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martes, 16 de septiembre de 2014

A 41 AÑOS DEL ASESINATO DE VÍCTOR JARA


Hoy se cumplen 41 años del bestial crimen cometido en el Estadio Chile, donde el cantautor fue torturado y acribillado por los militares chilenos. Lo golpearon brutalmente, le machacaron los dedos a culatazos para que no volviera a tocar la guitarra y después de jugar a la ruleta rusa con él, efectivos del ejército descargaron sus ráfagas de fusiles sobre el cuerpo del artista. En total, recibió 44 impactos de bala
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VICTOR JARA, EL ÚLTIMO VIAJE https://www.youtube.com/watch?v=iQk0UJ80oJs&list=UUjQS7xONicLhstkaGl2waNw

CHILE: HOMENAJE A VÍCTOR JARA A 41 AÑOS DE SU ASESINATO https://www.youtube.com/watch?v=n6xdPtzLf1M

CHILE: MIL GUITARRAS EN HOMENAJE A VICTOR JARAhttps://www.youtube.com/watch?v=Le0yHGo_ha4

Juan Ayala de Juana Fe, Interpretando "La bala", en homenaje a Víctor Jara 
https://www.youtube.com/watch?v=lIl5dhYvhIM&list=UUjQS7xONicLhstkaGl2waNw



El asesinato de Víctor Jara es simplemente monstruoso, uno de los más crueles de los cometidos en los días siguientes al golpe de estado, el terror estaba a cargo fundamentalmente de los efectivos del Ejército.

En su fallo de diciembre pasado, el ministro en visita Miguel Vásquez Plaza fijó el 16 de septiembre de 1973 como la fecha del homicidio de Víctor Jara en el entonces Estadio Chile, pero los detenidos que fueron trasladados al Nacional el 15 reconocieron el cadáver acribillado del artista cuando los sacaban del recinto a punta de culatazos.

Estaba en una pila de entre 30 a 40 víctimas fusiladas, todas cubiertas de polvo blanco, al parecer cal. Lo concreto es que el cuerpo de Jara fue retirado del primer campo de concentración del golpe en la madrugada del 16 y arrojado en un sitio eriazo aledaño al Cementerio Metropolitano, donde unas pobladoras lo encontraron el 18.

CANTARÍA EN ACTO TRASCENDENTAL DE ALLENDE

En la mañana del 11 de septiembre de 1973, Víctor Lidio Jara Martínez tenía planificado cantar en un acto de Salvador Allende en el campus de la Universidad Técnica del Estado (UTE), donde el Presidente pensaba llamar a un plebiscito para que el pueblo decidiera si seguía o no en el poder. El acto estaba fijado para las 12 horas.

Víctor Jara llegó a las 11 con su guitarra y los organizadores del acto de Allende le preguntaron si no sabía lo que estaba pasando. “Claro que sé, pero oí por la radio Magallanes que había que ir a sus puestos de trabajo. Bueno, yo trabajo acá y acá estoy”, respondió el cantautor, que también era director teatral de la UTE. Tenía 40 años.

Tras el toque de queda de las 2 de la tarde, cerca de 600 académicos, estudiantes y funcionarios –incluido Jara-decidieron quedarse. En la madrugada del 12, los militares asaltaron a balazos la UTE y a punta de metralletas sacaron del campus a los detenidos. Los subieron a golpes a buses de la locomoción colectiva y los llevaron al Estadio Chile.

LO RECONOCIERON Y SE ENSAÑARON CON ÉL

De acuerdo a un artículo publicado por un medio nacional, sobre la base de los expedientes del caso, un oficial de lentes oscuros y en tenida de guerra, cara pintada, metralleta terciada, granadas colgando en su pecho, pistola y cuchillo corvo en el cinturón, reconoció al cantante popular y se ensañó con él. Lo llamaban “El Príncipe” por sus ademanes soberbios.

Según el relato del abogado Boris Navia, también detenido, el oficial que lo reconoció “lo golpeaba una y otra vez. En el cuerpo, la cabeza, descargando con furia las patadas. Casi le estalla un ojo. Nunca olvidaré el ruido de esa bota en las costillas. Víctor sonreía. Él siempre sonreía, tenía un rostro sonriente, y eso descomponía al facho. De repente, el ofi¬cial desenfundó la pistola. Pensé que lo iba a matar. Siguió golpeándolo con el cañón del arma. Le rompió la cabeza y el rostro de Víctor quedó cubierto por la sangre que bajaba desde su frente”.

Otro de los detenidos, el periodista Sergio Gutiérrez, contó que el artista “tenía numerosos hematomas en los pómulos, se notaba pálido, muy débil. Su mirada estaba perdida”. Apenas pudo reconocerlo, lo saludó y le preguntó cómo estaba, a lo que Víctor Jara le respondió: “Mira mis manos… mira mis manos… me las machacaron para que nunca volviera a tocar la guitarra…”.

Gutiérrez recordó que “sus manos, esas milagrosas manos cuyos dedos deleitaban a millares de trabajadores e intelectuales al pulsar las cuerdas de la guitarra para acompañar sus canciones de protesta y esperanza, ya no eran tales. Estaban hinchadas y parecían tener un solo dedo, gordo y recubierto de sangre. Las pocas uñas que le quedaban estaban negras en su totalidad. Eran las manos más golpeadas que había visto en mi vida”.

ÚLTIMOS MOMENTOS ANTES DE SER ACRIBILLADO

Cuando Víctor Jara se encontraba en una celda recibiendo ánimo de los otros detenidos, repentinamente llegaron dos soldados que lo arrastraron violentamente hasta un sector alto del Estadio, donde comenzó una nueva golpiza más brutal que las anteriores, a culatazos. El oficial apodado “El Príncipe” había recibido la visita de unos oficiales de la Armada.

El abogado Navia recordó que “desde lejos vemos cómo uno de ellos comienza a insultar a Víctor, le grita histérico y le da golpes de puño. La tranquili¬dad que emana de los ojos de Víctor descompone a sus cancerberos. Los soldados reciben orden de golpearlo y comienzan con furia a descargar las culatas de sus fusiles en el cuerpo de Víctor. Dos veces alcanza a levantarse, herido, ensangrentado. Luego no vuelve a levantarse”. Es la última vez que ven con vida al cantante popular.

José Paredes, ex conscripto procesado en 2009 como integrante del grupo de militares que fusiló al cantautor, declaró que “cuando fueron trasladados alrededor de 15 detenidos a un camarín del subterráneo, entre ellos Víctor Jara y Litre Quiroga (ex director de Gendarmería), detrás de ellos llegó el teniente Nelson Haase y un subteniente a cargo de los conscriptos”. El subteniente comenzó a jugar a la ruleta rusa con su revólver apoyado en la sien del cantautor, hasta que salió el primer tiro mortal que impactó en la cabeza del cantautor.

El ex conscripto, ya fallecido, añadió que el cuerpo de Víctor Jara cayó al suelo de costado y comenzó a convul¬sionar. Enseguida el subteniente ordenó a los conscriptos que se encontra-ban en el lugar que descargaran ráfagas de fusiles en el cuerpo del artista. En total, recibió 44 impactos de bala.




FUENTE: Prensa opal chile 

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