Desde 1994 hasta el próximo 10 de abril de 2015 se “concluirán” siete (7) Cumbres de las Américas promovidas por la Organización de Estados Americanos (OEA). La finalidad de estas era avanzar en la “política estratégica” de los gobiernos de EE.UU. sobre un Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA)”: nombre oficial con el que se pretendía expandir el Tratado de Libre Comercio (firmado entre Estados Unidos, Canadá y México en 1992 y con vigencia a partir de enero de 1994) al resto de los países del continente, con excepción de Cuba.
La pretensión del tejido financiero, empresarial y comercial imperialista con el ALCA, una vez refrendados los acuerdos económicos, iba mucho más allá. La intención, aún acariciada por el imperio, era imponer una Constituyente Hemisférica a los Pueblos de Suramérica sobre la base de un primer acuerdo económico de corte neoliberal. Pero la movilidad social en Nuestramérica contra los ajustes neoliberales impuestos por gobiernos que se hacían cada vez más débiles, a partir del llamado Caracazo en Venezuela, abrió una etapa de luchas que tuvo su pico más alto a nivel continental con la victoria contra el ALCA en Mar de Plata en la IV Cumbre de las Américas (nov. 2005). A casi 10 años de esta victoria histórica, la convocatoria para la VII Cumbre camina para el 10 y 11 de abril sin asomo aparente de reedición del ALCA, un tratado que no para y que sigue pasando al detal en Suramérica sin debate entre los pueblos: (IIRSA, Plan Puebla Panamá, etc.)[i] .
Sin embargo, las expectativas que se pronostican para esta VII Cumbre son otras, los gobiernos son otros y todavía influye la victoria impulsada por los movimientos sociales y políticos anti ALCA en la Cumbre del 2005 en Mar de Plata. No sabemos cuál es la agenda oculta de los operadores económicos del imperio en esta cumbre, pero en lo político los consensos se mantienen deteriorados por la prepotencia colonial del gobierno gringo: su incapacidad y arrogancia le impiden aceptar los cambios que se desataron en la región desde la caída de Color de Melo en Brasil, previo a la Insurrección Popular del 27-F de 1989 en Venezuela.
La otra verdad es que la VII Cumbre esta entrampada, pesa la solidaridad significativa de los países del continente cuyos gobiernos y organismos se verán obligados, por lo que han dicho, a marcar o cambiar la agenda imperial frente al ataque… no del torpe Bush sino de un debilitado Obama que tratará de desprestigiar al gobierno bolivariano en los días que faltan para su comienzo: una ofensiva que busca dividir, que contrariamente puede soldar aún más la Solidaridad con Venezuela y que puede conllevar a la suspensión de la Cumbre como escenario excepcional.
Lo que vaya a suceder en las próximas dos semanas que quedan, antes de su instalación y mucho más allá del show para los medios, es ya de pronósticos reservados.
En medio del amplio apoyo de organismos regionales y de otras latitudes a la revolución bolivariana, se han expresado, individualidades reconocidas y organizaciones, planteando exigencias públicas que condicionan la “agenda preparatoria oficial” de la VII Cumbre y que por su acertada valoración, ante el clima de confrontación que generó la “orden ejecutiva” implementada por Obama, no se pueden pasar por alto ni descartar de antemano. Por ejemplo:
“El politólogo Atilio Borón expresó en Buenos Aires, su opinión ante miembros del parlamento de Argentina y embajadores, acerca de la posición que debería tomar el país y la región en su conjunto respecto de las agresiones y amenazas de Estados Unidos contra Venezuela.
- Atilio Borón propone que Suramérica no vaya a Cumbre de las Américas (18 de marzo)[ii]
Borón sugirió que el país suramericano y el resto de la zona —integrados en CELAC, UNASUR— no acudan a la Cumbre de las Américas. “No tiene ningún sentido ir a la cumbre con un señor que pone una pistola arriba de la mesa y dice: Vengan, vamos a sacarnos una foto, dialoguemos, somos todos amigos”, expuso.”“Se ha perdido lamentablemente la posibilidad de realizar una acción mancomunada de los países latinoamericanos para no participar de la Cumbre, si antes el Sr. Obama no retira la Orden Ejecutiva. Esta propuesta hecha pública por Atilio Borón era correcta y pertinente para hacer sonar las alarmas en Washington.
- Propuestas de Marea Socialista para enfrentar la escalada injerencista (25 de marzo)[iii]
Al parecer es irreversible la participación en la Cumbre, incluso de los países del Alba y es necesario que el gobierno bolivariano realice, en los días que quedan hasta la reunión, una intensa labor diplomática y pública para lograr que de manera unánime los países de UNASUR Y CELAC exijan al gobierno norteamericano que cese la injerencia hacia Venezuela como punto inicial de la Cumbre.”“Ernesto Samper propuso que la Cumbre de las Américas sirva para replantear las relaciones entre Estados Unidos y Latinoamérica, y que “un buen punto de la nueva agenda de relaciones sería que no haya bases militares norteamericanas en Suramérica”, algo que “pertenece a la época de la Guerra Fría”.
- Samper propone eliminar bases militares estadounidenses de Latinoamérica (28 de marzo)[iv]
“En un mundo globalizado como el actual uno no puede pedir reglas de juego globales para la economía y mantener el unilateralismo para la política. Ningún país tiene derecho a juzgar la conducta del otro ni muchísimo menos a imponerle sanciones o castigos por su propia cuenta”, dijo Samper, citado por la agencia Efe, en clara alusión a lo decidido recientemente por Washington contra Venezuela.
Hay que reconocer que el gobierno estadounidense, Obama y los intereses que representan, se mueven muy bien en el ámbito económico y militar. No han dejado de hacer lo que les marca la pauta neoliberal de los dueños del capital en el continente y en el mundo. Hasta su propio territorio y población es destruido por esta lógica genocida que han extendido contra la humanidad y el planeta. La vitrina democrática del imperio yanqui y su pose de defensa de los derechos humanos en el mundo está resquebrajada en los hechos desde hace mucho tiempo. No hay esperanza que valga ni cambio posible dentro de las entrañas del capitalismo si ese 1% de ricos, que influyen en las decisiones nacionales e internacionales, no son derrotados por los pueblos del mundo. La VII Cumbre de las Américas, que por su propósito debería ser la última, es otro episodio, ojalá verdadero, de la confrontación entre lo viejo y lo nuevo para contribuir a demoler toda esa degenerada institucionalidad mundial a la que sola le queda imponer, en medio de su permanente crisis estructural, su insaciable lógica perversa: la socialización de las perdidas y la privatización de las ganancias. Lógica contranatura que el 99% restante de la población se niega aceptar porque es imposible defender la vida global: mientras el mundo lo controla una demencial minoría privilegiada.
El responsable de la UNASUR consideró contradictorio “que un país que no ha ingresado al sistema interamericano (de Derechos Humanos) formalmente se reserve el derecho a hacer juicios”, sobre el estado de estos derechos en otros territorios.”
JUAN GARCIA VILORIA / APORREA
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