Este
no es un llamado a no colaborar con la Teletón, tampoco es un llamado a
hacerlo. Si bien la Teletón es un negocio y sólo una pequeña parte de
los minusválidos de este país se ven beneficiados, de manera muy
indirecta, por ella, para muchos es la única alternativa frente a la
ausencia de servicios de salud.Con esta nota mi intencion es llamar la
atención sobre el contenido capitalista y reaccionario de la Teletón y
plantear la necesidad de colocar como una de las demandas principales
del pueblo el derecho a una salud igualitaria y de calidad y a un trato
digno hacia los discapacitados. Aquí expongo cuatro razones principales
por las que creo es necesario rechazar a la Teletón:
La Teletón es producto del neoliberalismo y defiende la privatización de los derechos sociales
Lo primero que debemos notar acerca de la Teletón es que esta es hija del neoliberalismo. La Teletón tiene su razón de ser por la existencia de un modelo económico que privatiza todos los derechos sociales convirtiéndolos en mercancías transables en el Mercado, quitándole al Estado toda responsabilidad en esta materia y entregándola en manos de la iniciativa privada. En materia de salud el resultado de este modelo mantiene a una inmensa mayoría fuera de servicios de salud de calidad, relegándolos a la pésima y desfinanciada salud pública. Podría pensarse que la Teletón, que tiene su origen en la inexistencia de un Estado capaz de solucionar los problemas de los minusválidos, por esta misma razón es una iniciativa positiva que critica la ausencia de políticas públicas en esta materia. Sin embargo, si uno observa más detenidamente la situación, se dará cuenta de que lo que ocurre es precisamente lo contrario.
La Teletón lejos de cuestionar al sistema de salud neoliberal, lo respalda. En primer lugar, porque no existe la critica hacia el sistema de salud, sino que en su lugar lo que existe es la idea de que es labor de “Chile”, de la “ciudadanía”, de la “sociedad civil”, de “los chilenos”, solucionar los problemas de salud y ayudar a los discapacitados, ocultando toda responsabilidad del Estado. En segundo lugar, porque se sostiene en la idea de que la iniciativa privada, ya sea de los “individuos” o las empresas, a través de la esfera del Mercado y el mecanismo del Consumo, es capaz por si sola de entregar soluciones. Y en tercer lugar, porque la Teletón nos hace creer que a través de ella se están solucionando los problemas de los discapacitados (por lo que no hace falta la intervención del Estado), cuando en realidad la gran mayoría de ellos quedan excluidos y viven en situaciones extremas.
Respecto a este último punto, gracias a la Teletón el Estado chileno se lava las manos al dejar de lado a estas personas “no productivas”, violando de paso varios acuerdos internacionales en materia de salud y discapacidad. En este sentido, el INE en el estudio Nacional sobre Discapacidad en Chile, indicaba que el 94% de los niños, jóvenes y adultos con discapacidad nunca habían recibido atención en salud no rehabilitación integral. Cifras que cuestionan la ley 19.284 para la “Plena Integración Social de las Personas con Discapacidad” aprobada en 1990, de acuerdo con la cual la prevención de las discapacidades y la rehabilitación es un deber del estado chileno y un derecho inherente de las personas con discapacidad. En este mismo sentido, la Teletón no sólo esconde la irresponsabilidad del Estado en materia de salud, sino también respecto a los demás derechos sociales. La Teletón busca hacernos creer que los empresarios y la farándula en ese mágico día en que todo es posible, solucionan todos los problemas de los discapacitados, pero la realidad es que este show en nada ha colaborado en ayudar a las dos millones y medio de personas discapacitadas que viven en la pobreza o al 90% de discapacitados cesantes por la discriminación y la falta de oportunidades.
La Teletón es un manto que oculta la irresponsabilidad del Estado hacia los discapacitados, justificando con ello la ausencia de oportunidades de rehabilitación y de inserción social, convirtiendo el derecho a una salud digna e integral en un show de lágrimas y limosnas.
La Teletón es un negocio
Las cifras vistas en el apartado anterior llevan a una pregunta obvia ¿si año a año se recaudan cantidades inmensas de dinero pero el 94% de los niños no recibe atención en salud ni rehabilitación, donde va todo el dinero? La verdad es que la Teletón es un lucrativo negocio tanto para la Fundación Teletón (manejada por el sionismo israelí), para Mario Kreutzberger y para las empresas capitalistas. El 15 de septiembre de 1995 un reportaje de la Revista Qué Pasa describió la forma en que se reparten los fondos 8° (una parte de los fondos) recaudados en la Teletón:
- 30% de los fondos es destinado a costear la terapia de los niños minusválidos.
- 30% de los fondos se destina a construir nuevos centros de tratamiento y para costear los costosos regalos de Navidad que se realizan a los niños de la Teletón.
- 10% de los fondos se destina a contratar a la agencia de publicidad y realizar la campaña para la próxima Teletón, así como para el mantenimiento del Teatro Teletón.
- 25% de los fondos se destina a pagar a los animadores y artistas que participan en la Teletón.
- 5% de los fondos se utilizan para pagarle a Mario Kreutzberger por su rol de animador principal.
Pero Don Francisco y los animadores faranduleros no son los únicos que se enriquecen con la Teletón. Los acuerdos entre la Fundación Teletón y las grandes empresas nacionales y extranjeras garantizan jugosos dividendos para ambos. Por un lado, la Fundación escoge a las marcas que les puedan proporcionar mayores sumas de dinero, y por otro, las empresas ganan el respaldo de la Teletón para promocionar sus productos, contando con publicidad gratuita durante tres meses en televisión, radio y gigantografías, y en cadena nacional durante los días de la Teletón. Nada les interesa ayudar a los capitalistas, sino acrecentar sus ganancias, las que son muy superiores al casi nulo porcentaje que finalmente terminan donando. ¡Publicidad en cadena nacional, sin presencia de la competencia, con los rostros mas atractivos y todo gratis, qué mejor para un capitalista! Obviamente no todos los capitalistas gozan de los mismos privilegios, ya que Don Francisco y los miembros de la Fundación Teletón miembros del grupo Calderón (propietario de Ripley, Johnson’s Clothes, Easy y Jumbo, Americatel y accionista minoritario de Entel Chile ), tienen su puesto asegurado.
Un buen ejemplo de los beneficios que entrega el participar en la Teletón lo presenta la consultora Nilo, la cual concluye que un 65% de la gente cambia su marca preferida por la marca que está en Teletón.
Junto a Don Francisco, los animadores, la Fundación Teletón y las empresas capitalistas, se encuentra como un gran ganador el sistema bancario y financiero, sobretodo el Banco de Chile. 24.500 – 03 es un numero que suena bien a los oídos de los banqueros y especuladores financieros que sacan cuentas de las enormes ganancias que obtienen por los millones de depósitos que el pueblo chileno realiza esos días, obviamente estas grandes ganancias no van hacia los niños minusválidos sino a inversiones de carácter privado realizadas por el Banco de Chile.
La Teletón promueve el espectáculo capitalista y la sociedad de consumo
Durante la Teletón se concentran y potencian todos los mecanismos mediáticos y culturales del capitalismo para enajenar al pueblo chileno. La desinformación, los estereotipos, las modas, el machismo, la discriminación, el dominio, en todas sus formas y en todas sus expresiones televisivas y culturales se reúnen en dos días de manera concentrada y bajo la consigna de la solidaridad. Este espectáculo es superior no sólo por concentrar toda la basura televisiva, sino porque en el desarrollo de los acontecimientos el sujeto común y corriente tiene la posibilidad de intervenir en el resultado final de la obra, contando además con la oportunidad única de colocarse a la misma altura que sus ídolos televisivos. El mecanismo por el cual se materializa esto es mediante el Consumo. La Teletón presenta la oportunidad única de “ayudar” mediante el individualismo extremo y el consumismo sin límites, mientras más se consuma la marca indicada, mientras más se gaste más se ayudará. Así, lo que generalmente se realiza con un enfoque privado ahora adquiere un carácter social y benéfico, legitimándose como pauta social y reproduciéndose a las generaciones posteriores, es decir, impregnando en la mente de los niños que el consumo es algo bueno que puede ayudar a los demás.
La Teletón esconde las contradicciones de clase y trata a los minusválidos como basura
La Teletón esconde la lucha de clases bajo una pretendida “unidad nacional” en donde todos olvidamos banderas y colores políticos y nos unimos bajo una misma noble causa. Es así como se deben olvidar las diferencias y los políticos de todos los colores se convierten en hermanos solidarios. Y es así como nosotros debemos olvidar las diferencias sociales, las diferencias de clase para sentirnos todos como un único país. Sin embargo, dicha igualdad no existe, ya que la Teletón lo que combina es a niños “pobres y desvalidos” junto con personajes faranduleros y políticos pertenecientes a las clases acomodadas, es decir la clase alta se muestra como solidaria y benevolente frente a los pobres, con lo cual se legitima el dominio de la clase capitalista. Además, debemos destacar el conformismo que genera la Teletón. Al mostrar a los discapacitados como el peor de los destinos posibles, el espectador piensa “yo estoy mal, pero ellos están mucho peor por eso no tengo de qué quejarme”.
Junto con esto, debemos denunciar la discriminación y la burla que sufren los niños minusválidos. En primer lugar, porque se los juzga de acuerdo a criterios mercantiles al ser evaluados de acuerdo a su incapacidad para participar adecuadamente en la esfera productiva. En segundo lugar, porque se los humilla y rebaja a la más miserable de las condiciones con el fin de sacarle un par de lágrimas al público y así aumentar el valor de las donaciones. En tercer lugar, porque se les vulnera en sus derechos ya que se les pide exhibir su privacidad y su sufrimiento a cambio de un tratamiento, algo que contraviene la Convención de los Derechos del Niño, firmada por Chile en Naciones Unidas.
Como podemos ver, la Teletón es un producto del neoliberalismo, que lo promueve, es también un negocio que fortalece el espectáculo capitalista y la sociedad de consumo, escondiendo las contradicciones de clase y tratando como basura a los minusválidos. Por esto es necesario rechazarla y poner el acento en la necesidad de recuperar los derechos sociales arrebatados por el capitalismo.
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La Teletón es producto del neoliberalismo y defiende la privatización de los derechos sociales
Lo primero que debemos notar acerca de la Teletón es que esta es hija del neoliberalismo. La Teletón tiene su razón de ser por la existencia de un modelo económico que privatiza todos los derechos sociales convirtiéndolos en mercancías transables en el Mercado, quitándole al Estado toda responsabilidad en esta materia y entregándola en manos de la iniciativa privada. En materia de salud el resultado de este modelo mantiene a una inmensa mayoría fuera de servicios de salud de calidad, relegándolos a la pésima y desfinanciada salud pública. Podría pensarse que la Teletón, que tiene su origen en la inexistencia de un Estado capaz de solucionar los problemas de los minusválidos, por esta misma razón es una iniciativa positiva que critica la ausencia de políticas públicas en esta materia. Sin embargo, si uno observa más detenidamente la situación, se dará cuenta de que lo que ocurre es precisamente lo contrario.
La Teletón lejos de cuestionar al sistema de salud neoliberal, lo respalda. En primer lugar, porque no existe la critica hacia el sistema de salud, sino que en su lugar lo que existe es la idea de que es labor de “Chile”, de la “ciudadanía”, de la “sociedad civil”, de “los chilenos”, solucionar los problemas de salud y ayudar a los discapacitados, ocultando toda responsabilidad del Estado. En segundo lugar, porque se sostiene en la idea de que la iniciativa privada, ya sea de los “individuos” o las empresas, a través de la esfera del Mercado y el mecanismo del Consumo, es capaz por si sola de entregar soluciones. Y en tercer lugar, porque la Teletón nos hace creer que a través de ella se están solucionando los problemas de los discapacitados (por lo que no hace falta la intervención del Estado), cuando en realidad la gran mayoría de ellos quedan excluidos y viven en situaciones extremas.
Respecto a este último punto, gracias a la Teletón el Estado chileno se lava las manos al dejar de lado a estas personas “no productivas”, violando de paso varios acuerdos internacionales en materia de salud y discapacidad. En este sentido, el INE en el estudio Nacional sobre Discapacidad en Chile, indicaba que el 94% de los niños, jóvenes y adultos con discapacidad nunca habían recibido atención en salud no rehabilitación integral. Cifras que cuestionan la ley 19.284 para la “Plena Integración Social de las Personas con Discapacidad” aprobada en 1990, de acuerdo con la cual la prevención de las discapacidades y la rehabilitación es un deber del estado chileno y un derecho inherente de las personas con discapacidad. En este mismo sentido, la Teletón no sólo esconde la irresponsabilidad del Estado en materia de salud, sino también respecto a los demás derechos sociales. La Teletón busca hacernos creer que los empresarios y la farándula en ese mágico día en que todo es posible, solucionan todos los problemas de los discapacitados, pero la realidad es que este show en nada ha colaborado en ayudar a las dos millones y medio de personas discapacitadas que viven en la pobreza o al 90% de discapacitados cesantes por la discriminación y la falta de oportunidades.
La Teletón es un manto que oculta la irresponsabilidad del Estado hacia los discapacitados, justificando con ello la ausencia de oportunidades de rehabilitación y de inserción social, convirtiendo el derecho a una salud digna e integral en un show de lágrimas y limosnas.
La Teletón es un negocio
Las cifras vistas en el apartado anterior llevan a una pregunta obvia ¿si año a año se recaudan cantidades inmensas de dinero pero el 94% de los niños no recibe atención en salud ni rehabilitación, donde va todo el dinero? La verdad es que la Teletón es un lucrativo negocio tanto para la Fundación Teletón (manejada por el sionismo israelí), para Mario Kreutzberger y para las empresas capitalistas. El 15 de septiembre de 1995 un reportaje de la Revista Qué Pasa describió la forma en que se reparten los fondos 8° (una parte de los fondos) recaudados en la Teletón:
- 30% de los fondos es destinado a costear la terapia de los niños minusválidos.
- 30% de los fondos se destina a construir nuevos centros de tratamiento y para costear los costosos regalos de Navidad que se realizan a los niños de la Teletón.
- 10% de los fondos se destina a contratar a la agencia de publicidad y realizar la campaña para la próxima Teletón, así como para el mantenimiento del Teatro Teletón.
- 25% de los fondos se destina a pagar a los animadores y artistas que participan en la Teletón.
- 5% de los fondos se utilizan para pagarle a Mario Kreutzberger por su rol de animador principal.
Pero Don Francisco y los animadores faranduleros no son los únicos que se enriquecen con la Teletón. Los acuerdos entre la Fundación Teletón y las grandes empresas nacionales y extranjeras garantizan jugosos dividendos para ambos. Por un lado, la Fundación escoge a las marcas que les puedan proporcionar mayores sumas de dinero, y por otro, las empresas ganan el respaldo de la Teletón para promocionar sus productos, contando con publicidad gratuita durante tres meses en televisión, radio y gigantografías, y en cadena nacional durante los días de la Teletón. Nada les interesa ayudar a los capitalistas, sino acrecentar sus ganancias, las que son muy superiores al casi nulo porcentaje que finalmente terminan donando. ¡Publicidad en cadena nacional, sin presencia de la competencia, con los rostros mas atractivos y todo gratis, qué mejor para un capitalista! Obviamente no todos los capitalistas gozan de los mismos privilegios, ya que Don Francisco y los miembros de la Fundación Teletón miembros del grupo Calderón (propietario de Ripley, Johnson’s Clothes, Easy y Jumbo, Americatel y accionista minoritario de Entel Chile ), tienen su puesto asegurado.
Un buen ejemplo de los beneficios que entrega el participar en la Teletón lo presenta la consultora Nilo, la cual concluye que un 65% de la gente cambia su marca preferida por la marca que está en Teletón.
Junto a Don Francisco, los animadores, la Fundación Teletón y las empresas capitalistas, se encuentra como un gran ganador el sistema bancario y financiero, sobretodo el Banco de Chile. 24.500 – 03 es un numero que suena bien a los oídos de los banqueros y especuladores financieros que sacan cuentas de las enormes ganancias que obtienen por los millones de depósitos que el pueblo chileno realiza esos días, obviamente estas grandes ganancias no van hacia los niños minusválidos sino a inversiones de carácter privado realizadas por el Banco de Chile.
La Teletón promueve el espectáculo capitalista y la sociedad de consumo
Durante la Teletón se concentran y potencian todos los mecanismos mediáticos y culturales del capitalismo para enajenar al pueblo chileno. La desinformación, los estereotipos, las modas, el machismo, la discriminación, el dominio, en todas sus formas y en todas sus expresiones televisivas y culturales se reúnen en dos días de manera concentrada y bajo la consigna de la solidaridad. Este espectáculo es superior no sólo por concentrar toda la basura televisiva, sino porque en el desarrollo de los acontecimientos el sujeto común y corriente tiene la posibilidad de intervenir en el resultado final de la obra, contando además con la oportunidad única de colocarse a la misma altura que sus ídolos televisivos. El mecanismo por el cual se materializa esto es mediante el Consumo. La Teletón presenta la oportunidad única de “ayudar” mediante el individualismo extremo y el consumismo sin límites, mientras más se consuma la marca indicada, mientras más se gaste más se ayudará. Así, lo que generalmente se realiza con un enfoque privado ahora adquiere un carácter social y benéfico, legitimándose como pauta social y reproduciéndose a las generaciones posteriores, es decir, impregnando en la mente de los niños que el consumo es algo bueno que puede ayudar a los demás.
La Teletón esconde las contradicciones de clase y trata a los minusválidos como basura
La Teletón esconde la lucha de clases bajo una pretendida “unidad nacional” en donde todos olvidamos banderas y colores políticos y nos unimos bajo una misma noble causa. Es así como se deben olvidar las diferencias y los políticos de todos los colores se convierten en hermanos solidarios. Y es así como nosotros debemos olvidar las diferencias sociales, las diferencias de clase para sentirnos todos como un único país. Sin embargo, dicha igualdad no existe, ya que la Teletón lo que combina es a niños “pobres y desvalidos” junto con personajes faranduleros y políticos pertenecientes a las clases acomodadas, es decir la clase alta se muestra como solidaria y benevolente frente a los pobres, con lo cual se legitima el dominio de la clase capitalista. Además, debemos destacar el conformismo que genera la Teletón. Al mostrar a los discapacitados como el peor de los destinos posibles, el espectador piensa “yo estoy mal, pero ellos están mucho peor por eso no tengo de qué quejarme”.
Junto con esto, debemos denunciar la discriminación y la burla que sufren los niños minusválidos. En primer lugar, porque se los juzga de acuerdo a criterios mercantiles al ser evaluados de acuerdo a su incapacidad para participar adecuadamente en la esfera productiva. En segundo lugar, porque se los humilla y rebaja a la más miserable de las condiciones con el fin de sacarle un par de lágrimas al público y así aumentar el valor de las donaciones. En tercer lugar, porque se les vulnera en sus derechos ya que se les pide exhibir su privacidad y su sufrimiento a cambio de un tratamiento, algo que contraviene la Convención de los Derechos del Niño, firmada por Chile en Naciones Unidas.
Como podemos ver, la Teletón es un producto del neoliberalismo, que lo promueve, es también un negocio que fortalece el espectáculo capitalista y la sociedad de consumo, escondiendo las contradicciones de clase y tratando como basura a los minusválidos. Por esto es necesario rechazarla y poner el acento en la necesidad de recuperar los derechos sociales arrebatados por el capitalismo.
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Tomado de: Carlos Ilich
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