Este 8 de octubre se cumplen 48 años
desde que Ernesto “Che” Guevara, fuera capturado en la localidad de La
Higuera (Bolivia) por efectivos del ejército boliviano cuando este (el
“Che”) organizaba la guerrilla en dichas tierras. 48 años desde que este
fuera asesinado con nueve disparos. Sus últimas palabras, antes de
recibir la mortal descarga fueron: “apunte bien, va a matar a un
hombre”. Y efectivamente, tras la ejecución desapareció el hombre, más
no el legado de Ernesto “Che” Guevara, pues ese ha permanecido presente
en el tiempo.
Incansable revolucionario, profundamente
internacionalista, no tomó jamás descanso, y luego de ver y sentir que
su misión había concluido en Cuba, y como revolucionario del mundo que
siempre fue, continuó su labor en otras tierras.
Fue primero el Congo,en el año 1965,
tierra donde la contra revolución de Tshombé en contra del primer
gobierno independiente de dicha nación (presidido por Patrice Lumumba),
había creado una guerra civil en donde las fuerzas de liberación
nacional llevaban una lucha sostenida para sacar del poder a Tshombé y
volver a liberar a su país.
Luego, y a fines del año 1966, viaja a
La Paz, Bolivia, para de ahí poder contribuir para lo que él siempre
consideró una necesidad: que la revolución sea de carácter continental.
Eso base a un convencimiento que solamente en un proceso que involucre a
todo el continente como forma de sacudirse del imperialismo, era
posible la liberación.
Desde ese momento y hasta el 7 de
octubre, Ernesto Guevara estuvo preparando a la guerrilla en Bolivia,
apoyado por fuerzas del mismo país, un contingente de las Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Cuba, y del Ejército de Liberación Nacional,
en donde integraron militantes de distintos países (muchos de ellos
chilenos), y que cumplieron un importante rol en la retaguardia de la
guerrilla.
La falta de apoyo del Partido Comunista
de Bolivia, el avance del conocimiento de contrainsurgencia y
preparación de tropas locales para la lucha antiguerrillera por parte de
Estados Unidos, más errores de planificación, hicieron que la guerrilla
no prosperara de la forma adecuada, y que Ernesto Guevara fuese
detenido en La Higuera, cuando aun la guerrilla no podía desarrollar una
actitud ofensiva. Sin embargo, la lectura de realizar un movimiento a
nivel continental no fue para nada erróneo, y años después los
revolucionarios a lo largo del continente buscaron plasmar dicho anhelo
del Che a través de la conformación de la Junta Coordinadora
Revolucionaria en 1974.
Hoy, a 48 años de su muerte, lo que más
se destaca de Ernesto “Che” Guevara es justamente que siempre su pensar
revolucionario fue apoyado y plasmado en su acción, y no su mera imagen
como la mercantilización de su figura quiere darnos a entender. Su
visión del internacionalismo, de la necesidad del revolucionario de
hacer la revolución no son solo palabras en Ernesto Guevara, es también
la conclusión obvia de sus acciones y de su vida. Como señaló Paulo
Freire respecto a Guevara, se trataba de “La pedagogía del ejemplo”
puesta en escena.
Obsesivo en su accionar y en
sistematizar la experiencia, hacía teoría de la práxis y de la teoría
guíaba su acción. Su personalidad, sensible a cualquier injusticia
viniera de donde viniera, y su espíritu aventurero a recorrer la
realidad, los caminos, dolores y sueños de una clase que se levantaba en
todo el mundo con diferentes rostros.
Sus aportes a las tesis revolucionarias
también, tanto en lo práctico (Guerra de Guerrillas) como a lo Teórico
(Apuntes críticos a la Economía Política) se pueden resumir en estas
premisas:
1.- No siempre se debe esperar
pasivamente a las condiciones objetivas, estas pueden generarse, ahora
siempre y cuando se lea siempre la realidad y sus cambios.
2.- Los revolucionarios no solo deben
teorizar, deben practicar lo que teorizan. Filosofía de la Praxis.
Principio de lo que es una concepción Político-Militar (idea y acción)
propio de un cuadro.
3.- Una revolución es una lucha de un
pueblo y se debe utilizar todas las herramientas y métodos a su alcance.
El foco guerrillero es un principio, pero debe ser siempre una guerra
de conjunto.
4.- No se puede hacer una revolución sin
cambiar las subjetividades, es decir, sin cambiar también las
categorías que ocupamos y principios en los que basamos nuestra
construcción de sociedad.
4.- El ejemplo es el discurso de un revolucionario, no son sus palabras sino sus actos los que se impregnan en el pueblo.
En este aniversario 48 de la caída del
notable guerrillero, del Che, es que entregamos para compartir con
nuestros lectores y auditores, su diario en Bolivia, que narra sus
reflexiones de dicha guerrilla, además de relatar sus últimos días, que
como siempre, estuvieron comprometidos en la transformación de la
sociedad.
FUENTE: RVF
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