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miércoles, 24 de febrero de 2016

BRASIL Los trabajadores y la juventud pueden dar una respuesta a la crisis política y los ajustes


El comienzo de 2016 ya muestra lo que el gobierno y las patronales reservan a los trabajadores y la juventud. Mientras en “las alturas” sectores de la derecha quieren imponer un impeachment para implementar un plan de ajustes más duro, Dilma logra mantenerse en el gobierno y responde a esta presión aumentando sus ataques.


El escenario de fondo de todo esto, además de los despidos, es el verdadero caos de la salud pública y la expansión del Zika virus, además de los recortes en educación, transporte, salarios y derechos. A su vez, las amenazas de privatización de las empresas estatales son cada vez más fuertes.
Para que los trabajadores no acepten que la crisis sea descargada sobre sus espaldas es necesario retomar las experiencias de resistencia más avanzadas. Sin duda, los estudiantes secundarios de San Pablo mostraron un camino que podría se seguido y generalizado a nivel nacional, no solo en defensa de la educación sino contra el plan de ajustes del gobierno de Dilma, y así poder avanzar sobre los grandes problemas del país.
La espontaneidad de la lucha de los estudiantes, una expresión de las jornadas de junio de 2013, fue el cuestionamiento más profundo que surgió a nivel de masas de forma independiente del PT y también de la oposición de derecha, el PSDB.
Nuevas luchas comienzan a surgir mostrando que se avanza en la resistencia obrera. Los obreros de la fábrica de MABE de Campinas y Hortolândia ocuparon sus fábricas contra el cierre y los despidos; en San Pablo los obreros de Mecano Fabril están en huelga y las tercerizadas de la empresa Higilimp, que quebró, se organizaron con piquetes y actos en la calle para garantizar sus derechos. Estas son algunas de las primeras luchas obreras del año que pueden estar anticipando la necesidad de que el movimiento obrero se movilice a pesar de la burocracia sindical, para defender sus empleos y derechos.
La unidad entre la explosiva juventud con los trabajadores es un camino decisivo para vencer.

Construir un movimiento nacional contra los ajustes

El Movimiento Revolucionario de Trabajadores (MRT), que impulsaEsquerda Diário, llegando a centenas de miles por Internet, que también cuenta con una versión impresa, viene desde el año pasado defendiendo la necesidad de construir un fuerte movimiento nacional contra los ajustes, articulando los sindicatos de la izquierda opositora al gobierno y la exigencia a las centrales sindicales que hoy actúan como brazo derecho del gobierno y solo se preocupan en defender a Dilma, Lula y sus privilegios y no a los trabajadores.
Como parte de la Central Sindical Popular (CSP-Conlutas), consideramos fundamental que esta encabece los principales procesos de resistencia. Lamentablemente el PSTU, dirección mayoritaria de la CSP-Conlutas, que también es parte de la dirección del Sindicato de los Metalúrgicos de San Jose dos Campos, está dejando pasar sin lucha el despido de 517 obreros de la General Motors (GM). En 2012 la fábrica contaba con 7500 trabajadores y ahora son 4700, en este proceso los trabajadores mostraron la disposición a luchar pero faltó una dirección decidida.
La ocupación de la empresa MABE en Campinas y Hortolândia plantean la urgencia de una acción coordinada que pueda ser un paso decisivo para crear un movimiento nacional contra los ajustes, articulando a las organizaciones estudiantiles y obreras en solidaridad, transformándose en un ejemplo nacional para enfrentar, con los métodos de la clase obrera, los ajustes del gobierno de Dilma y los patrones. A partir de esta lucha, debemos hacer lo mismo con las que surjan, uniendo y coordinando la resistencia a los despidos.
La Juventude Às Ruas, impulsada por el MRT, a partir de las organizaciones de la que es parte junto a centenas de estudiantes independientes, está luchando para construir una nueva juventud revolucionaria al servicio de esta perspectiva. Buscamos el camino de la lucha de clases, y no del sindicalismo rutinario del PSTU ni el electoralismo del PSOL, que es incapaz de poner sus fuerzas como partido en una lucha obrera y sí en unificarse con la burocracia de la CUT y la CTB en el Frente Pueblo Sin Miedo.
Debemos luchar contra los despidos, contra el Plan de Protección al Empleo (que protege en realidad a los patrones) y contra la precarización y tercerización del trabajo, todas diferentes formas de descargar la crisis sobre nuestras espaldas.
Es el momento de que los sectores de izquierda como el PSOL y el PSTU reviertan esta política de pasividad frente a los ajustes y la izquierda ponga todas sus fuerzas, desde la central CSP-Conlutas, la Intersindical o los parlamentarios del PSOL y sus respectivas militancias, para rodear de solidaridad al conflicto de MABE y otras luchas obreras.
Este movimiento debe ser articulado en base a la resistencia a los ataques capitalistas, exigiendo a la burocracia sindical de la CUT, de la CTB, Força Sindical, que abandonen su completa parálisis y convoquen a un plan de lucha unificado en todo el país.

Por una respuesta independiente de los trabajadores a la crisis política

Los trabajadores y la juventud no pueden aceptar la división de tareas que los sindicatos y entidades estudiantiles burocráticas quieren imponer: que luchemos solo por salarios y derechos y no busquemos una respuesta de fondo a los grandes problemas políticos del país. Es necesario rechazar cualquier salida por derecha, como el impeachment de Dilma, que reaccionarios como Eduardo Cunha y los políticos del PSDB quieren implementar, al mismo tiempo que se hace necesario enfrentar al gobierno de Dilma y sus ajustes, con un programa que cuestione esta democracia para los ricos y sus privilegios.
Que la población pueda decidir la permanencia o no de los políticos electos a través de la revocabilidad de los mandatos y que todos los políticos, funcionarios de alto escalafón y jueces ganen los mismo que un maestro. Para avanzar en estas demandas, será necesario luchar por una nueva Constitución diferente a la de 1988, que fue tutelada por los militares de la dictadura, que sea impuesta por la fuerza de la movilización y que avance en encarar los grandes problemas de Brasil, desde la necesaria estatización de Petrobras y de Vale Rio Doce, bajo control de los trabajadores, pasando por la legalización del derecho al aborto hasta imponer por ejemplo, el no pago de la deuda pública para que ese dinero sea utilizando en planes de obras públicas y en un sistema único de salud estatal.
Invitamos a los lectores de Esquerda Diário, a los jóvenes que están actuando con la Juventude Às Ruas, las compañeras mujeres que acompañan Pão e Rosas y a todos los trabajadores que actúan en agrupaciones con el Movimiento Nuestra Clase y el MRT a debatir estas opiniones en sus lugares de trabajo y estudio y a organizarse y luchar con estas ideas.

Diana Assunção

San Pablo

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