Antofagasta, hoy es abandonada por sus gobernantes, y no a su suerte, sino a los brazos de la voraz avaricia, que sin ningún miramiento con sus habitantes sigue sin reconocer los gritos de ayuda para sanar a sus niños contaminados con arsénico y plomo. Este pecado capital sin control de los grupos económicos, especialmente del Grupo Luksic, hoy clava una puñalada cobarde con el galpón de acopio de concentrados de cobre en el Puerto de Antofagasta, una puñalada en el corazón de la ciudad y de los habitantes que hoy suman a su sudor y esfuerzo, el sacrifico como un cimiento mas a su imperio económico.
La decepción ha calado hondo entre todos quienes confiamos en que la institucionalidad del Estado de Chile pondría la salud de las personas por sobre cualquier tipo de interés, y hemos chocado de frente contra la cruda realidad de nuestro país: los intereses económicos son los intereses políticos y viceversa. Basta ver la forma grosera en que los ejecutivos desfilan por la puerta giratoria entre la empresa privada y el Estado, difuminando hasta hacer desaparecer la línea que divide a ambos al punto en que ya no sabes quien trabaja para quien.
La decisión de la Superintendencia de Medioambiente de aceptar el Programa de Cumplimiento presentado por ATI S.A., es un fuerte espaldarazo a la empresa privada y una bofetada a los ciudadanos de Antofagasta, especialmente a los padres y apoderados de los establecimientos educacionales donde estudian los pequeños contaminados con metales pesados en su sangre y que viven en las cercanías del Puerto de Antofagasta. La indignación esta creciendo a niveles insoportables, ningún antofagastino cree en sus autoridades, y el gobierno central queda de mentiroso y cómplice de este desastre sanitario y ambiental.
Es impresentable, que en medio de las denuncias ciudadanas en contra de ATI S.A., la formulación de cargos contra la misma empresa y las constantes críticas a las operaciones portuarias quien lleve adelante el proceso sancionatorio sea un Superintendente con un alto nivel de cercanía con los empresarios cuestionados por los movimientos sociales de la Segunda Región y del país, aumentando la probabilidad de generarse un tráfico de influencias que termine beneficiando a las empresas por sobre la ciudadanía.
Ante el presente escenario, el Superintendente de Medioambiente, Cristian Franz, debe dar un paso al lado y renunciar a su cargo ante la evidencia que presentan los medios de comunicación nacionales, donde relacionan directamente sus actividades privadas de asesorías, con las operaciones mineras y económicas de quien es sindicado como el mayor responsable de los actuales negocios contaminantes en Antofagasta, el grupo empresarial Luksic.
Esta flagrante falta de respeto contra los antofagastinos, no es un caso aislado ni mucho menos, es la actitud histórica y constante de un Estado centralista que trata a Antofagasta como el patio trasero de un gran y lucrativo emprendimiento neoliberal llamado Chile, donde los derechos básicos de las personas como la salud, la vivienda y un medioambiente limpio se transan en las bolsas de valores con millonarios negocios financiados incluso con la billetera de millones de chilenos a través de las AFP. Esta vez, eso si, la falta de respecto contra nuestra ciudad y nuestros pobladores por parte del Gobierno, es temeraria y las consecuencias no se harán esperar.
Estamos frente a un enemigo a primera vista todopoderoso, vemos como el poder fáctico oculto entre las sombras hace y deshace con la complicidad de nuestros políticos destruyendo todo a su paso incluyendo paisajes, recursos naturales y vidas humanas. Pero no se deje engañar, el asqueroso “Caso Penta” y el impúdico caso de la “Nuera de la Presidenta” son botones de muestra de esta realidad, pero al mismo tiempo los puntos débiles de nuestros enemigos.
Al parecer los empresarios chilenos tiene “Chipe Libre” para actuar en sus negocios donde la máxima rentabilidad incluye también la vida de las personas a cambio. Nos alzaremos contra las empresas que contaminan el medioambiente, que ensucian la política, que corrompen las bases de nuestra institucionalidad, pelearemos con todas nuestras fuerzas, porque llevamos el puño de la razón en nuestro cometido, por que de ser diez hombres y mujeres, ahora somos cientos, porque pronto seremos miles y porque cuando ya no aguantemos mas de bajezas, seremos millones, en las calles o en las urnas, y en ese momento, el gran empresariado arrogante, despreciable y corrupto de este país tendrá puesta la campana y el “Chipe Libre” tendrá su gran final
0 comentarios:
Publicar un comentario