En el campo
Internacional se mantiene la pugna de los bloques imperialistas en
torno a la disputa por la hegemonía con claros retrocesos de EE.UU
en el terreno económico y con avances de China, en tanto que Europa
asiste a fuertes crisis internas producto del intento de las clases
dominantes de incrementar la super-explotación y de poner término a
los beneficios sociales que gozaban sus trabajadores. Los indignados
son por una parte el manifiesto descontento de los que añoran el
estado de bienestar perdido y la expresión de resistencia a las
medidas que la dominación intenta imponer. La pugna principal sigue
siendo, sin embargo, la disputa en el terreno de las fuerzas
militares en que se articulan EE.UU. y Europa para cercar y contener
la expansión de China y Rusia y de paso fortalecer sus posiciones en
medio oriente y en el control del petróleo y los medios de
producción, trasporte y distribución en la zona.
El peligro
de un conflicto a escala mundial se relativiza, pero se incrementan
las agresiones locales directas o indirectas contra Siria y contra
Irán, constituidos hoy en la piedra de tope del avance imperialista
por la decisión asumida por China y Rusia de vetar cualquiera
aventura guerrerista tipo Libia.
Desde
el punto de vista estratégico, significa que el imperialismo de
EE.UU. no tiene, de parte de Europa, disputa de su hegemonía en
Latinoamérica por el debilitamiento de la influencia de España,
Francia y Alemania, sumidas en contener sus propias crisis. Sin
contrapeso, EE.UU. aumenta su presión sobre los regímenes
progresistas locales[1]
que han ido morigerando su discurso radicalizado hacia el campo
internacional, manteniéndose en lo interno en gobiernos que
desarrollan algunas reformas y proyectos importantes pero que no son
de carácter revolucionario o anticapitalista.
En ese marco
general se mantienen válidas algunas afirmaciones que hemos
realizado previamente:
“En el plano internacional: Durante los
próximos años, el capitalismo seguirá desdoblando y agudizando sus
crisis sin llegar a un colapso definitivo o derrumbe, principalmente
porque a pesar de las contradicciones entre los bloques
EE.UU./RUSIA/CHINA/ALEMANIA, la “globalización” de la economía
genera un alto nivel de dependencias mutuas. No obstante lo anterior,
la lucha por los mercados y control de energía, agua y materias
primas sumado a que la economía de USA se sostiene en el desarrollo
del complejo militar industrial, llevará a USA a incrementar su
presencia militar y sus guerras limitadas a escala planetaria y
particularmente en América Latina. Esto presionará aun más a las
clases dominantes de la región a un alineamiento y defensa cerrada
del modelo de dominación y al despliegue de fuerzas militares para
presionar y/o defender sus intereses.
En latinoamérica se incrementará la lucha de los pueblos
enfrentando a regímenes socialdemócratas por un lado y a regímenes
de derecha cada vez más autoritarios que intentarán frenar el
ascenso de masas que se elevará por la pauperización creciente de
las masas populares y capas medias en el marco de la crisis. Cabe
recordar que en latinoamérica existen tres ejes de alineamiento: el
imperialismo de USA con los gobiernos de Chile, Colombia y Perú, el
eje de la socialdemocracia europea con influencia en Brasil
principalmente y que trata de agrupar a Uruguay, Paraguay y
Argentina, y el eje Bolivariano con Venezuela, Ecuador y Bolivia
principalmente. Es probable que se produzcan intervenciones militares
mixtas de fuerzas locales y de USA para enfrentar dicho ascenso, así
como las tensiones por dominar el agua, las reservas energéticas,
forestales y minerales que buscarán las fuerzas imperialistas.”
En
Chile tanto el campo de las clases dominantes como el campo de los
explotados muestra dinamismo y particularidades que afectarán los
escenarios de lucha y las respuestas que el movimiento popular pueda
desplegar, siendo lo principal la mantención de una tendencia al
alza de la lucha de clases enfrentando fragmentos de las clases
dominadas directamente al Estado y al poder, manteniéndose el
Gobierno en la respuesta contención
con represión-dilatación y desactivación del conflicto
como premisa para negociar y hacer retornar a las masas al cause de
la legalidad y los marcos heredados desde el pinochetismo.
Lo primero a
despejar es que el Bloque en el Poder, las clases dominantes
burguesas en alianza con el capital financiero internacional, no
están siendo cuestionados de modo alguno, ni se sienten intranquilos
respecto a sus posiciones. A lo más se inquietan por la
efervescencia social, las movilizaciones, y el clima de mal gobierno
extendido. Pero saben, por ahora, que no hay una alternativa política
que los enfrente y que por otro lado, las posibles alternativas
políticas legales, tanto de la derecha, como de la concertación,
están absolutamente alineadas respecto a la defensa del modelo
económico y político y de sus intereses como clase.
Lo segundo
es entender que los partidos burgueses intentan -igual que en el
campo popular lo hacen las organizaciones de izquierda reformista y
revolucionaria- representar los intereses de clase, pero desde su
perspectiva política. La pugna existente entre RN y la UDI es una
pugna histórica de proyectos políticos que al agudizarse entran en
contradicción, sobretodo respecto a como enfrentar al movimiento de
masas (con más o menos represión) y respecto a sus posiciones
valóricas. De otra parte también expresan intereses corporativos de
grupos que disputan posiciones al interior del aparato del estado
para privilegiar sus negocios, acceder a información privilegiada y
desarrollar el clientelismo político en las masas.
Por lo
anterior es posible la existencia de tendencias que intentan
redefinir los campos de acción de las fuerzas políticas, tal como
lo intenta RN en sus conversaciones privilegiadas con la DC, que
tienen como efecto inmediato el respaldo de la DC a la
“reconstrucción” post terremoto del gobierno de Piñera. Y este
es un segundo nudo pendiente a resolverse en la coyuntura: si se
produce un nuevo realineamiento político en base a un eje RN-DC y
que dejaría por un lado a la UDI aislada y por otro lado la
posibilidad de una Concertación 2.0 en base a las restantes fuerzas
más el PC y los díscolos tipo Meo, con una nueva franja
neoreformista
constituida por todos los desgajamientos del PC, G80, Igualdad,
Brisa, UNE, etc. En cualquier caso, todas estas fuerzas disputan y
disputarán “espacios de falso poder”
en el escenario legal, electoral, usando la movilización de masas
como elemento de presión y acumulación de fuerzas como lo expresa
claramente la Jota, a través de Camila Vallejo, respecto al
movimiento estudiantil que debiera -según su parecer- ingresar a la
arena política institucional.
El aspecto
más importante de la coyuntura, sin embargo, es el despliegue que
vienen desarrollando franjas del campo popular. Al término de las
movilizaciones estudiantiles se sucedieron algunas movilizaciones de
pobladores en contra de la aplicación de la nueva ficha de
protección social, gatilladas sobretodo por los grupos políticos
que poseen EGIS y que cruzan su trabajo político con pobladores, con
sus iniciativas para sobrevivir económicamente. Estas tibias
movilizaciones donde también se expresó ANDHA Chile Democrático,
fueron seguidas por movilizaciones parciales de trabajadores de
distintos sindicatos, de trabajadores portuarios, de gente afectada
por el terremoto, por retoma de la iniciativa de comunidades mapuches
y principalmente por la lucha de Aysén en el extremo sur y por el
agua en la zona central y norte del país.
Nuevamente
se trata de un movimiento de masas que moviliza a sectores sociales
específicos (los más afectados por alguna carencia o reivindicación
concreta), pero que no logra sumar a la totalidad ni del sector
social, ni de las clases. Es una franja de masas radicalizada,
heterogénea en su conducción política (disputada por reformistas,
revolucionarios, anarcos, ecologistas; incluyendo senadores,
diputados, alcaldes y concejales de diversas tiendas), que no se
limita a las formas de luchas legales y accede a todo tipo de formas
de luchas: ocupación de locales, puentes, instituciones, lucha
callejera, corte de caminos, control de poblados, zonas. El fenómeno
de la amplitud y radicalidad se contrapone con lo limitado del
objetivo de lucha, pero es el fenómeno concreto que está
ocurriendo.
La
discusión de fondo: ¿Siguen siendo estas movilizaciones brotes
cíclicos, esporádicos, sin continuidad ni proyección a largo
plazo? Todo indica que con el comienzo del año escolar se
replantearán las movilizaciones de secundarios y universitarios: los
primeros con las manos vacías y una cosecha de dirigentes expulsados
de los liceos y con sus organizaciones golpeadas. Los segundos,
encabezados por la “izquierda autonomista”,
desafiados a mantener la movilización y lucha estudiantil alejada de
los marcos de la mesa de negociaciones, el parlamento y la disputa
electoral. Es posible que asistamos a las movilizaciones de sectores
que se radicalizarán en cuanto a formas y contenido, pero estas
movilizaciones, en su masividad, deberán sortear el desafío de las
campañas electorales ya iniciadas. En síntesis: la característica
y proyección del movimiento de masas va a depender de la capacidad
de pasar por sobre la contingencia electoral y la capacidad de los
revolucionarios de influir en estas luchas, ganar conducción y
proyectarlas hacia la construcción de instancias de coordinación y
luchas más amplias, embriones de poder territorial local.
Los desafíos
para el año son:
- Salir de la dispersión y atomización del movimiento de masas jugándose por reconstruir organizaciones para la lucha reivindicativa y política construyendo Poder Popular.
- Construir un Pliego del Pueblo que permita unificar y coordinar luchas.
- Pasar por encima del escenario electoral y no entrar a la negociación o escenarios institucionales legales, parlamentarios, donde las fuerzas acumuladas se diluyen en disputas por un Falso Poder.
- Seguir privilegiando la lucha como escuela, como principal herramienta de enseñanza, desarrollo y crecimiento.
En
definitiva ir construyendo las bases para un movimiento más sólido
que nos permita seriamente convocar a un proceso en ascenso desde
la desobediencia civil, a la resistencia popular anticapitalista!
Trabajadores
al Poder
Marzo, 2012
[1]Principalmente
Venezuela, Ecuador y Bolivia
Tomado de: Única Solución: Revolución
Radio Popular Enrique Torres
0 comentarios:
Publicar un comentario