El lunes, y a pocos minutos de haber asumido en reemplazo de Harald
Beyer, el esposo de la nueva ministra de Educación, Carolina Schmidt, envió un
e-mail interno a los socios del estudio jurídico Barros y Errázuriz. En ese
correo, Gonzalo Molina explicaba que, desde ese minuto, se abstendría de
participar en cualquier causa que lo vinculara al grupo Laureate. El esposo de
la ministra también es socio de ese estudio jurídico.
La ex titular del Sernam dirigirá por los próximos 11 meses la cartera
más agitada del Ejecutivo en medio de investigaciones judiciales a un grupo de
universidades por la eventual violación de la ley que prohíbe el lucro en las
casas de estudio.
Según fuentes cercanas a la investigación que lleva adelante la Fiscalía
Oriente y que involucra a las universidades de Las Américas, Andrés Bello y el
instituto AIEP –pertenecientes al grupo Laureate– el estudio al que pertenece
Molina asesora a dicha transnacional educativa en lo relacionado con la
investigación y estos son sus abogados corporativos hace muchos años.
Desde el Ministerio aseguraron que efectivamente Molina oficializó su
desvinculación con cualquier tipo de temas relacionados con el grupo Laureate
desde el momento en que Schmidt asumió como titular de la cartera. También
señalaron que el único nexo concreto entre Molina y el grupo educacional data
de 2004, cuando el marido de la secretaria de Estado pidió un préstamo a la
banca para financiar operaciones de su cliente.
Sin embargo, el nexo entre el esposo de la ministra y el estudio
jurídico está, para algunos, sobre una línea delgada que no ayuda a limpiar la
imagen que se ha tejido en torno a la relación entre lucro y ciertos personeros
del actual gobierno; un tema que en “efecto bowling” ha sacado de sus
respectivas carteras a los ministros Joaquín Lavín, Teodoro Ribera y significó
una acusación constitucional contra Harald Beyer, que terminó destituido.
Juan José Soto, gerente de la Fundación Ciudadano Inteligente, dice que
“entran más dudas y potencia la falta de confianza de los ciudadanos con las
autoridades. Esto se debió haber chequeado, ella tampoco lo dijo y creo fue un
error político haber asumido como ministra sin que su marido se haya desligado
del estudio”.
La asesoría de Bofill
La relación entre Barros & Errázuriz y el grupo educacional
canadiense no es nueva. De hecho el bufete asesoró a Laureate cuando en 2008
adquirió las tres entidades —hoy investigadas— a un grupo de empresarios
encabezados por Juan Antonio Guzmán (designado por este gobierno como
presidente del Comité Asesor para el Desarrollo Eléctrico y casado con la
hermana del subsecretario de Hacienda, Julio Dittborn, Paulina Dittborn, ex
vicepresidenta del Consejo Superior de Educación), Álvaro Saieh (controlador de
CorpBanca), Jorge Selume (director de Corpbanca) y Andrés Navarro.
Pero Barros & Errázuriz no es el único vínculo del gobierno con las
universidades de Laureate. Según fuentes relacionadas con Laureate, el asesor
jurídico de las universidades en el caso lucro es el estudio Bofill Mir &
Alvarez Jana, cuyo socio principal es Jorge Bofill, el mismo que defendió al
ministro Harald Beyer ante el Senado en la acusación constitucional que
finalmente le costó la destitución. En esa ocasión, participó junto a Enrique
Barros, con particular protagonismo en el debate en el Senado.
Por cierto, Bofill también es el abogado de Pablo Alcalde, el ex
presidente y gerente de general de la multitienda La Polar, por las
repactaciones unilaterales de las deudas de sus clientes.
Laureate es parte del grupo de entidades de educación superior que es
investigada hace más de 7 meses por la fiscalía. El grupo está en la mira de la
justicia por la operación que realizaron al ingresar a la propiedad de los
activos chilenos. En la información que enviaron cuando se hizo el traspaso,
entre otros elementos que llamaron la atención de la fiscalía, están sus
referencias a “comprador” y “vendedores”, además de indicar que parte del
precio incluía el valor de la marca.
Molina no es abogado litigante. Más bien está encargado del área corporativa
de Barros & Errázuriz, asesorando negocios de sus clientes, como compras y
fusiones. El socio a cargo de Laureate es Pablo Guerrero. No obstante, el nexo
es también cuestionado por los estudiantes.
“Es un vínculo que claramente pone en entredicho qué posición tomará la
ministra cuando se toque el tema del lucro. El tema es particularmente
preocupante dado que Laureate tiene en sus universidades a una inmensa cantidad
de estudiantes. ¿A quién responderá el gobierno si se investiga a la UNAB y a la
UDLA? ¿A los estudiantes o a sus dueños? ¿Terminarán condenados a un destino
similar a la Universidad del Mar? Nosotros lucharemos para que no sea así, pero
estos vínculos obviamente son graves”, dijo el presidente de la Federación de
estudiantes de la Universidad de Chile, Andrés Fielbaum.
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