En 1997 el Presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle instituyó el denominado “Crédito Corfo”, que pretendía ser una alternativa para el financiamiento de estudios de Educación Superior. Pero el remedio resultó peor que la enfermedad, dejando a miles de jóvenes y sus familias con un endeudamiento extremo para financiar un derecho, gracias a préstamos usureros, avalados por un Estado que, además, disponía de recursos pertenecientes a todos los chilenos para garantizar un lucrativo negocio de la banca, que resultó, a la larga, ser un mero intermediario.
Más de 106 mil familias se han visto hasta la fecha afectadas y estafadas por el sistema, presas en un circulo de endeudamiento, pobreza y precariedad que comenzó con el anhelo legítimo de estudiar una carrera Universitaria o Técnica. Son familias de la llamada clase media, habitualmente desplazada del chorreo que promete el crecimiento y la bonanza económica en la lógica imperante, y que por lo tanto, deben endeudarse para acceder a prácticamente todos los derechos básicos que el Estado debiera garantizarles.
La realidad que supone esta “mochila” para cada uno de estos chilenos y chilenas “beneficiarios” del sistema es impresentable. Y lo es mucho más el aire de triunfo con que el Gobierno vocea la rebaja de la tasa de interés desde un 8.5% en promedio a un 2% anual, lo que ciertamente está muy lejos de solucionar algo.
En su cuenta pública de este 21 de mayo, el Presidente Sebastián Piñera menciona que a esta medida sólo califican un 18% de los estafados por Corfo. Esta lucha -y así la hemos llevado adelante quienes nos levantamos contra esta injusticia- debe darse desde el Derecho a la Educación y no desde la vereda del Consumidor, para evitar la confusión brutal de que una tasa del 2% es lo justo. Para no seguir avalando con el argumento y óptica que defiende el Gobierno mediante las lógicas del mercado como regulador del sistema educacional, las mismas que hoy tienen movilizada a la ciudadanía, de la mano del movimiento estudiantil.
Pero algo incluso más allá de esta convicción se asoma tras un oscuro velo:
Desde que comenzamos esta lucha y decidimos agruparnos en este colectivo, hemos ido descubriendo en cada relato los abusos, engaños y estafas perpetradas por la banca. Los hechos han demostrado que -contrario a lo que quisiera el gremio bancario, que se ha expresado recientemente a través de su presidente, Jorge Awad-los bancos sí “abusan de las personas”, y que en este caso la institucionalidad que debe regular el sistema fracasó rotundamente.
Cientos de compañeros y compañeras que hasta ahora estaban convencidos de haber obtenido y firmado uno de los denominados “Créditos Corfo”, comenzaron a solicitar a a los bancos copia de sus respectivos contratos, para analizarlos y evaluar la posibilidad de postular a las rebajas anunciadas por el Gobierno. No pudieron hacerlo. Sus créditos no fueron otorgados en el marco del sistema gestionado por Corfo, y mucho menos contaban con la garantía de la institución estatal.
Lo único que los ligaba a Corfo era una triquiñuela publicitaria. Sus créditos son simples créditos de consumo educacional. Los bancos, de forma fraudulenta, usaron la marca para atraer engañados a un sin número de clientes-estudiantes, aprovechándose de la imagen de la entidad estatal, y lo que es peor, de la demanda creciente por obtener recursos de un sector de la población que veía e ellos una única y última posibilidad de concretar su anhelo de acceder a la educación superior.
Sobra explicar la gravedad de esta situación. Pero mucho más grave nos parece que, habiendo entregado estos antecedentes a las autoridades de Corfo, la entidad haya desestimado involucrarse en nuestro problema. En perfecta sintonía con las ideas que, sin complejos, ha expresado el propio Presidente Sebastián Piñera (quien entiende la educación como “un bien de consumo”); se nos instó a concurrir al Sernac, que por lo demás, y a pesar de los innumerables antecedentes allegados por nuestro colectivo, incluyendo publicidad, contratos, y cientos de testimonios, los estimó insuficientes para iniciar un juicio en contra de los bancos estafadores y sus controladores.
Aun no es posible tener total claridad sobre la cantidad de personas que están afectadas por esta situación. Como colectivo ya hemos recibido a lo menos 500 denuncias.
Pedimos simplemente pagar lo justo, lo que corresponde: lo que costaron nuestras carreras sin un interés abusivo, sin usura, sin lucro bancario. Corfo debe tome cartas en el asunto, presentando una querella criminal en contra de los bancos y sus autoridades, que estafaron a cientos de chilenos utilizando su nombre. La banca ¡debe! entregar una solución inmediata a estas familias, que han sido víctimas de uno más de sus abusos, engaños y estafas, como tantos que hemos conocido recientemente; asumiendo los costos de una rebaja al 0% del interés correspondiente a estos créditos. Y ello, lógicamente, no puede sino ir de la mano con una detención inmediata de los embargos, remates y el envío de antecedentes a DICOM con que siguen presionando a nuestros familiares y avales.
Cristian Villagran
Agrupación de Estudiantes Estafados por el Crédito Corfo
0 comentarios:
Publicar un comentario