Foto: Twitter de Mauricio Macri
En su primera “cena de camaradería” como presidente llamó a esas instituciones, plagadas de represores, a ayuda a conseguir “paz y tranquilidad” para “crecer, desarrollarnos y generar empleo”.
Pavita y jamón glaseado. Paté de la maison y mix de hojas verdes. Solomillo de cerdo laqueado a la miel y chutney de manzanas. Y de postre, capuccino de maracuyá acaramelado con arándanos. Todo rodeado de generales, almirantes y brigadieres.
Anoche, pese a los atractivos aromas culinarios, en el Edificio Libertador (sede del Ministerio de Defensa) se sentía un olor rancio.
En su primera “cena de camaradería” como presidente con los altos mandos del Ejército, de la Armada y de la Fuerza Aérea, Mauricio Macri no tuvo muchas ganas de hablar. Por eso, antes de disfrutar del menú, dio un discurso de apenas siete minutos. Suficiente, de todos modos, para desplegar dos o tres conceptos básicos (muy básicos) sobre el supuesto “rol” que le cabría a las Fuerzas Armadas desde que él encabeza el gobierno.
Un rol “preponderante”
Las Fuerzas Armadas tienen que cumplir “un rol preponderante en esta nueva etapa”, dijo Macri, ya que según él “no hay más lugar para divisiones” entre esas instituciones y la sociedad. En esa línea, y como intentando encontrarles un lugar en su plan de gobierno, el presidente dijo que esas fuerzas tienen el desafío de “participar en el control de fronteras, en la lucha contra el narcotráfico y en la colaboración en situaciones de emergencias climáticas”.
En el pasaje quizás más temerario de su alocución, el presidente dijo que “los argentinos necesitamos una participación activa de las fuerzas”, ya que “para crecer, desarrollarnos y generar empleo tiene que haber paz y tranquilidad”.
Acto seguido, Macri afirmó que durante “años ha habido un problema severo en el reconocimiento salarial al trabajo” de los militares. Y por eso destacó que su gobierno empezó “a hacer la recomposición, con toda la intención de lograr un reconocimiento a los retirados”.
Huelga decir que en Argentina hay miles de retirados de las Fuerzas Armadas que aún no fueron siquiera procesados por delitos de lesa humanidad pero que participaron en secuestros, torturas, robos de niños, desapariciones y fusilamientos. A esos uniformados Macri se está encargando de “reconocer” por sus servicios prestados.
En ese marco, anoche el ministro de Defensa Julio Martínez anunció que el Estado lanzará una línea de créditos para viviendas a militares por un monto total de $ 1.400 millones.
Una “unidad” imposible
“Unir a los argentinos es un desafío que tiene que ver con dejar la confrontación y buscar la coincidencia y el diálogo”, dijo Macri ante los uniformados y parte de su gabinete ministerial. Y recordó con una sonrisa de oreja a oreja los recientes actos del Bicentenario de la Declaración de la Independencia en los que, según él, “compartimos un día de mucha alegría”.
Vale recordar que el 9 de julio, tanto en el desfile de Tucumán como en el de la Ciudad de Buenos Aires, participaron varios representantes emblemáticos de la represión consumada por la dictadura cívico-militar, como los ejecutores del Operativo Independencia y el carapintada Aldo Rico.
“Son muchas las tareas y estamos en una época de escasos recursos”, sentenció Macri. Y finalizó planteándoles a los altos mandos del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea que, “con inteligencia”, se va a encontrar “cómo modernizar, cómo evolucionar y estar a la altura de los desafíos”.
El aplauso no se hizo esperar. Desde las mesas ya servidas se agitaron las charreteras, entre cuyos poseedores sonreían sentados el jefe de Gabinete Marcos Peña, la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, la Canciller Susana Malcorra y el ya mencionado ministro Martínez.
Hoy el jefe del estado mayor conjunto, general Bari del Valle Sosa, el del Ejército, general Luis Suñer, el de la Armada, vicealmirante Marcelo Eduardo Hipólito Srur y el de la Fuerza Aérea, brigadier Enrique Amrein, volvieron a sus cuarteles con una sonrisa renovada. Es que tras años de mucho sostenimiento estatal pero pocas tareas específicas (salvo en el área de Inteligencia por parte del militar mimado de Cristina Fernández, el genocida César Milani) hoy las Fuerzas Armadas se sienten llamadas a tener un nuevo papel protagónico.
Que lo cumplan o no, dependerá de la relación de fuerzas que se configure entre las clases dominantes y el pueblo trabajador. Es decir, entre quienes fueron los máximos beneficiados con el genocidio y la clase social que cuenta con la mayor parte de las víctimas de ese proceso.
Daniel Satur
FUENTE: LID
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