fuente: La Tercera
Los funcionarios policiales se habían infiltrado para identificar a encapuchados.
Era cerca del mediodía del martes 12 de abril cuando un grupo de encapuchados se reunió en las inmediaciones del Campus Juan Gómez Millas de la Universidad de Chile, en la comuna de Ñuñoa. El objetivo era protestar contra la investigación del llamado caso bombas que mantiene a 10 detenidos y acusados de atentados terroristas.
En el lugar había cerca de 15 manifestantes, quienes instalaron barricadas, lanzaron piedras y bombas molotov contra los carabineros que resguardaban el lugar, motivo por el que intervino contingente de Fuerzas Especiales. Tras la arremetida, los encapuchados se refugiaron en la casa de estudios, donde continuaron lanzando objetos contra la policía.
Fue en medio de estos desmanes, aseguraron altas fuentes de Carabineros, que los manifestantes comenzaron a sospechar de un hombre que, pese a estar con su rostro cubierto, portaba una cámara y registraba los desmanes.
Era un detective de la Brigada de Inteligencia Metropolitana de la PDI, cuya identidad se reserva La Tercera. Fue increpado con violencia por varios encapuchados, pese a que negó ser policía.
Según las fuentes de Carabineros, en medio de la tensa escena, el detective empleó una peligrosa estrategia: delató a otro agente encubierto que monitoreaba la protesta, quien resultó ser un funcionario de la Dirección de Inteligencia de Carabineros (Dipolcar), que se había mezclado con los encapuchados para fotografiar a los líderes del grupo. Con esta acción, el funcionario de la PDI logró desviar la atención de los manifestantes, pero poniendo en serio riesgo la seguridad del policía.
La maniobra funcionó y los agitadores atacaron al carabinero, quien resultó con lesiones menores.
Pero el tema no terminó ahí. Una vez controlados los incidentes, efectivos de la 33° Comisaría de Ñuñoa detuvieron, en Avenida Grecia con Doctor Johow, al encapuchado que había puesto en evidencia al agente de Dipolcar. Hasta ese momento se ignoraba que era un policía y sólo tras controlar su identidad, a eso de las 12.30, el sospechoso reconoció ser detective.
El jefe nacional de Asuntos Públicos de la PDI, Alfredo Espinoza, confirmó que "es un detective que estaba realizando diligencias ordenadas por un fiscal, en ese contexto fue controlado por personal de Carabineros". Según Espinoza, no se abrirá un sumario. "No hay antecedentes que ameriten eso", aseguró.
Una vez efectuada la denuncia, Carabineros remitió los antecedentes a la Fiscalía Local de Ñuñoa. En ese organismo confirmaron que el 15 de abril se recibió una denuncia. "Esta persona actualmente no se encuentra detenida, ya que ocurre que, en muchos de estos casos, las personas no pasan a control de detención" por las bajas penas que tiene el delito de desórdenes públicos, según la fiscalía La investigación se encuentra abierta.
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