La catástrofe en el norte nos
conmocionó. El aluvión que arrasó pueblos fue un duro golpe del que la
comunidad nortina aún no logra reponerse. Además, al fenómeno natural se
sumó otro de origen humano que ha causado gran alarma: el colapso de
tranques de relaves mineros con la consiguiente contaminación del
ambiente con residuos tóxicos. Ambos golpearon los hogares en las
regiones de Antofagasta, Atacama y Coquimbo.
Actualmente empresas mineras están
evaluando depositar masivamente los relaves en océanos y mares. Éstos
suelen contener prácticamente todos los metales pesados que existen, y
un cóctel diverso de elementos químicos que se utilizan para los
procesos de separación, floculación, lixiviación, etc. de los metales.
Para profundizar sobre esta iniciativa
emergente, Juan Pablo Orrego, presidente de Ecosistemas, y Flavia
Liberona, directora ejecutiva de Fundación Terram, asistieron a un
taller internacional los días 11 y 12 de junio 2015, en Lima, Perú,
sobre impactos de los relaves mineros en el ambiente marino. El taller,
organizado por Grupo Conjunto de Expertos Sobre los Aspectos Científicos
de la Protección Ambiental Marina (GESAM) en conjunto con la
Organización Marítima Internacional (IMO), se enfocó en evaluar la
factibilidad de disponer grandes cantidades de relaves mineros,
mezclados con agua de mar, en los fondos marinos profundos. Esta idea
descabellada para muchos surge como reacción que en varios países sus
territorios ya no permiten la instalación de más tranques. Además, la
verdad es que tirar los relaves al mar parece más fácil porque existe la
percepción que los océanos son infinitos, y que estos son “agua de
nadie”.
Es el caso de nuestro país, con un
territorio limitado, estrecho, sísmico y volcánico, y extremadamente
golpeado por el cambio climático, donde las comunidades están mucho más
alerta frente a la instalación de proyectos industriales potencialmente
destructivos y contaminantes. En particular, con toda razón, nadie
quiere un tranque de relaves en las inmediaciones de su hogar o
comunidad, ni siquiera escondidos en la pre-cordillera en zonas áridas
porque muchos fenómenos naturales pueden terminar igualmente trayendo
estos relaves “a casa”, tal como hemos visto.
Por lo tanto, los vastos y todopoderoso
consorcios de negocios ligados a la gran minería en todo el mundo están
considerando seriamente depositar sus relaves en los fondos marinos. De
hecho, esto ya se está haciendo en Canadá, Turquía, Papúa Nueva Guinea,
y en algunos países africanos como Togo. El gobierno Noruego acaba de
autorizar la utilización de un bellísimo fiordo prístino para que se
depositen en éste los relaves de una mina de rutilo, la materia prima
para el titanio. En las palabras de un funcionario del gobierno de
Noruega presente en el taller, estimó que el beneficio societal de la
mina es superior a la destrucción del fiordo.
“Aarias personas que participamos en
el taller, que no estamos involucrados con el negocio de la minería, ni
tampoco con el de las consultoras que pretenden darle una racionalidad
científica a esta disposición de relaves, y que vemos el estado crítico
de los ecosistemas terrestres y marinos, nos pareció alarmante que se
esté considerando esta idea. Los océanos son los ecosistemas más
complejos del planeta Tierra, incluso más que los ecosistemas terrestres
y que la atmósfera. La cantidad de variables involucradas en la salud y
dinámicas de los océanos son infinitas. No se puede predecir ni modelar
cómo se comportarían estos relaves, que se supone serían depositados en
el fondo marino, pero las corrientes, surgencias, remolinos, eventos
climáticos atmosféricos extremos, sísmicos, volcánicos, y también la
biota, siempre terminan dispersando en formas impredecibles,” comenta
Orrego.
En cambio, el ecólogo propone regular en
forma mucho más severa a la minería, e incluso limitarla, argumentando
que existe un problema con el uso de metales para actividades que no son
indispensables para la vida humana, ni para el buen estado de la
biósfera; el peor ejemplo es la industria bélica. Dado que es muy
difícil ponerle límites e incluso regular más severamente a este sector,
por su poder de lobby, mediático, etc., al menos habría que exigir que
mineras extraigan todos los metales pesados, y neutralicen los
químicos, para finalmente depositar relaves prácticamente inertes en
lugares apropiados, tales como antiguos piques mineros. Incluso podría
haber una oportunidad de negocio para las mineras al re-usar, reciclar y
extraer los elementos peligrosos.
Al respecto Orrego agrega: “En estos
momentos este planteamiento es un tanto utópico. Los pocos comentarios
más de fondo, más sistémicos que hicimos en el taller no parecieron
tener eco en los mineros y consultores. Pero neutralización de los
relaves es la única forma de no seguir degradando la biosfera. Si los 12
principales países mineros, entre ellos Chile, n esta práctica, las
cantidades involucradas son abismantes, se expresan en miles de millones
de toneladas al año. Esto le daría el golpe de gracia a los océanos,
cuna de la vida en este planeta, que ya están en estado crítico,
justamente porque se están usando como vertederos de basura, sumidero de
aguas servidas y de todo tipo de desechos industriales. Un suicidio”.
En Chile hay casos de vaciamiento de relaves al mar, en Huasco y Chañaral, con graves consecuencias de todo tipo.
Según Orrego, se quiere utilizar una vez
más a nuestro país como campo experimental, punta de lanza y modelo
para los países vecinos, dado que tenemos tanta minería y tanto mar, y
que hasta hace poco se suponía que hacíamos las cosas bien.
Observamos la presencia de Antofagasta
Minerals en el taller. Evidentemente, esta enorme empresa tiene un
interés en que se pueda viabilizar teóricamente esta práctica, porque en
Chile el territorio ya no da para más tranques de relave y la comunidad
está alerta. La minería chilena necesita una salida, y otra vez,
parece, se está considerando un atajo técnicamente más fácil y expedito,
y mucho más barato, es decir, hacer ductos y tirar relaves a los fondos
marinos. No podemos permitir que las mineras sigan enriqueciéndose a
costa de todo, de la vida y de la humanidad.
Por: Ecosistemas
junio de 2015
junio de 2015
fuente: Radio del Mar
0 comentarios:
Publicar un comentario