En Paine, los vecinos ya comenzaron a preparar la
resistencia ante el proyecto que CCU piensa instalar en la zona. Su
defensa del derecho al agua activa el debate a nivel nacional y lo
posiciona como uno de los problemas que deberá enfrentar la próxima
administración.
Durante el fin de semana pasada, una multitud se lanzó a las calles a protestar contra el proyecto Planta CCU Paine,
la iniciativa de la empresa de Luksic que pretende extraer 24 millones
de litros de agua al día para concretar su producción en la zona.
El proyecto busca producir 4.109.589 litros de bebida y cervezas al día y abarcará 50 hectáreas de Paine, afectando inevitablemente las napas de agua de la localidad, idea que provocó la ira de los vecinos.
El conflicto vuelve a expresar las problemáticas de diversas localidades de Chile respecto al agua y su relación con las empresas. Además, ha despertado nuevas señales de organización comunitaria contra una iniciativa de gran envergadura que involucra, en este caso, las aspiraciones de la Compañía Cerveceras Unidas (CCU).
Agua, suelo e identidad
La principal preocupación de los habitantes de Paine se vincula con la escasez de agua que podría ofrecerles el futuro. Sin embargo, los vecinos también están conscientes de que las múltiples consecuencias que la instalación de la planta de CCU podría generar en sus hogares.
“Existe preocupación por el recurso hídrico y por la disponibilidad que va a tener el agua si esta planta se instala, sobre todo por las especificaciones que entregó la misma empresa sobre la cantidad de agua que va a extraer”, declaró Jorge Benítez, integrante de la Coordinadora Territorial de Paine y miembro del Movimiento No a la CCU de Paine.
Según Benítez, la localidad ya cuenta con problemas de aguas y este proyecto podría agudizarlos, sobre todo en aquellas zonas que se abastecen de agua rural y hacen uso de ésta para desarrollar su trabajo. Además, como argumentó, “hay una preocupación por el cambio de uso de suelo, porque se va a emplazar en territorio agrícola donde hay viñas de exportación, un suelo de alta calidad que será usado con fines industriales y va a dar pie para que se instalen otras industrias, transformando la identidad de la comuna”.
Por eso, de boca en boca, la comunidad de Paine ha comenzado a informarse y organizarse en contra de la iniciativa, tal como relata Marco San Martín, vocero de la Asamblea Comunal por el Agua del Paine: “Confirmamos que la amenaza fuera efectiva, lo comprobamos y llamamos a asamblea a la gente de la Unión Comunal”. Desde entonces, han trabajado colectivamente para lograr que la empresa de Luksic no eche raíces en sus tierras.
Según San Martín, la amenaza tras la llegada de la planta CCU Paine no se vincula sólo al agua, sino también a la contaminación de las tierras, degradación de los suelos y la contaminación del aire, entre otros factores.
El agua en Chile: un bien lucrativo
Según sus dirigentes, el movimiento por la defensa del agua toma más fuerza y consciencia de una problemática estructural, de fondo, que ha sido desnudada en los últimos años por la creciente presión al respecto.
Además de recordar que, en el país, sus habitantes pagan las tarifas más costosas de agua potable y que han transcurrido 32 años desde la privatización del recurso en la dictadura de Pinochet, el ingeniero agrónomo señaló que “aquí, un bien natural indispensable para las personas como es el agua, pero también indispensable para el funcionamiento del ecosistema y el desarrollo de las economías locales, es un bien de capital especulativo, lucrativo”.
Así se ve el panorama al observar lo ocurrido con el agua en la comunidad de Caimanes, con Minera Los Pelambres (del grupo Luksic), o lo que podría suceder si resultase aprobado el proyecto Alto Maipo, también liderado por la misma familia, al igual que la iniciativa que CCU pretende instalar en Paine.
“Nosotros estamos claros que acá hay un contexto nacional, una guerra de agua podríamos llamarle”, manifestó Martínez al ser consultado por el panorama más allá de su localidad. Sin embargo, San Martín apuntó que no es difícil realizar una campaña de información, especialmente a la hora de trabajar con los medios: “Hemos insistido de distintas maneras con la información y no sale nada, es complicado cuando el grupo Luksic tiene miles de avisadores en los canales y en la radio también”.
Mundaca, dirigente de Modatima, recordó que, tras los cambios realizados a la ley en dictadura, el régimen de Pinochet logró separar la propiedad del agua del dominio de la tierra, dando origen a su comercialización. Situación que fue “perfeccionada por la Concertación en su modelo de lucro y usura del agua”.
Durante este miércoles 8 de enero, los habitantes de Paine acudirán al Servicio de Evaluación Ambiental para entregar sus visiones sobre el rechazo al proyecto de CCU.
Fuente: El Descocierto
El proyecto busca producir 4.109.589 litros de bebida y cervezas al día y abarcará 50 hectáreas de Paine, afectando inevitablemente las napas de agua de la localidad, idea que provocó la ira de los vecinos.
El conflicto vuelve a expresar las problemáticas de diversas localidades de Chile respecto al agua y su relación con las empresas. Además, ha despertado nuevas señales de organización comunitaria contra una iniciativa de gran envergadura que involucra, en este caso, las aspiraciones de la Compañía Cerveceras Unidas (CCU).
Agua, suelo e identidad
La principal preocupación de los habitantes de Paine se vincula con la escasez de agua que podría ofrecerles el futuro. Sin embargo, los vecinos también están conscientes de que las múltiples consecuencias que la instalación de la planta de CCU podría generar en sus hogares.
“Existe preocupación por el recurso hídrico y por la disponibilidad que va a tener el agua si esta planta se instala, sobre todo por las especificaciones que entregó la misma empresa sobre la cantidad de agua que va a extraer”, declaró Jorge Benítez, integrante de la Coordinadora Territorial de Paine y miembro del Movimiento No a la CCU de Paine.
Según Benítez, la localidad ya cuenta con problemas de aguas y este proyecto podría agudizarlos, sobre todo en aquellas zonas que se abastecen de agua rural y hacen uso de ésta para desarrollar su trabajo. Además, como argumentó, “hay una preocupación por el cambio de uso de suelo, porque se va a emplazar en territorio agrícola donde hay viñas de exportación, un suelo de alta calidad que será usado con fines industriales y va a dar pie para que se instalen otras industrias, transformando la identidad de la comuna”.
Por eso, de boca en boca, la comunidad de Paine ha comenzado a informarse y organizarse en contra de la iniciativa, tal como relata Marco San Martín, vocero de la Asamblea Comunal por el Agua del Paine: “Confirmamos que la amenaza fuera efectiva, lo comprobamos y llamamos a asamblea a la gente de la Unión Comunal”. Desde entonces, han trabajado colectivamente para lograr que la empresa de Luksic no eche raíces en sus tierras.
Según San Martín, la amenaza tras la llegada de la planta CCU Paine no se vincula sólo al agua, sino también a la contaminación de las tierras, degradación de los suelos y la contaminación del aire, entre otros factores.
El agua en Chile: un bien lucrativo
Según sus dirigentes, el movimiento por la defensa del agua toma más fuerza y consciencia de una problemática estructural, de fondo, que ha sido desnudada en los últimos años por la creciente presión al respecto.
“En Chile, las comunidades del norte se
enfrentan por agua con la megaminería, las comunidades del centro se
enfrentan por agua con las empresas industriales y en el sur se
enfrentan por agua contra las hidroeléctricas y empresas forestales”.
Rodrigo Mundaca, dirigente del Movimiento de Defensa por el Acceso al
Agua, la Tierra y la protección del Medio Ambiente (Modatima), señaló
que “en Chile, las comunidades del norte se enfrentan por agua con la
megaminería, las comunidades del centro se enfrentan por agua con las
empresas industriales y en el sur se enfrentan por agua contra las
hidroeléctricas y empresas forestales”.Además de recordar que, en el país, sus habitantes pagan las tarifas más costosas de agua potable y que han transcurrido 32 años desde la privatización del recurso en la dictadura de Pinochet, el ingeniero agrónomo señaló que “aquí, un bien natural indispensable para las personas como es el agua, pero también indispensable para el funcionamiento del ecosistema y el desarrollo de las economías locales, es un bien de capital especulativo, lucrativo”.
Así se ve el panorama al observar lo ocurrido con el agua en la comunidad de Caimanes, con Minera Los Pelambres (del grupo Luksic), o lo que podría suceder si resultase aprobado el proyecto Alto Maipo, también liderado por la misma familia, al igual que la iniciativa que CCU pretende instalar en Paine.
“Nosotros estamos claros que acá hay un contexto nacional, una guerra de agua podríamos llamarle”, manifestó Martínez al ser consultado por el panorama más allá de su localidad. Sin embargo, San Martín apuntó que no es difícil realizar una campaña de información, especialmente a la hora de trabajar con los medios: “Hemos insistido de distintas maneras con la información y no sale nada, es complicado cuando el grupo Luksic tiene miles de avisadores en los canales y en la radio también”.
Mundaca, dirigente de Modatima, recordó que, tras los cambios realizados a la ley en dictadura, el régimen de Pinochet logró separar la propiedad del agua del dominio de la tierra, dando origen a su comercialización. Situación que fue “perfeccionada por la Concertación en su modelo de lucro y usura del agua”.
Durante este miércoles 8 de enero, los habitantes de Paine acudirán al Servicio de Evaluación Ambiental para entregar sus visiones sobre el rechazo al proyecto de CCU.
Fuente: El Descocierto
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