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domingo, 16 de febrero de 2014

Documento 40 años - Parte I: Lectura sobre el golpe de Estado de 1973


Documento 40 años - Lectura sobre el golpe de Estado de 1973

Introducción
Este conjunto de artículos fueron elaborados con la intención de publicarlos en la coyuntura de los 40 años del golpe de estado en Chile, durante Septiembre / Octubre del año 2013, sin embargo, distintas situaciones de orden anecdótico impidieron que este conjunto saliera al público. Sin embargo lo anterior, la situación que vive hoy día el pueblo Venezolano y en particular el proletariado y sectores populares de carácter revolucionario, con el evidente intento de imprimir el carácter de golpe de estado a las movilizaciones que se desarrollan actualmente, promovidas por la Burguesía Local y por el Imperialismo, apoyados por todas las burguesías latinoamericanas y sus medios de prensa nos han impulsado a publicar estos artículos que nos parecen de interés para quienes revisan hoy desde la óptica de la lucha de clases y del marxismo revolucionario, la grave crisis política de Venezuela. 
Es importante aclarar, que en mi opinión, la defensa acrítica del gobierno venezolano es un completo error, puesto que en el proceso de lucha de clases, tanto en Venezuela, como en otras situaciones históricas de características similares, los gobiernos burgueses (por más progresistas o "revolucionarios" que estos parezcan), siempre han cumplido un rol restaurador del régimen de la burguesía y de la reacción, ya sea por acción o por omisión, no existen excepciones, desde el gobierno provisional que asumió el poder en Rusia, luego de la revolución de Febrero de 1917, pasando por el gobierno de la UP en Chile que asumió en el año 1971, por victoria electoral, y así mismo el gobierno de Venezuela con sus 14 o 15 años de "socialismo" del siglo XXI.
Las lecciones históricas están dadas, el paso del capitalismo hacia el verdadero socialismo, aquel en donde, y debemos señalarlo sin pudor, el proletariado ejercerá una dictadura feroz en contra de sus adversarios históricos y de clase, no será jamás en forma pacífica, no será tampoco jamás desarrollada en un país aislado sin la intervención de el o los imperialismos vigentes. Será una lucha dura, cruenta y larga, mientras no se produzca una derrota estratégica y definitiva del capitalismo a nivel mundial.
 Es por esto que observamos con preocupación la intervención burguesa e imperial en Venezuela, que debemos señalarlo claramente, no es sorpresa, y que esperamos que la iniciativa revolucionaria del proletariado venezolano sepa sortear ejerciendo el verdadero poder de la clase más revolucionaria de la historia, superando las pusilánimes conducciones reformistas y en definitiva derribando por la izquierda la pantomima de socialismo que hasta ahora se ha construido.

Primera Parte:  Proyectos en disputa en el campo popular
El 11 de septiembre de 1973, se cierra un periodo político de amplia disputa entre las clases que en ese momento componían la sociedad de este país. En el ámbito de la burguesía se pueden distinguir dos segmentos, la burguesía “financiera” y comercial, aliada del imperialismo y la burguesía industrial de carácter manufacturera, precaria y sometida siempre a los designios del imperialismo y sus cohortes nacionales, sin proyecto propio. Además, también dentro del ámbito del dominio de la burguesía una amplia pequeño burguesía compuesta por multiplicidad de segmentos de la población: empleados fiscales, gremios profesionales, pequeños comerciantes, transportistas y campesinos, cuya máxima característica es su apego a la legalidad, su fe democrática y ciudadana, su tradición republicana y otra serie de mitos infundidos por la burguesía. Finalmente la existencia de un proletariado urbano y rural, en estrecha asociación con el campesinado más pobre y con el campesinado pobre indígena, es decir los Mapuche.
Al referirnos al campo popular, hablaremos de aquel conjunto de clases de la formación económica y social que excluye a la burguesía, es decir, será por tanto la suma de sectores que agrupa a la pequeño burguesía, al proletariado y al campesinado pobre. Y cuando hablamos de los proyectos en disputa, nos referimos a todos aquellos proyectos que excluyen al proyecto explícito de la burguesía, dado que se encontraba en crisis de conducción y no tenía una salida política clara, o proyecto claro que condujera y hegemonizara los destinos del país.
Sin embargo lo anterior, los proyectos en disputa en el periodo 70-73 son básicamente cuatro, el primero, representado en las elecciones del '70 por Alessandri, de representación de la oligarquía, aislado y sin un proyecto distinto al del libre mercado, combinado con aspectos propios del conservadurismo criollo más rancio y reaccionario. Luego, tenemos dos proyectos burgueses, que son en esencia lo mismo, representados en Tomic con la Revolución en Libertad, es decir la DC, que podríamos decir ante el avance de la lucha de clases, la burguesía se disfraza de progresista e intenta cooptar las consignas y programas del reformismo para controlar los cambios, morigerarlos y hacerlos insignificantes. En segundo lugar, el programa de la UP, representada por Allende, el PC, el PS, la IC y el MAPU que era prácticamente idéntico al anterior, y que proponía la vía chilena al socialismo, por cauce pacíficos, legal y electoral. El último proyecto en disputa en el periodo pre-revolucionario del 70-73, fue el de la izquierda revolucionaria que propugnaba la toma del poder político para la construcción del socialismo a través de la fuerza, de los trabajadores y el pueblo organizados. Este proyecto y su estrategia está principalmente representada por el MIR, y un segmento del PS, el MIR tenía la estrategia de guerra del pueblo.
La lucha de clases y las condiciones internacionales de crisis, agudizaron las contradicciones al interior del país, desgastando la legitimidad y condiciones de conducción política de la derecha más tradicional; en lógica de dominación hegemónica, lo que se comienza producir es un resquebrajamiento en la hegemonía ideológica de la dominación a gran escala, la propia lucha y organización de los trabajadores y el pueblo comienza a despejar la cortina, la neblina que significa la dominación capitalista, y los explotados empiezan a comprender tímidamente sus verdaderos intereses y a luchar por estos. De esta forma, al igual que hoy, la representación burguesa de la oligarquía más rancia, pierde capacidad de conducción política y comienza a ser sobrepasada por quienes tienen a su haber la representación política de las más amplias masas, que se ubican un grado más a la izquierda, la DC, el PS, el PC, entre otros; ellos recogen las banderas levantadas por el proceso de lucha, morigerando en mayor o menor grado, las profundas consecuencias políticas, y sobretodo desvirtuando ese proceso con una visión plenamente burguesa de las transformaciones. En este sentido, tanto DCs como UPs, plantean un proceso transformador que respeta la propiedad privada, que respeta la legalidad; en el caso particular del PC, este se plantea la existencia de una burguesía nacional aliada del proletariado y enemiga del imperialismo; que pueden dar sustento y piso político a un proceso de transformación nacionalizador de recursos naturales y de características desarrollistas e industrializadoras.
Como vemos, en el caso de la UP, y del PC en particular lo que se plantea es un proyecto de revolución democrática y burguesa, con elementos propios de un país en condiciones de dominación política y económica del imperialismo, es decir, el esquema típico de liberación nacional sin el componente militar. Por lo tanto, relegando las tareas de la revolución socialista para un futuro indefinido. Complementario con esto, las tareas democráticas incluyen el desarrollo industrializador del país, a partir primero de la nacionalización de los recursos naturales, como eje del desarrollo nacional. Esto supone condiciones de dominación y sojuzgamiento de la burguesía nacional, explotada por el imperialismo, de forma tal que, podría ser convocada a un proyecto liberador, de forma tal de construir un país soberano, libre y desarrollado.
Cualesquiera sean las razones y fundamentos para este proyecto, la realidad y los hechos demostraron trágicamente que dicha burguesía nacional no existía, al menos en la forma en la cual el reformismo la describía, y los sucesos demostraron que la burguesía “nacional”, era absolutamente pro-imperialista, y que no tenía el más mínimo interés en construir un proyecto nacional emancipador del imperialismo y menos desarrollista, en el sentido industrializador. Podríamos considerar incluso que dicha intención burguesa existía realmente, sin embargo en el desarrollo de la lucha y las contradicciones de clase interburguesas, en la agudización del conflicto y ante la eventualidad de una revolución de carácter socialista, dicha porción de la burguesía perdió rápidamente su condición o interés nacional y abandonó su proyecto emancipador, si es que alguna vez lo tuvo. Este punto es importante destacarlo, ya que en la historia no existen solo blancos y negros, y siempre hay matices, por tanto, en la medida en que el desarrollo de las contradicciones de clase se agudizan y en que la correlación de fuerzas se mueve significativamente a favor de los sectores populares, a la burguesía en conjunto se le erizan las pelambres y se atrincheran a la sombra y protección del papá imperial, abandonando cualquier atisbo de proyecto nacional desarrollista.
Sin embargo, y he aquí que la historia de esta época se hace más trágica, el esfuerzo transformador hegemónico, como ya lo hemos planteado, estaba fundamentado en una concepción totalmente burguesa de la realidad, por un lado, y por el otro en una visión de carácter idealista. Cuando hablamos del “esfuerzo transformador hegemónico”, nos referimos ciertamente al programa de la UP, a la “vía chilena al socialismo”, un programa y políticas en esencia pequeñoburgués e idealista puesto que basa su política en un diagnóstico incorrecto, es decir, asume la existencia de una burguesía nacional, con proyecto de desarrollo, emancipadora en relación al imperialismo, que puede constituirse en aliada del proletariado en el desarrollo de las tareas democráticas. Cuyo fundamento ideológico no pasa del idealismo pequeño burgués al suponer que con el solo y único hecho de contar con las mayorías populares en el parlamento y con dichas mayorías expresadas en el control del gobierno, sería suficiente para desarrollar y concretar un proyecto emancipador, craso error. Resulta que toda esta parafernalia democrática y legalista, tiene un fundamento teórico esencial, y este es, la negación de la lucha de clases, la negación del enfrentamiento histórico que significa la lucha de clases, y por lo tanto la negación misma de la existencia de clases sociales antagónicas. De esta forma, la UP, Salvador Allende y sus colaboradores, en gran medida utilizan un lenguaje “revolucionario”, hablan incluso de lucha de clases, sin embargo lo realizan en un sentido puramente retórico, puesto que en la práctica actúan en sentido contrario, intentan suavizar el enfrentamiento, contener la organización y autonomía de los trabajadores proletarios, y finalmente abren flancos decisivos para la contra ofensiva burguesa.
En resumen, los proyectos principales que se enfrentan en el periodo 70-73, son dos, el proyecto de la “vía chilena al socialismo”, de carácter utópico y fantasioso, en esencia concebido bajo el amparo ideológico de la pequeño burguesía; y que capitula trágicamente como proyecto al negarse a tomar iniciativa hacia la toma del poder, por su obsesión malsana, incluso mitológica por la legalidad burguesa y por el respeto a las instituciones. El segundo proyecto en disputa de significancia es el proyecto de los sectores revolucionarios, que a la postre fue derrotado política y militarmente, más no capituló. Este proyecto, que se planteaba la lucha por el socialismo a través de todas las formas de lucha, legales e ilegales, fue incapaz de madurar lo suficiente para ganar conducción al proyecto reformista, no fue capaz de desarrollar iniciativas tácticas en los momentos clave que le permitieran desembarazarse del peso de la conducción reformista para construir camino propio, fue incapaz de salir de su táctica insurreccional defensiva; puesto que también infundido de algún grado de confianza hacia el proyecto reformista; subordinó la propia iniciativa a la pusilánime inacción del gobierno popular que no fue capaz de defenderse así mismo, de convocar a las masas a la guerra civil abierta en defensa de sus verdaderos intereses; en ese sentido y humildemente intentamos reflexionar sobre esto, el proyecto de la izquierda revolucionaria, tampoco maduró ideológicamente lo suficiente como para desembarazarse en el momento decisivo del proyecto pequeñoburgués y de su conducción para tomar la iniciativa y provocar un cambio en la situación de retroceso y repliegue del movimiento de masas de los últimos meses del ’73.
Aquiles Torres


1 comentarios:

Lo espurio de una historia lineal y gradualista. La UP y la transformación del cambio cuantitativo en diferencia cualitativa:

http://marxsimoanticapitalista.blogspot.com/2014/01/lo-espurio-de-una-historia-lineal-y.html

La Unidad Popular chilena y lo regional-internacional:

http://marxsimoanticapitalista.blogspot.com/2013/10/la-unidad-popular-chilena-y-lo-regional.html

El Chile de Allende. La economía política del ascenso y caída de la Unidad Popular (Stefan de Vylder, 1974)

http://marxsimoanticapitalista.blogspot.com/2013/06/el-chile-de-allende-la-economia.html

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msm