Quiénes son nuestros aliados?
No somos el único sector descontento. El enorme apoyo que recibimos es muestra del hartazgo de un pueblo. Otros sectores también luchan y necesitan de nuestra fortaleza como nosotros de la suya.
Los trabajadores de PEMEX con su paro del 25 de junio en la Sonda de Campeche, el área más importante del sector en México, lo demuestra, pues luego de perder 2300 plazas en 2015 hoy la patronal va por la reducción del 40% de sus salarios.
Los más de400.000 obreros de las maquilas en Ciudad Juárez que no paran de denunciar y luchar contra la violenta opresión y explotación de un puñado de millonarios, amigos de los gobiernos, que los mantienen en calidad de semi esclavos mientras se enriquecen como reyes.
Los trabajadores del sector Salud que ya tienen sobre sus cabezas la reforma que dejará a todo el pueblo prácticamente sin ese vital servicio y hoy ya enfrentan la privatización de los laboratorios del IMSS.
Losobreros de VolksWagen que luchan contra la flexibilización de sus jornadas laborales en Puebla.
Podríamos seguir enumerando el descontento de de nuestra clase, que intenta desde distintos sectores sacudirse la opresión empresarial, institucional y charril.
Unir los reclamos y nuestras fuerzas en un gran Paro Nacional
Desde la Agrupación magisterial y normalista Nuestra Clase, hace meses venimos planteando la necesidad de que la CNTE convoque a un Encuentro Nacional de sindicatos, estudiantes y sectores populares para un plan de lucha unificado que nos permita organizar un gran Paro Nacional que muestre nuestras fuerzas, no solo al régimen político empresarial, sino a los millones de trabajadores y estudiantes mexicanos que aún no se deciden a sumarse a la lucha.
Solo nuestra firme decisión y organización puede ganar que el pueblo trabajador salga unido a las calles recuperando sus mejores tradiciones de lucha.
que la CNTE convoque a un Encuentro Nacional de sindicatos, estudiantes y sectores populares para un plan de lucha unificado que nos permita organizar un gran Paro Nacional que muestre nuestras fuerzas
Con los métodos de la democracia obrera como bandera
Podemos evitar que esta enorme fuerza no termine cayendo en las trampas del gobierno, las movilizaciones multitudinarias del martes 19 y el jueves 21 demostraron que NO HAY RECESO VACACIONAL en nuestra lucha y SEGUIMOS EN LAS CALLES.
Pero es indispensable que los maestros y maestras, desde nuestros centros de coordinación nos organicemos democráticamente para discutir el rumbo que debe tomar el movimiento y que, con los métodos de los trabajadores, votemos a nuestros propios delegados revocables, rotativos y con mandato de asamblea para exigir a los dirigentes del movimiento magisterial que no cedan ya a las presiones del gobierno, que cada paso sea discutido y votado desde abajo.
Para que seamos las bases quienes decidamos qué aceptar o no en las mesas de negociación, mientras soldamos la unidad de los sectores en lucha y sumamos cada día nuevas fuerzas.
FUENTE: LID

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