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40 años - Lectura sobre el golpe de Estado de 1973
Introducción
Este conjunto de artículos fueron elaborados con la intención de publicarlos en la coyuntura de los 40 años del golpe de estado en Chile, durante Septiembre / Octubre del año 2013, sin embargo, distintas situaciones de orden anecdótico impidieron que este conjunto saliera al público. Sin embargo lo anterior, la situación que vive hoy día el pueblo Venezolano y en particular el proletariado y sectores populares de carácter revolucionario, con el evidente intento de imprimir el carácter de golpe de estado a las movilizaciones que se desarrollan actualmente, promovidas por la Burguesía Local y por el Imperialismo, apoyados por todas las burguesías latinoamericanas y sus medios de prensa nos han impulsado a publicar estos artículos que nos parecen de interés para quienes revisan hoy desde la óptica de la lucha de clases y del marxismo revolucionario, la grave crisis política de Venezuela.
Es importante aclarar, que en mi opinión, la defensa acrítica del gobierno venezolano es un completo error, puesto que en el proceso de lucha de clases, tanto en Venezuela, como en otras situaciones históricas de características similares, los gobiernos burgueses (por más progresistas o "revolucionarios" que estos parezcan), siempre han cumplido un rol restaurador del régimen de la burguesía y de la reacción, ya sea por acción o por omisión, no existen excepciones, desde el gobierno provisional que asumió el poder en Rusia, luego de la revolución de Febrero de 1917, pasando por el gobierno de la UP en Chile que asumió en el año 1971, por victoria electoral, y así mismo el gobierno de Venezuela con sus 14 o 15 años de "socialismo" del siglo XXI.
Las lecciones históricas están dadas, el paso del capitalismo hacia el verdadero socialismo, aquel en donde, y debemos señalarlo sin pudor, el proletariado ejercerá una dictadura feroz en contra de sus adversarios históricos y de clase, no será jamás en forma pacífica, no será tampoco jamás desarrollada en un país aislado sin la intervención de el o los imperialismos vigentes. Será una lucha dura, cruenta y larga, mientras no se produzca una derrota estratégica y definitiva del capitalismo a nivel mundial.
Es por esto que observamos con preocupación la intervención burguesa e imperial en Venezuela, que debemos señalarlo claramente, no es sorpresa, y que esperamos que la iniciativa revolucionaria del proletariado venezolano sepa sortear ejerciendo el verdadero poder de la clase más revolucionaria de la historia, superando las pusilánimes conducciones reformistas y en definitiva derribando por la izquierda la pantomima de socialismo que hasta ahora se ha construido.
Primera Parte: Proyectos
en disputa en el campo popular
El
11 de septiembre de 1973, se cierra un periodo político de amplia
disputa entre las clases que en ese momento componían la sociedad de
este país. En el ámbito de la burguesía se pueden distinguir dos
segmentos, la burguesía “financiera” y comercial, aliada del
imperialismo y la burguesía industrial de carácter manufacturera,
precaria y sometida siempre a los designios del imperialismo y sus
cohortes nacionales, sin proyecto propio. Además, también dentro
del ámbito del dominio de la burguesía una amplia pequeño
burguesía compuesta por multiplicidad de segmentos de la población:
empleados fiscales, gremios profesionales, pequeños comerciantes,
transportistas y campesinos, cuya máxima característica es su apego
a la legalidad, su fe democrática y ciudadana, su tradición
republicana y otra serie de mitos infundidos por la burguesía.
Finalmente la existencia de un proletariado urbano y rural, en
estrecha asociación con el campesinado más pobre y con el
campesinado pobre indígena, es decir los Mapuche.
Al
referirnos al campo popular, hablaremos de aquel conjunto de clases
de la formación económica y social que excluye a la burguesía, es
decir, será por tanto la suma de sectores que agrupa a la pequeño
burguesía, al proletariado y al campesinado pobre. Y cuando hablamos
de los proyectos en disputa, nos referimos a todos aquellos proyectos
que excluyen al proyecto explícito de la burguesía, dado que se
encontraba en crisis de conducción y no tenía una salida política
clara, o proyecto claro que condujera y hegemonizara los destinos del
país.
Sin
embargo lo anterior, los proyectos en disputa en el periodo 70-73 son
básicamente cuatro, el primero, representado en las elecciones del
'70 por Alessandri, de representación de la oligarquía, aislado y
sin un proyecto distinto al del libre mercado, combinado con aspectos
propios del conservadurismo criollo más rancio y reaccionario.
Luego, tenemos dos proyectos burgueses, que son en esencia lo mismo,
representados en Tomic con la Revolución en Libertad, es decir la
DC, que podríamos decir ante el avance de la lucha de clases, la
burguesía se disfraza de progresista e intenta cooptar las consignas
y programas del reformismo para controlar los cambios, morigerarlos y
hacerlos insignificantes. En segundo lugar, el programa de la UP,
representada por Allende, el PC, el PS, la IC y el MAPU que era
prácticamente idéntico al anterior, y que proponía la vía chilena
al socialismo, por cauce pacíficos, legal y electoral. El último
proyecto en disputa en el periodo pre-revolucionario del 70-73, fue
el de la izquierda revolucionaria que propugnaba la toma del poder
político para la construcción del socialismo a través de la
fuerza, de los trabajadores y el pueblo organizados. Este proyecto y
su estrategia está principalmente representada por el MIR, y un
segmento del PS, el MIR tenía la estrategia de guerra del pueblo.
La
lucha de clases y las condiciones internacionales de crisis,
agudizaron las contradicciones al interior del país, desgastando la
legitimidad y condiciones de conducción política de la derecha más
tradicional; en lógica de dominación hegemónica, lo que se
comienza producir es un resquebrajamiento en la hegemonía ideológica
de la dominación a gran escala, la propia lucha y organización de
los trabajadores y el pueblo comienza a despejar la cortina, la
neblina que significa la dominación capitalista, y los explotados
empiezan a comprender tímidamente sus verdaderos intereses y a
luchar por estos. De esta forma, al igual que hoy, la representación
burguesa de la oligarquía más rancia, pierde capacidad de
conducción política y comienza a ser sobrepasada por quienes tienen
a su haber la representación política de las más amplias masas,
que se ubican un grado más a la izquierda, la DC, el PS, el PC,
entre otros; ellos recogen las banderas levantadas por el proceso de
lucha, morigerando en mayor o menor grado, las profundas
consecuencias políticas, y sobretodo desvirtuando ese proceso con
una visión plenamente burguesa de las transformaciones. En este
sentido, tanto DCs como UPs, plantean un proceso transformador que
respeta la propiedad privada, que respeta la legalidad; en el caso
particular del PC, este se plantea la existencia de una burguesía
nacional aliada del proletariado y enemiga del imperialismo; que
pueden dar sustento y piso político a un proceso de transformación
nacionalizador de recursos naturales y de características
desarrollistas e industrializadoras.
Como
vemos, en el caso de la UP, y del PC en particular lo que se plantea
es un proyecto de revolución democrática y burguesa, con elementos
propios de un país en condiciones de dominación política y
económica del imperialismo, es decir, el esquema típico de
liberación nacional sin el componente militar. Por lo tanto,
relegando las tareas de la revolución socialista para un futuro
indefinido. Complementario con esto, las tareas democráticas
incluyen el desarrollo industrializador del país, a partir primero
de la nacionalización de los recursos naturales, como eje del
desarrollo nacional. Esto supone condiciones de dominación y
sojuzgamiento de la burguesía nacional, explotada por el
imperialismo, de forma tal que, podría ser convocada a un proyecto
liberador, de forma tal de construir un país soberano, libre y
desarrollado.
Cualesquiera
sean las razones y fundamentos para este proyecto, la realidad y los
hechos demostraron trágicamente que dicha burguesía nacional no
existía, al menos en la forma en la cual el reformismo la describía,
y los sucesos demostraron que la burguesía “nacional”, era
absolutamente pro-imperialista, y que no tenía el más mínimo
interés en construir un proyecto nacional emancipador del
imperialismo y menos desarrollista, en el sentido industrializador.
Podríamos considerar incluso que dicha intención burguesa existía
realmente, sin embargo en el desarrollo de la lucha y las
contradicciones de clase interburguesas, en la agudización del
conflicto y ante la eventualidad de una revolución de carácter
socialista, dicha porción de la burguesía perdió rápidamente su
condición o interés nacional y abandonó su proyecto emancipador,
si es que alguna vez lo tuvo. Este punto es importante destacarlo, ya
que en la historia no existen solo blancos y negros, y siempre hay
matices, por tanto, en la medida en que el desarrollo de las
contradicciones de clase se agudizan y en que la correlación de
fuerzas se mueve significativamente a favor de los sectores
populares, a la burguesía en conjunto se le erizan las pelambres y
se atrincheran a la sombra y protección del papá imperial,
abandonando cualquier atisbo de proyecto nacional desarrollista.
Sin
embargo, y he aquí que la historia de esta época se hace más
trágica, el esfuerzo transformador hegemónico, como ya lo hemos
planteado, estaba fundamentado en una concepción totalmente burguesa
de la realidad, por un lado, y por el otro en una visión de carácter
idealista. Cuando hablamos del “esfuerzo transformador hegemónico”,
nos referimos ciertamente al programa de la UP, a la “vía chilena
al socialismo”, un programa y políticas en esencia pequeñoburgués
e idealista puesto que basa su política en un diagnóstico
incorrecto, es decir, asume la existencia de una burguesía nacional,
con proyecto de desarrollo, emancipadora en relación al
imperialismo, que puede constituirse en aliada del proletariado en el
desarrollo de las tareas democráticas. Cuyo fundamento ideológico
no pasa del idealismo pequeño burgués al suponer que con el solo y
único hecho de contar con las mayorías populares en el parlamento y
con dichas mayorías expresadas en el control del gobierno, sería
suficiente para desarrollar y concretar un proyecto emancipador,
craso error. Resulta que toda esta parafernalia democrática y
legalista, tiene un fundamento teórico esencial, y este es, la
negación de la lucha de clases, la negación del enfrentamiento
histórico que significa la lucha de clases, y por lo tanto la
negación misma de la existencia de clases sociales antagónicas. De
esta forma, la UP, Salvador Allende y sus colaboradores, en gran
medida utilizan un lenguaje “revolucionario”, hablan incluso de
lucha de clases, sin embargo lo realizan en un sentido puramente
retórico, puesto que en la práctica actúan en sentido contrario,
intentan suavizar el enfrentamiento, contener la organización y
autonomía de los trabajadores proletarios, y finalmente abren
flancos decisivos para la contra ofensiva burguesa.
En
resumen, los proyectos principales que se enfrentan en el periodo
70-73, son dos, el proyecto de la “vía chilena al socialismo”,
de carácter utópico y fantasioso, en esencia concebido bajo el
amparo ideológico de la pequeño burguesía; y que capitula
trágicamente como proyecto al negarse a tomar iniciativa hacia la
toma del poder, por su obsesión malsana, incluso mitológica por la
legalidad burguesa y por el respeto a las instituciones. El segundo
proyecto en disputa de significancia es el proyecto de los sectores
revolucionarios, que a la postre fue derrotado política y
militarmente, más no capituló. Este proyecto, que se planteaba la
lucha por el socialismo a través de todas las formas de lucha,
legales e ilegales, fue incapaz de madurar lo suficiente para ganar
conducción al proyecto reformista, no fue capaz de desarrollar
iniciativas tácticas en los momentos clave que le permitieran
desembarazarse del peso de la conducción reformista para construir
camino propio, fue incapaz de salir de su táctica insurreccional
defensiva; puesto que también infundido de algún grado de confianza
hacia el proyecto reformista; subordinó la propia iniciativa a la
pusilánime inacción del gobierno popular que no fue capaz de
defenderse así mismo, de convocar a las masas a la guerra civil
abierta en defensa de sus verdaderos intereses; en ese sentido y
humildemente intentamos reflexionar sobre esto, el proyecto de la
izquierda revolucionaria, tampoco maduró ideológicamente lo
suficiente como para desembarazarse en el momento decisivo del
proyecto pequeñoburgués y de su conducción para tomar la
iniciativa y provocar un cambio en la situación de retroceso y
repliegue del movimiento de masas de los últimos meses del ’73.
Tercera Parte: ¿Que significó el golpe de estado del 11 de septiembre de 1973?
Cuarta Parte: La ilusión reformista y las debilidades de la izquierda revolucionaria
Aquiles Torres Cuarta Parte: La ilusión reformista y las debilidades de la izquierda revolucionaria
1 comentarios:
Lo espurio de una historia lineal y gradualista. La UP y la transformación del cambio cuantitativo en diferencia cualitativa:
http://marxsimoanticapitalista.blogspot.com/2014/01/lo-espurio-de-una-historia-lineal-y.html
La Unidad Popular chilena y lo regional-internacional:
http://marxsimoanticapitalista.blogspot.com/2013/10/la-unidad-popular-chilena-y-lo-regional.html
El Chile de Allende. La economía política del ascenso y caída de la Unidad Popular (Stefan de Vylder, 1974)
http://marxsimoanticapitalista.blogspot.com/2013/06/el-chile-de-allende-la-economia.html
atte
msm
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