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martes, 26 de julio de 2016

EUROPA / La rebelión de Europa Central

Los primeros ministros del V4: Víktor Orban de Hungría, Bohuslav Sobotka de la República checa, Ewa Kopacz de Polonia y Robert Fico de Eslovaquia

© REUTERS/ David W Cerny

"Europa ha perdido a 64 millones de europeos y a su segunda economía a cambio de algunos millones de inmigrantes". Víctor Orban resumía de esta manera el resultado del referéndum que permitió al Reino Unido abandonar la Unión Europea.

La opinión de Orban, muy criticado en Europa por los medios de prensa del 'establishment' y vapuleado políticamente por sus declaraciones diplomáticamente incorrectas son compartidas por los dirigentes del grupo de Visegrado, conocido también como V4: integrado por Hungría, Eslovaquia, República Checa y Polonia.
Con gobiernos de izquierda (Eslovaquia y República Checa) o conservadores (Hungría y Polonia), sus diferencias ideológicas no les impiden coaligarse en sus críticas a la Unión Europea.
El V4 es la nueva Europa Central, que no quiere ser ya considerada 'del Este', como desde el oeste europeo se les denominaba con tono despreciativo tras el fin del comunismo en sus países.
El grupo de Visegrado se reunió en Varsovia para advertir al eje Berlín-París que no están dispuestos a seguir por más tiempo su 'diktat'. Y no solo coinciden en la crítica a la política de inmigración auspiciada por la canciller alemana, Angela Merkel.
El V4 demanda una Unión Europea donde los Estados miembros disfruten de más soberanía; donde, según ellos, la burocracia de Bruselas tenga menos poder. En ese sentido, quieren que el Consejo Europeo, la reunión de los jefes de Gobierno de los 27, tenga más poder que la Comisión, el órgano de gestión encabezado ahora por Jean-Claude Juncker.
Por supuesto, hay que entender que cuando piden un mayor protagonismo de los parlamentos nacionales en las decisiones colegiales europeas es porque, como en los casos de Polonia y Hungría, los partidos en el poder gozan de una mayoría absoluta.
Para estos cuatro gobiernos centroeuropeos, además de en su política de inmigración, la UE necesita una amplia reforma que implique el reforzamiento de sus fronteras exteriores, la lucha contra el terrorismo e, incluso, la creación de un Ejército europeo.
El V4, contra "los fundadores"
El V4 quiere convertirse en un grupo de presión dentro de la UE, que defienda sus intereses frente a los 'miembros fundadores': Francia, Alemania, Italia, Bélgica, Luxemburgo y Holanda. Es decir, el sexteto que se reunió "en privado" y sin avisar al resto de sus socios en cuanto se supieron los resultados del Brexit.
Visegrado no acepta ya ser tratado como el pariente pobre del club de Bruselas. No soporta tampoco que se les cierre la boca con la excusa de que reciben el maná de los miles de millones que traducen su integración en la UE. Ellos también han abierto sus fronteras a los productos del exterior, han cedido soberanía, proporcionan mano de obra barata, y se niegan a ser considerados 'euroescépticos' solo por el hecho de no seguir al pie de la letra los ucases de lo que Orban llama "la élite social-liberal" europea.
La presión para acoger inmigrantes, el asunto que tanta manipulación ha sufrido desde Bruselas, es para el grupo V4 una imposición que no quieren aceptar por el simple hecho de que sus poblaciones no están de acuerdo. Hay que tener en cuenta que estos países tienen una población homogénea étnicamente, y donde tradiciones culturales y religiosas externas no han penetrado sus sociedades.
Los últimos episodios violentos protagonizados por refugiados en Alemania o el atentado de Niza han contribuido a reforzar la negativa de estos países a aceptar inmigrantes musulmanes.
Con Londres pierden su mejor aliado
Si el grupo de Visegrado reacciona así es también porque con el Brexit han perdido a su principal aliado en la UE. Son soberanistas como los británicos y, a excepción de Eslovaquia, están fuera de la zona euro.
Las cuatro capitales del V4 temen por el futuro de sus compatriotas emigrados a Gran Bretaña: un millón de polacos; 350.000 húngaros; 45.000 checos y 9.000 eslovacos. El V4 insiste en que el asunto de la inmigración, especialmente atizada hacia los polacos, fue uno de los factores que inclinó la balanza hacia el "yes" al Brexit.
Por eso, Visegrado está interesado en seguir manteniendo una estrecha colaboración con Londres. El problema está en que los conservadores británicos, en el poder, se niegan a aceptar la libre circulación de personas y, ya antes del Brexit, habían aprobado un arsenal legal para negar asistencia social a los nuevos inmigrantes de la propia UE.
El V4 prepara un plan que presentará en su 'cumbre' del 16 de septiembre en Bratislava. El primer ministro checo, Bohuslav Sobotka, ha presentado ya el aperitivo para esa cita: "la Unión Europea debe cambiar rápidamente, pero no porque el Reino Unido haya salido, sino porque el proyecto europeo necesita un apoyo mucho mayor de parte de sus ciudadanos. Europa debe ser menos burocrática y más sensible a la diversidad que representan sus 27 miembros".
Otros líderes del grupo, menos diplomáticos, piden sin reparos que rueden cabezas dentro de los órganos responsables de las instituciones europeas.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK
FUENTE: SPUTNIK

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