Los parlamentarios no representan al pueblo. Punto. Es algo que ha estas alturas todos deberíamos tener más que claro. Puede ser que existan algunos casos de políticos que en verdad lo hagan, que en verdad defiendan los intereses del pueblo, pero se pierden dentro de una maquinaría compacta bien pulida construida por la elite, terminando por validarla aún más, por positivas que sean sus intenciones. Una vez aceptada esta realidad, explicar el por qué mientras más años cumple el sistema parlamentario cada vez tenemos menos derechos, se hace mucho más sencillo.
Vivimos en tiempos en que, gracias a las nuevas tecnologías de comunciación, el cerco informativo de la clase dominante se ha visto ampliamente superado. Siguen siendo dueño de todos los medios de comunciación masivos, pero ya no pueden esconder las decenas de escándalos de corrupción política/empresarial, los que más allá de su origen o monto, tienen un solo común denominador. La minoría dueña del capital lleva años robándole a la mayoría. De todas las formas posibles, de todas las maneras imaginables. Son ellos los causantes de la brutal desigualdad social de nuestro país.
Ante este escenario, Miguel Amorós fue claro:” Cuando la clase dominante entra en conflicto con la democracia trata de salir mediante estados de sitio encubiertos”. Por lo que en la elite, utilizando a sus títeres en el Parlamento y la Casa de Gobierno, intentarán por todos los medios de frenar este sangramiento de dos modos: Censurar la información y aumentar el Estado Policial. O en este caso: Una Ley Mordaza y el Regreso de la Detención (de pobres) Sin Sospecha de la Dictadura.
Ambos proyectos de ley, constituyen el intento más evidente de la elite para blindarse. En tiempo donde la transparencia deberia ser total, buscan sacar adelante una Ley Mordaza para prohibir que se informe sobre los casos de corrupcion en los cuales ellos están involucrados. La detención sin siquiera sospecha es aún peor. Se trata de intimidar la disidencia. Coartar de antemano cualquier manifestación del pueblo indignado. Por que los delincuentes menores no pasarán delante de carabineros para arriesgarse a que los detengan, será utilizado por la policía para detener a todas las personas que se le ocurra protestar en contra de la “perfección” de su sistema, del cual sólo ellos reciben los beneficios.
Todo esto coronado por una serie de otras leyes que funcionan en el sentido completamente opuesto, como por ejemplo, disminuir las penas para los delitos de cuello y corbata, bajar la prescripción de los delitos políticos y proteger a los empresario con una reforma laboral que les quita aún más derechos a los trabajadores. Explicado de manera sencilla: Más mano dura para los pobres, más mano blanda para los ricos. O lo que es lo mismo. La elite se está blindando de la ira del pueblo, una olla a presión que saben que en cualquier momento va a explotar.
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