El presidente argentino Mauricio Macri dio ayer su primer discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, que inició su 71 período de sesiones ordinarias.
En su alocución, el primer mandatario hizo referencia a su polémica orientación hacia las Islas Malvinas, a la vez que combinó sus objetivos de política internacional con las metas de la política doméstica.
En este sentido, el presidente afirmó que los argentinos están "listos para entrar al siglo XXI" y asumir su "rol en la sociedad internacional", para lo cual su gobierno viene trabajando “sobre los problemas del pasado, para poder mirar el futuro", destacando que se "normalizó la macroeconomía, el fortalecimiento de las relaciones con los países vecinos y los organismos multinacionales".
En otras palabras, el presidente destacó como logros de su gestión, en el camino de “volver al mundo”, el acuerdo con los fondos buitre, la devaluación y baja de retenciones a los exportadores, los tarifazos, así como el acercamiento a Estados Unidos y el acuerdo de entrega de derechos a Gran Bretaña sobre las Islas Malvinas.
Según la particular visión del discurso de Macri, este camino abriría las puertas para que el país avance sobre tres objetivos: “alcanzar la meta de pobreza cero, derrotar el narcotráfico y unir a los argentinos a través del diálogo, respetando la ley el fortalecimiento de la democracia”.
No hizo referencia el presidente a los resultados alcanzados por esta política, que en pocos meses arrojaron a millones a la pobreza, ni tampoco a la fuerte contradicción entre el discurso de respeto a las instituciones y la toma de decisiones claves por decreto por parte de su gobierno.
En otros pasajes de su discurso, Macri se refirió a la crisis humanitaria en Siria y a los atentados terroristas, sin realizar la más mínima denuncia al rol de las potencias imperialistas en la geopolítica mundial y en Medio Oriente en particular. En este marco, resaltó su política de recibir refugiados sirios, así como señaló que “vivimos en un mundo cada vez más violento, donde el extremismo radical amenaza a inocentes. En 1992 y 1994, la Argentina fue víctima del terrorismo internacional, con dos atentados para los que esperamos ayuda internacional para conocer a los culpables. Mi país condena a grupos que promueven el terror”.
Por otro lado, en un acto de cinismo y demagogia, el mismo presidente que sigue negando el derecho al aborto habló de “igualdad de género” con el único objetivo de promover la candidatura de su canciller Susana Malcorra para encabezar las Naciones Unidas.
Por último, sin mencionar a las mineras contaminantes que saquean y destruyen el medio ambiente en Argentina, como la Barrick Gold, Macri afirmó que “el cambio climático es el desafío más grande de la humanidad, y sólo siendo conscientes de esto podremos avanzar sin poner en jaque el futuro”.
Mientras tanto, el futuro que sí está “en jaque” por la política de “volver al mundo”, es el del pueblo trabajador, que de forma creciente rechaza las políticas de ajuste y sumisión al capital financiero internacional.
FUENTE: LID
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