Al igual que Turquía, Arabia Saudi, Israel y la OTAN con respecto al derrocamiento del presidente sirio Bachar Al Assad, la oposición derechista venezolana no abandona su intención de voltear al gobierno de Nicolás Maduro. Una y otra vez practican juegos de guerra en un territorio al que les gustaría ver convertido en escombros como […]
Al igual que Turquía, Arabia Saudi, Israel y la OTAN con respecto al derrocamiento del presidente sirio Bachar Al Assad, la oposición derechista venezolana no abandona su intención de voltear al gobierno de Nicolás Maduro. Una y otra vez practican juegos de guerra en un territorio al que les gustaría ver convertido en escombros como Aleppo o Homs.
La más reciente fase de este golpe continuo y desgastante, encarado con toda virulencia luego de la dudosa muerte de Hugo Chávez, es esta histérica “rebelión” del sector opositor que hoy controla la Audiencia Nacional. No solo vuelven a insistir en una gran mentira, al estilo Goebbels, en referencia a acusar a Nicolás Maduro de ser ciudadano colombiano, y por otra parte aprobar la realización de un juicio político al Presidente legítimo de todas y todos los venezolanos.
No extraña que esto ocurra en momentos en que se está manifestando una lenta pero sólida recuperación económica (el aumento del precio del petróleo ayuda) y mejores resultados en cuanto a combatir la guerra económica y abrir la puerta a la población para adquirir alimentos y medicamentos. Tampoco es casualidad que el caballo de Troya del imperio, el secretario de la OEA, Luis Almagro insista en embestir a Venezuela desde el púlpito de una entidad cada vez menos creíble. Por otra parte, Washington ha dado la orden de “ensuciar” la cancha, promoviendo una avalancha mediática contra la Revolución, cuyos mejores exponentes son los diarios El País y ABC de España y un séquito de periodistas “amarillos” de todo el continente.
Cada vez que esto ocurre se vuelven a repetir imágenes como cuando estos mismos conjurados produjeron los dos golpes de 2002, aunque puede decirse que en esta ocasión se han vuelto a encontrar con un pueblo decidido a no dejar pasar mansamente tantas afrentas. La ocupación este pasado domingo del recinto de la Asamblea Nacional por parte de chavistas que están hartos de tanta impunidad, fue un acto necesario de reivindicación y es esperable que no sea sancionado por el oficialismo de traje y corbata. Venezuela está pasando por una nueva y difícil prueba en que sus enemigos están tratando de destruir la unidad pueblo y ejército, y también mostrar una imagen desestructurada del aparato político chavista. Sin embargo, a pesar de estas nuevas acciones ofensivas de la oposición, el pueblo venezolano resiste y sigue poniendo el hombro para que la Revolución se siga profundizando. La pelea fundamental por el socialismo está en la calle, ocupando los territorios en donde se ha ido infiltrando el paramilitarismo (el local y el del país vecino), patrullando los puntos claves para que no haya sorpresas desagradables, y permitiendo que los núcleos más combativos del chavismo expresen su insastifacción -de la manera que sea necesaria- contra los golpistas.
No es nada fácil imaginar hasta que punto de virulencia subirá la tensión abierta este fin de semana, pero si queda claro que cada vez se impone más aplicar una política gubernamental que genere confianza en los hombres y mujeres más leales del bravo pueblo. A la luz de la experiencia sobre lo ocurrido en Brasil y Argentina, donde se prefirió allanar el camino de las trasnacionales, se hace imprescindible no tentarse con el retorno de “buenos precios” para los barriles de petróleo, y sí tomar medidas que dejen sin aire a la burguesía venezolana, nacionalizando todos los rubros estratégicos, y recostarse cada vez más en la práctica de los que adentro y fuera de Venezuela están dispuestos a defender este Proceso revolucionario.
En lo que hace al internacionalismo solidario hay que tratar de estar en alerta permanente para denunciar los nuevos efluvios golpistas y movilizar contra los mismos en cada uno de los países donde Venezuela se asocia con dignidad y Revolución.
Por Carlos Aznárez / Resumen Latinoamericano
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